Cultural
El loco, el genio y el santo
Un viejito harapiento llegó, una tardía noche de verano, al servicio de urgencias del Hospital de la Santa Creu. Iba inconsciente, arrastrado por dos hombres maduros y un guardia civil, las únicas personas que se habían dignado a socorrerlo después de que un tranvía le destrozara las costillas al cruzar la Gran Via de les Corts Catalanes en la intersección entre las calles Bailén y Girona, en Barcelona.
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