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Gabriel Mesa Nicholls,
un pincel para mitigar el dolor
Hernando
Guzmán Paniagua , Periodista - elpulso@sanvicentefundacion.com
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| "Yo fui primero
pintor que médico", afirmó Gabriel Mesa Nicholls.
Medicina, pintura y gestión de salud, con un insumo común:
la sensibilidad ante el dolor. Algo va del niño que pintaba
por placer luego de hacer sus tareas, orgulloso de su caja de
64 lápices Prismacolor, al ejecutivo de 48 años
que dirige la EPS Sura, reconocido dentro y fuera de Colombia
como pintor. "En el colegio -dijo a El Pulso- pintaba,
ahí tengo los cuadernos. Desde los once años pinté
la violencia, mi inquietud constante, catarsis y forma de expresar
lo que uno quisiera decir y no es capaz de hacerlo". |
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Médico del CES, patólogo
de la Universidad de Boston y Master Of Business Administration
de la Universidad de California, su deuda con el dolor trasciende
el consultorio y la oficina, y se dirime en el caballete. "Quería
estudiar arte -dijo a El Pulso- pero también aportarle
a la sociedad de forma más directa y decidí estudiar
medicina". Mirando en el cuarto de su abuelo un viejo Corazón
de Jesús, no veía cómo conciliar un rostro
impasible con un corazón en llamas.
En la revista "El Eafitense" (N° 109, 2015), escribió:
"Entendí que el infierno y el cielo de cada uno
de los seres humanos vive en nuestro propio corazón".
Pausa obligada del pintor, de los 16 a los 32 años para
el médico y patólogo. "A los 32 -refirió-
le conté el sueño a Claudia, mi esposa. ¿Para
cuándo lo vas a dejar? me dijo. Tenés razón,
contesté. Llegamos de luna de miel, ya me había
mandado comprar un caballete. Me prometí pintar, así
fuera una pincelada o una raya diaria". |
"Los juegos
de niños, de vaqueros, policías y ladrones -contó
el artista- los evocaba en mis dibujos. Unos inocentes como
el circo, en otros había dos personas peleando a machetazos
hasta matarse, o la caza de una ballena de Moby Dick. Ese 'no
aceptar lo que me parecía inaceptable' se volvió
más consciente a medida que maduraba", agregó.
"No entiendo nada".
En la exposición retrospectiva de Eafit - 2015
hay cinco líneas temáticas de Gabriel Mesa: una,
los inicios, el crisol de su oficio: la familia, la esposa
"Para
mí -indicó Mesa- el dibujo es valioso aunque uno
no vaya a ser pintor figurativo o emigre a otras corrientes".
Su égida a Estados Unidos generó testimonios del
'destierro'. La tercera plasmó la violencia, sus actores
en la vida cotidiana. La cuarta, "No entiendo nada",
sucesos de Colombia, el sistema de salud
Puse -dijo- la
escritura de mi cuñado que es autista y hace listas de
invitados a fiestas. "No entiendo Nada" tituló
su muestra en la Universidad Tadeo Lozano (2016). La rectora
del Centro, Cecilia Vélez White, señaló:
"Al igual que él, estamos convencidos de que a través
del arte y sus distintas expresiones, es posible transformar
el dolor que ha estado presente en la historia del país".
Para Jaime Arias, Presidente de Acemi, la muestra "refleja
lo que es Gabriel Mesa, un hombre que día a día
se pregunta qué está pasando y contesta: pues
yo no entiendo nada, y somos muchos colombianos los que no entendemos
lo que pasa en el país, pero por lo menos hagámonos
la pregunta". Quinta, "Yo pensaba que la vida era
así", dibujos que tenía en una cámara
de juguete Fisher Price que guarda desde los cinco años.
"Pinté niños -dijo Mesa- en un paisaje con
animalitos de granja y reflexioné: ¿En qué
momento la vida que me vendieron ya no es esto?: niños
en la guerrilla, masacres, deforestación para sacar el
oro
".
Odisea del dolor
Caín y Abel (2010), alegoría de la violencia,
tiene para Mesa un sentido especial: "Hay una pierna de
las que estudié en anatomía, en amarillo con un
texto en el fondo difícil de leer. Fue cuando en el Cañón
de la Llorona la guerrilla mató catorce soldados, Jesús
Abad Colorado fotografió un tablero de colegio: la última
clase, sobre Caín y Abel. Puse 24.000 alfileres: el dolor
de las víctimas de las minas antipersona, las lágrimas
del Divino Niño apaciguan ese dolor, los violentos son
como impresiones de un sello con el corazón hueco y en
su fondo un espejito donde nos reflejamos todos, lo absurdo
de una mina antipersona que destruye la perfección de
una pierna", declaró el pintor.
Lo estético debe combinarse con lo conceptual. Una obra,
además de belleza, debe tener sentido profundo".
Para el rector de Eafit, Juan Luis Mejía, "la obra
de Gabriel Mesa es la historia de una terquedad y una obsesión.
La terquedad de alguien que ha decidido permanecer con los ojos
abiertos cuando es tentadoramente fácil cerrarlos y la
obsesión de quien es capaz de clavar cuarenta y siete
mil alfileres para expresar lo que ya no le cabe en la cabeza
ni en el pecho". En proceso, hay obras sobre las cifras
de muertes violentas de 1998 a 2012. Aquí, cada color
indica la causa.
Médico y artista son consubstanciales. Una presentación
de su obra se titulaba "Mi vida" y al revés
decía "Mi obra". "No son excluyentes sino
complementarias -recalca- la una enriquece la otra. Sin lo vivido
en el sistema de salud, quizás no habría salido
Yo no entiendo nada. Nuestra función como líderes
de organizaciones es contribuir a evitar el sufrimiento innecesario
y a mitigar el que es inevitable. De nuestras decisiones depende
ser capaces de tener una sociedad y un sistema de salud compasivos,
ese es el reto. La frustración es que a veces nos enredamos
en procesos administrativos que no son compasivos, ser más
compasivo es más costo-efectivo que no serlo".
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El arte y la ciencia
en la piel de ORLAN
Laura
Montoya Carvajal, Periodista elpulso@sanvicentefundacion.com
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Esta artista
francesa, pionera de un movimiento en
contra de las identidades rígidas, se hizo cirugía
estética
sin perder el conocimiento y transmitiendo en vivo.
Habló de
su trabajo con la ciencia y de sus ideas contra la
belleza estandarizada. |
Vestida
de Paco Rabanne en un quirófano, la artista francesa
ORLAN, consciente, inmersa en lecturas filosóficas
o de psicoanálisis, se sometió a cirugía
plástica como performance, principalmente entre 1990
y 1993.
En el lugar, fotógrafos y camarógrafos guardaron
registro de esta experiencia que hoy hace conocida a esta
artista del cuerpo y que es presentada, junto a sus esculturas,
fotografías, videos, videojuegos, realidad aumentada
y más recientemente, biogenética, en diferentes
museos y galerías alrededor del mundo. |
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ORLAN, el nombre
- que pide se escriba en mayúsculas - con el que se
rebautizó, es una unión entre dos palabras:
oro (or, en francés) y lento (lent, en el mismo idioma).
Para la artista cambiar su nombre es el principio para inventarse
a sí misma, objetivo que también buscó
con la intervención quirúrgica. "Orlan
es una de las pioneras en tratar de cuestionar el problema
de las identidades rígidas. De ahí a que, más
allá de una metáfora, ella lo pone en marcha,
con su propio rostro, y también con las fotografías
y trabajos que hizo donde trataba de desdibujar la identidad",
explica el filósofo, teórico y crítico
de arte Ricardo Arcos-Palma.
"Las series de performances con cirugía fueron
hechas para remover la máscara innata, y para poner
algo de figura a mi cara y a mi cuerpo. En todas llevé
trajes hechos por famosos diseñadores de moda (Lan
Vi, Paco Rabanne, Frank Sorbier) y fueron construidas desde
un texto que leía mientras sucedía la operación",
describe ORLAN.
Sus obras fueron vistas en Colombia en 2012, tanto en el Museo
de Arte Moderno de Bogotá con la exhibición
ORLAN / Hibridaciones y Refiguraciones, así como en
el Museo de Antioquia de Medellín con la muestra ORLAN
/ Arte Carnal y cuerpo en cuestión. Estas dos exposiciones
fueron curadas por Arcos-Palma, quien también escribió
un libro sobre las muestras.
El curador explica que
uno de los elementos más relevantes para entender
la obra de ORLAN es su idea del cuerpo: "La artista
concibe el cuerpo como un lugar de discusión pública.
El cuerpo no sería solamente un ente anatómico,
sino un espacio de confluencia de muchas tensiones de orden
social".
Por esto, la artista nacida en 1947 (con el nombre Mireille
Suzanne Francette Porte), y con toda su vida adulta dedicada
al arte, se concibe como una feminista, cuestionadora de
los roles sociales impuestos a la mujer y las ideas de belleza.
"He trabajado en reacción y en contra de la
Venus de Boticcelli, porque hizo con la pintura lo que ahora
hacemos con Photoshop: crear belleza perfecta sin faltas,
sin arrugas, levantando la piel, estilizando el cuerpo.
La belleza es una cuestión ideológica dominante,
nos apunta a encajar en lo que deberíamos ser (...)
(Las cirugías) son un trabajo en contra de los estándares
de belleza. Dos implantes, usualmente utilizados para aumentar
el volumen de las mejillas, fueron puestos en ambos lados
de mi frente, creando dos protuberancias. Si me describen
sin haberme visto, podrían pensar que soy un monstruo
indeseado, pero si me ven, podrían cambiar de opinión",
describe la artista.
En la primera parte de su obra, ORLAN se acercó a
la estética del arte católico barroco, con
fotografías y performances que evocaban esta época.
"Ella la asume y lo actualiza en el sentido en que
la perspectiva religiosa siempre se habla del cuerpo sufriente,
del cuerpo del dolor. Ella se enfrenta a esa idea desde
el feminismo, preguntándose ¿por qué
hay que sufrir?", describe Arcos-Palma.
Este fue el motivo por el que, para las cirugías,
acordó con sus médicos que no debía
sentir ningún dolor, durante o después de
la intervención. "Al permanecer consciente y
anestesiada, pude concentrarme en el performance sin ningún
sufrimiento, leyendo textos, respondiendo preguntas que
hacía el público en la transmisión
en vivo y pude crear obras de arte con mis dedos y mi sangre,
los materiales médicos, además de dirigir
la foto y el video en la sala de operaciones", recuerda
ORLAN.
Aunque la artista dice que los medios no son importantes,
sino la idea, su trabajo ha estado muy ligado a los desarrollos
científicos, desde la medicina hasta la realidad
aumentada y la escultura en tercera dimensión. En
una segunda parte de su trabajo, ORLAN se dedicó
a explorar las culturas precolombinas, argumentando que
estos también tienen unos órdenes sociales
que transforman el cuerpo. "Mientras nos mantengamos
firmes fuera de las convenciones de nuestro vecindario,
estaremos luchando, y será difícil mantener
una imagen propia que nadie haya elegido por nosotros",
asegura la creadora.
Uno de sus proyectos en curso es microscópico: junto
a investigadores del Polytechnique, Sup'biotech, Pasteur
Institute y SymbioticA ha estado experimentando con su sangre,
bacterias y flora en un proceso de hibridación con
otras especies de fauna y flora a nivel celular. "En
ORLAN hay una apuesta por la hibridación y el mestizaje,
que es como una característica de nuestra época
donde los fundamentalismos sexuales y raciales comienzan
a desdibujarse y a cuestionarse. Hay intención de
cambiar la idea de lo rígido. Esto también
se ve en su obra anterior: ORLAN amalgama y fusiona su rostro
hacia otros rostros, como en los autorretratos precolombinos",
dice Arcos-Palma.
El segundo de sus proyectos en curso es la instalación
del videojuego interactivo Gameplay experimental, al que
ya tuvo un primer acercamiento. ORLAN acaba de tener una
retrospectiva en Corea del Sur y en abril tendrá
una exposición individual de fotografías en
Paris, llamada ORLAN EN CAPITALES.
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