DELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 12    No. 153  JUNIO DEL AÑO 2011    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


El científico Rodolfo Llinás y
un viaje a bordo de nuestro cerebro

Hernando Guzmán Paniagua Periodista - elpulso@elhospital.org.co

“Sí estamos evolucionando con la WWW y la revolución informática, y empezamos a entender mejor la importancia de la comunicación entre individuos; uno se da cuenta de que la inteligencia individual es muy importante, pero lo que se está creando es un nuevo nivel de conciencia, una conciencia intelectual polifacética. El problema es que la estupidez común también está creciendo, problema gravísimo porque se comunican cosas que son y cosas que no son”.
“Los seres humanos no tenemos cerebro. Somos nuestro cerebro. Cuando le cortan la cabeza a alguien, no lo decapitan sino que lo descorporan”. Así piensa el científico colombiano Rodolfo Llinás Riascos, uno de los padres de las neurociencias, quien considera que “la inteligencia es limitada pero la estupidez es infinita”, ve como tarea urgente promover una educación “que enseñe a pensar claramente a través de conceptos y no de mera memorización de datos”, y vislumbra hoy en los colombianos más ganas de sobrevivir.
Ilustre médico neurofisiólogo nacido en Bogotá en 1934, estudió con científicos de Francia, España, Estados Unidos, Australia y Suiza, entre ellos Rudolph Hess; es uno de los dos únicos miembros suramericanos de la Academia de Ciencias de Francia, pertenece a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y a la
Real Academia de Medicina de España, entre otras; tiene a su haber 7 doctorados Honoris Causa, 500 trabajos sobre neurociencia y otros temas -en especial las investigaciones sobre fisiología comparada del cerebelo y sobre las propiedades electrofisiológicas de las neuronas-, 14 libros y su “Ley Llinás” sobre la “no intercambiabilidad” de las células nerviosas (1989).
Este sabio que combina la investigación en neurociencias con el tenis, es un eterno iconoclasta de paradigmas y hasta de Dios. Puede recordar la “vida y milagros” de cada persona, pero no su nombre; por eso, tuvo que preguntarle a su novia cómo se llamaba para poder presentarla a uno de sus maestros.
De niño sentía curiosidad por los pacientes que atendía su abuelo, un neuropsiquiatra. Hoy es director del Departamento de Fisiología y Neurociencia, y catedrático de esta disciplina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. En el programa “Neurolab” de la NASA, previó el comportamiento del cerebro en el espacio, donde puede cambiar en ausencia de la gravitación si ese estado se prolonga mucho, como en un eventual viaje a Marte; actualmente, sueña con una medicina para el amor, esa “cosa tan rara”, que en su visión neurológica, es un “estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos”. Por ello, dice el científico, da igual amar a una persona, así sea del mismo sexo, o al dinero. Por eso, nunca se ama demasiado y nadie muere de amor, excepto “El joven Werther” de Goethe. Igual, el odio y otras pasiones negativas son estados funcionales que alternan con el amor, pasando tranquilamente del amor al odio y viceversa con la misma persona. Como corolario, “querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor”, dice Llinás, y agrega: “Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas, uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza, con las tetas no. Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia”.
Señala Llinás, que nuestros referentesuniversales
sonfruto de una «alucinación colectiva estándar»
desarrollada durante 500 o 700 años de evolución.
Eso explica la posibilidad de soñar dormido y fantasear,
sin usar los sentidos; de igual manera, el estado
de vigilia, guiado por los sentidos, es otra
forma de «soñar despiertos».
“El cerebro y el mito del Yo”
“El cerebro y el mito del Yo”, libro capital de Rodolfo Llinás, desmonta las concepciones convencionales sobre el “yo”. Plantea que es en el cerebro donde se genera nuestra autoconciencia, nuestro «yo», un ente inseparable del cerebro. Señala que “lo que hay afuera no es necesario y únicamente lo que los seres humanos vemos”. Así no percibimos un mundo de cosas que nuestro cerebro no percibe, pues no las necesita para sobrevivir: ondas sonoras, electromagnéticas, átomos. Nuestros referentes universales son fruto de una «alucinación colectiva estándar» desarrollada durante 500 o 700 años de evolución. Eso explica la posibilidad de soñar dormido y de fantasear, sin usar los sentidos; de igual manera, el estado de vigilia, guiado por los sentidos, es otra forma de «soñar despiertos».
La En su visión neurológica del “Yo”, Dios es un invento del hombre y, como todos los inventos humanos, “se parece a él”. Por eso, “a los inteligentes les sirve para gobernar a los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores”, actitud ésta que explica García Márquez en el prólogo de "El cerebro y el mito del Yo": "Lo más difícil para él era talvez la religión católica, cuyos dogmas tenía que aprenderse de memoria sin entenderlos. (...) No concebía que las bendiciones llegaran a los fieles, si eran echadas al aire por un sacerdote que no miraba a nadie, pues en su lógica pura no debían lanzarse al azar, sino en ciertas dimensiones geométricas para que llegaran donde el oficiante se proponía. Por estas y otras muchas razones las clases de religión sólo le sirvieron para poner en duda la existencia de Dios, porque nadie supo como explicárselo, ni lo ayudaron a descifrar el rompecabezas teológico de que tres personas distintas fueran en realidad un solo Dios verdadero".
“Se está simplificando la
vida a casi un solo vector:
el dinero; hay que ver si llegó
el momento de que el negocio
de la vida no es la vida sino el dinero,
y eso no puede ser, es unagran
estupidez. ¿Y qué va a
pasar con eso?”.
Rodolfo Llinás
Llinás: revolucionario de la educación
En la Proclama “Por un país al alcance de los niños” (Informe de la Misión de Sabios sobre Educación, Ciencia y Desarrollo - 1996), Gabriel García Márquez, compañero de Llinás, postuló: “Aunque somos precursores de las ciencias en América, seguimos viendo a los científicos en su estado medieval de brujos herméticos”, y propugnó por “una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar” y “que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar”.
En el mismo Informe, el neurofisiólogo colombiano propuso un salto en el desarrollo científico, para trascender la postración diagnosticada a mediados de los 90's, cuando el Tercer Mundo (con 77% de la población mundial) sólo contribuía con el 15% del PIM y apenas poseía 6% de los científicos del mundo. Sólo el 1% de ellos eran latinoamericanos, y de éstos sólo el 1% colombianos, quienes apenas publicaban el 1% de los artículos científicos en América Latina. Colombia tenía en ese momento unos 5.000 científicos (180 por millón), la mitad de ellos sin estudios de Maestría o Doctorado, cuando debería tener al menos 36.000 científicos e ingenieros, para ser mínimamente competitivo. Acerca de esta perspectiva, el sabio colombiano dijo a EL PULSO: “Si uno mira lo que está pasando en el resto del mundo, el número de científicos está creciendo exponencialmente, sobre todo en Asia (China, India). En cambio, en las Américas, me parece que nos estamos quedando atrás”.
Contra la “educación Everfit”
Rodolfo Llinás ha sido el más ácido crítico de la educación colombiana. Una vez declaró: “La educación en este país es como el Everfit, que está hecho para todos, pero no le queda bien a nadie”. Ni la Bogotá que lo vio nacer y estudiar en el Gimnasio Moderno y en la Universidad Javeriana escapa a sus dardos; en 2009 dijo: "Bogotá está estancada, como dormida. Parece que necesitara una bofetada para salir de la narcolepsia y recuperar el lóbulo frontal del que hoy carece".
En el Informe de la Misión de Sabios sobre Ciencia, Educación y Desarrollo 1996, planteó “una reorientación del imaginario colectivo y la generación de nuevos valores, comportamientos, aptitudes cognitivas y prácticas organizacionales adaptadas al mundo moderno”. Y pidió para Colombia “un programa que integre las bases conceptuales para un conocimiento universal”, que supere nuestra enseñanza “fragmentada, acrítica, desactualizada e inadecuada”, y recomendó que un país pluricultural y multiétnico como el nuestro, aproveche los legados occidental, amerindio y afroamericano, y los elementos de las sociedades modernas, premodernas y postmodernas.
“Siempre al principio de una teleología se dan
errores, hasta que se entienden las reales posibilidades
que trae ese sistema, el cual está abierto para la
inteligencia pero también para la estupidez.
¿Cómo hacemos para que la
estupidez no nos gane?”.
Rodolfo Llinás
La “telaraña mundial” WWW: una supernova
Rodolfo Llinás advirtió en1998 sobre las implicaciones políticas, económicas y culturales de la “telaraña mundial” WWW (World Wide Web), similares a la supernova de la biología cuando el sistema nervioso evolucionó hace 600 millones de años. Previó: “Con la WWW todos nos volvemos jugadores que pueden ser presas o predadores”, dijo que con esa herramienta es “más lo que se puede ganar que lo que se puede perder”, su uso adecuado permite “más abierta libertad de expresión y diálogo”, pero la velocidad de estos cambios exige de nosotros “un alto nivel de educación y una fibra moral sólida” (Revista La Tadeo, No. 56, enero-marzo 1998).
Trece años después, Llinás ratificó sus conceptos a EL PULSO: “Definitivamente, sí estamos evolucionando con la WWW y la revolución informática, hacia lo que yo vislumbraba entonces, y empezamos a entender mejor la importancia de la comunicación entre individuos; a medida que pasa el tiempo, uno se da cuenta de que la inteligencia individual es muy importante, pero lo que se está creando es un nuevo nivel de conciencia, una conciencia intelectual polifacética. El problema es que la estupidez común también está creciendo, problema gravísimo porque se comunican cosas que son y cosas que no son. El otro problema gravísimo es que se está simplificando la vida a casi un solo vector: el vector dinero; hay que ver si ha llegado el momento de que el negocio de la vida no es la vida sino el dinero, y eso no puede ser, es una gran estupidez. ¿Y qué va a pasar con eso? Eso no lo sé decir”.
Añadió el científico: “Efectivamente, ese instrumento para el diálogo apareció. La pregunta ahora es: ¿Qué tan sabios seremos nosotros los humanos para utilizar semejante herramienta tan poderosa? Como en toda la historia del desarrollo humano, siempre al principio de una nueva teleología se da una enorme cantidad de errores, hasta que se entiende cuáles son las reales posibilidades que trae ese sistema, el cual está abierto para la inteligencia pero también para la estupidez. ¿Cómo hacemos para que la estupidez no nos gane?”.
Para los pensadores griegos de la antigüedad, la sabiduría tenía como meta la felicidad y un comportamiento armónico con el cosmos y la sociedad, el mundo helenístico y romano tenían la sabiduría y la inteligencia como insumos fundamentales para el gobierno de los pueblos. Tal es la lección diaria que nos da el profesor Rodolfo Llinás, cuando nos recomienda usar el cerebro de modo constante, al menos para conocernos, como en el ideal socrático. Recientemente, el científico afirmó: "Sería muy triste pasar por esta vida como lo haría un saco de papas, sin haber entendido nuestra naturaleza un poquito".
 
Ocioso lector
El Evangelio Según Jesucristo
“Pasados dos días, Jesús se fue de casa. Durante ese tiempo, se podrían contar las palabras que pronunció y las noches las pasó en claro, porque no podía dormir. Imaginaba la horrible matanza, los soldados entrando en las casas y rebuscando en las cunas, las espadas golpeando o clavándose en los tiernos cuerpos descubiertos, la madres en locos gritos, los padres bramando como toros encadenados, se imaginaba a sí mismo también, en una cueva que nunca había visto, y en esos momentos, como densas y lentas olas que lo sumergieran, sentía el deseo inexplicable de estar muerto, al menos de no estar vivo”.
(…)
“Y adónde irás, hijo mío, No lo sé, tal vez a Jerusalén, tal vez a Belén, a ver la tierra donde nací. Pero allí nadie te conoce, Mejor para mí, dime, madre, qué crees que me harían si supieran quién soy, Cállate, que te oyen tus hermanos, Un día también ellos sabrán la verdad, Y ahora, por esos caminos, con los romanos que andan buscando guerrilleros de Judas, vas al encuentro del peligro, Los romanos no son peores que los soldados del otro Herodes, seguro que no caerán sobre mí espada en mano para matarme ni me clavarán en una cruz, no he hecho nada, soy inocente…”
(Fragmentos de “El Evangelio según Jesucristo”, de José Saramago)

 

 
¿Kómo ce dise?
Sigamos corrigiendo barbarismos de uso cotidiano, o sea, vocablos incultos o construcciones arbitrarias en el Castellano. No diga “diabetis”, diga diabetes (ambas pueden ser mortales, la una por exceso de azúcar, la otra por exceso de brutalidad). Ojo con las discordancias de género o de número. No diga “cualesquier” cosa, juntando singular y plural en una misma palabra y en la expresión; diga “cualquier” cosa. No diga taller “automotriz”, diga taller automotor, taller de automotores; o, para que atraiga la clientela, diga taller de ajuste, enderezada y pintura (no me refiero a la cirugía estética). Y no digan, como algunos locutores, vuelta “ciclista”, digan vuelta ciclística o en bicicleta. Eso sí, al que vuelva a decir “ariopuerto”, “halicótero”, “enchufle”, “lamber”, y “diferiencia”, le pego un reglazo; quien no sepa cómo se dice, averígüelo.
 



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