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Reflexión
del mes |

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El
arte de vencer
se aprende
en las derrotas.
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Simón
Bolívar (1783-1830). Militar y político venezolano.. |
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Los postgrados médico-quirúrgico
están en peligro de desaparecer bajo la nueva reglamentación
para obtención de registro calificado. Antes el registro
lo otorgaba únicamente el Ministerio de Educación,
luego de cumplir las condiciones de calidad exigidas en el
decreto 1295 de 2010, dentro de los cuales uno de los más
importantes era la justificación y denominación
del programa, que expresaban la importancia o pertinencia
del postgrado para el país y el mundo.
Hoy la situación cambió, poniendo en riesgo
el desarrollo y creación de programas novedosos que
jalonarán el desarrollo científico, académico
e investigativo de especialidades médicas. Con el acuerdo
1786 de 2014 sobre la creación por el Ministerio de
Salud del Comité para conceptuar sobre pertinencia
de nuevos programas académicos de educación
superior en salud, aumentaron trámites, requisitos
y burocracia para aprobación de nuevos programas y
renovación de registros calificados de programas existentes.
Y es necesario el aval de dos ministerios y no solo del de
Educación.
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Estas son las preocupaciones
que deben mover a las universidades del país alrededor
de esta situación, Surgen varias preguntas: ¿Qué
es pertinencia? ¿Qué tipo de pertinencia evalúa
este Comité? ¿Sólo es importante la pertinencia
epidemiológica? ¿Es importante el desarrollo
científico y académico en nuestro país?
¿Solo debemos crear programas prioritarios de acuerdo
con la situación en salud de Colombia? O, ¿es
importante crear especializaciones que propendan por el desarrollo
y avance científico, tecnológico e investigativo?
¿Es importante que Colombia siga siendo líder
en formación de especialistas y sub-especia-listas
en América Latina?
para evitar tener un futuro con sólo 5 o 6 especialidades
básicas, con el atraso que esto implica para el avance
y desarrollo científico y académico de Colombia.
En nuestro concepto existen varias formas de mirar la pertinencia
de un programa de especialización médico-quirúrgica,
a los que llamaremos tipos de pertinencia para
mayor claridad y los denominaremos así: Pertinencia
epidemiológica, Pertinencia formativa, Pertinencia
académica y Pertinencia científica. Describiré
como concebimos cada una:
- Pertinencia Epidemiológica: Esta es la que realmente
contempla el acuerdo 1786 de 2014 y podríamos asegurar
que es prácticamente la única que el acuerdo
evalúa para el otorgamiento del registro calificado
a nuevos programas de especialización médico-quirúrgica.
Negar la importancia de la pertinencia epidemiológica
sería absurdo. Pero no estamos de acuerdo en que ésta
sea la única pertinencia que tengamos en cuenta como
ente formador de especialistas médicos.
- Pertinencia formativa o vocacional: Un buen número
de médicos quiere continuar su formación académica
a niveles más avanzados, como segundas y terceras especializaciones;
como universidad debemos brindarles posibilidad de avanzar
en su formación académica, su desarrollo personal
y profesional, y su búsqueda de conocimiento específico
y especializado. No tener segundas y terceras especialidades
no impedirá que busquen en otros países la oportunidad
de realizarlos con los riesgos que acarrea, como formarse
en programas de dudosa calidad y fuga de cerebros al extranjero.
- Pertinencia académica: El desarrollo de segundas
y terceras especializaciones es importante para el desarrollo
académico de los programas de especialización
básica. Si recordamos la historia, la medicina interna,
la pediatría, la gineco-obstetricia, la cirugía
y la radiología, entre otras, sólo lograron
su desarrollo pleno como especialidades médico-quirúrgicas,
con el desarrollo de las sub-especialidades.
Es así como la pediatría pasó de ser
una rama de la medicina, en la que se concebía al pediatra
como médico general de niños, a una especialidad
plena cuando se desarrollaron programas de Neumología
pediátrica, Gastroenterología pediátrica,
Cuidado intensivo Pediátrico, Infectología pediátrica,
por mencionar solo algunas posibles especializaciones. El
desarrollo de estas segundas especializaciones posicionó
a la pediatría como una especialización reconocida
mundialmente y le dio mayor desarrollo académico y
científico.
- Pertinencia científica: El Ministerio de Educación,
Colciencias y otros entes estatales insisten en la importancia
del avance científico del país, como herramienta
fundamental para salir del subdesarrollo. Para lograr esto
es necesario buscar opciones para alcanzar investigación
de avanzada, innovación tecnológica y profesional,
y el desarrollo del conocimiento profundo y avanzado en todas
las áreas del saber.
Para lograrlo en áreas de la salud, es necesario el
desarrollo de especializaciones de avanzada (segundas y terceras).
Por tanto, negar la apertura de estos programas con base solo
en que no son pertinentes desde el punto de vista epidemiológico,
es negar el desarrollo científico del país y
dejarlo en posición inferior respecto de otros países.
En el país hablamos de clusters de salud, para ofrecer
a otros países atención de enfermedades de alta
complejidad y alto costo. Negar la formación sub-especializada
a los médicos, es dar al traste con esta iniciativa
estatal.
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Los nuevos programas
de especialización
médico-quirúrgicadeben cumplir condiciones de
calidad de los
postgrados y su pertinencia, pero no solo la pertinencia
epidemiológica o de necesidades asistenciales de la
población,
sino también la pertinencia formativa o vocacional,
la científica y la académica.
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Podríamos resumir
diciendo que en principio estamos de acuerdo con la filosofía
general de esta nueva norma. Pensamos, al igual que el Ministerio
de Salud, que es lógico y entendible que el país
y sus entes educativos se preocupen en primer lugar de solucionar
y mejorar las condiciones de salud de la población y
promover la formación en áreas deficitarias, siendo
la prioridad de las universidades. Pero también pensamos
que el abrir programas de especialidades y sub-especialidades
novedosas y altamente especializadas, es necesario para el avance
científico, investigativo, tecnológico y humano
de nuestra nación. La innovación es necesaria
para avanzar en el concierto de las naciones y para llegar al
desarrollo de nuestro país.
Si actualmente las políticas públicas en Colombia
hacen énfasis en ciencia, tecnología e innovación,
en avances tecnológicos, en desarrollo científico
e investigativo, no suena lógico entonces que estemos
cortando las alas a las universidades para la creación
de especializaciones de alta complejidad y especificidad, y
a la creación de segundas y terceras especializaciones
en el área de salud.
Colombia ha sido líder en América Latina en salud
y en formación de recurso humano especializado, y con
esta nueva norma ponemos en peligro el liderazgo en formación
del talento humano en salud en el país y el desarrollo
de una medicina más compleja y avanzada, que finalmente
redundará en beneficio de nuestra población. Reconocemos
la importancia de los entes de control y vigilancia de los Ministerios
de Educación y de Salud para garantizar la calidad de
nuevos programas de especialización médico-quirúrgica
y el cumplimiento de las condiciones de calidad de los postgrados
y su pertinencia, pero no solo la pertinencia epidemiológica,
sino también la pertinencia formativa, la científica
y la académica. Éstas 4 pertinencias se deben
considerar al decidir si otorgar o no registro calificado a
un programa novedoso y de avanzada. De lo contrario, frenaremos
el desarrollo de la medicina colombiana . |
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Pronóstico
reservado
para
el sistema de salud del país
José
Ignacio Zapata Sánchez, MD Director del Instituto de Ortopedia
Infantil Roosevelt, Bogotá
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El sistema de salud
tiene un cuadro muy delicado, sus sistemas primarios están
fallando y el deterioro de la funcionalidad de cada uno de ellos,
y de su interconectividad, es cada vez mayor. El médico,
en este caso el gobierno, parece no tener claros ni los síntomas,
ni el diagnóstico, ni la manera de tratarlo. En resumen,
un paciente agonizante y sin médico de cabecera lo mínimo
que se puede decir es que tiene en este momento un pronóstico
reservado, muy reservado. |
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Con autorización
del autor, reproducimos este artículo de Opinión
publicado en el diario Portafolio el pasado 6 de
julio.
Entre más pacientes se atienden sin un sustento y apoyo
económico establecido, más difícil es la
proyección de estabilidad de las entidades que prestan
los servicios. De nada sirve prestar el servicio a todo el mundo
si eso significa que en el mediano plazo el hospital se va a
cerrar. |
El sistema de salud en Colombia
está agonizando y, lo peor, no tiene un médico
de cabecera.
Después de los incontables anuncios y aparentes avances
legislativos en torno al sistema de salud durante los últimos
años, es tiempo de hacer un análisis de la situación
real del sector.
Tres actitudes y situaciones relacionadas con los actores
del sistema ejemplifican la evidente distorsión que
actualmente existe entre la versión oficial y la realidad
del sector, y el consecuente desequilibrio y distanciamiento
entre las partes.
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Primero, el gobierno actual,
llamado a ser el responsable de establecer los caminos de
fortalecimiento del sistema, parece que ha interiorizado tanto
sus anuncios y sus propuestas de reforma que piensa que ya
cumplió, que la situación está bien.
La implementación oportuna de muchos de los temas incluidos
en la Ley Estatutaria brilla por su ausencia. Por lo tanto,
las situaciones críticas del pasado aún están
vigentes y, lo que es peor, se han generado nuevas zonas grises
y nuevos vacíos que profundizan en muchos casos la
ya complicada situación.
Segundo, los operadores del sistema, las EPS, están
aumentando cada vez más su posición dominante.
Antes de encontrar una manera de trabajar de la mano y en
conjunto con los hospitales y las clínicas, están
inmersos en garantizar su propia sostenibilidad, ignorando
por completo la de otros actores del sistema.
La indiferencia e incluso en algunos casos la indolencia,
en relación con el cumplimiento de los compromisos
de pago con los hospitales y clínicas es ahora la actitud
más común.
En tercer lugar, los hospitales y clínicas, que somos
quienes recibimos y atendemos a los pacientes, nos enfrentamos
a una situación cada vez más compleja.
Los cambios del sistema, implementados a medias, han generado
que el flujo de pacientes aumente, en particular los que sustentan
sus solicitudes de atención por vía judicial,
sin que para esto medie ningún tipo de racionalidad
económica.
Evidentemente todos los pacientes deben ser atendidos, pero
entre más pacientes se atienden sin un sustento y apoyo
económico establecido, más difícil y
oscura es la proyección de estabilidad de las entidades
que prestan los servicios.
De nada sirve atender a todo el mundo ya, si eso significa
que en el mediano plazo no se va a poder atender a nadie.
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El sistema de salud en
Colombia
está agonizando y, lo peor, no tiene
un médico de cabecera.
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No es fácil
saber que atender pacientes, que es nuestra razón de
ser y lo que nos motiva, también se convierte paulatinamente
en la principal razón de nuestra inviabilidad económica
hacia el futuro.
El ejemplo más claro de los contrasentidos que actualmente
vive el sector es el que enfrentamos los hospitales y clínicas
cuando el Ministerio de Salud exige la atención para
todos los pacientes, aduciendo que la salud es un servicio público
y universal.
Lo paradójico es que, al intentar, como es nuestra responsabilidad,
recuperar los recursos invertidos en esos servicios y no lograrlo
vía EPS, muchas de ellas en liquidación, el Ministerio
se lava las manos argumentando que las deudas entre clínicas
y EPS hacen parte de un contrato privado.
Este tipo de incoherencias son las que tienen actualmente al
sistema en una situación más difícil que
ninguna otra que haya tenido en los últimos 20 años.
El sistema de salud tiene un cuadro muy delicado, sus sistemas
primarios están fallando y el deterioro de la funcionalidad
de cada uno de ellos, y de su interconectividad, es cada vez
mayor.
El médico, en este caso el gobierno, parece no tener
claros ni los síntomas, ni el diagnóstico, ni
la manera de tratarlo.
En resumen, un paciente agonizante y sin médico de cabecera
lo mínimo que se puede decir es que tiene en este momento
un pronóstico reservado, muy reservado. |
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En
el San Vicente, primero el paciente
Elbacé
Restrepo - Columnista del diario El Colombiano
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Artículo
de Opinión publicado en El Colombiano
el pasado 19 de julio.
Hace unos días nos sacudieron las noticias sobre las
dificultades financieras del Hospital Universitario San Vicente
de Paúl. Si bien no es la primera ni será la última
entidad que sufre por falta de plata, saber que uno de nuestros
grandes referentes en salud no tiene ni con qué pagar
la cuenta de los servicios públicos, duele en el alma. |
Más allá de
las cifras, de los enredos del sistema, de la burocracia que
todo lo ralentiza, del Fosyga, del Ministerio, de la crisis,
de las reformas y de las EPS que no pagan, unas porque no
tienen con qué y otras por la incurable corrupción,
busqué voces que me hablaran sin el signo $ de intermediario.
Y encontré tantas que me encarté para publicarlas
todas. De modo que apliqué el tin, marín, de
do pingüé... y tomé solamente dos testimonios,
que transcribo a continuación:
Ángela, paciente de cancerología en franca mejoría
y recuperación, con voz entrecortada y lágrimas
en los ojos: A mí me hablan del San Vicente y
se me ilumina todo, es como una luz de vida. El Hospital tiene
mucha calidad humana, el trato es maravilloso y, por más
aterrador que sea el diagnóstico, en las manos de los
médicos y de las enfermeras uno siente que hay esperanza
de vida, confianza, sabiduría y seguridad.
Una empleada del Hospital, que pide reserva de su nombre:
Sé de un niño que requiere un tratamiento
para un cáncer ocular y como el Hospital es el único
que tiene este servicio en Latinoamérica, lo recibió
y lo está atendiendo sin abonar un peso. La cuenta
ya llega a 100 millones, que la familia nunca podrá
pagar, pero, ¿cómo dejar que el niño
pierda sus ojos o muera? ¡Ni riesgos!.
El Hospital Universitario San Vicente de Paúl es un
joven de 100 años que ha tenido dificultades, todas
económicas, por una razón fácil de entender:
Primero atiende y después cobra. Primero el paciente,
luego el dinero. Primero la salud, después la factura.
Así, la subsistencia es un reto diario que obliga a
innovar y adaptarse, siempre protegiendo el legado de los
fundadores: Dar salud a las personas de menos recursos económicos.
Cada año el Hospital, incluyendo la Policlínica
y el pabellón infantil, subsidia la atención
a pacientes sin recursos por más de $4.000 millones.
Y súmele, o mejor réstele, los $250.000 millones
que se demoran casi un año en pagarle los acreedores.
No obstante trabajar con la cutícula, los empleados
tienen un fondo para ayudarles a los familiares que llegan
de pueblos alejados a acompañar a su paciente enfermo
pero no tienen dónde quedarse, ni comida, ni plata
para el bus. ¡Me da escalofrío tanta belleza!
¿Cómo sigue el Hospital de pie, recibiendo pacientes
y estudiantes, protegiendo el trabajo de su personal y abonando
a sus proveedores? Esa es la magia de las crisis cuando se
asumen con entereza, levantando la cabeza, exigiendo sus derechos
y dando mucho a quienes más lo necesitan.
Pero la solidaridad del Hospital, si bien estira, tiene un
punto de quiebre. Si la ley de la compensación y la
justicia existen, es hora de que el sistema de salud, la burocracia,
el Fosyga, el Ministerio y las EPS tomen la chequera y le
giren un hálito de vida a nuestro querido Hospittal
Universitario San Vicente de Paúl, uno de los mejores
de Latinoamérica que Medellín, Antioquia y Colombia
no pueden darse el lujo de dejar morir.
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El
impuesto a la naranjada
Julio
Ernesto Toro Restrepo, MD Presidente de San Vicente Fundación |
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Artículo
de Opinión publicado en el diario El Colombiano
el 14 de julio de 2015.
El momento amargo que vive la salud en Colombia quiere
el Gobierno endulzarlo poniéndoles impuesto a las bebidas
azucaradas. Simple.
El mal del sistema de salud viene de años atrás:
desde hace más de 20, desde el mismísimo diseño
de la Ley 100 de 1993. |
Hoy se ve con claridad
lo que en aquel entonces no fue admitido: la mediación
de intereses económicos en lo que hasta entonces era
solo un derecho a secas, es inconveniente.
La salud en ese entonces no era un derecho fundamental como
hoy lo es, luego los motivos para la exigencia de servicios
hoy por hoy por parte de la gente están suficientemente
amparados nada menos que por una Ley Estatutaria. La intermediación
en este nuevo contexto se percibe por el público como
un obstáculo para que en la práctica se obtengan
sus derechos. Y a más derechos, más demanda de
servicio y por supuesto, más costos.
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Todo lo preocupante se
ve
agravado con la amenaza que tienen las
clínicas y hospitales del país de tener que
cerrar
servicios, lo cual genera además de una
insatisfacción de la necesidad,
desempleo calificado.
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Por otra parte, hay
en el sector una evidente escasez de flujo de efectivo. ¿Por
qué? Porque de por sí, y como consecuencia de
lo uno y lo otro, ciertamente la Unidad de Pago por Capitación
(UPC) no alcanza. Hay que admitir que los cálculos de
la UPC hoy no dan bien.
Estas dos vertientes (un derecho fundamental intermediado y
el poco dinero circulante), pueden dar al traste con una de
las mejores medicinas de América Latina. En el ranking
realizado por la revista América Economía,
Colombia tiene 8 instituciones entre las 23 primeras (Antioquia,
3).
Todo lo preocupante se ve agravado con la amenaza que tienen
las clínicas y hospitales del país de tener que
cerrar servicios, lo cual genera además de una insatisfacción
de la necesidad, desempleo calificado.
En serio, el tema de la salud hay que revisarlo a fondo y con
urgencia, porque la fuente de la problemática actual
está en: 1) Elementos de su esencia, y 2) En el contexto,
que hoy es otro.
No le creo al impuesto a la naranjada. |
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Bioética
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Honorarios o jornal justos
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Ramón
Córdoba Palacio, MD |
La
justicia es, según el Diccionario de la Lengua de la
Real Academia Española, «una de las cuatro virtudes
cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde
o pertenece». Antropológicamente es un derecho
natural, es entregar oportunamente, «a su tiempo y sazón»,
es decir, sin retener arbitrariamente lo que ya pertenece a
la persona que cumplió con su deber; esa retención
arbitraria, caprichosa, egoísta, constituye: «Tomar
para sí lo ajeno, o hurtar de cualquier modo que sea»
(1), es decir, robar. |
Sí, todo sufrimiento moral o físico que experimente
dicha persona recae humanamente, aunque no siempre legalmente,
sobre quien así obra, sobre quien así viola
la sana convivencia humana. Infortunada y vergonzosamente
son entidades de carácter religioso las que dan el
mal ejemplo; cuántos jóvenes abandonan su fe
al comprobar que se predica una conducta, pero se practica
lo contrario.
La inmensa mayoría de seres humanos trabajamos para
cubrir la necesidad de alimento, vestido, techo, etc., de
nuestra familia, para asegurar un futuro más fácil,
con menos preocupaciones económicas y sociales, para
acrecentar honradamente el patrimonio de nuestros herederos,
para cumplir la enseñanza del Génesis 3, 19:
«Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta
que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado»
(2). Muy pocas personas en el mundo no necesitan trabajar
por ninguna de las razones expuestas pero lo hacen por hábito
adquirido o, inclusive, porque nada es más tedioso
que no hacer nada; el trabajo es una necesidad
intrínseca del ser humano mentalmente sano.
Aquellos que calificamos de perezosos y vagos
están ocupados en descubrir cómo evitar el trabajo
y hacer más productivo el fruto de su mendicidad, cómo
y dónde dormir sin que nadie los moleste, ni su propia
conciencia; cómo asegurar su futuro inmediato y a largo
plazo, conservando lo que para él es valioso patrimonio
cultural personal.
Reflexionemos si de verdad quisiéramos tener todo a
mano sin ningún esfuerzo o si éste, el esfuerzo,
es una necesidad intrínseca de nuestro ser racional.
Insisto: retener sin causa justa y grave el jornal u honorarios
honradamente devengados, es una manera de robar a la persona
que los adquirió con el cumplimiento de su deber. El
buen orden de la contabilidad no puede predominar sobre el
derecho de la persona a recibir sus honorarios o su jornal
en el momento mismo de cumplir su obligación.
1. Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
Española (RAE).
2. Biblia de Jerusalén. Bruxelles (Belgium). Desclée
de Brouwer.1967. 3, 19. p. 14.
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NOTA:
Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-Cecolbe-. |
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Maestro, ¿qué es eterno?
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La bancarrota de los hospitales en Colombia. Hay plata para
todo, menos para la salud de la gente. Se gastan miles de
millones en armas para la guerra, en carros nuevos y en sueldos
astronómicos para los congresistas, en burocracia,
se roban el presupuesto público, desvían miles
de millones de la salud para organizaciones raras, las EPS
no pagan a los hospitales y nadie las castiga
¡Qué
horror, pequeño saltamontes!
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