El llamado no es de ayer no más, lleva años:
clínicas y hospitales de mediana y alta complejidad
han clamado intervención al gobierno municipal, departamental
y nacional para resolver el hacinamiento desbordado en los
servicios de Urgencias, que a veces supera hasta el 400%
de sobre-ocupación y exige larguísimas horas
de espera a los pacientes, algo desde todo punto de vista
inhumano.
En estas salas atestadas con pacientes muy descompensados
por la falta de atención oportuna, por la no entrega
de un medicamento, por la no realización de exámenes
diagnósticos esenciales, por falta de cita con especialistas,
por la falta de red de su EPS
se constata la disfuncionalidad
del sistema de salud colombiano.
Las vivencias diarias en Urgencias constituyen la mejor
radiografía del sistema: la mayoría son pacientes
con situaciones de salud que se resolverían adecuadamente
en una consulta prioritaria o una consulta externa normal;
pero el paciente angustiado al que le niegan estas consultas
o no tiene una institución a la cual acudir porque
su EPS no tiene red ni contrato con prestadores, acude a
Urgencias con la certeza de que es la única puerta
abierta para acceder al sistema y ser atendido.
Ya sabe que no lo atenderán de inmediato, más
de una vez lo sobrecoge la angustia a él o sus acompañantes
por la demora y agredirá a médicos y enfermeras,
más de una vez hará escándalo y más
de una vez se irá apagando lentamente hasta el momento
en que cualquier atención ya será tarde
Pero ante la ineficiencia del sistema de salud para resolver
sus necesidades en salud, el paciente siempre se dirigirá
confiado a Urgencias.
Por eso, por ellos, para que puedan resolver su estado de
salud en el momento debido, el gobierno está obligado
no solo a garantizarle atención oportuna de Urgencias
sino a prevenir que el paciente acuda allí sin necesidad,
a garantizarle atención en los primeros niveles para
que no se vea obligado a ir al segundo y tercer nivel de
complejidad, muchas veces quitándole la oportunidad
a pacientes realmente graves.
Afortunadamente ciudades como Bogotá y Medellín
establecieron iniciativas que despertaron gran expectativa
de que ahora sí podrá resolverse la crisis
de las Urgencias, con modelos que pudieran replicarse en
otras ciudades. Habrá que esperar
...
Dictaminar sobre la autoría intelectual en las muertes
del sistema de salud colombiano es pararse en un terreno
de arenas movedizas, tocar innecesariamente linderos del
código penal, así los responsables de tan
dolorosos casos sean señalados en secretos a voces.
A veces, no vale la pena mencionar cosas que no por obvias
constituyen una certeza jurídica. Sólo a la
instancia judicial corresponde decidir si la actuación
u omisión de uno u otro actor del sistema de salud,
es o no determinante del deceso de una persona.
Los organismos competentes, infortunadamente, no pueden
intervenir sin previa denuncia, cuya instauración
recae preferentemente en la parte afectada, los familiares
de las víctimas, quienes en su profundo dolor están
desmotivados para esos procesos. Además, la mayoría
de la gente no tiene capacidad para pagar un dictamen pericial
que cuesta, al menos, dos salarios mínimos, más
otros gastos del pleito. Sea como fuere, ahí están
los muertos por desatención en salud, como testimonio
de un sistema cuya inhumanidad es aberrante. Así
como el general Videla en Argentina sostenía que
las víctimas de su dictadura estaban simplemente
desaparecidas, las víctimas de los constantes paseos
de la muerte y todos los excluidos del sistema de
salud están simplemente muertos.
Colombia tiene que reaccionar. No podemos seguir lamentando
muertos cada día, ni engrosando el negro panorama
de la impunidad. Los organismos judiciales, los entes de
control, el ministerio público, la academia, los
investigadores, las ONG, los profesionales y, sobre todo,
los pacientes y usuarios, tienen que reclamar justicia.
Mientras tanto, será como si el paciente sólo
tuviese un derecho seguro: la muerte, y sus deudos un solo
recurso: el llanto.
Mientras el sentido humano no esté entre los indicadores
del sistema de salud, los responsables de las muertes de
pacientes por desatención en salud seguirán
sueltos y sin identificar.
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