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Un camino por recorrer para mejorar las condiciones laborales en el sector

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Por: Redacción El Pulso
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La reforma laboral, que se encuentra en discusión en nuestro país, tendrá un impacto significativo en varios sectores, lo que no es indiferente para el de la salud. En cuanto al sistema sanitario, los antecedentes demuestran que este depende de una gran y calificada fuerza laboral, pero que además presenta desafíos por la alta tercerización, como lo reconoce la Sentencia C-614/2019.

En particular, el “outsourcing” o tercerización laboral, a pesar de ser regulado bajo el Decreto 583 de 2016, es objeto de críticas por su alta informalidad y porque su aplicación en ocasiones viola los derechos laborales, al emplear la figura de prestación de servicios en actividades misionales de manera inadecuada.

La tercerización no solo afecta las condiciones de estabilidad laboral, sino que incrementa la carga financiera para los trabajadores independientes, quienes deben asumir los costos de seguridad social sin una relación laboral directa que brinde mayores garantías. Según la Universidad del Rosario, aunque los profesionales de la salud tienen un alto índice de afiliación (98 % en salud y 94,2 % en pensiones para médicos), los ingresos promedio reflejan desigualdades importantes: mientras los médicos especialistas ganan un promedio de $5.889.922, otros profesionales como enfermeras devengan $999.111 en promedio, pese a trabajar más horas semanales (48,7) que el promedio nacional y que los propios médicos.

Factores adicionales que inciden en la contratación laboral en salud

Otros factores que afectan la carga fiscal en el sistema son el aumento de la cantidad de personas que necesitan servicios médicos, la menor tasa de natalidad y la participación de las mujeres en el mercado laboral, lo cual hace que el sistema de salud y sus finanzas sean más vulnerables. Adicionalmente, la migración de profesionales sanitarios hacia países con mejores condiciones laborales expone la falta de esquemas de remuneración y estabilidad competitivos a nivel internacional.

Es innegable que el sistema de salud colombiano requiere de reformas profundas, no solo en términos de infraestructura y financiamiento, sino también en las condiciones laborales de aquellos que lo hacen posible: los profesionales sanitarios. Y es que, en un sector donde la calidad de atención depende en gran medida del talento y la dedicación de los trabajadores, debe adoptar medidas para mejorar tanto la remuneración como las condiciones del talento humano. El éxodo de médicos y otros profesionales de la salud hacia países con mejores condiciones laborales es una de las principales amenazas para la estabilidad del sistema colombiano. Sin esquemas de remuneración competitivos y estabilidad laboral, el país corre el riesgo de perder a una gran parte de su fuerza laboral calificada. Para evitarlo, se deben implementar incentivos que no solo mejoren los salarios, sino que también brinden apoyo integral a los profesionales, como programas de formación continua, seguros de vida y salud, así como la creación de espacios de crecimiento profesional dentro del sistema nacional.

Asimismo, las zonas rurales, históricamente desatendidas, siguen siendo un área vulnerable. La falta de personal de salud en estas regiones no solo se debe a la ausencia de recursos, sino a la carencia de incentivos para que los profesionales trabajen en ellas. A esto se suma la precaria infraestructura y los altos costos asociados a vivir y laborar en áreas apartadas. Para solucionar este problema, el Estado debe crear incentivos específicos para los profesionales que acepten trabajar en estas regiones, como bonificaciones salariales, transporte subsidiado, viviendas asequibles y programas de formación en salud rural.

Un enfoque integral: educación y desarrollo profesional

Ante las diferentes problemáticas, que si bien hay que solucionar, también es relevante crear un sistema educativo que fortalezca la capacitación continua del personal médico y de enfermería, no solo en términos técnicos, sino también en competencias humanísticas que eleven la calidad de la atención y mejoren la relación con los pacientes.

Es decir, la conexión entre el trabajo, la salud y el desarrollo social requiere decisiones estratégicas. La reforma laboral debe ser considerada como una oportunidad para mejorar las condiciones de trabajo en el ámbito sanitario, lo cual posibilita que el país no solo satisfaga sus demandas cuantitativas de personal, sino que fomente la calidad, el compromiso y la capacidad laboral. Si se adoptan estas medidas, no solo se contribuirá a un sistema de salud más eficiente y resiliente, sino que también se fortalecerá la estructura social y económica.

Vale destacar que la interconexión entre la reforma laboral y el sistema de salud no solo debe enfocarse en el aumento salarial o la formalización del empleo, sino en la creación de un entorno laboral justo y seguro, que asegure la retención del talento y fomente el desarrollo profesional en un sector fundamental para la sociedad.



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