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Para
ejercer el periodismo, hay que ser buenos seres humanos,
dijo Ryszard Kapuscinski, el periodista que se puso los primeros
zapatos a los 9 años y que toda su vida caminó
descalzo, como lo pintó la BBC de Londres. El valiente
polaco que esgrimió su pluma como arma de paz en los
5 continentes, no salió del ojo del huracán, sobrevivió
a 17 guerras y revoluciones, informó desde el frente
en 12 ocasiones, vio matanzas durante 30 años y fue condenado
a muerte 4 veces. Por algo diría: Es erróneo
escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos
un poco de su vida. La revista Press lo distinguió
en 1999 con el título de Periodista del Siglo.
Murió el pasado 23 de enero en Varsovia, había
nacido en 1932 en Pinsk, entonces parte de Polonia y luego anexada
a Bielorrusia. Su infancia, en medio de la ocupación
soviética y de la Segunda Guerra Mundial, signó
al corresponsal de guerra con blindaje humanista y al redactor
que trasciende su oficio. En el libro Los Cínicos no
sirven para este oficio señaló: Todo periodista
es un historiador, lo que él hace es investigar, explorar,
describir la historia en su desarrollo; y privilegió
el conocimiento directo, físico, emotivo, olfativo,
sin filtros ni escudos protectores. Su carrera comenzó
a los 17 años en la revista Hoy y Mañana, se graduó
como Licenciado en Historia, fue corresponsal de la Agencia
Polaca de Prensa desde 1958 hasta 1981 y brilló también
como colaborador de New York Times, Times, Franckfurter Allgemeine
Zeitung, entre muchos medios. |
Todo periodista
es un historiador:
lo que él hace es investigar, explorar,
describir la historia en su desarrollo
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En 2005
fue distinguido como Doctor Honoris Causa por la Universidad
Catalana Ramón Llull. Escribió 20 libros, vertidos
a igual número de idiomas e inclasificables, pues unen
la rigurosidad del reportero con la belleza y la profundidad
del escritor de ficción, en alusión de la
BBC. Sobresalen El Sha o la desmesura del poder (1987) sobre
los excesos del Sha Rheza Pahlevi y la revolución islámica
de 1979; El Emperador (1989) sobre el monarca etíope
Haile Selassie; La Guerra del fútbol (1992) sobre el
conflicto entre Honduras y El Salvador que empezó con
un partido de balompié; Imperio (1993), crónica
de los campos de represión soviéticos y la caída
del régimen comunista; Ébano (2000), radiografía
de la descolonización en África; y Lapidarium
IV, de carácter conceptual. Recibió diversos premios
y distinciones, entre ellos el Príncipe de Asturias (2003),
Goethe de Hamburgo, Prix de L´Astrolabe (Francia) y A.
Jurzykowsky (Nueva York); varias veces fue nominado al Nóbel
de Literatura. |
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El
periodista como historiador
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Kapuscinski,
para Fernando Savater el gran humanista, viajó
a la India con un libro de Heródoto, a quien siempre
vio como el primer reportero; su libro Viajes con Heródoto,
mezcla reportaje, estudio etnográfico-antropológico
y crónica de viajes. Los cínicos y Los 5 Sentidos
del Periodista, libro-taller de la Fundación Nuevo Periodismo
Iberoamericano que él dirigió, compendian una
ética de renovada vigencia. Esos 5 sentidos son estar,
ver, oír, compartir y pensar. Sitúa a los intelectuales
como perros vigías frente a la manipulación
de los medios y les asigna el papel de decir lo
que no se dice, señalar lo que no se señala, hablar
sobre la parte de la realidad que probablemente no llegue a
la película de éxito masivo.
Odia los acartonados géneros periodísticos; en
vez de decidir en cuál género encuadra un texto,
sólo piensa en escribir bien; a su formato lo llamó
reportaje personal, por la presencialidad del autor. |
Al periodista
le exigió siempre tres principios inquebrantables: conciencia
de la labor social de la información, respeto hacia el
otro y formación. Congruente con este perfil, expresó:
Tener una sabiduría y una intuición de historiador,
es una cualidad fundamental para todo periodista. Dijo
que el mal periodismo sólo dice el qué mientras
que el bueno señala el por qué, las causas y precedentes.
Por eso, para el escritor Juan Miguel Reyes, sus historias
nunca son tendenciosas, pero tampoco son indiferentes,
pues el carácter anti-ideológico del autor no
minó su compromiso con los pobres y los oprimidos.
La recíproca admiración entre Ryszard y Gabriel
García Márquez, ajena al vano y mutuo elogio,
confirma el paralelismo de dos escritores del signo Piscis unidos
en la enseñanza de la dimensión ética del
periodismo. Kapuscinski viajó a Méjico en 1970
con la ilusión de conocer a Gabo. Ryszard fue director
del taller de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano,
creado por Gabo. Este señala a Kapucinski como maestro.
En la revista Cambio (2002), Ryszard escribió La Grandeza
del Reportero, que empieza así: En mi país,
Polonia, Gabriel García Márquez es un mito. Desde
hace años tiene vastas filas de admiradores y sus libros
se venden en grandes cantidades, atribuyó su popularidad
al profundo humanismo de su literatura y lo puso
ante sus alumnos como ejemplo del gran reportero.
Hombre sin fronteras
La mía no es una vocación sino una
misión, declaró Kapucinski, para quien el
sentido de su vida era romper barreras fronterizas. Este trotamundos
anduvo todo el orbe y testificó la descolonización
del Tercer Mundo, sobre todo en África desde Angola hasta
Zaire, hoy República Democrática del Congo; el
golpe militar en Chile; la marcha zapatista en Chiapas... En
la posguerra, vio globalizarse la economía y descentrarse
el poder hacia la vida cotidiana. Su odisea revive al activista
de 16 años que manifestaba en una lucha común
contra el colonialismo. En Los Cínicos concluyó:
Caídas las grandes ideologías unificadoras
y, a su manera, totalitarias, y en crisis todos los sistemas
de valores y de referencia apropiados para aplicar universalmente,
nos queda, en efecto, la diversidad, la convivencia de opuestos,
la contigüidad de lo incompatible. En El Sha postula:
Dentro de una gota hay un universo entero. Lo particular
nos dice más que lo general; nos resulta más asequible.
Se identifica con el antropólogo Levi-Strauss, investigando
en plena selva tropical africana los microcosmos humanos olvidados
por la historia. Allí aprendió que El Tercer
Mundo no es un término geográfico y ni siquiera
racial sino un concepto existencial. |
La guerra es la
última fase del fracaso
en la comunicación humana
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El cronista
Juan Varela lo llama hombre sin fronteras. Para él no
hay atajos al futuro, la historia llegó a su Momento
Pragmático, al fin de las ideologías; sobre
ello anota: La gente trata de hacer lo que funciona, lo
que puede. Menciona cómo a falta de un banco central
en África Occidental, los nativos de Malí, Senegal,
Camerún y Ghana comercian con monedas de zonas distintas
basadas en el franco o en la libra inglesa, sin autoridad cambiaria.
Ahora las fronteras son una posibilidad de paz, aún
en tiempos de guerra. Lo vi recientemente en Liberia. Los ejércitos
de dos caudillos -niños con pistolas- dejaban sus armas,
en el límite que marcaba su zona, para cruzar al otro
lado e intercambiar entre sí Coca-Cola y algunas verduras.
En Ébano, ganador del Premio Viareggio, máximo
galardón de las letras en Italia, tras la lectura de
200 obras sobre África, plasmó el nacimiento de
las jóvenes repúblicas y los dramas correlativos
del hambre, el desplazamiento, las matanzas y la injusticia.
En crónica de New Perspectives Quaterly (Los Ángeles,
1998) pregunta: ¿Cuál es la causa del analfabetismo
en África?: Es la falta de lápices, y refiere
que cuando viajaba a los lugares remotos, con frecuencia
era rodeado por los niños cuando llegaba a una aldea.
No me pedían comida a pesar de tener hambre, o plata.
Querían un lápiz para poder escribir en el colegio.
Cuenta también que una aldea hizo fiesta el día
que le regaló una lámpara de pilas. Y al visitar
una familia que dormía hacinada en el suelo de dos chozas
cerca del lago Victoria en Uganda, esto relata: Cuando
vi allí los utensilios hechos de barro y tres grandes
piedras puestas en triángulo para el fuego de cocinar,
tuve la sensación de haber estado allí antes.
Reflexionando sobre esto, entendí que cuando era estudiante
universitario aprendiendo arqueología, vi una cocina
tal como ésta en ilustraciones sobre la vida humana hace
5.000 años |
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...y
todo por la guerra |
En entrevista a
Julio Villanueva Chang (La Nación, Méjico 2001),
Ryszard confesó: Comencé a leer muy tarde,
a escribir muy tarde, a estudiar muy tarde, y todo por la guerra.
Otra vez dijo: La guerra es la última fase del
fracaso en la comunicación humana y agregó
que empieza antes de las bombas, con el lenguaje del odio. Testimonio
de la huída de su natal Pinsk tras la invasión
rusa, a una aldea muy pobre, sin libros. Quien vivió
en carne propia el horror de la guerra, habla con tono profético
sobre las perspectivas de la humanidad ante la globalización
del conflicto: Hoy todas las consignas belicosas son negativas,
porque, independientemente de que estemos gozando de la paz,
estamos sentados sobre un barril de pólvora. Eso significa
que podemos triunfar solamente si actuamos con calma, buena
voluntad y un espíritu dialogante. Recuerda que
somos ya 6.000 millones de personas en el planeta, cada año
aumenta en 80 millones la población, y de ellos 65 millones
son pobres. |
Para
Juan Miguel Reyes, la relación ambigua, violenta
e irónica entre el poder y la vida cotidiana será
hilo conductor de la carrera periodística de Kapuscinski.
Ante un mundo multicultural y multirreligioso, no ve camino
distinto a la coexistencia, y señala sobre los grandes
focos de tensión mundial: Hasta el 11 de septiembre,
Occidente se sentía muy satisfecho con su desarrollo,
aunque era un desarrollo contaminado por un virus mortal, el
desigual reparto de los frutos del avance tecnológico.
Distingue las guerras de ejército contra ejército,
donde moría un civil por cada 7 militares como en la
Segunda Guerra Mundial, de las actuales donde muere un soldado
por 8 civiles, la mayoría mujeres y niños. Plantea
que los 1.300 millones de musulmanes que hay en el mundo son
15% de su población, hay 20 millones de islamistas norteamericanos
y 20 millones en Europa, lo cual significa que lo que llamábamos
civilización cristiana hoy debemos llamarla cristiano-musulmana,
y mira así el futuro de la agresión a Irak: Las
organizaciones terroristas surgieron en el Islam de la lucha
contra las Cruzadas. Se trata, pues, de una tradición
de 900 años. ¿Pueden los bombardeos destruir esas
organizaciones si forman parte del tejido social islámico?.
El gran legado de Ryszard Kapuscinski fue la universalidad,
dijo la escritora mejicana Elena Poniatowska. Ese ser maravilloso
que escribía a mano y no corregía, que nunca tuvo
computador ni e-mail, dio esta lección de escritura:
Yo nunca sé cómo voy a escribir un libro;
más bien busco la primera palabra, y cuando la tengo,
escribo la primera oración; y cuando la tengo escribo
la segunda, y entonces la tercera, y así. El que
sobrevivió a 4 condenas de muerte, al fusilamiento en
el Congo y otros países, a morir quemado en Nigeria donde
lo rociaron con gasolina, a una ponzoñosa serpiente,
a la malaria, a un accidente, al hambre y al frío, diría:
La certeza de la muerte anestesia el cuerpo. La
vida de Kapuscinski da como clave de sobrevivencia global, el
entendimiento pacífico. |
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La ópera
está cumpliendo 400 años. Desde el Orfeo de
Monteverdi (Mantua-1607) hasta óperas sobre política
y terrorismo como una sobre el 11 de septiembre, pasando por
óperas rock como Tommy y Jesucristo Superestrella,
desde Mozart y Rossini hasta Philip Glass, se han representado
unas 30 mil piezas melodramáticas.
Un
proyecto de acuerdo radicado en el Concejo de Bogotá
propone crear el Festival de Música Folclórica
Colombiana. Se realizaría en julio de cada año
en la Capital, en los géneros musicales de bambuco,
porro y vallenato.
Saber
Escribir se titula un libro editado por el Instituto Cervantes
de Madrid. Contiene pautas gramaticales y ortográficas,
técnicas para mejorar la escritura en distintos géneros,
revisión y corrección de textos para personas
de distintas profesiones u oficios.
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Facsímil
del primer número de El Espectador, fundado en Medellín
por Don Fidel Cano y que cumplió 120 años el pasado
22 de marzo. Para quienes aprendimos tantas lecciones en sus
páginas, esto es una fiesta de guardar. |
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