MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 10    No. 108 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2007    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


En Colombia los
hospitales son santos,
vírgenes y mártires
Hernando Guzmán Paniagua Periodista - elpulso@elhospital.org.co
Cerca de la mitad de los hospitales de Colombia llevan nombres de santos. Es la forma de buscar en el cielo el patrocinio que se les niega en la tierra. En la red asistencial figuran todos los santos, incluso los de El Tiempo, encabezados por el Presidente Eduardo Santos y su familia.
La mayoría de los santos que apadrinan hospitales fueron protectores de los enfermos, o tuvieron que ver con la medicina y la salud. Otros no lo fueron, y otros sí pero no aparecen. Entonces, ni son todos los que están ni están todos los que son. Esta es la primera aproximación a un estudio de la compleja nomenclatura hospitalaria del país. No incluye clínicas, centros, puestos de salud y otras IPS, que estudiaremos más tarde.
De las bases de datos de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, del Ministerio de Transporte y listados regionales, reunimos información de más del 90% de los centros. De 735 hospitales de Colombia, cerca de 50% (324) llevan nombres del santoral católico, 156 tienen nombres de personajes (21.2%) y los 250 restantes, nombres piadosos, de lugares, técnicos o de empresas.
San Juan de Dios, el campeón
San Juan de Dios (1495-1550), virtuoso varón portugués que desempeñó su misión humanitaria en España, ampara el mayor número de hospitales. Gana en el país lo mismo que el Presidente Uribe: con los votos de Antioquia. Patrocina 42 hospitales,19 de ellos paisas. Fundó la Orden de la Caridad; luchó en el ejército español contra los franceses y contra los turcos. Se dice que como soldado practicó todos los pecados capitales, en especial la lujuria, la gula y la intemperancia etílica en grado sumo. Luego de oír al predicador Juan de Ávila deambuló loco por las calles, entregó todos sus bienes y se hizo internar en un manicomio, donde conoció los padecimientos de los enfermos mentales a quienes dedicó en especial su vida.
San Juan de Dios alquiló un albergue para enfermos pobres y desamparados y vendió madera para sostener a sus hermanos. Es patrono de los enfermos y de los hospitales, junto con San Camilo de Lelis. Su nombre estuvo en el hospital más importante el país: el San Juan de Dios de Bogotá (La Hortúa), que no sobrevivió pese al celestial auxilio.
Rafael, José y María
San Rafael Arcángel y San José el esposo de María empatan en el segundo lugar de la tabla con 33 centros a su nombre cada uno. El nombre de Rafael significa medicina de Dios, pertenece con Gabriel y Miguel a la trilogía de arcángeles enviados por Dios a la tierra con misiones especiales. En el relato bíblico curó a Tobías de su ceguera.
San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, como dice la Novena de Aguinaldo, con 33 hospitales bajo su custodia (14 en Antioquia) le gana a la Santísima Virgen por la mínima diferencia: ella tiene 32.

Es ejemplo del buen esposo, e irónicamente para los hospitales, donde luchan por sobrevivir a los pacientes, es patrono de la buena muerte.
La Madre de Dios es símbolo inefable de fortaleza en el dolor. Sobresalen las advocaciones de Nuestra Señora del Carmen (5 hospitales), María Auxiliadora (4), Nuestra Señora de los Remedios (3) y luego las del Pilar, La Inmaculada, Del Perpetuo Socorro, Del Rosario, De Fátima, La Milagrosa, La Candelaria, Lourdes, De los Santos, La Asunción, Santa María o simplemente La María, como un hospital de Medellín.
San Vicente de Paúl y los Lazaristas
San Vicente de Paúl, -cuarto en el escalafón con 30 hospitales-, de Puy, Gascuña-Francia (1581-1660), es el fundador de los Lazaristas o Padres de la Misión. Ayudó en su parroquia a los enfermos pobres, luchó contra la desigualdad social y organizó grupos de caridad. El nombre de Lazaristas viene de la casa que le dio el arzobispo de París en el Priorato de San Lázaro para sus enfermos. Su mediación valió el rescate de 1.200 esclavos cristianos en manos de los turcos, fundó una casa para niños abandonados y en la Guerra de los 30 Años organizó una red de ayudas con más recursos que el presupuesto del Estado francés. El santo patrono del Hospital Universitario de Medellín y de otros 29 hospitales, sentenció: “Ser cristianos y ver sufrir al hermano sin sufrir con él, sin estar enfermo con él, significa no tener piedad, ser cristianos sólo de nombre”.
Santos para todo
San Antonio de Padua (1195-1231), fraile franciscano ejemplar, doctor de la Iglesia, nació en Portugal como San Juan de Dios: 26 hospitales llevan el nombre de quien defendió a los pobres de los usureros, y a los presos. Abogado de las mujeres estériles, cura el peor de los males: el de amor, ayuda a conseguir buen esposo o esposa y a encontrar los objetos perdidos (incluyendo al marido o la señora). Murió de hidropesía en Padua (Italia).
El dulce San Francisco de Asís, el trovador de Dios, quien se enfrentó al Papa para defender la pureza del mensaje cristiano, patrocina 14 hospitales; signo de la pobreza evangélica, vio en los pobres la imagen de Cristo.
Con menos hospitales figuran santos insignes: el legendario San Roque, patrono contra las pestes, sobre todo el cólera, no canonizado oficialmente, era de Montpellier, Francia. Cuidando a los enfermos de peste se contagió, donó su herencia a los pobres, fue protegido por un perro y curado por un ángel. San Isidro Labrador, madrileño (1070-1130), cuidó con su esposa a campesinos enfermos y un ángel lo reemplazaba en el arado. San Sebastián, mártir italiano que murió asaeteado, es abogado contra la peste por haber curado una epidemia en Roma en 680 tras una procesión con sus reliquias. San Jorge, turco, mártir decapitado, patrono de Inglaterra, libró a Capadocia de un dragón que devoraba ovejas y víctimas humanas; se lo invoca contra fiebres, pestes, tentaciones e injurias.
San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, doctor en derecho y cardenal, auxilió a enfermos y moribundos en la peste de 1576-77.
Son honrados también San Pablo, apóstol de los gentiles, San Juan apóstol y San Juan Bautista por su relación especial con el Señor, y San Cristóbal, que curó con su sangre la ceguera al rey que lo mandó decapitar. El italiano San Camilo de Lelis (1550-1614), militar, jugador, libertino, se santificó en el servicio a los enfermos en Roma, fundó la Congregación de los Ministros de los Enfermos, fijó reglas mínimas para el cuidado de pacientes cuando los hospitales carecían de asepsia y los enfermeros (muchos de ellos reos condenados) eran negligentes e inhumanos; este patrono de los enfermos, de los hospitales y del personal sanitario, padeció siempre de dolor progresivo en las piernas y de cólicos nefríticos. A San Cayetano se invoca también contra la peste, a San Andrés apóstol contra la gota, las convulsiones y la erisipela que él mismo sufrió. San Lucas evangelista y médico de Antioquía (Siria), es patrono de los cirujanos. San Bartolomé apóstol (o Natanael) curó a enfermos y posesos, y es abogado contra enfermedades nerviosas, convulsiones y afecciones cutáneas.
Otros centros llevan los nombres de Santo Domingo de Guzmán, abogado contra las calenturas; San Pascual Bailón, para la buena muerte; de San Julián el Hospitalario, quien después de matar a sus padres por error o maldición, se hizo penitente y fundó un hospicio para enfermos en Provenza (Italia). Otros invocan al peruano San Martín de Porres, farmacéutico y médico milagroso que convirtió su casa en hospital, murió de tifus y es patrono de la justicia social; a San Blas, contra la tos y la asfixia; a San Judas Tadeo, abogado de los casos difíciles (como el Hospital de Simití, Bolívar) y a San Lorenzo, mártir que fue asado vivo y encima, la Iglesia lo declaró patrono de los cocineros. Otros tienen nombres de Papas como Pío X, Pío XII, Juan XXIII y San Antero (Córdoba), donde celebran la Fiesta del Burro. No faltan doctores de la iglesia como Santo Tomás, San Agustín, San Jerónimo, San Vicente Ferrer, San Bernardo y San Benito Abad, y otros hombres de Dios como los santos Esteban protomártir, Simón, Francisco de Paula, Pedro, Francisco Javier, Nicolás de Tolentino, Jacinto, Martín de Loba, Marcos, Juan Nepomuceno, Luis, Zenón, los arcángeles Gabriel y Miguel, Bernardino, Bernabé, Ricardo, Joaquín, Salvador y Diego. En cambio, a muchos santos invocados para la salud no les tocó hospital en Colombia, como un español llamado San Pedro de San José Betancur, fundador de los Betlehemitas, en cuya casa nació el Hospital de Guatemala, al servicio de los enfermos pobres; San Ciro, jesuita, misionero y médico sobrenatural, y San Gerardo María Mayella, abogado contra el cáncer, entre otros. Hay co-patrocinios, como “San Pedro y San Pablo“ (La Virginia), “San Luis y San Isidro” en Bogotá y “La Sagrada Familia” en Campamento (Antioquia) y Toro (Valle). Caso curioso, el del Hospital “San Félix” de La Dorada, que no debe su nombre a ninguno de los16 San Félix del santoral, sino al doctor Félix Henao Toro, fundador y primer director.
Mención aparte merecen las santas. Fuera de la Virgen, gana Santa Ana, su madre, con 7 hospitales, patrona del matrimonio, del buen parto, de madres, viudas y amas de casa.
Dicen que después de San Joaquín, se casó otras dos veces y tuvo otras dos Marías. También hay hospitales confiados a Santa Sofía, virgen y mártir, abogada de las viudas, y a Santa Bárbara, de las niñas y los moribundos, contra las pestes, fiebres y tormentas (y con todo, el Concilio Vaticano II la bajó del altar). También están Santa Lucía y Santa Clara de Asís, contra enfermedades visuales. Las santas Marta; Cecilia, patrona de la música; Teresa de Jesús, cuidadora de enfermos; Matilde; Rita de Cassia; Mónica; Catalina; Margarita; Teresita del Niño Jesús; Rosa de Lima; Librada e Isabel.
Con tal avalancha de santos, hasta el mismo Nuestro Señor Jesucristo, Santo de los Santos, resultó damnificado con apenas10 hospitales: 5 llamados “Sagrado Corazón de Jesús”, tres Divino Niño, y dos Cristo Rey y Divino Salvador. Otros centros asistenciales tienen nombres piadosos como la Santa Cruz, La Misericordia, La Merced, Nazareth, El Buen Samaritano, La Samaritana, Los Ángeles, La Buena Esperanza y La Resurrección.
Patrocinios terrenales
156 hospitales colombianos fueron bautizados con nombres de personajes diversos, muchos de ellos santos dignos de veneración, y otros más del mundo, sus pompas y seducciones. El nombre del presidente Eduardo Santos quedó en los hospitales de Istmina (Chocó) y La Unión (Nariño), el de su esposa Lorencita Villegas de Santos en Samaniego y Bogotá, y el de la fallecida hija de ambos, Clarita Santos, en Bogotá y Sandoná (Nariño).
Marco Fidel Suárez bautizó uno de Bello (Antioquia); de resto los presidentes de los siglos XX y XXI son escasos, no así en las clínicas (Misael Pastrana, Carlos Lleras), pero en Bogotá está el del Presidente Kennedy de EU, infaltable en cualquier ciudad de América Latina. Rosario Pumarejo de López se llama el hospital de Valledupar. El de Zulia, Norte de Santander “Juan Luis Londoño”, el fallecido ministro. Los próceres, héroes, caudillos políticos y presidentes del siglo XIX sí abundan, empezando por Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Antonio Nariño, José María Córdoba, Policarpa Salavarrieta, José Antonio Galán, Gaitán, Rafael Uribe Uribe, La Gaitana, Ricaurte, José Maria Carbonell.
También hay reinas (no de belleza), como Isabel La Católica en Cáceres (Antioquia) y Reina Sofía de España en Lérida (Tolima). Médicos: Pasteur, Manuel Uribe Ángel, Manuel Elkin Patarroyo, Félix Henao Toro, entre otros. Hay muchos hospitales con nombres de personajes asesinados: Luis Carlos Galán Sarmiento, los gobernadores de Antioquia Antonio Roldán Betancur -médico- (Apartadó y La Pintada, Antioquia) y Guillermo Gaviria Correa (Caicedo, Ant.), los ilustres galenos Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur Taborda, -baleados juntos-, y en Cali el Hospital Monseñor Isaías Duarte Cancino.
Filántropos, líderes políticos y comunitarios, sacerdotes y otros personajes aparecen en las puertas y en las morosas facturas de múltiples hospitales. Luz Castro de Gutiérrez y Pablo Tobón Uribe entre otros, en Medellín. En Ibagué Federico Lleras Acosta; en Cali Evaristo García; en Bucaramanga Ramón González Valencia; en Jardín (Antioquia) Gabriel Peláez Montoya, uno de los fundadores del pueblo; en Sopetrán el fallecido dirigente liberal Horacio Muñoz Suescún; en Acandí (Chocó) Lazcario Barboza; en Carmen de Carupa (Cundinamarca) Habacuc Calderón; en el eje cafetero está la ESE Rita Arango Álvarez del Pino, etc. Hay nombres exóticos de lugares, como Hospital “San Juan de Puerto Rico” de Tiquisio (Bolívar), y curiosos o crípticos como “Mamá Dominga” en el resguardo indígena de Guambía o “CXAYU CE JXUT” en Jambaló y Toribío.
Con patronos en el cielo, la tierra, el Purgatorio o el Infierno, la mayoría de los hospitales imploran que alguien los saque de penas y los lleve a descansar. Ahora, ¿por qué predominan los santos en la red hospitalaria de Colombia? Tal vez por aquel dicho popular: Si se alivió, fue el santo; si se murió, fue el doctor.
 



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