DELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 12    No. 150  MARZO DEL AÑO 2011    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


“Hay que rehacer un
alma colectiva a Colombia”:

Rafael Uribe Uribe
Hernando Guzmán Paniagua Periodista - elpulso@elhospital.org.co

Rafael Uribe Uribe.
Reproducción: Rodrigo Peláez
Las palabras del general y doctor Rafael Uribe Uribe parecen hablar de la Colombia de hoy, de una rueda que gira pero no avanza: “En el seno mismo de la Patria hay desterrados, tan desterrados como si estuviesen a mil leguas del suelo natal”… “Aquí se vive en medio de indecibles torturas materiales y morales. Faltan miembros de la familia a quienes se llevó el reclutamiento, y cuya ausencia es nuestro duelo”.
Érase un niño tímido, callado y huidizo llamado Rafael Uribe Uribe. Cuenta de él su hermano Heraclio: “Era de complexión débil, bastante llorón, y tenía un movimiento convulsivo de la cara”. Nunca dejó de ser el campesino sencillo del suroeste antioqueño, este protomártir de la democracia colombiana, político intachable, guerrero de la dignidad nacional, escritor y periodista aquilatado, precursor del derecho laboral en Latinoamérica, apóstol de su pueblo. Nadie más autorizado para proclamar: “Tenemos toda una nación por construir”.

Rafael Víctor Zenón Uribe Uribe vino al mundo en la hacienda El Palmar, entonces del municipio de Caramanta, hoy de Valparaíso (Antioquia), el 12 de abril de 1859; este mes se cumplen 152 años de quien parece haber nacido con la pluma, la espada y el azadón en sus manos. Aprendió la logística militar en el Colegio del Estado, hoy Universidad de Antioquia, tan conservador como los gobiernos que combatiría luego. Colegial de 17 años, se enroló en el ejército liberal del Estado Soberano del Cauca, contra el ejército conservador de Antioquia, en la guerra religiosa de 1876. Graduado como jurisconsulto por el Colegio del Rosario de Bogotá en 1880, al día siguiente entró a una Logia Masónica. Herido por una bala en la rodilla en la batalla de Los Chancos, lo recogió su hermano Heraclio al pie de su mula. Como coronel, comandó las tropas liberales de Antioquia en la revolución liberal de 1885.
Tras la fracasada aventura de la revolución liberal de 1895 y de su prisión en Cartagena, salió electo en 1896 a la Cámara de Representantes como único liberal, frente a 60 áulicos de la Regeneración, signados por el fraude electoral. No había pues, bancada “uribista”. En 1897 la Convención Nacional Liberal le envió a buscar ayuda económica con los partidos liberales de Centroamérica, para la más cruenta confrontación bélica del fin del siglo XIX: La Guerra de los Mil Días, que no fueron mil sino 1.128, y dejó más de 100.0000 muertos, un liberalismo derrotado pero moralmente vigoroso, y desolada la economía colombiana.
Periodista y apóstol social
La pluma de Uribe Uribe, cátedra permanente de civilidad, democracia y humanismo, dejó páginas inmortales en los periódicos que fundó, dirigió y escribió: La Consigna, La Unión, El Republicano, El Relator, El Trabajo, La Disciplina (que le valió la prisión), El Autonomista donde se incubó la revolución de 1899, y El Liberal, faro de las ideas liberales y del progreso nacional. Colaboró además en El Espectador. En esas páginas repudió la confiscación del papel periódico de “El Relator”, el destierro de Santiago Pérez y las tropelías contra la libertad de prensa. “La cárcel fue el medio natural para silenciar su voz (...), su palabra necesitaba ser suprimida. Su voz doblegada. Su verdad amordazada”, dijo Otto Morales Benítez. Periodismo y política fueron para Uribe Uribe dos ruedas del mismo carro de la democracia. Fue diputado de la Asamblea de Antioquia; congresista por Antioquia y por Caldas; profesor de Derecho Constitucional, Economía Política y Educación Física en la Universidad de Antioquia; Procurador del Estado de Antioquia y Ministro plenipotenciario del presidente Rafael Reyes, ante los gobiernos de Argentina, Chile y Brasil, donde cumplió con celo patriótico su misión.
El "socialismo de Estado" que preconizó Rafael Uribe, lo concibió como una “profilaxis administrativa” por la justicia social. Precursor del derecho laboral colombiano y continental, defendió el incremento salarial; la educación del proletariado; la jornada laboral racional, sobre todo para niños y mujeres; la remuneración extra por trabajo nocturno (recortada hace poco por un tocayo de apellido); el descanso semanal; la atención médica; protección por accidentes de trabajo; las pensiones de vejez y de muerte; las cajas de ahorro; y un código regulador del trabajo.

“La falsa noción de que el ejercicio de
latiranía requiere habilidad o astucia, o de
inteligencia superior, es al contrario, el refugio
de las voluntades débiles y de los
entendimientos rastreros”.
Rafael Uribe Uribe.
Se dice que fue siempre un sembrador de café y de ideas. Este pionero de la caficultura en Colombia, transformó tupidas selvas en prósperos cafetales, administró la hacienda Gualanday en Fredonia y los plantíos de Viotá, los más grandes de la época en Cundinamarca. Introdujo el café “maragogipe” que aumentó la productividad, importó semillas de pastos como el Yaraguá (aún recordado por los campesinos como “pasto Uribe”), la papa “cruz”, el maíz “guavito”, los trigos “arrocero” y “Oregón, enriqueció la ganadería con varias razas bovinas, porcinas y de aves, e implantó métodos modernos de explotación de la tierra, desde su periódico “El Trabajo”. En plena guerra de 1895, le escribió a un coronel amigo suyo: “Escríbales a su papá y a Gerardo para que me hagan llegar una nueva remesa de semillas de caucho”. Su impulso a una reforma agraria a partir de la reversión de predios ociosos al Estado, es el fundamento jurídico de la Ley de Tierras (Ley 200 de 1936).
Profeta del cambio
Uribe Uribe fue un visionario del ferrocarril. En un discurso de 1896, en la Cámara de Representantes, señalaba la “enorme influencia política y moral de los ferrocarriles” (…) como multiplicadores eficaces de las relaciones entre los hombres” y criticaba los disparates cometidos: construir la línea férrea Cartagena-Calamar para disputar a Barranquilla la supremacía comercial, en vez de impulsar por las sabanas de Bolívar, la ganadería, el algodón, el arroz, el café y otros renglones agropecuarios; trazar la línea de Santa Marta hacia El Banco y no hacia la próspera Sierra; y lo que llamó 'pifia' del sentido práctico de los antioqueños, “en los pantanos de Puerto Berrío y en la breñas del Nus, donde se han sepultado inútilmente más de 12 millones de pesos, en vez de tomar Porce abajo en busca del Cauca navegable”, o hacia Occidente y el Atrato, situando un puerto en el golfo de Urabá”.
Ponía como prioridad nacional el ferrocarril de Buenaventura, “para mejor defender la posesión del Istmo de Panamá”, entre otras ventajas. Siete años después, en 1903, Colombia perdía a Panamá. En conferencia ante la Unión Nacional de Industriales y Obreros, en 1910, sentenciaba Uribe Uribe: “¿Será Colombia la única incapaz de aprender la ruda lección de Panamá? Lo que ella nos enseñó, marcándonos bien hondo con hierro candente en la carnes desnudas, fue que promesas de amistad entre países son como los juramentos de amor con las cocottes: olvídanse en cuanto habla más alto la concupiscencia del interés material”.
Soldados campesinos en la Guerra de los Mil Días.
Las palabras del general y doctor Rafael Uribe Uribe parecen hablar de la Colombia de hoy, de una rueda que gira pero no avanza. En debate de la Cámara sobre los impuestos, decía en 1896: “Proscrito de la vida pública el partido liberal, mi voto adverso no logrará librar a sus miembros del recargo de contribuciones. Pero sí tendrá alcance contra una administración insaciable que ni siquiera se cree en la obligación de justificar los nuevos gravámenes con que empobrece al pueblo”. Mostraba cómo los salarios se duplicaron en 10 años, pero su poder adquisitivo bajó drásticamente: en 1896 un peón común ganaba entre 50 y 80 centavos diarios, pero la alimentación costaba 40 centavos/día, los alquileres y los materiales de construcción, entre otros rubros, subieron al doble.
En 1910 advertía sobre el manejo irresponsable de los recursos naturales: “Recibimos de la naturaleza un territorio fértil en toda su extensión, y por la tala y el incendio hemos, como Atila, merecido el título de fabricantes de desiertos”. Rafael Uribe urgía por un plan general de arborización, por un sistema de canales de regadío y pozos artesianos, y por “una severa ley que limite o regule la destrucción de los bosques”.
Visionario político
Varias veces dijo: “La Regeneración es un permanente golpe de Estado”. A los partidos hegemónicos viejos y actuales, que medran a merced del principesco poder presidencial, Uribe Uribe les enrostra “…la falsa noción de que el ejercicio de la tiranía requiere habilidad o astucia, o de inteligencia superior, es al contrario, el refugio de las voluntades débiles y de los entendimientos rastreros”. Cuando no había DAS ni teléfonos para “chuzar”, dijo al gobierno: “Derrochad en armamentos y marina el fruto del sudor, del hambre, de la desnudez y de las privaciones del pueblo, (...) acallad con dinero la complicidad y envenenad el carácter colombiano invirtiendo caudales ingentes en el espionaje”.
Rafael Uribe Uribe fue el principal modelo
de García Márquez para su coronel Aureliano
Buendía, por ser el perfecto disidente
enfrentado al mundo.
Denunció que “en el seno mismo de la Patria hay desterrados, tan desterrados como si estuviesen a mil leguas del suelo natal”. Y esto otro: “Aquí se vive en medio de indecibles torturas materiales y morales. Faltan miembros de la familia a quienes se llevó el reclutamiento, y cuya ausencia es nuestro duelo”. Se opuso a una emisión monetaria por $10 millones, prevista así: “Dos millones para gastos urgentes y ocho para las dilapidaciones probables”, y argumentaba: “Antes de meter la mano en el exhausto bolsillo del pueblo, decretando nuevos impuestos o nuevas emisiones que no son sino empréstitos mal disimulados, debemos meterla en los bolsillos repletos de los concusionarios para volver a las arcas públicas lo que de allí sustrajeron por malas artes”. Uribe decía que “...en Colombia nadie paga lo que debiera pagar de cierta riqueza para arriba, y todos los demás pagan lo que no debieran pagar de cierta pobreza para abajo”.
Azuzados por fuerzas reaccionarias para las cuales Uribe Uribe era el culpable de la crisis económica del país, los artesanos Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal asesinaron a hachazos al máximo ideólogo liberal de Colombia, la madrugada del 15 de octubre de 1914, a los 55 años de edad. En el bolsillo llevaba el proyecto de ley para la indemnización por accidentes de trabajo. “Su sangre al salpicar las piedras del Capitolio Nacional, había caído simbólicamente sobre toda la Nación”, diría Rafael Maya.
Rafael Uribe Uribe fue el principal modelo de García Márquez para su coronel Aureliano Buendía, por ser el perfecto disidente enfrentado al mundo. Aureliano figura como “intendente del litoral Atlántico”, el cargo que tuvo el abuelo de Gabo en el ejército de Uribe Uribe. Al disolver éste su guerrilla, expresó: “Hemos combatido por la verdad y la justicia; nada se nos dé si la fortuna veleidosa nos volvió la espalda. Despidámonos como soldados y preparémonos a saludarnos como ciudadanos”. Más tarde, en una proclama que hoy cobra toda su vigencia, Uribe Uribe dijo: “Nuestros padres y nosotros mismos creímos hacer Patria empleando los fusiles destructores. Necesitamos hacer Patria con las herramientas fecundas del trabajo”.
 
Ocioso lector
El entierro del sol
Julio Flórez
Ya cediendo su campo a las estrellas,
todo sangriento el sol rueda al Caribe,
y ósculo inmenso, al expirar recibe
del mar que lame el oro de sus huellas.

Y el mar se incendia, y se alborota y canta
un himno funeral, un miserere,
que en los soplos etéreos se levanta
y envuelve al sol...mientras que el sol se muere.

¡El paño negro de la noche baja
sobre el difunto rey que en ígnea fosa
el mar con sus espumas amortaja;
En tanto que, desde el azul desierto,
los astros, con su llama temblorosa
alumbran las cenizas del gran muerto!
II
Así te desplomaste; así caíste
-sol de la democracia verdadera-
en el brumoso mar de un pueblo triste.
más... ¿Qué suceso anticipó tu ocaso?
¿Qué poder infernal, qué torvo guía
de hombres sin ley, tu luminoso paso
mandó parar... en la mitad del día?

(Fragmento del poema dedicado a Uribe Uribe, ante su martirio).

 
¿Kómo ce dise?
Asir y acceder
Muchas personas confunden las conjugaciones de distintos verbos al conjugarlos. Uno de tantos ejemplos de confusión: los verbos asir y acceder. Con frecuencia uno oye decir: “Necesitamos precios accequibles”. Esto es incorrecto, tal vez quiso decir asequible, que viene de asir: coger, tomar, o sea, al alcance de uno. Aquí se confunde con accesible, que viene de acceder: llegar, alcanzar un punto o meta.
 



Arriba

[ Editorial | Debate | Opinión | Monitoreo | Generales | Columna Jurídica | Cultural | Breves ]

COPYRIGHT © 2001 Periódico El PULSO
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular
. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved