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Después de 21 años, hay consenso en que el
sistema de salud creado por la Ley 100/93 requiere una cirugía
heroica que lo saque del estado de postración
que lo tiene al borde del colapso o que le dé buen
morir para abrirle espacio a un nuevo sistema.
Las alertas no son nuevas: se escuchan los augurios desde
su nacimiento en 1993, cuando la Ley 100 recibió
decenas de demandas que advertían los peligros de
instaurar un sistema donde se dejaba la satisfacción
del derecho a la salud al arbitrio de la mano invisible
del mercado. Continuaron los cantos de sirena en 1997, cuando
se registraron caídas dramáticas en algunos
de los principales indicadores de salud pública en
el país.
Luego en diciembre de 2003 la Asociación Colombiana
de Clínicas y Hospitales (ACHC) denunció en
el Senado el escandaloso aumento de cartera hospitalaria
y la lentitud en el flujo de recursos entre los agentes
del sistema, generando tal preocupación que se conformó
una Comisión Accidental para revisar los aspectos
problemáticos de la Ley 100 y entregar al Congreso
de la República un informe con recomendaciones. La
gestión de la Comisión desembocó en
el desarrollo de proyectos de ley discutidos durante casi
4 años, hasta la expedición de la Ley 1122/07
que introdujo ajustes y modificaciones a la Ley 100.
Sin embargo, pese a las normas que buscaban normalizar y
agilizar el pago de cartera a hospitales, ésta siguió
creciendo y se surtieron nuevas normas que tampoco sirvieron;
en 2011 la Ley 1438 introdujo propuestas para reorientar
el sistema con Atención Primaria en Salud, garantizar
su sostenibilidad económica, atender al problema
de cartera hospitalaria y mejorar indicadores del estado
de salud de la población; ante el crecimiento imparable
de la cartera el gobierno optó por medidas extraordinarias
como el giro directo en régimen subsidiado y compra
de cartera, que en algo aliviaron la situación de
los prestadores. Y hoy en 2015 todavía se sigue intentando
con la Ley Estatutaria en Salud y normas sancionatorias
por prácticas indebidas en los pagos de aseguradores
a prestadores, por un lado garantizar el derecho a la salud
en un ámbito de insuficiencia de recursos y aplicar
un Plan de Choque con recursos por $1.5 billones para clínicas
y hospitales.
Pero las medidas son insuficientes: cada día que
pasa crecen las deudas y la morosidad. Según Acesi
a los hospitales públicos del país les deben
$5.7 millones y según la ACHC a junio 30/15 la cartera
hospitalaria ascendió a $5.8 billones, con 58% de
cartera vencida. Cuentas más, cuentas menos, considerando
cuentas por aclarar, la cartera hospitalaria calculada en
el primer trimestre de 2015 en $12.3 billones, estaría
en unos $13 billones.
Por eso EL PULSO consultó expertos de los actores
del sistema y de la academia, para buscar luces que pudieran
orientar al gobierno en la búsqueda de salidas a
esta crisis del sistema de salud considerada la peor en
su historia, con grandes sombras por despejar.
Se proponen medidas a corto, mediano y largo plazo, donde
el Estado sea garante de la salud a través de políticas
integrales, con equidad y justicia social; derecho a salud
ligado a otros derechos humanos; cumplir la Sentencia T-760
y la Ley Estatutaria; exigir resultados en salud a todos
los actores y sancionar a quienes no garantizan el derecho
a salud; que las políticas y programas prioricen
la salud de las personas y comunidades, antes que la salud
financiera de aseguradoras; y predominio de incentivos por
resultados en salud, por encima de incentivos financieros.
El cambio de sistema de salud no da espera. Sólo
falta la voluntad política para ejecutarlo.
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