MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 207  DICIEMBRE DEL AÑO 2015    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

 

Reflexión del mes

“El terrorismo nace del odio,
se basa en el desprecio de la vida
del hombre y es un auténtico
crimen contra la humanidad”.
Juan Pablo II (1920-2005). Papa de la Iglesia Católica.

Hospitales universitarios
deben ir más allá de la acreditación

Juan Guillermo Ortiz Martínez, MD Director, Clínica de la Universidad de la Sabana
Hoy los hospitales universitarios parecen encontrarse en el centro del laberinto que Dédalo construyó y lo que no sabemos es cual será su futuro. ¿Escaparán del laberinto o Teseo les dará el fin? ¿Puede existir una facultad de medicina sin hospital universitario? O más bien: ¿Una facultad puede segmentar la formación de sus estudiantes en muchos centros de práctica en forma indistinta, sin tener consistencia con su modelo antropológico o la visión epistemológica que reposa en su ideario particular?
El sistema de salud de Colombia carece de un modelo integral de salud; está desarticulado y hoy las personas lo buscan en forma reactiva, solucionando los síntomas y signos que aparecen: esto implica un colapso en los servicios de urgencias y unas islas de consulta externa desarticulada de la realidad y epidemiología del país.
Adicionalmente, la supra-especialización de la medicina genera una demanda creciente, donde el paciente quiere atención segmentada de sus necesidades. No hay suficientes especialistas, menciona el gobierno.
Pero probablemente sucede, que aún no vemos la articulación de redes o la geo-referenciación de pacientes de acuerdo con su sitio de vivienda o trabajo, y sobre todo, la posibilidad de lograr portabilidad de su historia clínica. Y todos seguimos esperanzados en la implementación de la Ley Estatutaria en Salud.
Al final, independiente de normas o resoluciones de los entes de control donde ordenan por escrito las oportunidades de consulta para ciertas especialidades, hay concentración de esas especialidades en regiones del país y carencia en otras. Las integraciones verticales tratan a toda costa de suplir ese problema, pero se vuelve un circulo vicioso donde el médico general es un experto "remitólogo" y lo que hace es dividir mentalmente al paciente, y referir al encargado del segmento topográfico o del experto en cada área de la salud para su diagnóstico y tratamiento. Esto además de ineficiente es costoso.
La pregunta es: ¿Quiénes y dónde se forman los médicos y especialistas en nuestro país? Al revisar las estadísticas de la oferta del recurso humano en salud, las cifras son desalentadoras frente a la proporción de habitantes de nuestro país (ver cuadro).
Y no es mejor la oferta de camas disponibles al compararla con otros países: en la estadística del portal INDEX MUNDI (http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?c=co&v=2227&l=es), Colombia aparece en el puesto 136, con índice de 1,4 camas por 1.000 habitantes. Esto genera un análisis complejo frente al número de camas que crecen en el sector público y nuevos proyectos privados que surgen; además, actualmente hay amenaza de la sostenibilidad de esas camas ante la crisis de financiamiento que enfrenta el sector salud.
Entonces: por un lado tenemos una pobre oferta de camas y por otro lado se disminuye la posibilidad de la formación de médicos alrededor de esas camas.
La medicina como profesión abarca una serie de conocimientos, elementos propios, particularidades y ejercicio, que se sintetizan en certificaciones o títulos que la acreditan. Esto se remonta a principios del siglo XIII en Italia, donde se dan unas pautas de tiempos mínimos de práctica y ejercicio para poder reconocer como profesional a quien desea ejercer la medicina. Tiempo después, en Europa se asimilarán esas escuelas de medicina a las universidades: “Universitates magistrorum et discipulorum”. Colombia asumió el modelo de Flexner en los años 50, que de alguna manera se desarrolló como modelo de Hospital Universitario. Sin embargo en los últimos años se dieron nuevas reglamentaciones para definir el modelo de cara al actual sistema de salud.
La propuesta debe ser más integral
para Hospitales Universitarios: facilitar recursos
deinvestigación, asegurar coherencia en procesos de
docencia y formación integral para que no sean solo escenarios
de práctica, lograr incentivos basados en niveles de
calidad, facilitar relacionamiento con EPS para que
se integren en redes de atención en favor de los
pacientes, exenciones tributarias, rebajas fiscales
de importación de insumos y tecnología.
En Colombia existen 2 tipos de instituciones denominadas como "Hospital Universitario": primero las que surgieron de la fundación de una universidad para desarrollar su proyecto educativo institucional en la necesidad de formar personas en salud, quieren dejar la marca de agua de su visión de formadores y transferir al escenario clínico la docencia, la investigación y la extensión universitaria. Y segundo los hospitales que no dependen de una universidad y que por accidente o tradición albergan personas que quieren formarse con distintos convenios, sin definir un proyecto educativo específico. Inclusive hay instituciones que pueden tener múltiples convenios y ofrecen sus volúmenes de pacientes y tecnología para entrenar personas en competencias específicas en áreas de la salud. De los casi 55 registros calificados de facultades de medicina en el país, apenas 17 tienen hospital universitario propio o asociado a sus facultades de ciencias de la salud.
En 2016 solo serán “Hospitales Universitarios” los acreditados
Pero al revisar la reglamentación actual, encontramos la Ley 1164/07 donde con claridad define que el Hospital Universitario debe además de manifestar en su misión la vocación a la docencia y la investigación, facilitar los escenarios formativos, convenios de docencia, infraestructura física y lo que definitivamente marca la diferencia: estar acreditado en salud. Posteriormente la Ley 1438/11 en el articulo 100 deja claro que a partir del 1º de enero de 2016 no podrán denominarse como “Hospital Universitario” aquellos hospitales que no cumplan lo allí enunciado. Lo complicado es que los procesos de acreditación en Colombia han crecido muy lentamente. A la fecha, de las 32 IPS acreditadas, como Hospital Universitario misional solo hay 3 y los demás tienen convenios docencia-servicio sin que necesariamente su vocación misional sea ser Universitarios.
Según lo anterior, veremos una prórroga reglamentaria de última hora que dé un indulto en el tiempo para que la mayoría de hospitales cumplan la exigencia de ser acreditados. En mi opinión, esto no es lo más importante. La propuesta debe ser más integral para los Hospitales Universitarios: facilitar recursos de investigación, asegurar la coherencia en procesos de docencia, asegurar una formación integral para que no sean únicamente escenarios de práctica, sino que se logren procesos curriculares integrados en la
Algunas especialidades por cada
10.000 habitantes en Colombia
formación de quienes allí se forman, lograr incentivos basados en sus niveles de calidad, facilitar el relacionamiento con las EPS para que se integren en redes de atención en favor de los pacientes, exenciones tributarias, rebajas fiscales de importación de insumos y tecnología para desarrollar mejor la atención de pacientes con una visión académica.
De no ser así, seguiremos teniendo pocos espacios para la formación de nuestros médicos y enfermeras, y no lograremos subir los niveles de calidad en lo educativo y asistencial de los llamados Hospitales Universitarios.
Una tarea importante para los ministerios de Salud y Educación, para las universidades y hospitales, y para quienes por vocación quieren ser formadores de recurso humano de salud en el contexto de la cabecera de un paciente: articular estos escenarios en un modelo educativo integral y que se favorezca su desarrollo particular con la visión de la alta calidad que un Hospital Universitario como centro del conocimiento debe liderar en el siglo XXI en Colombia.
 

La conversación como terapia:
el alivio de conversar

María Paola Zuluaga Burtiticá Parque de la Vida, Medellín

A mediados del siglo XIX numerosas consultas de mujeres que habían quedado ciegas de repente, que cojeaban o simplemente enloquecían sin ninguna causa biológica -fenómeno conocido como “las histéricas”- llevó a que algunos médicos se replantearan los tratamientos tradicionales y le prestaran mayor atención al sujeto y su discurso.
Fueron Freud y otros médicos afines al psicoanálisis quienes comenzaron a plantear la importancia de escuchar al paciente, sus problemáticas, sus sensaciones, sus traumas. Fue entonces cuando tomaron fuerza técnicas terapéuticas como la catarsis y la cura por la palabra, que se utilizan aún hoy, para tratar personas con trastornos emocionales o enfermedades mentales que a veces desencadenan síntomas físicos muy particulares. El objetivo de la catarsis, por ejemplo, es que el paciente recuerde e identifique conflictos o traumas que pudieron desencadenar su crisis, luego los objetive verbalmente y así los libere.
Para Mauricio Arroyave, psicólogo social con experiencia en orientación familiar, “a través de la palabra se posibilita el reconocimiento del papel y la responsabilidad de cada sujeto frente a lo que le aqueja”. La palabra, según explica, genera un eco que se le devuelve a quien la emite, si está presto a escucharla; este reconocimiento le posibilitará cuestionarse y replantear su posición frente a la existencia. Por eso, agrega, “la estabilidad emocional y en general la salud mental de las personas están ligadas a lo que simbólicamente puedan tramitar mediante el lenguaje”.
Asimismo el psiquiatra Alfredo de los Ríos, experto en psicoanálisis, comenta que “la palabra está conectada con la esencia de la estructura psíquica. Cuando usted habla se remonta a un montón de redes que están ahí y que usted mismo no conoce”. Por eso a partir de la conversación se desencadenan procesos de comprensión.
Escuchar para curar
El doctor Jorge Calle, psiquiatra y profesor de la Universidad de Antioquia, lamenta lo que está pasando con las EPS: “La premura del tiempo, la cantidad de pacientes y demás circunstancias, impiden que se converse lo suficiente con el paciente y que se logre una identificación plena del mismo”.
En su opinión es más importante saber qué tipo de paciente tiene la enfermedad, a qué tipo de enfermedad tiene el paciente. Por eso le insiste a sus estudiantes: “No es lo mismo que Neymar se quiebre el fémur derecho a que me lo quiebre yo. Así sea la misma fractura, las implicaciones son absolutamente diferentes”. De ahí la importancia de conversar con los pacientes.
Por otra parte, el experto comenta el poder curativo de la palabra y la tranquilidad que le da al paciente ser escuchado sin sentirse juzgado ni criticado.
Conversar libera, distensiona,
tranquiliza, establece relaciones, posibilita acuerdos
y reconocimientos de las diferencias; además,
ayuda a comprender la realidad y la forma como
nuestro interior la asume y la interpreta.
Cuando el cuerpo habla
La relación entre la psiquis y el funcionamiento del cuerpo humano se estudia desde el nacimiento mismo de la psicología. La depresión, por ejemplo, considerada la enfermedad de la modernidad, provoca una pérdida de interés por la vida que a su vez puede derrumbar el sistema inmunológico y dejar a la persona propensa a enfermedades físicas.
Últimamente se han descubierto enfermedades que evidencian trastornos emocionales. La fibromialgia es una de ellas. La padecen más que todo, mujeres, y los síntomas son dolores generalizados en el cuerpo, sobre todo en los músculos y articulaciones, sin que haya alguna causa biológica.
Según el doctor Calle, algunos estudios concluyeron que los pacientes con fibromialgia y enfermedades asociadas, como el síndrome de intestino irritable, la migraña tensional, el síndrome de piernas inquietas, etc., están relacionados con una personalidad alexitímica, que es la incapacidad para expresar las emociones. Al reprimirlas, éstas se pueden manifestar a través del cuerpo.
El lenguaje y la salud
Otra cuestión muy relacionada con la salud tiene que ver con la actitud de las personas frente a la vida y la forma cómo la asume con sus altibajos. Fabio Vélez, programador psicolingüista, asegura que en la medida en que las personas cambian la forma como se comunican internamente mejoran su salud, mejoran su estabilidad emocional y se pueden comunicar mejor con el resto de las personas.
Es así como los beneficios de una sana conversación, la expresión de emociones, la capacidad para decir de forma asertiva lo que se piensa y se siente, atraviesan la salud en las 3 variables mencionadas. Mantener buenas relaciones interpersonales hace parte de la salud social que está directamente relacionada con la salud mental y emocional, de la que finalmente depende en gran medida la salud física o la recuperación de la misma.
El reconocido psiquiatra argentino Rafael Paz, dice que “aliviarse de los padecimientos compartiéndolos con otro constituye una experiencia humana que atraviesa tiempos y culturas”. Conversar libera, distensiona, tranquiliza, establece relaciones, posibilita acuerdos y reconocimientos de las diferencias; además, ayuda a comprender la realidad y la forma como nuestro interior la asume y la interpreta.
 
  Bioética
Sí, para quienes ya peinamos canas el sabor de la Navidad como «impresión que algo produce en el ánimo» (1), es el sabor de la reunión familiar, de bisabuelos, abuelos, papás, hermanos, tíos, sobrinos, primos, etc., el comentario siempre trascendente, aún de las cosas ordinarias del diario vivir, por hacerse en el ámbito familiar, honesto, con el condimento del verdadero amor.

Sí, no importaba si el sabor a dulce de la natilla era adecuado o no, si el coco molido era suficiente o no, si el tamaño de la paila bastaba para los comensales o no. Importaba valorar las enseñanzas de los mayores con su vida ejemplar, sus palabras llenas de la sabiduría de la experiencia sufrida en carne propia, todo, insisto, con el condimento insustituible del verdadero amor familiar.
Y, ¿qué festejamos? El nacimiento del Niño Jesús, del Niño Dios, en la ciudad de Belén, en el seno de una familia constituida, por designio divino, por un hombre y una mujer, como toda familia honestamente conformada. No estoy dudando y menos aún negando la concepción del hijo de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo, antes bien, estoy exaltando el valor que en este misterio representa la familia honestamente constituida como lo afirmé poco antes.
En la historia de la humanidad, ningún otro suceso es festejado universalmente, sin importar cuál sea el motivo por el cual se hace: para algunos por motivo religioso, para agradecer la iniciación de la redención por Jesucristo, Dios y hombre verdadero; para otros para aumentar comercialmente su patrimonio económico; para otros en fin, que no creen en ese Niño, para explotar económicamente a quienes sí creemos en él, etc.
Esta universal celebración nos demuestra, pese al relativismo imperante, el insustituible valor de la familia, hombre y mujer unidos en matrimonio, cumpliendo a cabalidad sus deberes conyugales y parentales si hay hijos, para inculcar en su descendencia el sumo respeto por la vida y la dignidad intrínseca del ser humano cualquiera sea su edad, su sexo, su origen étnico, sus creencias religiosas, su afiliación política, para enseñarnos con su ejemplo y sus instrucciones el bien y el mal como principios antropológicos y no sólo religiosos, insustituibles e inmodificables que orienten nuestra existencia individual y comunitaria, social. De otra manera regresaremos, como lo estamos haciendo, a la época del hombre de las cavernas en la cual el prójimo, el semejante, es un rival que debe eliminarse, y el animal un patrimonio que debe protegerse.
1. Real Academia de la Lengua. Diccionario de la Lengua Española. 23 ed. 2014.

NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.
 

Maestro, ¿qué es eterno?

La intolerancia, el odio y la violencia. Doce siglos antes de Cristo, ya peleaban hebreos, hititas y amorreos por la misma tierra. Hijos del mismo patriarca, Abraham, dieron origen a árabes e israelíes. Pelean el reino de Israel y el de Judá, fariseos y saduceos, judíos y samaritanos, ortodoxos y kurdos, chiítas y sunitas, cristianos e islámicos, católicos y protestantes, liberales y conservadores, negros y blancos, izquierdistas y derechistas, bolcheviques y mencheviques. Se entienden mejor perros y gatos.

 
 











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