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Reflexión
del mes |

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La seriedad
es un continente misterioso del cuerpo que sirve para ocultar
los defectos de la mente
La realidad sabe escabullirse perfectamente detrás
de una sucesión infinita de pasos, de niveles de
percepción, de falsos sondeos. A la larga, la realidad
resulta inextinguible, inalcanzable. Fragmento de
Dublinesca
Quizás la mayor preparación para sobrellevar
la vida fuera aprender el arte de romper con todo lo que
nos resulta atractivo o nos parece imprescindible... convertirse
en un perito de las despedidas
Escribir es corregir la vida, es la única cosa
que nos protege de las heridas y los golpes que da la vida
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Las
masacres de personas. Estados Unidos es campeón en ataques,
sobre todo a colegios, universidades y sitios públicos:
Politécnico Virginia Tech, 2007, 33 muertos; en 2012,
Escuela Primaria de Sandy Hook, 28 muertos; Universidad de Texas
en Austin, 16 muertos (1966); 15 en la Escuela Secundaria de
Columbine, 1999; 10 en la Escuela Red Lake; 7 en la Universidad
Religiosa de Oikos, 2012; 7 en la Universidad Estatal Fullerton
(1976); 6 en Escuela Primaria Cleveland, 1989; 6 en la Universidad
del Norte de Illinois en DeKalb, (2008); 5 niñas en la
escuela West Nickel Mines en 2006; 50 muertos en el sitio gay
de Orlando (2016), 137 asesinados por Isis en Paris, 2015
Y las masacres de Colombia son caso aparte, no tienen número
y muertos sin fin: Las Bananeras, Mapiripán, El Aro,
Bojayá, La Chinita
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El dengue, de lejos
peor
que Zika y Chikungunya
Francisco
de Paula Gómez Vélez, MD Experto en Salud Pública y Economía
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Con frecuencia pasa
que ante la presencia de un forastero poco amigable, la gente
reacciona con temor, olvidando sus prioridades previas. Para
ser honestos, Zika y Chicungunya son enfermedades transmisibles
más serias que poco amigables, pues tienen
impactos negativos sobre la salud de las personas y la salud
pública, pero debido a su presencia en Colombia, tanto
la población general como los servicios de salud y los
medios de comunicación, se olvidaron que ya había
en el país una difícil enfermedad residente, que
sólo en 2015 causó 72 muertes y en lo corrido
de 2016 va por 168 muertes probables, además de complicaciones
graves a miles de colombianos de todos los estratos y condiciones:
el dengue. |
El dengue es viejo conocido de los servicios
de salud pública del país y de acuerdo con los
registros epidemiológicos oficiales, además de
mantener casos permanentes de enfermos por miles, produjo varias
epidemias graves, la última de ellas hace 3 años;
en los últimos 10 años, la forma grave de esta
insidiosa enfermedad produjo alrededor de 1.000 muertes y un
promedio de 3.600 casos graves cada año. En Colombia,
el virus del dengue es transmitido a través del mismo
mosquito que transmite Zika y Chikungunya, el Aedes aegypti,
y se enferman unas 70.000 personas por año. Preocupante. |
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En el caso del Chikungunya, debido
a que era una enfermedad desconocida en estas latitudes, cuando
llegó, generó un pico de enfermos y gran nerviosismo
entre 2014 y 2015; hoy, la presencia de la enfermedad, aunque
es motivo de vigilancia y acciones dentro del sistema de salud,
dejó de ser la preocupación que en su momento
fue.
En el caso de Zika, también enfermedad extraña
y nueva para la población colombiana, ha tenido un preocupante
impacto, particularmente por el hecho de que puede generar deformaciones
en hijos de mujeres embarazadas cuando fueron picadas por el
mosquito e infectadas con el virus. Y sin duda es una realidad
que debe atenderse con total cuidado por los servicios de salud
y la población general. Estamos lejos de una situación
como la de Brasil por ejemplo, pero hay que mantener los esfuerzos
para disminuir su presencia.
Pero detrás de ese telón, de fondo permanecen
campantes las muchas muertes y complicaciones generadas por
el dengue en el país, particularmente en zonas húmedas,
calurosas y en donde vive el mosquito que transmite también
las otras dos, Zika y Chikungunya, o sea casi el 70% del territorio
colombiano.
Así que es importante llamar la atención, que
preocuparse por Zika y Chicungunya es necesario, pero de este
tridente que amenaza la salud de la población, es el
dengue el más incisivo y grave de los 3, el que causa
mucha más mortalidad, más número de enfermos,
más complicaciones y muchísimos más costos
a los servicios de salud.
Por ser las 3 enfermedades de carácter transmisible,
se buscan alternativas para prevenirlas mediante vacunación
de las poblaciones afectadas. En Zika y Chikungunya las vacunas
están en fase de desarrollo, y no antes de 2 a 5 años
se tendrían a disposición del público;
en dengue existe una vacuna bien desarrollada que parece tener
impactos positivos.
Bien sea por el cambio climático y el calentamiento global,
por aumento de la población en centros urbanos -muchos
de ellos con deficiencias sanitarias-, por falta de estrategias
para evitar mayor propagación del mosquito y probablemente
porque falta incorporar nuevas tecnologías en la lucha
contra la enfermedad, el dengue aumentó su presencia
en Latinoamérica a unas tasas verdaderamente alarmantes.
Es tan preocupante el asunto, que ante el crecimiento de hasta
30 veces de presencia de la enfermedad en muchos países,
la Organización Mundial de la Salud desarrolló
un plan para enfrentarla y la incluyó como una de las
prioridades para los países afectados.
Este es el tipo de enfermedades en las cuales realmente pueden
desarrollarse efectivas estrategias de Salud Pública
con verdaderos impactos sobre el estado de salud de la población
y su calidad de vida. Pero también, enfermedades como
el dengue son del tipo que ante intervenciones poco consistentes,
continúan creciendo aceleradamente para terminar en brotes
epidémicos con altos costos en salud y vidas, urgencias
para los servicios de salud, y también hay que decirlo,
con impactos negativos para la economía de un país.
Así que vale la pena revisar juiciosamente por todos
los estamentos afectados, cuál es la estrategia para
enfrentar el dengue en Colombia, no sea que después se
nos torne casi imposible su manejo . |
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El dengue le costó a Colombia
casi $771.000 millones en 3 años
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Según
investigación del Centro de Estudios sobre Desarrollo
Económico de la Universidad de los Andes y el Centro
de Investigación en Salud de la Fundación Santa
Fe (1), entre 2010 y 2012 el dengue le costó al país
$771.000 millones (lo que costarán los predios para construir
el Metro de Bogotá).
Durante la epidemia de 2010 el costo total del dengue en Colombia
alcanzó un pico de $301.686 millones, un 29.18% adicional
al de 2011 ($261.189 millones), mientras en 2012 fue de $236.707
millones. En total, un caso de dengue le costó al país
$564.572, un caso de dengue hospitalario $1.322.429 y uno de
dengue severo $3.551.050.
Estas cifras resultan de sumar costos del tratamiento (atención
médica, hospitalizaciones, exámenes de laboratorio,
entre otros), y costos indirectos como pérdida de productividad
de los pacientes y cuidadores; y se incluyeron costos de bolsillo,
como alimentación, transporte y alojamiento para recibir
atención médica. En los 3 años, cada paciente
afectado perdió en términos de salario diario
$25.000 y sus cuidadores perdieron $21.000.
El gobierno gastó $158.000 millones en dichos años,
y tomando solo datos de 2012, el 85% del costo total del dengue
correspondió a prevención, promoción, control
y vigilancia, y 12% a tratamiento, cuyo mayor volumen corresponde
al costo médico del sistema de salud por US$9.64 millones
de dólares (tasa de cambio promedio 2012: $1,798.23/dólar).
1. Rodriguez, R. C., Galera-Gelvez, K.,
Yescas, J. G. L., & Rueda-Gallardo, J. A. (2015). Costs
of Dengue to the Health System and Individuals in Colombia from
2010 to 2012. The American journal of tropical medicine and
hygiene, 14-0386. |
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¿Hay
o no crisis de
la salud pública en Colombia?
Saúl
Franco Agudelo - Médico Social
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Ha
vuelto a activarse el debate sobre la crisis de la Salud Pública
en el país. El episodio más reciente fue un sugestivo
artículo de la epidemióloga Sol Beatriz Abad Faciolince
confirmándola (El Espectador, 3 de mayo, pág.
4) y otro inmediato del ministro de Salud, Alejandro Gaviria
(El Espectador, 5 de mayo, pág. 13) tratando de desvirtuarla.
Sea lo primero reconocer que no existe una única acepción
del concepto de crisis. La última edición
del diccionario de la Real Academia le da 7 significados. Cinco
de ellos: cambio profundo, intensificación de síntomas,
mala situación, reducción del crecimiento, cambio
brusco del curso de algo, describen bien lo que realmente acontece
en el campo de la Salud Pública en nuestro país.
Claro está que la crisis no es el acabose, ni tener todos
los saldos en cero.
Contra mucha evidencia,
el ministro Gaviria se ha empeñado en negar la crisis.
En agosto pasado, en un debate de control político en
la Cámara dijo textualmente: Es mentira decir que
Colombia tiene crisis de salud pública.
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Sólo ha aceptado lo que él mismo llama la
crisis intelectual de la salud, para descalificar a sus
contradictores. En el caso que nos ocupa, aprovechando algunas
imprecisiones u omisiones del artículo de la doctora
Abad, volvió a tratar de demostrar que no hay tal crisis
y, también con omisiones e imprecisiones que señalo
a continuación, presentar un panorama favorable de la
Salud Pública colombiana. Tomo la información
básicamente de dos fuentes que espero sean confiables:
el Plan Decenal de Salud Pública y el reciente informe
del Observatorio Nacional de Salud sobre las desigualdades sociales
en salud en Colombia.
Es cierto que ha disminuido la mortalidad materna en las últimas
décadas. Pero todavía en 2013 la tasa era de 55/100.000
nacidos vivos, por encima del 45/100.000 propuesto en los Objetivos
de Desarrollo del Milenio. Y algo peor que las tasas: la inequidad.
El 40% de las muertes maternas se concentra en el 20% de las
mujeres más pobres, algo que no parece preocupar al ministro.
También en las muertes por Enfermedad Diarreica Aguda
-EDA-, hay una disminución sostenida. Pero la inequidad
en dichas muertes también se ha incrementado: mientras
en 1998 la tasa por EDA era 15.3 veces mayor en los departamentos
más pobres del país en relación con los
más ricos, en 2013 tal diferencia se incrementó
a 27.3 veces. En cuanto a la tendencia del suicidio en el país,
tiene razón el ministro: es decreciente y no creciente,
como afirma la doctora Abad.
En cuanto al Zika, si bien el número de casos ha sido
la mitad de lo previsto (convendría conocer las bases
de dichas previsiones), Colombia tiene las mayores tasas en
toda la región. Hay más de 2.000 embarazadas que
han tenido la enfermedad y se estima en más de 500 el
número de niños que posiblemente nacerán
con microcefalia asociada al Zika. El VIH/sida aumentó
un 14% en 2015. Las tutelas alcanzaron ese año un promedio
récord de 1 cada 4 minutos, y se mantuvieron las diferentes
barreras de acceso.
El debate sobre la crisis de la Salud Pública implicaría
también pasar revista a los graves problemas nutricionales,
ambientales, de las distintas violencias, de la deuda billonaria
de las EPS con los hospitales, de la calidad de la formación,
la información y la investigación en Salud Pública.
Y preguntarle finalmente al ministro en qué va la turbia
y turbulenta cuestión de SaludCoop-Cafesalud. Se sabe
que, a más del incremento de las desatenciones, del maltrato
al personal y la persistencia de la corrupción, se han
presentado ya atentados preocupantes y hasta un crimen confuso.
Claro que sí hay crisis de la Salud Pública en
Colombia. Y no es desconociendo los logros o los grandes problemas
como vamos a salir de ella. Es aceptándola y yendo a
las raíces de las inequidades, a los fundamentos del
sistema mercantil vigente en salud y a las causas de la corrupción
rampante, como podremos encontrar -con argumentos, pluralismo
y sin prepotencias- el camino para superarla. Que es lo que
realmente importa. |
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Bioética
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Toma
tu camilla y anda
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Ramón
Córdoba Palacio, MD |
Sí,
es hora de tomar la camilla y empezar a luchar en franca lid
para procurar al menos detener la podredumbre que ha infectado
nuestra conducta, nuestros hábitos de vida privada, la
convivencia familiar, la política del Estado y también,
infortunadamente, aspectos religiosos hasta llegar a asesinar
en nombre de Dios.
Sí, por el consciente olvido del Ser Supremo; por el
consciente desprecio de la dignidad intrínseca exclusiva
de todo ser humano cualquiera sea su edad, su sexo, su filiación
política, su credo religioso, el origen de su existencia,
el de su linaje, etc.; hemos |
convertido a ese ser humano en objeto despreciable, ruin,
en sucia basura; somos iconoclastas de quienes nos rodean
y esto nos inspira una insuperable egolatría: primero
yo, segundo yo, y no hay tercero porque ese también
soy yo.
Sí, «Toma tu camilla y anda» (1), para
tratar de recobrar la cualidad distintiva del ser humano,
característica exclusiva suya, que nos distingue de
los otros seres con quienes compartimos el ámbito terrenal.
Sí, «Toma tu camilla y anda» (1), para
alcanzar la verdadera paz, el respeto al semejante, al prójimo
lejano o cercano, la convivencia social, familiar, la sólida
y desinteresada amistad, para abolir la violencia imperante,
el robo, el asesinato, la espantosa zancadilla, la absurda
egolatría, etc.
«Toma tu camilla y anda»: salvemos así
nuestra existencia terrenal.
(1). San Juan. Evangelio. «Levántate, toma tu
camilla y anda». Biblia de Jerusalén. Bruxelles
(Belgium): Declée De Bower.1967. P. 1419
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NOTA:
Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-Cecolbe-. |
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Maestro, ¿qué es eterno?
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Las masacres de personas. Estados Unidos es campeón
en ataques, sobre todo a colegios, universidades y sitios
públicos: Politécnico Virginia Tech, 2007, 33
muertos; en 2012, Escuela Primaria de Sandy Hook, 28 muertos;
Universidad de Texas en Austin, 16 muertos (1966); 15 en la
Escuela Secundaria de Columbine, 1999; 10 en la Escuela Red
Lake; 7 en la Universidad Religiosa de Oikos, 2012; 7 en la
Universidad Estatal Fullerton (1976); 6 en Escuela Primaria
Cleveland, 1989; 6 en la Universidad del Norte de Illinois
en DeKalb, (2008); 5 niñas en la escuela West Nickel
Mines en 2006; 50 muertos en el sitio gay de Orlando (2016),
137 asesinados por Isis en Paris, 2015
Y las masacres
de Colombia son caso aparte, no tienen número y muertos
sin fin: Las Bananeras, Mapiripán, El Aro, Bojayá,
La Chinita
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