MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 214 JULIO DEL AÑO 2016    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

 

Reflexión del mes

“La seriedad es un continente misterioso del cuerpo que sirve para ocultar los defectos de la mente”
“La realidad sabe escabullirse perfectamente detrás de una sucesión infinita de pasos, de niveles de percepción, de falsos sondeos. A la larga, la realidad resulta inextinguible, inalcanzable”. Fragmento de “Dublinesca”
“Quizás la mayor preparación para sobrellevar la vida fuera aprender el arte de romper con todo lo que nos resulta atractivo o nos parece imprescindible... convertirse en un perito de las despedidas”
“Escribir es corregir la vida, es la única cosa que nos protege de las heridas y los golpes que da la vida”
Las masacres de personas. Estados Unidos es campeón en ataques, sobre todo a colegios, universidades y sitios públicos: Politécnico Virginia Tech, 2007, 33 muertos; en 2012, Escuela Primaria de Sandy Hook, 28 muertos; Universidad de Texas en Austin, 16 muertos (1966); 15 en la Escuela Secundaria de Columbine, 1999; 10 en la Escuela Red Lake; 7 en la Universidad Religiosa de Oikos, 2012; 7 en la Universidad Estatal Fullerton (1976); 6 en Escuela Primaria Cleveland, 1989; 6 en la Universidad del Norte de Illinois en DeKalb, (2008); 5 niñas en la escuela West Nickel Mines en 2006; 50 muertos en el sitio gay de Orlando (2016), 137 asesinados por Isis en Paris, 2015… Y las masacres de Colombia son caso aparte, no tienen número y muertos sin fin: Las Bananeras, Mapiripán, El Aro, Bojayá, La Chinita…
 
El dengue, de lejos peor
que Zika y Chikungunya
Francisco de Paula Gómez Vélez, MD Experto en Salud Pública y Economía
Con frecuencia pasa que ante la presencia de un forastero poco amigable, la gente reacciona con temor, olvidando sus prioridades previas. Para ser honestos, Zika y Chicungunya son enfermedades transmisibles más serias que “poco amigables”, pues tienen impactos negativos sobre la salud de las personas y la salud pública, pero debido a su presencia en Colombia, tanto la población general como los servicios de salud y los medios de comunicación, se olvidaron que ya había en el país una difícil enfermedad residente, que sólo en 2015 causó 72 muertes y en lo corrido de 2016 va por 168 muertes probables, además de complicaciones graves a miles de colombianos de todos los estratos y condiciones: el dengue.
El dengue es viejo conocido de los servicios de salud pública del país y de acuerdo con los registros epidemiológicos oficiales, además de mantener casos permanentes de enfermos por miles, produjo varias epidemias graves, la última de ellas hace 3 años; en los últimos 10 años, la forma grave de esta insidiosa enfermedad produjo alrededor de 1.000 muertes y un promedio de 3.600 casos graves cada año. En Colombia, el virus del dengue es transmitido a través del mismo mosquito que transmite Zika y Chikungunya, el Aedes aegypti, y se enferman unas 70.000 personas por año. Preocupante.
En el caso del Chikungunya, debido a que era una enfermedad desconocida en estas latitudes, cuando llegó, generó un pico de enfermos y gran nerviosismo entre 2014 y 2015; hoy, la presencia de la enfermedad, aunque es motivo de vigilancia y acciones dentro del sistema de salud, dejó de ser la preocupación que en su momento fue.
En el caso de Zika, también enfermedad extraña y nueva para la población colombiana, ha tenido un preocupante impacto, particularmente por el hecho de que puede generar deformaciones en hijos de mujeres embarazadas cuando fueron picadas por el mosquito e infectadas con el virus. Y sin duda es una realidad que debe atenderse con total cuidado por los servicios de salud y la población general. Estamos lejos de una situación como la de Brasil por ejemplo, pero hay que mantener los esfuerzos para disminuir su presencia.
Pero detrás de ese telón, de fondo permanecen campantes las muchas muertes y complicaciones generadas por el dengue en el país, particularmente en zonas húmedas, calurosas y en donde vive el mosquito que transmite también las otras dos, Zika y Chikungunya, o sea casi el 70% del territorio colombiano.
Así que es importante llamar la atención, que preocuparse por Zika y Chicungunya es necesario, pero de este tridente que amenaza la salud de la población, es el dengue el más incisivo y grave de los 3, el que causa mucha más mortalidad, más número de enfermos, más complicaciones y muchísimos más costos a los servicios de salud.
Por ser las 3 enfermedades de carácter transmisible, se buscan alternativas para prevenirlas mediante vacunación de las poblaciones afectadas. En Zika y Chikungunya las vacunas están en fase de desarrollo, y no antes de 2 a 5 años se tendrían a disposición del público; en dengue existe una vacuna bien desarrollada que parece tener impactos positivos.
Bien sea por el cambio climático y el calentamiento global, por aumento de la población en centros urbanos -muchos de ellos con deficiencias sanitarias-, por falta de estrategias para evitar mayor propagación del mosquito y probablemente porque falta incorporar nuevas tecnologías en la lucha contra la enfermedad, el dengue aumentó su presencia en Latinoamérica a unas tasas verdaderamente alarmantes. Es tan preocupante el asunto, que ante el crecimiento de hasta 30 veces de presencia de la enfermedad en muchos países, la Organización Mundial de la Salud desarrolló un plan para enfrentarla y la incluyó como una de las prioridades para los países afectados.
Este es el tipo de enfermedades en las cuales realmente pueden desarrollarse efectivas estrategias de Salud Pública con verdaderos impactos sobre el estado de salud de la población y su calidad de vida. Pero también, enfermedades como el dengue son del tipo que ante intervenciones poco consistentes, continúan creciendo aceleradamente para terminar en brotes epidémicos con altos costos en salud y vidas, urgencias para los servicios de salud, y también hay que decirlo, con impactos negativos para la economía de un país. Así que vale la pena revisar juiciosamente por todos los estamentos afectados, cuál es la estrategia para enfrentar el dengue en Colombia, no sea que después se nos torne casi imposible su manejo .
 
El dengue le costó a Colombia
casi $771.000 millones en 3 años
Según investigación del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes y el Centro de Investigación en Salud de la Fundación Santa Fe (1), entre 2010 y 2012 el dengue le costó al país $771.000 millones (lo que costarán los predios para construir el Metro de Bogotá).
Durante la epidemia de 2010 el costo total del dengue en Colombia alcanzó un pico de $301.686 millones, un 29.18% adicional al de 2011 ($261.189 millones), mientras en 2012 fue de $236.707 millones. En total, un caso de dengue le costó al país $564.572, un caso de dengue hospitalario $1.322.429 y uno de dengue severo $3.551.050.
Estas cifras resultan de sumar costos del tratamiento (atención médica, hospitalizaciones, exámenes de laboratorio, entre otros), y costos indirectos como pérdida de productividad de los pacientes y cuidadores; y se incluyeron costos de bolsillo, como alimentación, transporte y alojamiento para recibir atención médica. En los 3 años, cada paciente afectado perdió en términos de salario diario $25.000 y sus cuidadores perdieron $21.000.
El gobierno gastó $158.000 millones en dichos años, y tomando solo datos de 2012, el 85% del costo total del dengue correspondió a prevención, promoción, control y vigilancia, y 12% a tratamiento, cuyo mayor volumen corresponde al costo médico del sistema de salud por US$9.64 millones de dólares (tasa de cambio promedio 2012: $1,798.23/dólar).
1. Rodriguez, R. C., Galera-Gelvez, K., Yescas, J. G. L., & Rueda-Gallardo, J. A. (2015). Costs of Dengue to the Health System and Individuals in Colombia from 2010 to 2012. The American journal of tropical medicine and hygiene, 14-0386.
 
 
¿Hay o no crisis de
la salud pública en Colombia?

Saúl Franco Agudelo - Médico Social
Ha vuelto a activarse el debate sobre la crisis de la Salud Pública en el país. El episodio más reciente fue un sugestivo artículo de la epidemióloga Sol Beatriz Abad Faciolince confirmándola (El Espectador, 3 de mayo, pág. 4) y otro inmediato del ministro de Salud, Alejandro Gaviria (El Espectador, 5 de mayo, pág. 13) tratando de desvirtuarla.
Sea lo primero reconocer que no existe una única acepción del concepto de “crisis”. La última edición del diccionario de la Real Academia le da 7 significados. Cinco de ellos: cambio profundo, intensificación de síntomas, mala situación, reducción del crecimiento, cambio brusco del curso de algo, describen bien lo que realmente acontece en el campo de la Salud Pública en nuestro país. Claro está que la crisis no es el acabose, ni tener todos los saldos en cero.
Contra mucha evidencia, el ministro Gaviria se ha empeñado en negar la crisis. En agosto pasado, en un debate de control político en la Cámara dijo textualmente: “Es mentira decir que Colombia tiene crisis de salud pública”.
Sólo ha aceptado lo que él mismo llama “la crisis intelectual de la salud”, para descalificar a sus contradictores. En el caso que nos ocupa, aprovechando algunas imprecisiones u omisiones del artículo de la doctora Abad, volvió a tratar de demostrar que no hay tal crisis y, también con omisiones e imprecisiones que señalo a continuación, presentar un panorama favorable de la Salud Pública colombiana. Tomo la información básicamente de dos fuentes que espero sean confiables: el Plan Decenal de Salud Pública y el reciente informe del Observatorio Nacional de Salud sobre las desigualdades sociales en salud en Colombia.
Es cierto que ha disminuido la mortalidad materna en las últimas décadas. Pero todavía en 2013 la tasa era de 55/100.000 nacidos vivos, por encima del 45/100.000 propuesto en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Y algo peor que las tasas: la inequidad. El 40% de las muertes maternas se concentra en el 20% de las mujeres más pobres, algo que no parece preocupar al ministro. También en las muertes por Enfermedad Diarreica Aguda -EDA-, hay una disminución sostenida. Pero la inequidad en dichas muertes también se ha incrementado: mientras en 1998 la tasa por EDA era 15.3 veces mayor en los departamentos más pobres del país en relación con los más ricos, en 2013 tal diferencia se incrementó a 27.3 veces. En cuanto a la tendencia del suicidio en el país, tiene razón el ministro: es decreciente y no creciente, como afirma la doctora Abad.
En cuanto al Zika, si bien el número de casos ha sido la mitad de lo previsto (convendría conocer las bases de dichas previsiones), Colombia tiene las mayores tasas en toda la región. Hay más de 2.000 embarazadas que han tenido la enfermedad y se estima en más de 500 el número de niños que posiblemente nacerán con microcefalia asociada al Zika. El VIH/sida aumentó un 14% en 2015. Las tutelas alcanzaron ese año un promedio récord de 1 cada 4 minutos, y se mantuvieron las diferentes barreras de acceso.
El debate sobre la crisis de la Salud Pública implicaría también pasar revista a los graves problemas nutricionales, ambientales, de las distintas violencias, de la deuda billonaria de las EPS con los hospitales, de la calidad de la formación, la información y la investigación en Salud Pública. Y preguntarle finalmente al ministro en qué va la turbia y turbulenta cuestión de SaludCoop-Cafesalud. Se sabe que, a más del incremento de las desatenciones, del maltrato al personal y la persistencia de la corrupción, se han presentado ya atentados preocupantes y hasta un crimen confuso.
Claro que sí hay crisis de la Salud Pública en Colombia. Y no es desconociendo los logros o los grandes problemas como vamos a salir de ella. Es aceptándola y yendo a las raíces de las inequidades, a los fundamentos del sistema mercantil vigente en salud y a las causas de la corrupción rampante, como podremos encontrar -con argumentos, pluralismo y sin prepotencias- el camino para superarla. Que es lo que realmente importa.
  Bioética
“Toma tu camilla y anda”
Ramón Córdoba Palacio, MD
Sí, es hora de tomar la camilla y empezar a luchar en franca lid para procurar al menos detener la podredumbre que ha infectado nuestra conducta, nuestros hábitos de vida privada, la convivencia familiar, la política del Estado y también, infortunadamente, aspectos religiosos hasta llegar a asesinar en nombre de Dios.
Sí, por el consciente olvido del Ser Supremo; por el consciente desprecio de la dignidad intrínseca exclusiva de todo ser humano cualquiera sea su edad, su sexo, su filiación política, su credo religioso, el origen de su existencia, el de su linaje, etc.; hemos

convertido a ese ser humano en objeto despreciable, ruin, en sucia basura; somos iconoclastas de quienes nos rodean y esto nos inspira una insuperable egolatría: primero yo, segundo yo, y no hay tercero porque ese también soy yo.
Sí, «Toma tu camilla y anda» (1), para tratar de recobrar la cualidad distintiva del ser humano, característica exclusiva suya, que nos distingue de los otros seres con quienes compartimos el ámbito terrenal. Sí, «Toma tu camilla y anda» (1), para alcanzar la verdadera paz, el respeto al semejante, al prójimo lejano o cercano, la convivencia social, familiar, la sólida y desinteresada amistad, para abolir la violencia imperante, el robo, el asesinato, la espantosa zancadilla, la absurda egolatría, etc.
«Toma tu camilla y anda»: salvemos así nuestra existencia terrenal.
(1). San Juan. Evangelio. «Levántate, toma tu camilla y anda». Biblia de Jerusalén. Bruxelles (Belgium): Declée De Bower.1967. P. 1419

NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.
 

Maestro, ¿qué es eterno?

Las masacres de personas. Estados Unidos es campeón en ataques, sobre todo a colegios, universidades y sitios públicos: Politécnico Virginia Tech, 2007, 33 muertos; en 2012, Escuela Primaria de Sandy Hook, 28 muertos; Universidad de Texas en Austin, 16 muertos (1966); 15 en la Escuela Secundaria de Columbine, 1999; 10 en la Escuela Red Lake; 7 en la Universidad Religiosa de Oikos, 2012; 7 en la Universidad Estatal Fullerton (1976); 6 en Escuela Primaria Cleveland, 1989; 6 en la Universidad del Norte de Illinois en DeKalb, (2008); 5 niñas en la escuela West Nickel Mines en 2006; 50 muertos en el sitio gay de Orlando (2016), 137 asesinados por Isis en Paris, 2015… Y las masacres de Colombia son caso aparte, no tienen número y muertos sin fin: Las Bananeras, Mapiripán, El Aro, Bojayá, La Chinita…

 
 











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