MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 217 OCTUBRE DEL AÑO 2016    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

 

Reflexión del mes

“Sé bondadoso con la gente cuando subas; los encontrarás a todos cuando bajes”
“Hoy no se puede ser pesimista, porque, cuando miras atrás, cualquier tiempo pasado fue peor”
“La gente no sabe imaginar el futuro y tiende a repetir el pasado cuando lo intenta”
“Si dejaras de buscar problemas dejarías de producir neuronas y te extinguirías. Y tú… ¿buscas problemas?”.
Clive Barker (Inglaterra, 1952). Escritor, director de cine y artista visual. Estudió inglés y Filosofía en la Universidad de Liverpool. Es uno de los más aclamados autores en los géneros de horror y fantasía. Inició su carrera con diversos relatos de horror recopilados en la serie "Libros de Sangre" (Books of Blood) y la novela faustiana "El libro de las maldiciones" (The damnation game). Posteriormente se trasladó hacia el género de la fantasía moderna con toques de horror. El estilo más característico de Barker es la idea de que existe un mundo subyacente y oculto que convive con el nuestro (idea que comparte con Neil Gaiman), el rol de la sexualidad en lo sobrenatural y la construcción de mitologías coherentes, complejas y detalladas.
 
   
Acabar con las EPS, ¿ésa es la solución?
Francisco de Paula Gómez,MD - Experto en Economía y Salud Pública
Desde que se reorganizó el sistema de salud y se crearon las EPS, empezó también la lucha por acabarlas. Y como a nadie le gustan “los capataces”, sobre todo a quienes quedan bajo su cincha, estos nuevos administradores quedaron en la mira de todos los que perdían manejo de dineros, especialmente de quienes no lo hacían bien, de dirigentes con intereses en hospitales públicos, de sindicatos que temían perder sus conquistas, de médicos que sentían vulnerada su autonomía, de medios que encontraron “al malo perfecto”, y de políticos o del gobierno que tenían a quien echarle la culpa.
Hay que entender que las EPS (Empresas Promotoras de Salud) fueron creadas para reemplazar al gobierno central, a gobernaciones y alcaldías en la coordinación y administración directa de los servicios sanitarios, diferente de cómo era en el Sistema Nacional de Salud hasta 1993, cuando la politiquería y la ineficiencia gubernamental hacían que pocos tuvieran seguro de salud, y también pocos recibieran efectiva atención: recordemos que en los años 90, acaso el 20% de la población tenía seguro médico y que era norma la fila en todo hospital estatal para recibir sólo los servicios que alcanzaran.
De otra parte, con el rampante nivel de corrupción imperante desde hace décadas, sería imposible organizar un sistema público de salud centralizado, tipo NHS inglés, pues sus dineros fácilmente se convertirían en “mermelada”.
Así que un sistema sanitario parecido al holandés, donde el gobierno dicta las reglas generales y los aseguradores en medio se encargan de gestionar los recursos y los planes de beneficios, pareciera más adecuado.
Tenía entonces todo el sentido -y lo sigue teniendo- la creación de unos aseguradores que tuvieran la lógica del sector privado -no la del sector público-, que coordinaran los servicios y la red hospitalaria, que gestionaran los riesgos de salud, y que dada la escasez de recursos buscaran eficiencias en sus compras a proveedores de servicios, medicamentos, dispositivos e insumos médicos.
Ahora bien, aunque nuestro modelo de aseguramiento tiene logros invaluables, como los mecanismos de solidaridad que no existen en ningún otro lado, o la cobertura casi universal, bajo las circunstancias actuales requiere ajustes. Además, no olvidemos que con un gasto anual per cápita de salud de apenas US$569 (Banco Mundial, 2014), estamos lejos de lo que pueden hacer otros países que invierten más, como Chile (US$1.169), España (US$2.658), Reino Unido (US$3.935) o Estados Unidos (US$9.403).
Infortunadamente la crisis financiera del sector salud se instauró hace tiempo, y todas las EPS públicas casi sin excepción, terminaron como fortines políticos, casos Cajanal o Caprecom; otras no prestaron servicios POS como denuncia la Defensoría del Pueblo, o fueron liquidadas como el Seguro Social y Humana Vivir, lo que fortaleció aún más la idea general, de que acabando todas las EPS se solucionaban los problemas de la salud.
Sumado a la crisis financiera y de credibilidad del Sistema, los jueces entraron a co-administrar el Sistema de Salud, y sus fallos se saltan sistemáticamente la regulación de planes de beneficios y no respetan ecuación alguna de equilibrio financiero, ordenando suministro de pañales, pago a perpetuidad de cuidadores domiciliarios, transporte para pacientes y familiares, cirugías en el exterior, tratamientos de infertilidad, cirugías para cambio de sexo y miles de cosas más. No parecen entender que, por otro lado, esos fallos quitan recursos al resto de afiliados, sea para tratamiento de enfermedades generales prioritarias como cáncer o pago de servicios sanitarios vitales para la mayoría.
La liquidación de la EPS SaludCoop muestra que para lograr un mejor sistema de salud no es buena idea “matar primero al capataz”, pues con su traslado de operación a Cafesalud, la incertidumbre se disparó por 10, quedando sin solución deudas multimillonarias con médicos, hospitales, proveedores; y millones de afiliados pendiendo de un hilo.
No parece entenderse que la crisis del sector salud es de dimensiones ciclópeas, que con un hueco de entre $5.5 y $12 billones, según sea la fuente consultada, no puede seguirse pateando la bola hacia adelante. En la medida en que el gobierno no ayude efectivamente a quienes le administran su sistema de salud, puede venírsele abajo toda la estantería. Con muchas EPS de los regímenes contributivo y subsidiado en crisis al mismo tiempo, la solución no es intervenirlas o liquidarlas a todas, pues sin las herramientas y el conocimiento técnico del caso, quedarían tantos aseguradores a cargo de los entes de control, que les sería imposible gobernarlos exitosamente. ¡Qué miedo!
Finalmente, con el existente defecto patrimonial del Sistema en su conjunto, no sólo el Ministerio y la Superintendencia de Salud tienen un problema, es del Gobierno en su conjunto, y requiere de medidas a la altura de cualquiera de las crisis del sector financiero y bancario que se han enfrentado en Colombia en el pasado
 
  Bioética
Todos necesitamos el cayado
Ramón Córdoba Palacio, MD
La Real Academia Española nos enseña que por “cayado” conocemos: «1. m. Palo o bastón corvo por la parte superior, especialmente el de los pastores para prender y retener las reses». También es: «.2. m. Báculo pastoral de los obispos».
Reflexionemos sobre la primera acepción. Todos los seres humanos tendremos que emplear, al menos cuando alcancemos el libre albedrío y según las cualidades propias de cada quien, el cayado de los pastores: para “prender y retener” nuestras inclinaciones naturales bien sea hacia el bien o hacia el mal, la orientación de nuestra vida personal y social, la vocación para llevar a cabo nuestra existencia profesional o laboral, etc.

Ese cayado es indispensable al esposo y a la esposa para que en medio de las vicisitudes de la vida cotidiana refrenen la inconformidad de los actos molestos, premeditados o inconscientes; es indispensable al padre y a la madre para formar correctamente al hijo, especialmente con el ejemplo de su conducta; es indispensable al maestro cualquiera sea el nivel en el cual desempeña su misión, para saber cultivar honradamente las cualidades de sus alumnos y no pretender inculcar las suyas como únicamente válidas, atropellando así la libertad y dignidad de aquéllos como seres humanos; es indispensable al abogado para buscar siempre la justicia en el ejercicio de su profesión; es indispensable al sacerdote y en general a las personas consagradas para señalar con el ejemplo de su vida y con su predicación las verdades de su religión; es indispensable al ingeniero y el constructor para que no mengüen la seguridad de su obra en provecho de su insaciable billetera; es indispensable al político, al hombre de Estado para que cumplan con verdadera honestidad, la obligación de conducir el Estado que se les ha encomendado.
Es indispensable al médico para que respetando la libertad de sus pacientes, cuide de ellos con verdadero amor profesional -ortotanasia- y no prolongue innecesariamente sus sufrimientos -distanasia-, ni acorte arbitrariamente su existencia -eutanasia-, para que tenga el valor de no obedecer órdenes administrativas en contra de su conciencia y de la esencia de su profesión. Para que nunca olvide que la misión fundamental del médico es llevar a cabo el bien de la persona humana y enseñar a practicarlo otros, que en esto radica la grandeza y responsabilidad de la profesión médica.
Sí, la diligente aplicación del cayado, «Palo o bastón corvo por la parte superior», la de los «pastores para prender y retener las reses», es parte inexcusable de la existencia humana en cada instante de nuestra vida pues tenemos, querámoslo o no, que elegir honestamente la conducta más apropiada y lograr así le meta honestamente deseada.
Notas:
- Ante el fallecimiento del doctor Ramón Córdoba el pasado 10 de septiembre, en esta columna publicaremos algunos artículos que nos había enviado para la misma.

NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.
 

Maestro, ¿qué es eterno?

La ineficacia de la Supersalud para impedir y castigar los abusos de las EPS. Años y años tolerando todas sus triquiñuelas en contra de los usuarios y pacientes. Ahora sacó la Circular 013 del 15 de septiembre de 2016 en donde les alcahuetea la falta de pagos a los hospitales y clínicas, y pone a estos como los 'malos del paseo' en las fallas de atención. ¡Los pájaros tirándole a las escopetas, pequeño saltamontes!

 
 











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