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El desempleo
Mal de muchos
y desconsuelo de pobres
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Jaime
Alberto Peláez Quintero Especialista en Economía,
Gerencia y Finanzas de la Salud
Cada 5 segundos un colombiano se queda sin empleo, generalmente
jefes de hogar que pierden así la única esperanzas
de vida. Nos preguntamos enseguida: ¿somos muy de malas
o no hay un Dios para Colombia? o ¿nuestra clase dirigente
y política no ha sido capaz de diseñar y desarrollar
instrumentos que creen condiciones para favorecer la generación
de nuevos empleos productivos, dignos y sostenibles como en
otras latitudes? o el sector privado, que debe ser más
flexible en su estructura administrativa para ser más
productivo y competitivo, ante exigencias del entorno empresarial,
¿se ha vuelto más riguroso en la definición
de perfiles de sus prospectos? ¿o talvez se ha industrializado,
automatizado y robotizado tanto que los seres humanos ya no
somos indispensables? También pensamos que el asunto
está en cómo venimos desarrollando nuestras
ventajas comparativas en un modelo neoliberal, en una economía
globalizada, excluyente y de privilegios para unos pocos que
tienen conocimiento, poder y capital. ¿O será
un poquito de todo esto junto?
El país se ha dedicado a intercambiar productos agrícolas
como el café por bienes de capital como máquinas
y computadoras. El beneficio del café requiere gran
cantidad de insumos generalmente importados de países
industrializados, que luego transformados vendemos a precios
bajos en los mercados internacionales, incluso por debajo
de su estructura de costos, que son más altos que la
de los competidores (léase café vietnamita).
Este fenómeno es común para la gran mayoría
de nuestros productos primarios, para los cuales se acogen
subsidios para garantizar la supervivencia de la economía
rural y su modus vivendi, subsidios demasiados bajos respecto
de los otorgados por los países industrializados y
que van con cargo al presupuesto general de la República
y las finanzas públicas, ejerciendo presión
fiscal. El efecto de vender en condiciones desiguales, agotando
nuestro subsuelo, a cambio de bienes de los países
desarrollados, intensivos en conocimiento de últimas
generaciones, alta calidad y valor agregado, e intensivos
más en saber que en trabajo, crea una brecha más
acentuada. Este modelo neoliberal, que fomenta y profundiza
la desigualdad, hace más ricos a ricos y pauperiza
aún más a pobres. Es un modelo que debe revisarse,
tal como lo sugiere el economista Eduardo Sarmiento Palacio
en su teoría del ciclo del producto, donde asevera
que no es "con la exportación y producción
de yuca, arracacha, hojas de plátano con baja demanda
mundial, como vamos a lograr mayor prosperidad, bienestar
y abundancia. Es con actividades de alta tecnología
como lograremos salir del círculo vicioso en el cual
estamos inmersos, tal como lo hacen los japoneses y países
asiáticos que en pocos años lograron mejores
estándares de calidad de vida".
Cita la novelista y crítica francesa Viviane Forrester
en su libro "El Horror Económico", en 1996,
la siguiente reflexión agorera, apocalíptica
y premonitoria en torno de la dinámica y acepción
del empleo: "
se dice que la extinción del
trabajo es apenas coyuntural, cuando en realidad, por primera
vez en la historia, el conjunto de los seres humanos es cada
vez menos necesario. Descubrimos, -dice la autora- que hay
algo peor que la explotación del hombre: la ausencia
de explotación, que el conjunto de los seres humanos
sea considerado superfluo y que cada vez uno de los que integra
ese conjunto tiemble ante la perspectiva de no seguir siendo
explotable
"
No sólo se requiere entonces revisar el modelo económico
imperante sino diseñar y aplicar programas que incentiven
la generación de empleo y mitiguen los efectos perversos
sobre la población más vulnerable.
La idea de apoyar a las PYMES, que generan el 48% del empleo
industrial y el 82% de los establecimientos industriales,
junto con la decisión de crear el Fondo Especial de
Garantías, son un gran acierto que merece todo el acompañamiento,
toda vez que a julio de 2002 el 65% de la fuerza de trabajo
estaba en famiempresas y microempresas que emprendieron de
manera eficiente actividades de economía popular con
autogestión comunitaria.
La protección social contemplada en el proyecto de
reforma laboral sería un alivio para los miembros de
estas pequeñas unidades económicas, respondiendo
a principios solidarios y facilitando su supervivencia, al
tiempo que se mejora la calidad de vida. La meta de crear
640.000 nuevos empleos con medidas estructurales para estos
cuatro años, cuando el mercado laboral es presionado
por 370.000 nuevas personas capacitadas para laborar cada
año y la reforma sólo puede generar 160.167,
con tasas sostenidas de crecimiento de la economía
superiores al 5.2% anual para garantizar tasas de desempleo
de un dígito, es insuficiente frente al grave problema
del desempleo, pero el fortalecimiento y acompañamiento
a su seguridad social, abre la posibilidad de gestar las condiciones
para el acceso a un verdadero desarrollo del mercado laboral,
más justo, digno y equitativo.
Recuérdese que entre 1990 y 1994, Estados Unidos pasa
de 320.000 a 580.000 desempleados, y en Alemania en pleno
boom económico, el desempleo hoy llega a la cifra récord
de 4 millones de personas.
En el entendido que la modulación, diseño e
implementación de la Ley 100 estuvo inspirada fundamentalmente
bajo el supuesto macroeconómico del empleo productivo
y duradero, vemos como el desempleo es hoy una constante incluso
para naciones altamente industrializadas. Esto presagia negros
nubarrones en el panorama de la seguridad social en salud,
que se evidencian, cuando el mismo en su informe anual presentado
en julio, da cuenta de la cobertura del régimen contributivo
en sólo 31% de la población para el año
2001 en los compensados, cuando al inicio de la ley estaba
en el 22% (sin incluir el grupo familiar), y en 1998 era mayor
que hoy, con el 35.1%. Y que el régimen subsidiado
según base de datos disponible sólo llega a
8.870.020 afiliados (cuando se muestran cifras de 11.069.182
afiliados para 1.71 billones de pesos), la viabilidad macro
del sistema desde la perspectiva del empleo estará
entonces supeditada a una mayor y mejor calidad del empleo,
que como se ha analizado en este periódico, es inelástica
y no guarda correlación; a mayor ocupación,
mayor nivel de aseguramiento, por la calidad y tipo de empleo.
Las circunstancias macroeconómicas internas y el comportamiento
de los mercados emergentes latinoamericanos, no garantizan
mejoras sustanciales en el corto plazo. Amén además,
de la necesaria corrección del déficit fiscal
(7 puntos del PIB) sin castigo de la inversión social
y de la implementación de una reforma que busque mejorar
las condiciones reales de acceso de la población vulnerable.
Será necesario entonces adoptar las reformas propuestas
que permitan mayores niveles de eficiencia en afiliación,
gestión financiera, atención y condiciones de
acceso, un mayor nivel de pocos pero efectivos controles a
la evasión y elusión, y la erradicación
de prácticas non santas de los agentes administradores
y prestadores de los servicios de salud, que se convierten
en claras barreras de acceso y dilación en el manejo
y administración de los recursos financieros.
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Bioética
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La
axiología, la parte de la filosofía que se ocupa
del estudio de los valores, se divide en tres grandes capítulos,
a saber: 1º. La teoría de los valores o axiología
general. 2º. La estética o teoría de los
valores de lo bello y de lo feo, la filosofía del arte.
3º. La ética o moral, la filosofía práctica,
una de cuyas funciones esenciales es evaluar los actos humanos,
es decir, los que consciente y voluntariamente llevamos a cabo.
La antropología y la simple vivencia de nuestro existir
nos revelan que, como lo expresa Bochenski, «La verdad
es que el hombre no se enfrenta sólo contemplativamente
con la realidad. No sólo la ve, sino que la valora o
estima. [...] De modo general, nuestra vida está determinada
por la valoración y los valores». Y Diego Gracia
afirma más categóricamente: «La estimación
es absolutamente necesaria en nuestra vida. Nadie puede vivir
sin estimar». Y, ¿qué es lo que estimamos?
Los valores expresados en cosas, realidades o "bienes"
y que hacen de estos "bienes" algo bueno o mejor,
malo o peor, bello o feo, "santo" o profano, agradable
o desagradable, etc. Obviamente que si evaluamos, si valoramos,
es porque aceptamos una escala de valores -valga la redundancia-,
valores que no creamos sino que descubrimos: el bien, la belleza,
la justicia, el mal, lo feo, lo injusto, etc.
Y, ¿qué son estos valores? Con García Morente
respondemos: «Los valores no son sino que valen. [...]
Cuando decimos de algo que vale, no decimos nada de su ser,
sino decimos que no es indiferente». Y, con el mismo autor,
podemos afirmar que: «El valer es no ser indiferente»,
que «la no indiferencia constituye la esencia del valer».
Al respecto Gevaert, no obstante aceptar que «el valor
es una categoría original» que no es posible definirlo
en sentido estricto» -afirma- «que valor es todo
lo que permite dar un significado a la existencia humana, todo
lo que permite ser verdaderamente hombre».
Esta definición que es correcta para todos los valores,
lo es especialmente para los éticos o morales, pues éstos
se expresan, se manifiestan, se realizan, en las obras humanas
que necesariamente se inclinan hacia el "bien", o
hacia el "mal" sea por acción o por omisión.
Al manifestarse en cada acto humano, los valores éticos,
o al menos la opción fundamental elegida libremente por
cada persona, se constituye en la más personalizante,
en la "opción" o en el valor «que condiciona
al hombre en su realización», enseña Vidal.
Así, los valores éticos o morales se convierten
en el "valor supremo" que da sentido a la existencia
de cada persona, por lo que se "justifica a sí mismo",
se impone como meta libremente elegida y buscada, no obstante
la relatividad histórica del hombre y la inconstancia
de su quehacer.
Nota: Esta columna es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-CECOLBE-. |
Del Plan Estratégico
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El ex director de aseguramiento del Ministerio
de Salud, doctor Carlos Mario Ramírez, también
presentó su concepto sobre el Plan Estratégico
de Salud 2002-2006.
"En general, se trata de un Plan exhaustivo e integral
y merece la confianza del país, al menos para los 6 meses
iniciales de gobierno, para luego evaluar su ejecución.
Si fuera a establecer un orden de ejecución del mismo,
considero que las prioridades estarían en el siguiente
orden:
a) Consolidar las bases de datos que concreten el Sistema de
Información de Afiliación y el comprobador de
derechos, entregándolo a todos los actores del sistema,
para evitar subsidios cruzados a no pobres y estimular el aseguramiento.
A la par, iniciar la creación de la Central Única
de Registro y Afiliación.
b) El impulso decidido a pagar la deuda en P. y P., y concretar
el giro directo a las ARS desde el nivel nacional, tanto del
Sistema General de Participaciones como del Fosyga; ello además
de ser parte del Plan, daría cumplimiento a la Ley 715,
que ordena el giro directo, cuando la Contraloría General
de la República establezca la falta de diligencia de
las entidades territoriales. Yo apostaría que hoy el
95% de los municipios no separaron los recursos de salud, como
lo mandaba dicha ley, y ello los hace merecedores de ver pasar
la plata del régimen subsidiado directo para las ARS.
y de los vinculados directo para las IPS. Quedaría faltando
el giro directo hasta las IPS, que según el ultimo fallo
de la Corte Constitucional, debe reglamentarse o justificarse.
c) Saneamiento de la cartera del régimen subsidiado y
la racionalización jurídica para el mismo.
d) Estudio permanente del equilibrio financiero de la Unidad
de Pago por Capitación y el Plan Obligatorio de Salud
(UPC-POS).
Por calificar el Plan Estratégico como exhaustivo, considero
que no presenta vacíos, sin embargo, en la versión
inicial aún no se pronunciaba sobre la participación
de los hospitales en el aseguramiento, uno de los pilares del
Programa Presidencial actual.
Reflexión y
observaciones
Un Plan Estratégico elaborado al mes de iniciarse el
gobierno, merece un parte de optimismo y respaldo. Le apuesto
a que el incremento en afiliación contributiva con la
aplicación de medidas de evasión y elusión,
es factible en el régimen contributivo. La estrategia
de subsidios parciales y totales permitirá incrementos
significativos en el régimen subsidiado del año
2004 en adelante, dado que el criterio fiscalista, efecto del
agudo déficit fiscal, no deja en el presupuesto aprobado
para el año 2003, cifras significativas claras para incremento.
Por ello, el año 2003 será muy seguramente dedicado
a ganar en eficiencia.
Por haber estado en el Ministerio de Salud en el período
final del anterior gobierno, soy de los pocos colombianos que
deben inhibirse para criticarlo y por dos razones de simple
lógica: si nuestra gestión hubiera sido satisfactoria,
la tranquilidad que genera dicha satisfacción me daría
el derecho de no juzgarlo. Si por el contrario resulta que pudimos
hacer más y con mayor oportunidad, ¿con que derecho
puedo criticar? Cabe advertir, que la reflexión anterior
no debe considerarse como un "mea culpa" ni como lo
contrario". |
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