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Reflexión del mes
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Dos
aforismos de Ciorán |
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Podemos
estar orgullosos de lo que hemos hecho, pero deberíamos
estarlo mucho más de lo que no hemos hecho. Ese orgullo
está por inventar"
"No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando
sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El
resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo
que es verdad en ti e incluso eterno |
Emile Ciorán (Rumania
1911 - Francia 1995). Existencialista que reflexionó
incansablemente acerca del vacío y la desesperación.
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Medicina de combate a comienzos
del siglo XXI
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Ricardo
Restrepo Guzmán MD - Boston, Estados Unidos elpulso@elhospital.org.co |
Durante los últimos días hemos
visto imágenes infortunadas de una pretendida guerra
limpia, que hacia alarde de tener como premisa el
respeto a los derechos humanos. El mundo seguirá siendo
testigo de la injusticia que acarrea cualquier conflicto y asimismo
de los supuestos beneficios que puedan generar.
Es aquí donde las ciencias tienen la obligación
de entender las problemáticas y de generar los medios
para atender a los afectados.
Con este preámbulo, me permito recorrer el último
año de Guerra en Irak y sus consecuencias para una medicina
de combate. Un informe realizado por el equipo de evaluación
para la salud mental en las fuerzas armadas de Los Estados Unidos
reveló recientemente una serie de cifras alarmantes.
Impacto en salud mental
El número de suicidios en los soldados norteamericanos
durante el transcurso de la guerra en Irak ha sido más
alto que el número de suicidios en todas las fuerzas
armadas en el año anterior. Al momento de escribir este
artículo, al menos 24 soldados se han suicidado en las
tropas estacionadas en Irak/Kuwait. Esto equivale a un promedio
de 17.3 suicidios por 100.000 soldados, comparado con un promedio
de 12.8 por 100.000 en todas las fuerzas armadas. Estos estudios
no incluyeron suicidios de soldados después de retornar
a casa, es posible entonces que las cifras sean aún más
altas. En contraste, solo 2 militares cometieron suicidio durante
la guerra del Golfo en 1991, tomando en cuenta que este conflicto
fue de un mes de duración. El número de soldados
evacuados en Irak por problemas de salud mental, se ha duplicado
de septiembre a enero del presente año, pasando de 478
soldados evacuados en septiembre, a entre 800 y 1000 en enero.
A raíz de esta gran problemática, se decidieron
crear equipos de salud mental en las tropas norteamericanas,
llamados unidades de control de stress en combate, o en inglés,
CSC (Combat Stress Control). Estas se asemejan a las unidades
de intervención quirúrgica inmediata aplicadas
en la segunda guerra mundial, que hoy por hoy tienen vigencia
en cualquier tipo de urgencia. En ellas, la prevención
de crisis relacionadas con la salud mental son de suma importancia,
y cuentan con psiquiatra, trabajador social, psicólogo,
terapista ocupacional y enfermero. Actualmente 9 de ellas están
en pleno funcionamiento en Irak, donde la gran mayoría
de soldados consultan por el stress generado en combate, depresión
mayor y trastornos de ansiedad. También es sabido que
muchos de ellos, preocupados por experimentar actos violentos,
agresión hacia sus familias o la comunidad, buscan ayuda
antes de retornar a sus casas. La intervención terapéutica
se basa en psicofármacos y terapia cognitivo-comportamental.
Urgencias en el frente
La meta de esta medicina de combate ha sido desarrollar nuevas
intervenciones en el campo de acción. Desde las guerras
civiles, se sabe que la principal causa de muerte, durante las
batallas, ha sido la hemorragia. La frase la gran mayoría
de muertes ocurre antes de que el herido llegue al hospital
es frecuente durante estos convulsionados días. Así,
para intervenir antes de llegar al hospital, han surgido los
siguientes avances:
QuickClot: Producto granulado parecido a la sal-Kosher,
que una vez esparcido en la herida, detiene el sangrado rápidamente.
Los pequeños paquetes pueden ser abiertos y autoaplicados
con una mano por el combatiente herido.
Torniquete de Mano: Se puede operar por medio de un mecanismo
en el que el individuo no necesita ayuda para colocarlo y así
puede cumplir la tarea de contener la hemorragia sin necesidad
de asistencia.
Vendaje Natural (Cloonan): Dispositivo creado
para frenar la hemorragia inmediatamente y no ser removido una
vez colocado, formando un sellante en la herida con sus agentes
de coagulación que contienen chitin, un agente derivado
de la cáscara de camarón que atrae los glóbulos
rojos y las plaquetas para desencadenar la coagulación.
Nunca había sido utilizado en humanos, pero la FDA (Food
and Drug Administration) lo aprobó para su uso en operaciones
militares especiales.
Actiq: Potente opiáceo sintético, 100 veces
mas potente que la morfina, con una rápida acción.
Ha sido aprobado para tratar el cáncer, y tiene la gran
ventaja de ser administrado oralmente, facilitando la atención
de otros combatientes por el personal médico.
Loción descontaminante de acción en la
piel, en inglés RSDL (Reactive Skin Decontamination
Lotion). Se aplica a personas que han sido expuestas a agentes
químicos removiendo o neutralizando los efectos tóxicos
de estos.
Como innovación en el campo de batalla, está el
sistema de resucitación quirúrgico avanzado, que
consiste básicamente en un hospital portátil que
busca atender al herido en la denominada hora de oro.
Su dotación con quirófanos, historias computarizadas
y sistemas de alta tecnología, manejados por un equipo
completo de especialistas en el área quirúrgica,
hacen de estos una herramienta de gran beneficio. Pueden seguir
a la tropa en combate dentro de un radio de acción donde
se puede atender con prontitud al soldado herido.
¿Y en Colombia?
Esta medicina de combate se aplica a nuestra realidad colombiana,
pues hemos estado sujetos a la vivencia continua de un conflicto
que ha desangrado a nuestro país. Soldados, guerrilleros
y autodefensas son hoy protagonistas de nuestra historia. Así,
nuestra práctica médica se ha visto enfrentada
a una gran contradicción. El clínico se enfrenta
a lo inesperado, desarrollando estrategias para su sobrevivencia
y la de su población. Sin embargo, la amenaza y el no
respeto a los derechos fundamentales paralizan con frecuencia
el poder de acción y reacción de nuestro ejercicio
médico. Hoy, que empezamos a vislumbrar nuevamente el
concepto de paz, hagamos que nuestra práctica médica
se acomode a este anhelo, demostrando que también puede
existir una medicina de paz. |
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Bioética
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La caja de Pandora
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Ramón
Córdoba Palacio MD - elpulso@elhospital.org.co
Es frecuente oír decir a nuestra
gente: se necesitaron tantos muertos para que solucionaran
este problema, o, ¿cuántos muertos se
necesitarán para que arreglen esto? Continúan
los hospitales cerrando servicios y restringiendo atención
porque no producen dinero pese a la asistencia de alta calidad
para sus pacientes; se presentan con frecuencia reclamos de
salarios y, más grave aún, reclamos de elementos
indispensables para prestar a los pacientes la oportuna y
adecuada ayuda a sus quebrantos de salud, a veces muy graves.
Y las autoridades de salud, los responsables de salvaguardar
la vida y la salubridad de todos los colombianos según
la Constitución vigente, siguen buscando el mal y la
solución en el tonel sin fondo de la economía,
cuando el mal -incorregible mientras subsista la Ley 100-
es el cambio de finalidad de la atención médica
que en vez de prestar ayuda de alta calidad en esta área
de la actividad humana, tiene ahora, por ordenamiento legal,
que producir dinero que mantenga llenas las arcas de las empresas
comerciales conocidas como las EPS y las IPS.
Como en el mito griego de la caja de Pandora, la caja con
el deslumbrante aspecto de un regalo de los dioses, que estaba
repleta de daños y desgracias, la Ley 100 con la engañosa
apariencia de salud de calidad para todos, de solidaridad
e igualdad para los desprotegidos económicamente, puso
precio en dinero a la existencia humana y creó instituciones
intermediarias que tienen como finalidad explotar tan funesto
comercio y acrecentar así cada vez más sus réditos
y a las que nada, absolutamente nada, las obliga con la atención
médica adecuada de sus clientes o usuarios,
fuera de que estén a paz y salvo, que éstos
cumplan directa o indirectamente con sus cuotas. La existencia
y la integridad de la persona humana y su condición
de salud, se convirtió, por determinación legal
-Ley 100-, en elemento de consumo, con instituciones que la
venden según el dinero disponible del cliente y no
de acuerdo con la dignidad incondicional de quien la requiere.
Más de una persona ha fallecido en las puertas de instituciones
de atención médica -al menos así las
denominan-, llevando en sus manos la evidencia para-clínica
de su enfermedad, que requiere atención urgente, porque
su nombre no aparece en pantalla, porque no tienen orden de
remisión, porque debe volver a su pueblo a que le cambien
la tarjeta del Sisbén, etc. Más de un enfermo
ha soportado el deterioro de su estado de salud -realmente
de su existencia-, por las mismas causas o porque las órdenes
de exámenes paraclínicos o de substancias o
intervenciones terapéuticas se indican para cuando
la enfermedad y el tiempo las hacen inútiles y hasta
humillantes. Obviamente estos pacientes figuran en la estadística
como colombianos cubiertos por el sistema de salud,
Ley 100, pero no se tiene en cuenta la calidad de la
atención. ¡Cuántas evidencias al respecto
guardan los expedientes en los Tribunales de Ética
Médica y cuántas más dormirán
el sueño del olvido en el prontuario de quejas de la
Superintendencia Nacional de Salud! ¡Cuánto se
revelaría sobre el engaño de la infortunada
Ley 100 si esta Superintendencia evaluara adecuada y oportunamente
las quejas que recibe!
Más aún, en el afán mercantilista según
el cual todas las instalaciones deben rentar para que sean
viables, ¿cuántos exámenes inútiles,
injustificados en relación con la condición
de salud del paciente y, a veces, de grave riesgo para éste
se están indicando? ¿Cuántas hospitalizaciones
injustificadas desde el punto de vista estrictamente médico
se están exigiendo, hospitalizaciones que aportan dinero
a los mercaderes de la salud, de la existencia humana, amparados
por la ley?
Se habla de reformas y surge una inquietud: ¿aparecerá
una ley que indique que debemos acercarnos a las ventanillas
de las empresas bancarias a reclamar atención de salud
en vez de dinero, una ley que cambie la finalidad de dichas
entidades y ordene que produzcan salud en vez de dinero al
tenor de la exaltada pero tenebrosa Ley 100, la cual cambió
la finalidad de la medicina al exigir llenar las arcas de
unos pocos a costa de una deficiente atención médica?
Un colega señala con descarnada certeza que en relación
con la salud lo que hoy impera es: Si eres joven y sano,
¡bienvenido!, mas si eres de edad o enfermo, mejor muérete:
nos puedes costar mucho dinero que no debemos gastar en tu
persona, ya que de todas maneras, tarde o temprano, morirás.
Sólo hay una manera de evitar los daños y males
de la Caja de Pandora: cerrar permanente y definitivamente
dicho regalo de los dioses 6
Nota: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano
de Bioética -Cecolbe-
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