MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 288 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2022 ISNN 0124-4388
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Las transformaciones pueden generar incertidumbres y temores, pues son sensaciones propias del cambio. Los mercados pueden ser más volátiles, y quizá la gobernanza sea un asunto que haya que replantear a profundidad.
Hay una existente atracción por los cambios radicales, las reformas estructurales de las que se hablan acaparan gran parte de la prensa, las mismas que están siendo impulsadas por diferentes sectores, algunos con razones fundamentadas y otros, con desaciertos en los que olvidan las articulaciones eficientes del sistema, donde el bienestar de cada uno de los actores debe primar.
La salud; sin embargo, ha aclamado una estructuración, una firme donde el ser humano sea el pilar que sostenga el sistema. Aunque el deseo por dignificar la atención y mejorar el acceso es profundo, hay problemas de fondo que requieren ser observados con lupa, tal es el caso de los privados: EPS, Hospitales, entre otros actores que conforman el mundo inagotable de la salud, y que han sido afectados por diferentes decisiones. Con relación, al impacto de la reforma se han originado inquietudes que merecen del foco y de un modelo que responda a ellas y garantice el patrimonio de las instituciones: ¿Qué pasará si se le eliminan las EPS? ¿Qué pasará con el empleo y la generación de oportunidades? ¿Qué pasará con el ser de aquellos otros que conforman el entorno? Preguntas que quedan en el aire hasta el momento.
La reforma genera pulsiones cada vez más fuertes. A su vez, la salud pública, juega un aspecto fundamental, en la cual uno de los retos será redimensionar la autoridad sanitaria en los territorios y en las regiones del país para garantizar el pleno ejercicio del Estado.
Con relación a la salud pública y a la reforma, varios estudios sobre determinantes sociales y económicos evidencian que se tiene una deuda con la ruralidad en Colombia. La deuda en materia de salud es una de las más significativas, pues allí se concentran las mayores inequidades que afectan el bienestar de las personas.
La salud rural necesita ocupar un lugar prioritario en el debate público y ser uno de los ejes centrales en la construcción de las políticas para los próximos gobiernos. No basta con llevar servicios de salud a lugares apartados; para avanzar en la superación de las inequidades, se debe atender los factores sociales que determinan la salud en la ruralidad, además de conocer a fondo que pasa con los hospitales de dichos municipios ¿Se invierten en ellos? ¿Se giran los recursos? ¿Se fortalece el capital humano? Lo anterior requiere de la articulación de las diferentes instituciones junto a la comunidad, para que los modelos propuestos respondan a las necesidades, condiciones y capacidades de cada territorio.
En conclusión, y como se ha expuesto, se necesitan acciones que permitan un sistema humanista donde los ciudadanos, los usuarios y los pacientes deben ser los ejes del modelo. Allí, los hospitales, los aseguradores y el gobierno tienen que ser los medios para llegar a que esos seres humanos tengan un mejor nivel de salud.
Asimismo, se debe pensar en una reforma que plantee un sistema bien dirigido y bien gobernado, un sistema racional, un sistema regulado y lógico que incentive mejores resultados, que subsidie la oferta tanto pública como privada, donde sea indispensable la cooperación como base de la sana competencia y en la que se refuerce la formación del recurso humano.
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