MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 312 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2024 ISNN 0124-4388
El informe de la Superintendencia Nacional de Salud, con datos hasta junio de 2024, analiza los resultados financieros de 24 aseguradoras de salud y 4 388 IPS privadas. Se destaca que la Nueva EPS no se incluyó por problemas en la facturación, y que las EPS Comfaoriente y Dusakawi tampoco presentaron informes.
Las EPS enfrentan serios problemas financieros, como alta siniestralidad, insolvencia y un patrimonio negativo, con un endeudamiento que supera el 137 %, lo que las pone en alto riesgo. A pesar de que los ingresos han aumentado, estos no son suficientes para cubrir los gastos operativos, lo que ha llevado a pérdidas netas y a un patrimonio negativo acumulado de -$6.1 billones. Esto demuestra que la UPC no cubre adecuadamente los costos.
Por otro lado, las IPS muestran mejores resultados financieros, pero enfrentan un ciclo inverso de caja, donde el tiempo de recuperación de cuentas es mucho mayor que el de los pagos a acreedores, lo que afecta su liquidez. Este desajuste financiero crea problemas en el flujo de caja, incrementa el endeudamiento y genera dificultades operativas.
De las 24 EPS evaluadas, nueve reportaron utilidades contables, sumando $312 276 millones, mientras que 15 registraron pérdidas significativas, totalizando $1 billón. Cuatro EPS concentraron el 75,80 % de las pérdidas: Asmet Salud, Compensar, Famisanar, y Servicio Occidental de Salud.
Las IPS, por su parte, generaron $96.1 billones en ventas, con un margen operativo del 2,82 %, pero enfrentan un ciclo inverso de caja, con cuentas por cobrar que ascienden a $43.2 billones, afectando su liquidez y aumentando el riesgo financiero.
Los pasivos financieros de las IPS alcanzaron $33.7 billones, lo que, junto con la dificultad de recuperar oportunamente las cuentas por cobrar, agrava su situación financiera.
El ciclo de caja en los prestadores de servicios de salud está invertido: estas entidades pagan a 30 y 60 días, pero recuperan a 90, 120, 180 días o más, y a menudo con un deterioro significativo. Este desfase se traduce en un costo de oportunidad que, en efecto, convierte los recursos en una caja atrapada. La recuperación de los fondos ocurre a un ritmo más lento que las exigibilidades de pago, lo que significa que los prestadores deben pagar a los acreedores más rápido de lo que pueden recaudar. Este desbalance afecta la estructura de caja, la operativa y la salud financiera de la organización. Cobrar a 90, 120, 180 días o más, y recibir un monto menor debido a glosas, devoluciones y conciliaciones, junto con un alto costo de oportunidad, descompensa la caja al tener que pagar a 30, 60 y 90 días.
Las empresas realizan costosas inversiones y asumen costos y gastos que deben ser pagados al cierre del mes, al mes siguiente en algunos casos, o con plazos máximos de 90 días. No obstante, la recuperación de las cuentas por cobrar se realiza en tiempos que superan significativamente el plazo necesario para su recuperación. Esta situación puede llevar al endeudamiento con la banca, impagos a proveedores esenciales, aumentos en los precios de compra debido al financiamiento, disminución de la producción por falta de pago oportuno de facturas, retrasos en mantenimiento y reducción en las tarifas de ventas, entre otros efectos negativos.
Las empresas a menudo quiebran por la falta de liquidez, no por la rentabilidad. El verdadero valor de una empresa radica en su capacidad para generar flujo de caja libre. También es crucial mejorar la calidad de los datos, depurar las cuentas pagadas y sanear la cartera, asegurando una coincidencia entre los valores registrados, que actualmente solo alcanza entre el 55 % y 60 % entre aseguradores y prestadores. Sin un proceso de conciliación adecuado y eficiente, es difícil llegar a una aceptación real de los valores en cuestión. Aunque a veces pueda parecer lo contrario, las empresas suelen quebrar más por problemas de caja que por falta de rentabilidad. Una empresa puede sobrevivir con pérdidas a corto plazo, pero sin flujo de caja, no hay recursos financieros suficientes para operar.
En los prestadores, se observan buenos resultados operativos y netos, aunque estos están concentrados en utilidades. Sin embargo, enfrentan un ciclo inverso de caja, un fenómeno que afecta negativamente las finanzas y aumenta los riesgos.
Las ventas de servicios de salud a junio de 2024 fueron de $96.1 billones, con costos asociados de $81.4 billones, lo que arrojó un resultado bruto de $14.7 billones y un margen de 15,28 %. Después de descontar los gastos administrativos de $12 billones, se obtuvo un resultado operativo de $2.7 billones y un margen de 2,82 %. El gasto administrativo representó el 12,46 % de los ingresos, el doble que el de las aseguradoras, debido a la mayor intensidad en la operación de los prestadores.
De los ingresos y gastos no operacionales, se registraron ingresos por $2.4 billones y gastos por $83.455 millones, resultando en un resultado neto de $5 billones a junio de 2024. Aunque esta cifra es significativa, es necesario contrastarla con la cartera y los pasivos financieros para obtener una visión más completa del estado real de las finanzas de los prestadores.
A junio de 2024, el total de cuentas por cobrar de los 4 388 hospitales y clínicas en Colombia es de $43.2 billones, lo que equivale a un promedio de $9 847 millones por cada IPS. Esta cifra representa el 44,95 % de los ingresos operacionales. En otras palabras, de cada cien pesos en ventas de servicios de salud, se recuperan 55 pesos y quedan en cartera corriente y no corriente 45 pesos, asumiendo que la deuda está debidamente conciliada, depurada y saneada, con plena coincidencia. Sin embargo, debido a reparos permanentes entre aseguradores y prestadores y la falta de calidad en los datos.
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