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| Reflexión
del mes |
El
utilitarismo provoca, en última instancia, ceguera completa,
e impide que resplandezcan las ideas morales más sencillas.
(...) El utilitarismo desarma la conciencia en beneficio de ideólogos
y de tecnócratas, no permite la vigencia de las instituciones
morales más elementales, priva al hombre de la capacidad
de juicio ético y la confía a la inteligencia técnica
de los expertos.
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Anuario Filosófico 1994
(27), 89-102. La seducción utilitaria.
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José Luis del
Barco Collazos, Profesor titular de Ética y Filosofía
Política, Universidad de Málaga, Presidente de la
Sociedad Andaluza de Investigación Bioética.
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Qué
pasa cuando un
paciente tiene autoridad |
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Ricardo Restrepo
Guzmán, MD Los Ángeles, Estados Unidos
- elpulso@elhospital.org.co |
En ocasiones
nos vemos en la difícil situación de ser amigos
y al mismo tiempo, terapeutas o médicos de colegas
o mentores. Nuestra respuesta a este compromiso es fuertemente
influenciada por las emociones que el paciente experimenta
en el transcurso del tratamiento, ya que de alguna manera
se afianza en su conocimiento y saber de la medicina. |
Este tipo de pacientes
que podrían considerarse con un tratamiento especial,
pueden desencadenar dentro del equipo médico tratante
disyuntivas y dificultades que llevan muchas veces a complicaciones.
Asimismo, estas oportunidades pueden abrir la ventana para
que el arte de la práctica médica y la relación
médico-paciente sea construida con base en la objetividad,
virtud necesaria para que la intervención terapéutica
esté desligada de la autoridad o posición social
del paciente.
Aspectos a considerar
¿Que podemos hacer cuando nuestro amigo, colega
o maestro se encuentra en una situación que requiere
de nuestra ayuda y conocimiento?
Una de las primeras decisiones entre el médico-paciente
que se debe tomar, es acordar si se informa al personal de
salud que estará atendiendo el caso, de la profesión
y liderazgo del paciente en mención. En ese momento,
médicas, enfermeros, terapeutas, residentes, estudiantes
y personal hospitalario que hacen parte del equipo, deben
coordinar el manejo y comunicación con esa persona,
pues en ocasiones, el personal a cargo asume que el paciente
-si es médico-, conoce los protocolos hospitalarios
y los aspectos básicos de lo que se espera dentro de
esa hospitalización y cuidado.
Lograr que ese paciente entienda la base y el plan de su tratamiento,
es la piedra angular para que la comunicación y claridad
en torno del tratamiento faciliten la relación y la
respuesta a cualquier decisión futura que se tome referente
a su salud. En ocasiones, con este tipo de pacientes, se asume
que conocen los protocolos de tratamiento, y es allí
donde la subjetividad puede desencadenar dificultades en el
proceso.
Cuando una persona está preocupada, tiene preguntas
relacionadas con su salud, tales como: ¿Qué
tengo? ¿Saldré bien de la cirugía? ¿Esta
medicación sí me va a ayudar? Estos interrogantes
se asocian a esa dimensión de lo desconocido y la incertidumbre
que esto provoca. En la situación donde el médico
es el paciente, este cuestionamiento está íntimamente
ligado al conocimiento clínico que la persona tiene,
y por supuesto, el creer saber de su enfermedad, tratamiento
y pronóstico. La gran diferencia, es que en estos casos
es muy frecuente que se pierda la objetividad, y es así
como el concepto de salud del médico que es paciente,
es tan falto de claridad como el de cualquier individuo. La
intelectualización e internalización de la realidad,
son los mecanismos de defensa que se viven en ese momento
por parte del paciente, y ofrecen una oportunidad para que
el equipo tratante realice una lectura de los sentimientos
del paciente, cuando expresa el dolor o la mejoría
de su condición.
Lentamente, esta relación se afianza con la experiencia
y el liderazgo para decidir lo que el paciente necesita. El
trazar una línea sutil pero clara dentro de esa relación
médico-paciente, logrará darle un curso a esa
difícil pero importante experiencia entre los colegas.
Desde ese momento, cuando lo que se exige o solicite como
paciente que sabe de medicina, no siempre será interpretado
como una necesidad inmediata en el transcurso de la atención
de la persona. En esta disyuntiva, el médico tratante
debe liderar el equipo de todo el personal de salud que atiende
a ese individuo, para que ese mismo lenguaje e intervención
terapéutica lleve a una interacción donde el
colega, profesor, jefe, o líder, sea identificado como
el paciente.
Papel de la familia del paciente
sapiente
La familia del paciente puede ser fundamental dentro
de este proceso de diferenciación de los roles. En
ocasiones -no siempre-, guían y ayudan para que una
aseveración, negación o crítica sin fundamento
por parte del paciente en torno de su tratamiento y limitaciones,
sean encauzadas a lo que el equipo tratante sugiere y/o decide.
Los sueños alrededor de la muerte no son sólo
el producto de la ansiedad o temor de lo ocurrido. Son de
todos, son parte de nuestra existencia. La fuerza vital que
conocemos simplemente se apaga y cuando nos acercamos al fin
de este ciclo vital, y puede durar años o segundos,
debemos asumirlo como un paso más. Mientras éste
llega, debemos vivir el presente e intentar reevaluar quiénes
somos.
Las oportunidades de continuar cuando hemos estado al filo
de lo desconocido, no son accesibles a todos. He sido testigo
de esto, al observar al hombre que por mucho tiempo creía
tomar la decisión correcta, aceptar que era incapaz
de hacerlo en esta ocasión. Su fortaleza no residía
ni en sus títulos ni tampoco en su posición:
residía en el aceptar ser paciente en una institución
donde su personal demostró gran profesionalismo y la
importancia fundamental de lo que es el valor humano.
Esta experiencia vivida me mostró el por qué
todavía sueño con regresar a mi país,
y la importancia de no dejar que la medicina y el bienestar
sean parte de un negocio, sino más bien los pilares
de cualquier institución comprometida con la salud
de una persona y la sociedad. Aquel de quien hablo como paciente
fue mi padre, Ricardo Restrepo Arbeláez; esa familia,
la mía; y aquellos que describo mis colegas y ese personal
de salud de la institución que admiro, el Hospital
San Vicente, son la esencia de la ciudad donde aprendí
a ser: Medellín. |
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Regresividad
del derecho
a salud en nuevo POS:
salud mental, eterna cenicienta (II)
Álvaro Javier Girón Cepeda, MD
Epidemiólogo |
Continuamos con
este análisis publicado en la edición anterior,
buscando demostrar que a la salud mental le reasignan un rol
de cenicienta en la definición de cobertura del Plan
Obligatorio de Salud -POS- en el Sistema General de Seguridad
Social en Salud -SGSSS-, según se desprende del Acuerdo
029/11 de la Comisión de Regulación en Salud
-CRES-, que actualizó el POS.
Libertad en la interpretación del concepto internación
parcial
La internación parcial incluida en el POS, se identifica
en la resolución 1896/01 bajo el CUPS S1.2.8.00, Internación
parcial en hospital (Hospital Día) SOD.
El Comisionado Experto Vocero, Gustavo Adolfo Bravo, en su
radicado 134723 del 23 de septiembre de 2010, escribió:
Los hospitales de día, ofrecen a los pacientes
los servicios que tiene un hospitalizado, por lo que contarán
con los mismos contenidos o componentes, pero prestados en
un horario limitado durante el día sin ser considerado
un servicio de hospitalización. Esta valiosa
aclaración no fue incluida en el texto del nuevo Acuerdo
(029) y las EPS ya se tomaron la libertad de interpretar restrictivamente
los contenidos de Hospital Día.
Dada la necesidad de aclarar el tema, expresada por la población,
prestadores, aseguradores y entes territoriales, la CRES ratificó,
según sus palabras, en su radicado CRES-20123210004271
del 17 de enero de 2012, la Cobertura de salud mental
en el Plan Obligatorio de Salud, anotando que la
internación total o parcial (Hospital Día) se
cubre hasta por 90 días. Y agrega: Hasta
el 31 de diciembre de 2011 se cubría por 30 días,
lo que es incongruente con el análisis antes presentado,
soportado en lo aclarado por la misma CRES, a través
de su Comisionado Vocero.
En el mismo radicado, la CRES ratifica la cobertura establecida
por el Acuerdo 029 para psicoterapia individual, la grupal,
la familiar y la de pareja, sin desvirtuar la reducción
de cobertura presentada en la primera parte de este artículo,
publicada en la edición No. 161 de febrero de 2012,
del periódico EL PULSO. |
Atención
a mujeres
víctimas de violencia |
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La Ley 1438/11
estableció en su Artículo 54 el restablecimiento
de la salud de las mujeres víctimas de la violencia,
en los siguientes términos:
La prestación de los servicios de salud física
y mental para todas las mujeres víctimas de la violencia
física o sexual, que estén certificados por
la autoridad competente, no generará cobro por concepto
de cuotas moderadoras, copagos u otros pagos para el acceso,
sin importar el régimen de afiliación. La atención
por eventos de violencia física o sexual será
integral, y los servicios serán prestados hasta que
se certifique medicamente la recuperación de las víctimas.
La prestación de servicios a las mujeres víctimas
de violencias incluirá la atención psicológica
y psiquiátrica y la habitación provisional en
los términos de la Ley 1257 de 2008.
La Ley 1257 de 2008, en su artículo 19, estableció
las medidas de atención a mujeres víctimas de
la violencia y a sus hijos e hijas. |
Entre las primeras
están la habitación y alimentación hasta
por 6 meses, prorrogables hasta por el mismo plazo. No obstante,
la CRES da significado a lo escrito en el artículo
18 del Acuerdo 029/12 como una duplicación de la cobertura:
hasta 180 días de internación total o parcial
(Hospital Día); hasta 60 sesiones de psicoterapia individual
y 60 de la grupal, la familiar y la de pareja, lo que no responde
a lo ordenado por las citadas leyes.
Conclusión: reducción
de beneficios
Como puede apreciarse, lo establecido en los artículos
revisados no se compadece con el escalonamiento de la enfermedad
mental en el perfil epidemiológico de la población
colombiana, criterio establecido por la Ley 100/93 como uno
de los que habría que atender para la actualización
del POS y retomado con el mismo fin por la Corte Constitucional
en su Sentencia T-760/08.
Se hace evidente entonces, tanto la reducción como
la no ampliación de beneficios en salud mental, ambas
dadas para los dos regímenes del sistema, implicando
una afectación inequitativa a las personas, por el
marcado gradiente de vulnerabilidad entre los más pobres
y el resto de la población, siendo los primeros los
que más soportan y en mayor magnitud su impacto negativo. |
Lo establecido no se
compadece con
el escalonamiento de la enfermedad mental
en el perfil epidemiológico de la población
colombiana, criterio establecido por la
Ley 100/93 para la actualización del POS
y retomado con el mismo fin por
la Sentencia T-760/08.
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Cabe resaltar, que la reducción
de la cobertura arriba mencionada no está encaminada
a la protección efectiva del derecho a
la salud según las necesidades de la población
(1) ni responde a
que el plan de beneficios sea
concebido desde una perspectiva distinta a la actual v.gr.,
por patologías u otro criterio de inclusión
de servicios de salud
(2), lo que se concluye
de la definición de POS del artículo 2 del Acuerdo
029, como
conjunto de tecnologías en salud
,
y no de enfermedades.
Adicionalmente a lo anterior,
las limitaciones
al derecho deben ser razonables y proporcionales. O sea, que
si bien el plan de beneficios no tiene que contener una canasta
de servicios infinita, la delimitación de los servicios
de salud incluidos debe respetar los principios de razonabilidad
y proporcionalidad en un contexto de asignación de
recursos a las prioridades de la salud. Por ello, es indispensable
justificar cuidadosamente cada supresión de servicios
como una medida que permite atender mejor nuevas prioridades
de salud, no como una reducción del alcance del derecho
(3), siendo esto último lo que se percibe del trato
dado por el Acuerdo 029 a la cobertura de la atención
a la salud mental.
Muy preocupante es que todo esto ocurra cuando el país
ha incluido, con la Ley 1122/07 y el Plan Nacional de Salud
Pública, a la salud mental en las 10 prioridades de
la salud en Colombia, dada la alta prevalencia de los trastornos
psiquiátricos en su población; y cuando instituciones
como la Defensoría del Pueblo, han desarrollado estudios
en los que se afirma una mayor morbi-mortalidad entre la población
con enfermedad mental, un desmejoramiento de su calidad de
vida y una mayor discapacidad laboral (4).
De esta manera, existe regresividad del Derecho por un lado
y, por otro, ausencia de su progresividad en los artículos
revisados 6
Notas:
1, 2 y 3: Sentencia T-760/08 de la Corte Constitucional, Magistrado
Ponente, Dr. Manuel José Cepeda.
4: Martha Lucía Gualtero, La salud mental en Colombia,
Parte 1, Defensoría del Pueblo, Programa de Salud y
Seguridad Social, 2008. |
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Bioética
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Esencia del ser médico
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Ramón
Córdoba Palacio, MD - elpulso@elhospital.org.co
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Recordemos,
someramente, cual es la verdadera misión del médico,
misión que no puede degradarse -dada la importancia de
lo que se le confía- a simple oficio, a simple desempeño
de un compromiso laboral. Al respecto enseña James Rosswell
Gallagher: « [
] la labor del médico, su privilegio
de ayudar a una persona, malgasta mucho de su oportunidad cuando
limita su atención a la enfermedad de su paciente». |
La
salud por sí misma carece de sentido, pues nadie desea
estar sano por el placer de estar sano. «No hay salud
cumplida sin una respuesta satisfactoria a la pregunta: Salud,
¿para qué? No vivimos para estar sanos, sino que
estamos y queremos estar sanos para vivir y obrar», afirma
Siebeck. Más aún, según Viktor Frankl,
también la vida necesita un sentido, y el médico
-que debe estar adecuadamente preparado en antropología
médica como fundamento de su saber- tiene la obligación
moral de colaborar y orientar al paciente en la búsqueda
de ese sentido.
Félix Martí Ibáñez en un precioso
artículo titulado Ser médico, nos
describe con meridiana claridad lo que es -o mejor lo que debe
ser- cada acción del médico en el ejercicio de
su profesión, en el sublime cuidado de la existencia
de quien la confía en sus manos: « [
] Pues
ser médico es mucho más que ser un
mero dispensador de píldoras o un carpintero médico
que remienda y compone carnes y almas rotas. El médico
es una piedra angular en la sociedad humana, y un intermediario
entre el hombre y Dios».
En otro aparte de su artículo es, si se quiere, más
conciso en lo que debe ser la estructuración espiritual,
académica y social de este profesional, y afirma: «Ser
médico es, en otras palabras, ser un hombre completo,
que sepa actuar en la ciencia como un profesional de calidad
e integridad; en la vida, como un ser humano dotado de buen
corazón y elevados ideales; en la sociedad, como un honesto
y eficaz ciudadano».
Hombre completo: aquel ser humano de sexo masculino
o femenino que obra siempre procurando el bien de sus semejantes
y que asume sin titubear la responsabilidad por las consecuencias
de su acción. Que sepa actuar en la ciencia como
un profesional de calidad e integridad: integridad que
implica dedicar toda nuestra atención al paciente que
nos confía el cuidado de su vida y que si por cualquier
circunstancia otro asunto nos distrae por la premura en resolverlo,
optemos por abstenernos de prestar nuestro servicio al paciente,
porque esa distracción no pocas veces involucra peligros
graves para su existencia.
Debemos tener presente que el médico, como tal médico,
no da vida: sólo la dignifica y cuida; pero como profesional,
sí puede menoscabar o destruir la vida misma o la salud
del paciente, con consecuencias éticas y legales graves.
Continúa, en la sociedad, como un honesto y eficaz
ciudadano: esta frase sintetiza el mensaje ético
de las anteriores, porque ser honesto y eficaz ciudadano
exige el trato cortés -aprendido en el hogar- para todo
ser humano, el reconocimiento de su dignidad intrínseca,
la búsqueda con él de su pleno bien, la lucha
incansable por la defensa de la vida en general y de la humana
en particular.
Las facilidades que nos brinda la tecnociencia -celulares,
BlackBerry, tablets, etc.- no pocas veces nos hacen
perder el sentido humano de nuestras labores. Y en las encomendadas
a la responsabilidad del médico, como lo afirmamos antes,
pueden acarrear graves e irreparables consecuencias para el
paciente y para la sociedad. Por respeto a nuestra profesión,
evitemos ser motivo de desprestigio, de suspicacia, de deshonra,
no agravemos la crisis que creó la vigencia de la Ley
100.
Vale la pena en el ejercicio de la medicina, hacer real el concepto
de Schweninger: « [
] Cuando veo a un enfermo, él
y yo estamos como en una isla desierta», pero si la compartimos
con logros de la tecnociencia, así sean los
populares celulares, BlackBerry, etc., deja de ser
desierta para mal del paciente y del médico. A guisa
de conclusión: «Con la vara que midieres serás
medido». «No hagas a los otros lo que no quisieras
que se haga a ti». |
NOTA:
Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-Cecolbe-. |
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Maestro, ¿qué es eterno?
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La
justicia para los de ruana. Si te robas una gallina, pequeño
saltamontes, te buscan por mar y tierra, y son capaces de
extraditarte de Groenlandia, de Alaska o de la Tierra del
Fuego, a Colombia. Pero si eres un delincuente de corbata,
de los que se roban ciudades enteras o se burlan de todo un
país, te declaran perseguido político
y te consiguen asilo en Panamá, o te dan una suite
por cárcel, con más lujos que carro de mafioso.
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