 |
|
|
 |
|
|
|
|
|
Quiero que se convierta
en oro todo lo que toque -dijo Midas.
¡Qué deseo más tonto, Midas! Eso
puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo
-le contestó el dios Sileno.
La minería colombiana pareciera regida por el Rey Midas.
Su manejo irracional convierte preciosas riquezas en irreparables
daños. Ante tantos desastres humanos, económicos
y ambientales, el dilema no es entre extraer los minerales
o dejarlos enterrados, sino entre dejar las riquezas del subsuelo
a merced del capitalismo salvaje o aprovecharlas racionalmente,
sin que se conviertan en ganancia de unos pocos y tragedia
para la mayoría.
|
Marmato (Caldas), un pueblo a punto de desaparecer por los
estragos de la minería; hoy está pendiente
de la aprobación de la gran minería a cielo
abierto por la canadiense Medoro Resources, para extraer
casi 12 millones de onzas de oro y 70 millones de plata,
lo cual implicaría el traslado del pueblo fundado
hace 475 años.
|
| Las
leyes de Marco Fidel Suárez (presidente de Colombia 1918-1921)
sobre recursos del subsuelo, desventajosas para el interés
público, y el manejo antinacional de las concesiones
petrolíferas por sucesivos gobiernos, siempre a favor
de los consorcios foráneos, son algunos antecedentes
de nuestra errática política minera y energética. |
| En
su serio estudio De señores de la tierra a señores
de las minas, el investigador social Alonso Cardona Arango
considera: Este tipo de desbalances entre actividades
económicas es un principio medieval y no de la democracia
moderna, y recuerda que en 1584 una de las Ordenanzas
de Minas del gobernador de Antioquia, Gaspar de Rodas,
decía: Los derechos del concesionario minero están
por encima de los propietarios de la tierra o de los titulares
de concesiones agrícolas. |
Detalle explotación de oro en
Marmato. Foto cortesía: Gabriel Botero.
|
Hoy,
429 años después, en un historial de expropiaciones,
nuestro Código Minero mantiene en esencia esa filosofía,
como lo demuestra el investigador.
Desregulación minera
Entre 2000 y 2010, señala el autor, el Estado
otorgó títulos de concesión minera sobre
5´856.878 hectáreas (5.13% del territorio nacional
continental), y había solicitudes para otras 67´482.895
hectáreas (59% del territorio) según datos de
la Contraloría General de la República. Ello implicaba
un drástico cambio de la vocación agropecuaria
con ingente daño ambiental y social. Cardona comprueba
con cifras que
el Congreso de la República
decidió, en medio de un país distraído
con la Zona de Despeje del Caguán, y cuando la minería
sin hidrocarburos no representaba más del 2% del PIB,
cambiar la vocación agropecuaria de gran parte del país
por vocación minera, y autorizó a quienes iban
a ejercer en el futuro la actividad minera a adelantar procesos
de expropiación de todos los predios e instalaciones
necesarios para ejercerla. |
Así,
la regulación minera va en contravía del
artículo 65 de la Constitución, el cual
consagra: La producción de alimentos gozará
de la especial protección del Estado. Para tal
efecto, se otorgará prioridad al desarrollo integral
de las actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras,
forestales y agroindustriales
. El Código
prohíbe arbitrariamente a toda autoridad regional
y a los planes de ordenamiento territorial seccional o
local, fijar zonas vedadas para la minería y da
plena autonomía al concesionario para definir las
condiciones de la explotación del mineral y de
los subproductos asociados, sin exigir el estudio de impacto
ambiental.
Indica el estudio que las normas del Código sobre
minería ilegal convierte en delincuentes a compradores
de joyas fabricadas con metales extraídos de una
mina sin título minero, y añade:
esta
decisión metió en un mismo saco a un grupo
importante de los mineros paramilitares o guerrilleros,
a quienes no les interesa legalizarse porque están
huyendo de la justicia, con miles de medianos y pequeños
mineros artesanales que son informales.Además,
la disposición deja a las futuras generaciones
sin bases suficientes para obtener sus recursos. |
El Cinturón de Oro
(en amarillo) en Colombia está atravesado por
las fallas geológicas (en rojo) Cauca y Romeral
que se desplazan de sur a norte, y por la Falla Caldas
Tear que se desplaza de occidente, las 3 activas, convirtiéndolo
en zona de altísima amenaza sísmica (recordar
terremotos de Popayán y Armenia) y volcánica,
que se agravaría con la explotación de
minerales a gran escala. Grupo de Geología UNAL,
UN Periódico No. 144, mayo/2011.
|
 |
|
En los 11 años estudiados, se otorgaron títulos
mineros en Colombia en un área de 5´856.683 hectáreas,
superior a toda la superficie ocupada por cultivos agrícolas
y un poco inferior a la de Antioquia, fuera de los títulos
dados antes de 2000, entre ellos los macroproyectos carboníferos,
minería artesanal informal e ilegal. Peor el caso de
Antioquia: en esos 11 años se solicitaron 2.367 títulos
con una superficie de 4´979.000 hectáreas (73%
del territorio). Razón tuvo la Corte Constitucional para
declarar inconstitucional la Ley 1368 de 2010 que reformaba
el Código de Minas, agrega la investigación.
La piñata minera
El primer ministro de Minas del presidente Santos, Carlos
Rodado Noriega, calificó la titulación minera
del período 2006-2010 como una piñata,
y dijo que no funcionó su reforma de Ingeominas. El Código
Minero de 2000 tampoco era un dechado de virtudes; el libro
en referencia lo compara con los mecanismos que se adoptaron
en el siglo XVIII en los Estados Unidos para la conquista del
Oeste: autorizar a miles de personas a coger cada una
el pedazo de tierra que quisieran, con la diferencia de que
en Colombia se autorizó a cazadores de rentas para imponer
servidumbres mineras o expropiar a los dueños de tierras,
al amparo de la declaratoria de utilidad pública e interés
social. |
|
El primer ministro de
Minas del
presidente Santos, Carlos Rodado Noriega,
calificólatitulación minera del período
2006-2010
comouna piñata, y dijo que no funcionó
su reforma de Ingeominas.
|
| Como
beneficios fiscales para los inversionistas estratégicos
(el huevito de la confianza inversionista), se eximió
a las multinacionales del impuesto de 7% sobre remesas; se bajó
el de renta de 38 a 34% en 2007 y a 33% en 2008, y se amortizó
40% de los activos fijos productivos. El analista Guillermo
Rudas Lleras, en Razón Pública.com
señalaba: Para 2009 esa exención al impuesto
a la renta significó $3.5 billones, que frente a regalías
por $6.5 billones el mismo año, benefició fiscalmente
a las compañías mineras con 53.8% de las regalías
totales pagadas por la minería y los hidrocarburos.
Alonso Cardona indica además: Desde el primer gobierno
del presidente Uribe, fue debilitada sensiblemente la institucionalidad
ambiental. |
 |
|
|
La minera: una locomotora
varada
|
| La
locomotora de la minería, una de las impulsoras del Plan
Nacional de Desarrollo 2010-2014, Prosperidad para Todos
del presidente Santos, está varada o no arranca, para
algunos. |
 |
Tanto mejor piensan otros, porque así hace menos daños.
Las trabas burocráticas, constantes cambios en el Ministerio
de Minas y desorden de las autoridades ambientales, son problemas
secundarios cuando hay cierta cautela del gobierno ante los
desmanes acumulados. Por ello, el Ministerio de Minas se abstuvo
de resolver un cúmulo de solicitudes de títulos
mineros, congelándolos hasta julio de 2013 por lo menos.
El investigador Alonso Cardona dice que en la estrategia
discursiva del nuevo gobierno, la minería
va a generar las regalías necesarias para superar la
pobreza, erradicar la indigencia, dinamizar el desarrollo regional
y financiar nuevos esfuerzos especiales en salud y educación.
|
| Pero
aclara: Aunque el contenido del Plan 'Prosperidad para
Todos' es bastante semejante al del gobierno anterior, el texto
expresa preocupaciones más profundas y que dan alguna
esperanza de que pueda haber un mayor control a la 'piñata'
de los títulos mineros sin ninguna seria consideración
ambiental. Lo último que se pierde es la esperanza,
verde como el moribundo sector rural colombiano. |
| |
 |
| Caramanta vive su
quimera del oro |
| El oro motivó
la fundación de Caramanta. Su escudo es un campo de oro
sobre el cual reposan otras riquezas. El precioso metal, que
con una explotación racional contribuiría a una
sana economía, con una minería depredadora y salvaje
se convierte en la peor maldición del pueblo. La problemática
de este municipio del suroeste de Antioquia, condensa la general
de Colombia. El programa de gobierno del actual alcalde, Julián
Andrés Granada Restrepo, respalda
el fortalecimiento
del sector rural mediante el apoyo incondicional al campesino
caramanteño y protegeremos los recursos naturales de
nuestro municipio porque es la verdadera herencia que les dejaremos
a nuestros hijos. |
Indica el investigador
Alonso Cardona en su libro De señores de la tierra
a señores de las minas, un riguroso estudio sobre
la problemática minera del oro en dicho municipio, que
a fines del año 2000 en Caramanta había 9.409
hectáreas para minería, sumando áreas en
explotación y las solicitadas para minas de oro y metales
asociados. Un municipio solicitado entero para minería,
recibió en varios años una suma ridícula
en regalías: $2.378.269.
|
 |
| Hoy el cuadro de concesionarios
lo dominan las empresas y no las personas naturales como ocurría
en el año 2000, y aparecen las multinacionales: la Anglo
Gold Ashanti (surafricana e inglesa), tercer puesto mundial;
Compañía Minera de Caldas, filial de Medoro Resources;
Marmato Gold S.A., Sociedad Minera Solvista y la firma de Mónica
Uribe Pérez, por encima de las personas naturales. Por
esto, el autor fustiga los privilegios otorgados a las empresas
extranjeras, a las cuales se concede el derecho a venir
al país a identificar dónde hay los minerales
que les interesan, solicitar judicialmente la expropiación
de lo que les estorba, extraer los minerales, obtener abundantes
ganancias con ellos -que no comparten con los colombianos-,
dejar los estragos ambientales y buscar otro sitio donde hacer
lo mismo. |
|
Cualquier
persona y en cualquier
tiempopuede promover acciones de nulidad
contrala Licencia Ambiental o contra la forma como
se ejecutan por el concesionario, parando
automáticamente una explotación.
|
| Alonso Cardona |
Minería
y terremotos
La erosión de la Zona Cartama, donde está
Caramanta, va más allá de los derrumbes permanentes
en los sitios Chirapotó y La Herradura que interrumpen
con frecuencia la Troncal Occidental (tramo de la vía
Panamericana que comunica el suroccidente colombiano con Antioquia
y el norte del país), asociados también a las
continuas explosiones de dinamita en las minas; más dramático
aún: Caramanta y todo el Cinturón de Oro
están atravesados por las fallas de Romeral, Cauca y
Caldas Tear, acentuadas por la minería irracional, y
que genera zonas de alta actividad tectónica y una minería
de altísimo riesgo sísmico y volcánico
(ver mapa de riesgo sísmico). Las mismas fallas incidieron
en los terremotos de Popayán en 1983 y Armenia en 1999,
y prevén los expertos que los próximos eventos
podrían ocurrir en localidades vecinas a Cali y Manizales. |
 |
| El estudio indica que
Caramanta tiene una oferta hídrica rica pero incierta,
que recibiría un grave impacto con minería de
gran escala por el excesivo consumo de agua, equivalente al
de una población de 20.000 habitantes, y traería
escasez y racionamiento. El Esquema de Ordenamiento Territorial,
vigente por Acuerdo del Concejo Municipal de Caramanta, cuya
visión a 2010 reza: Un municipio económicamente
autosostenible y rentable, convertido en el centro comercial
y agrícola de la región, es contradicho
por el Código Minero que en su artículo 37 desconoce
la competencia municipal para gestionar su propio territorio.
Este conflicto, señala el investigador Alonso Cardona,
lo podría solucionar la Corte Constitucional restableciendo
la competencia municipal usurpada o declarando inconstitucional
el artículo 37 del Código de Minas, violatorio
del Código de Régimen Político Municipal
que en su artículo 33 ordena una consulta popular cuando
una actividad turística, minera o de otro tipo amenace
con transformar los usos del suelo o las costumbres tradicionales
de un municipio. El estudio advierte sobre los impactos potenciales
de la minería de gran escala sobre la biodiversidad de
la Zona Cartama, en particular sobre especies vegetales en vía
de extinción como laurel piedro, palma macana, palma
de cera del Quindío, yolombó blanco, copachí,
gallinazo morado, nadador, drago, bolinillo, chaquiro real y
comino, y especies de fauna tropical como el oso andino, el
loro orejiamarillo y el gallito de roca. |
|
Asociaciones de Caramanta
están en
resistencia contra la depredación minera,
con caminatas, foros, talleres
y cabildos abiertos.
|
| También subraya
el grave daño sobre la cultura cafetera, como quiera
que la minería desplaza cada vez más trabajadores
agrícolas de ésta y otras regiones del país,
con perjuicios en las formas de vida y la cultura tradicionales,
y en el equilibrio ecológico de una tierra que muchos
no sienten como suya. Explica el autor: Las grandes mineras
tienen que quitar centenares y miles de hectáreas de
suelo superficial para destapar y pulverizar las rocas; ello
implica destruir bosques, desviar fuentes de agua, intervenir
santuarios de fauna y flora acabando con su hábitat por
deforestación, construcción de infraestructuras,
y por ruidos. Además, la minería destruye
porciones de selva y estrellas fluviales que alimentan a varios
municipios. |
 |
La
comunidad tiene la palabra
El sacrificado asesor de paz de la Gobernación
de Antioquia, Gilberto Echeverri Mejía, repetía
que sólo la voluntad decidida de todo un pueblo puede
parar una guerra. Y ésta puede ser del hombre contra
el hombre o contra la naturaleza. Así, las dragas, el
mercurio y el cianuro también pueden volverse armas de
destrucción masiva, si no se usan con inteligencia.
El investigador Alonso Cardona señala que cualquier
persona y en cualquier tiempo puede promover acciones de nulidad
contra la Licencia Ambiental o contra la forma como se ejecutan
por el concesionario, parando automáticamente una
explotación, máxime cuando el Estado colombiano
renunció a su intervención directa en el sector
minero sin hidrocarburos. |
Asociaciones de Caramanta
como las de Productores Agropecuarios, de Mujeres, Asocomunal,
de padres de familia y el Comité de Reconciliación
están en resistencia contra esta depredación con
caminatas, foros, talleres y cabildos abiertos, promueven la
producción agroecológica para la seguridad alimentaria,
piden crear la licencia social para la minería
y declarar inconstitucional el artículo 13 de la Ley
685 que señala la minería como actividad de utilidad
pública e interés social, excluir de la minería
las zonas vulnerables, reformar el sistema de regalías,
fortalecer las autoridades ambientales, redefinir las áreas
protegidas, hacer realidad los planes de manejo ambiental, y
promover la defensa colectiva de los municipios.
El autor del libro declaró a EL PULSO: En el largo
plazo se acaba el oro y, ¿qué queda? Por eso,
la comunidad se moviliza contra formas atentatorias contra el
medio ambiente de la región; una minería en gran
escala, que consume infinita cantidad de explosivos en tierras
profundamente frágiles, que las derrite el agua, es sumamente
riesgosa, además en una zona altamente sísmica.
Imaginemos unas tuberías, los llamados diques de
cola, los cuales llevan el oro disuelto en cianuro, y
que las fallas geológicas dañen esas tuberías
y los escapes permanentes lleguen a las fuentes de agua. Busquemos
mejor una minería en pequeña escala, controlada,
que mejore su tecnología, que respete el ambiente. Si
entra una compañía minera, ¿para quién
sería el agua: para la empresa o para los ciudadanos?.
En su película La quimera del oro, Chaplin
se burla de la loca fiebre minera. John Huston y sus compañeros
en El tesoro de la Sierra Madre, ríen cuando
el viento arrastra el oro en polvo, y Midas sólo es feliz
cuando se cura de su fiebre aurífera. ¿Se curará
Colombia de su ambición por el codiciado metal?. |
| |
|
|
|
|
 |
|
|
|