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| Reflexión
del mes |
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Sin padres, sin
infancia, sin pasado alguno, no nos queda otra posibilidad
que afrontar lo que somos, el relato que llevamos para siempre.
Los ideales son la única forma de saber que
estamos vivos.
El fútbol tiene la significación de
una guerra sin muertos, pero con conflicto. Con drama, reflexión
e ironía. Y amalgama a la familia, cosa que no consigue
la política.
Aunque quede ridículo que lo diga (con simplicidad),
uno siempre anda buscando los orígenes: ¡nuestra
identidad!.
Quizás lo único que me propongo al escribir
es quitarle a la literatura cierta solemnidad que tiene.
Tengo poca relación con la crítica. Me importan
los lectores, divertirme escribiendo y abrir un mundo que
mezcle la aventura con la política y el humor".
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| Osvaldo
Soriano (Argentina, 1943-1997) Periodista y escritor. Fue
futbolista y co-fundador del diario Página/12 (1987).
En 1973 publica Triste, solitario y final. En 1976 tras el
golpe de Estado se trasladó a Bélgica y París
hasta 1984. En Europa publicó No habrá más
penas ni olvido (1978), llevada al cine por Héctor
Olivera; Cuarteles de invierno (1980), mejor novela extranjera
de 1981 en Italia y llevada dos veces al cine. Estas novelas
y A sus plantas rendido un león, fueron publicadas
en 20 países y traducidas a 15 idiomas.
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Yo
decidí no ser médico, sino abogado. Sin embargo,
prefería leer historias clínicas a los archivos
judiciales; me aprendía de memoria las normas de salud
y en cambio las demás no; me apasionaba investigando
los errores médicos, en lugar de dedicarme a gacetas
judiciales, y empleaba incontables horas aprendiendo conceptos
y procedimientos médicos. Mis compañeros siempre
percibieron esa inclinación mía y la aprovecharon,
porque siempre me encomendaban los problemas que tenían
sus clientes con las atenciones médicas y las EPS.
En
una ocasión, a mi oficina entró mi compañero,
el Dr. Gorki, y mirándome fijo a los ojos me dijo:
Le pido un favorcito.
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El
padre de mi clienta está hospitalizado y necesita remitirlo
a otro hospital pero se lo niegan. Ayúdele. Haga lo
que sea, pero hágame quedar muy bien
ya le mando
pasar a mi clienta. Se trataba de una mujer madura,
elegante, educada y parca, que me dijo:
- Mi papá necesita una cirugía cardiaca en un
hospital de nivel 4, pero ahora está en un hospital
de nivel 2
y encontré uno particular donde le
hacen la cirugía, pero no me lo quieren remitir ni
darle de alta dizque porque puede recaer
¿Qué
me propone Usted? |
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Un Habeas Corpus, le dije.
- ¿Eso qué es?
- Es una demanda breve, que se resuelve de un día para
otro; y consiste en que el Juez obliga al hospital a remitir
al paciente, le respondí sin querer profundizar en
el tema, pero fue suficiente para que a ella se le iluminara
el rostro.
- Mmm
Si Usted me hubiera propuesto una tutela, seguro
que lo insulto, porque eso ya lo hice y hasta le pagué
a un abogado para eso, pero la perdí porque el juez
dijo que el hospital no le estaba negando nada y por eso no
había vulneración de derechos, porque le estaban
dando tratamiento médico. ¡Pero Usted me da esperanza!
Era obvio que no sabía de qué se trataba un
Habeas Corpus (1), y menos que nunca había sido usado
en el área de salud para remitir un paciente, pues
fue concebida para usarse en el área del derecho penal
como una acción jurídica para recobrar la libertad
del ciudadano arrestado sin causa legal. Volvió a entrar
el Dr. Gorki, comentando: Veo que le gustó la
asesoría, doña Alba, le dije que él era
el único que le podía ayudar. Y preguntó:
- ¿Y qué le recomendaste?
- Un Habeas Corpus.
- ¿Seguro? -mirándome desconcertado.
- Sí.
Sin más palabras, mi compañero despidió
a su clienta, prometiéndole que él mismo se
haría cargo del asunto. Cuando quedamos a solas me
pidió justificar mi sugerencia.
- Pues creo que lo mejor para remitir a un paciente que está
retenido contra su voluntad es el Habeas Corpus
porque
- ¿Retención ilegal? Dijo interrumpiéndome.
Explique eso.
- Él no quiere estar en ese hospital, y contra su voluntad
permanece allí, porque los funcionarios del hospital
no le dan salida
Y de nuevo me interrumpe:
- ¡Pero ese es un hospital privado!... Entonces el personal
que labora allí son trabajadores particulares y no
funcionarios públicos.
- Pero se les trata como tales por razón de la funcionalidad,
¡porque la salud es una función pública
del Estado! Y todo el dinero que mueve el sistema de salud
es público, incluyendo el que se usó para contratar
los servicios del hospital.
De inmediato lanzó una carcajada y me dijo extasiado
y sin dejar de reír:
- ¡Es la cosa más loca que he escuchado!
pero es coherente. Escriba la demanda que yo la presento.
Me dio la orden y luego pensó en voz alta
Me
imagino la cara del juez cuando le presente eso
ja.
Efectivamente así fue. Cuando esa tarde radicó
el Habeas Corpus, el juez se negaba a recibirle la demanda
porque no encontraba afinidad entre el problema del paciente
y la acción legal, pese a las explicaciones. Entonces
mi compañero le pidió al juez la negación
por escrito o que lo demandaría por prevaricato si
no le recibía el Habeas Corpus.
- Usted sabe que si niego el Habeas Corpus también
prevarico, porque esa demanda reúne todos los requisitos,
-dijo mientras le ponía el sello de recibido a los
documentos. Pero también es cierto que le admitió
los papeles, porque sabía que el Dr. Gorki era capaz
de cumplir su promesa, pues no sería el primer juez
que demandaba.
Al día siguiente, muy temprano, el juez penal estaba
en la puerta del hospital preguntando por el paciente. Se
presentó acompañado por dos policías,
el secretario de despacho y una máquina de escribir.
Todos los empleados y pacientes del hospital pensaban que
la presencia de la comisión judicial se debía
al trámite de una orden de captura contra algún
paciente, o porque se encontraba hospitalizado algún
presidiario. Pero no. Habían venido para tomar la declaración
del padre de la clienta de mi compañero y que resolviera
un cuestionario con preguntas como: Manifieste si Usted
se encuentra en este sitio retenido contra su voluntad
Manifieste si a Usted se le impide salir de este sitio
Manifieste
si Usted es obligado a permanecer aquí por algún
empleado de este hospital
y otras preguntas más
por el estilo, a las que el paciente respondió positivamente.
Entonces ya sin dudas sobre la intención del paciente
de querer irse del hospital, y la decisión de éste
en retenerlo -a pesar de estar estable en su salud-, la comisión
judicial se dirigió a la oficina del director del hospital,
en compañía de mi compañero y su clienta.
Estando todos en la oficina, el secretario de despacho leyó
el interrogatorio que respondiera el paciente, y luego el
juez penal le pide al director que exponga las razones para
retenerlo.
- ¡Es inaudito que estén haciendo esto! -exclamó
enojado el director. A este paciente se le ha brindado la
mejor atención
¡qué ingratitud!
Aquí no lo estamos secuestrando, pero no le damos salida
porque no ha recuperado la salud, o sea, si lo re-te-ne-mos
es por su propio bien.
- ¡Dirá: por el bien suyo! -puntualizó
sarcásticamente el Dr. Gorki, y luego pidió
la palabra para explicar su comentario: Lo único que
está haciendo el hospital es cobrando hotelería
por el paciente, pero por él no está haciendo
nada, porque aquí nunca va a recuperar su salud
Está claro en la historia clínica que él
necesita una cirugía cardíaca que sólo
la hace un hospital de nivel 4, y su hospital es de nivel
2. Solicito señor juez que, ahora que el paciente está
estable, sea remitido al hospital de nivel 4 donde ya tiene
programada la cirugía cardíaca que necesita.
- ¡Ninguno de Ustedes tiene autoridad para remitir al
paciente
ni el abogado
ni siquiera el juez
nadie! -gritó ofendido el director, y luego en un tono
más calmado, se dirigió a todos con autoridad.
Según el Juramento Hipocrático, sólo
el médico puede tomar decisiones sobre los pacientes.
- Ni Usted
-dijo el Dr. Gorki- ¿O acaso para
ese tratamiento de sostenimiento, Usted tiene el consentimiento
informado firmado por el paciente?
- No lo necesitamos -replicó el director.
- Les aclaro señores -intervino el juez, poniendo orden-,
que la regla que cita el director, o sea el Juramento Hipocrático
que tiene más de dos mil años, Colombia lo retoma
en la Ley 23 de 1981 o Ley de Ética Médica (2);
allí se exige la voluntad del paciente para cualquier
procedimiento médico, en concordancia con la norma
que cita el ... abogado en su demanda, o sea el artículo
primero del Código de Nüremberg (3), acogida por
todos los países del mundo, incluyendo Colombia, y
que obliga a aplicar únicamente tratamiento médicos
aprobados científicamente para las enfermedades, para
que no se experimente con los pacientes con otros tratamientos
sin el consentimiento de éstos. -Luego se dirigió
al director- Le repito la pregunta: ¿Tiene el consentimiento
informado firmado por el paciente?
- Nosotros sabemos lo que hacemos -respondió, evadiendo
la pregunta- y seguimos todos los protocolos médicos.
- ¡El único protocolo médico a seguir
en este caso es la orden médica para cirugía
cardiaca! -replicó el Dr. Gorki-, ¡y cualquier
otro tratamiento es experimentar con el paciente!
- ¡Nosotros no estamos experimentando con nadie! -increpó
indignado el director-.
- ¿Y cómo se llama ese tratamiento de mantener
estabilizado al paciente hasta que aguante
porque ese
tratamiento no lo cura, sólo lo va a sostener por unos
días
cuántos doctor? -dijo con ironía
el Dr. Gorki.
- Esto no es matemática; se nota su desconocimiento
sobre la medicina -atinó a responder el director-.
- Lo que sí sabe con precisión, es cuánto
cobra por cada día que sobrevive el paciente, ¡porque
esas sumas de hotelería si las hacen, cierto! -dijo
continuando el sarcasmo, el Dr. Gorki.
- ¡Usted nos insulta! Lo voy a demandar por difamación
-amenazó el director.
- Y yo por homicidio, si se muere el paciente por su experimento
de mercadotecnia
En ese momento, mi compañero es interrumpido por el
juez, en un intento por poner orden a la diligencia judicial.
- ¡Cálmense todos! Y Usted señor director,
presente el consentimiento del paciente, o en su defecto realice
las acciones pertinentes para darle continuidad a la cirugía
cardíaca, que es lo determinado por el médico
tratante. O sea, cumpla con la remisión al hospital
de nivel 4 que ya está contactado.
- Con todo el respeto que Usted se merece señor juez,
le insisto en que ni Usted ni nadie, tiene la autoridad para
obligarme a remitir un paciente.
Las palabras del director sonaron como un reto, que el juez
respondió:
- Le recuerdo que soy autoridad judicial por ser juez de la
república y como tal intervengo con toda la facultad
cuando ante mí denuncian una retención ilegal
de un ciudadano, como en este caso que lo pude probar con
el interrogatorio, y del cual Usted es causante, y como tal
es mi deber arrestarle.
De inmediato los dos agentes de policía se dirigen
hacia el director con la intención de detenerlo. Y
en ese movimiento dejan sonar el metal de las esposas que
retumbó en el silencio que se produjo en la oficina
tras la orden del juez.
- Usted no puede hacerme esto, y mucho menos Usted mismo remitir
al paciente
-exclamó desesperado el director,
mientras veía acercarse a los agentes.
- Eso último es cierto. -Atinó el juez, y luego
continuó dando órdenes-. Señor secretario,
comuníquese con el Instituto de Medicina Legal para
que de inmediato envíen un médico que haga un
peritazgo al estado de salud del paciente y dictamine concepto
acerca de la orden para cirugía cardíaca y remisión
a clínica de nivel 4, para cumplir la orden médica.
Luego de esto, el director comprende que no lo necesitan para
remitir al paciente, y que también es inminente su
arresto; entonces, para presionar algún arreglo acude
a la conciencia de la familiar del paciente: - Doña
Alba: Usted no me puede hacer esto
nosotros que le dimos
la mejor atención a su padre
.
- Y nuestra intención no es hacerle ningún daño
-le
dijo el Dr. Gorki con aire pacificador-. Nosotros sólo
buscamos la remisión del paciente, eso es todo. Conciliemos.
Finalmente, el director accedió a remitir el paciente
y nosotros a retirar la demanda, cosa que tranquilizó
al juez, porque desde el principio no quería recibir
la demanda. Sin embargo luego le agradeció a mi compañero
por haberle llevado el caso, porque lo sacó de la monotonía
del despacho y sintió que salvó una vida.
Paradójicamente, la clienta no quedó contenta
con el trabajo, por el contrario, se negó a pagar los
honorarios porque según ella la hicimos avergonzar
ente el director y los médicos del hospital. Pero al
Dr. Gorki nada lo desalentaba, y este caso lo hacía
sentir mejor abogado, según me confesó:
- Ahora entiendo porque Usted se obsesiona con estos casos,
a pesar de la ingratitud de los clientes. Es muy gratificante
saber que uno está salvando vidas, no sólo ganando
demandas. Desde el principio el vértigo se siente porque
iniciamos con una propuesta loca, como el Habeas Corpus
para remitir al paciente; y es muy excitante el debate porque
son temas nuevos para todos: jueces, clientes, contraparte,
médicos. Pero la verdad yo tenía la ventaja
porque usted me anticipó los argumentos del médico,
y él repitió cada idea que me dijiste que iba
a usar para justificar su negación a remitir. Y en
otra cosa que acertaste, fue en la actitud de la clienta.
¡Qué ingrata!
- Es que la gente todavía respeta más a los
médicos, que a la vida, -le dije 6
Notas
1. Constitución Política
de Colombia, artículo 30. Reglamentado por la Ley 1095
de 2006. Quien estuviere privado de su libertad, y creyere
estarlo ilegalmente, tiene derecho a invocar ante cualquier
autoridad judicial, en todo tiempo, por sí o por interpuesta
persona, el Habeas Corpus, el cual debe resolverse en el término
de 36 horas.
2. Ley 23 de 1981, Artículo 15. El médico no
expondrá a su paciente a riesgos injustificados. Pedirá
su consentimiento para aplicar los tratamientos médicos
y quirúrgicos que considere indispensables y que pueden
afectarlo física o síquicamente, salvo en los
casos en que ello no fuere posible, y le explicará
al paciente o a sus responsables de tales consecuencias anticipadamente.
3. Código de Nüremberg, artículo 1. Es
absolutamente esencial el consentimiento voluntario del sujeto
humano. Esto significa que la persona implicada debe tener
capacidad legal para dar consentimiento; su situación
debe ser tal que pueda ser capaz de ejercer una elección
libre, sin intervención de cualquier elemento de fuerza,
fraude, engaño, coacción u otra forma de constreñimiento
o coerción; debe tener suficiente conocimiento y comprensión
de los elementos implicados que le capaciten para hacer una
decisión razonable e ilustrada. |
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En un lejano
país llamado Colombia, donde sus pobladores sufren
de un mal llamado apatía, hace ya casi 20 años
apareció otra terrible enfermedad llamada Ley 100,
al parecer inducida por el interés de algunos en los
dineros que los pobladores destinaban a curar los males que
afectaban su salud.
Cuando este engendro sale de su casa paterna en el Senado
de la República, se vale de todas las mañas
aprendidas y elimina a todos aquellos personajes de la vida
nacional que |
podrían oponerse
a sus maléficos planes: desaparece a salud pública,
encarcela a investigación, desaparece a vigilancia
epidemiológica y desconoce a educación médica.
Con el camino despejado, inicia entonces una gira por todo
el territorio nacional, dejando a su paso una estela de enfermedad
y muerte; sus víctimas son principalmente personas
vulnerables como mujeres, niños y ancianos. |
| A su paso por pueblos y
ciudades, el panorama de la salud de las mujeres y niños
colombianos empezó a deteriorarse hasta llegar a cifras
preocupantes que difícilmente se podrán revertir:
Altas razones de mortalidad materna y perinatal; 90% de muertes
maternas evitables; 21% de adolescentes embarazadas; muerte
de niños por desnutrición y diarrea; cifras
de sífilis gestacional y congénita similares
a las de países desarrollados en la era pre-antibiótica,
es decir como las de Estados Unidos hace 60 años; tasas
de transmisión materno-fetal del virus del sida que
duplican y triplican las de países responsables en
salud pública; cada año 250 a 300.000 admisiones
por aborto inseguro a consecuencia |
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de barreras impuestas
a las mujeres para acceder a un derecho ganado en franca lid
en 2006 con la promulgación de la Sentencia C-355 de
la Corte Constitucional para acceder a la terminación
del embarazo en circunstancias especiales, que les garantizaran
el derecho a vivir ante condiciones que amenazaran su vida
y su salud
A los síntomas de deterioro de esa grave enfermedad,
se sumó otro más grave que requería intervención
inmediata para evitar males mayores a los que ya padecían
los colombianos. Hace ya casi dos años, Ley 100 inició
un cierre sistemático de camas en servicios obstétricos
y de neonatos, con afectación significativa de la oportunidad
de atención a mujeres en trabajo de parto y niños
enfermos. A la fecha ha cerrado más de 600 camas de
estos servicios en el país, muchas de ellas en Antioquia,
con el argumento de que no son rentables económicamente,
o por incumplir requisitos absurdos y onerosos del sistema
de habilitación exigido por la Dirección Seccional
de Salud de Antioquia. |
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Hace casi dos años,
Ley 100
inició un cierre sistemático de camas obstétricas
y
de neonatos:ha cerrado más de 600 camas en el país,
muchas
en Antioquia, porque no son rentables económicamente
o por incumplir requisitos absurdos
de habilitación.
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Esta situación
fue denunciada ampliamente por la Sociedad Colombiana de Pediatría
y otras voces aisladas, pero no ha pasado nada. Los colombianos
se preguntan entonces: ¿Cuántas muertes se requieran
para que los responsables saquen tiempo y se ocupen por la
salud de lo más preciado de la sociedad colombiana:
las madres y los niños?
Cuentan quienes estuvieron presentes, que el parto
de este engendro llamado Ley 100 fue múltiple y bastante
traumático, que no había médico y fue
atendido por un economista. A sus otros hermanos gemelos los
conocen muy bien los colombianos, pero vale la pena recordarlos:
el más famoso se llama PASEO DE LA MUERTE: ha asesinado
a maternas y niños en todo el país, Impunidad
lo protegió y Superintendencia nunca lo quiso llamar
a indagatoria. Otro bastante ambicioso e insaciable se llama
CORRUPCIÓN, desfalcó y quebró el sistema
y sigue libre, pues le dieron algunas EPS por cárcel
con comodidades como canchas de golf, polo y gimnasios. Una
hermana llamada DESIDIA contagió a la mayoría
de los funcionarios de salud de entidades públicas
y privadas, y lo sigue haciendo, y dicen los doctores que
no hay cura para ella, pues desarrolló inmunidad al
parecer de carácter irreversible, debido la ingesta
de una poderosa sustancia llamada procuradurina de depósito.
Ahora RENTABILIDAD, otra hermana, se dedicó a cerrar
camas en servicios de obstetricia y neonatología, y
espera que su hermano PASEO DE LA MUERTE empiece su trabajo
en compañía de PRODUCTIVIDAD, otra de ellas
que mira sólo eso y le importa un bledo la salud y
la vida de las mujeres y niños colombianos. |
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Una de las hermanas llamada HABILITACIÓN
durante años guardó un bajo perfil, pero últimamente
sacó las uñas y se ensañó en servicios
de maternidad y pediatría; es exigente de lo absurdo
y caprichosa en lo costoso; no le gusta que los servicios
de cuidados neonatales estén cerca de las salas de
parto ni que las salas de cirugía ginecológica
estén cerca de las de maternidad, simplemente porque
no le gusta y entonces las cierra, y también le importa
un bledo que las cirugías de las mujeres se atrasen
o no se realicen y que los niños se mueran. |
Ante todas estas fechorías,
SUPERINTEN-DENTE, quien supuestamente debería ser el
poderoso de los hermanos, no dice nada. Se afirma que como
consecuencia de un trauma en el parto quedó ciego y
mudo y al parecer tampoco le salieron dientes, por eso no
muerde, no oye, no habla ni opina sobre lo que está
ocurriendo. Sus hermanos no quieren que se alivie. No lo afiliaron
a salud por temor a que recobre la visión, el oído
y le salgan dientes y de pronto muerda a alguna EPS y se disminuya
el botín.
Ante semejante hecatombe y ante el miedo intenso por el regreso
inminente de PASEO DE LA MUERTE recargado, algunos colombianos
empezaron a despertar; las sociedades científicas se
desperezaron, recordaron su verdadera misión y empezaron
a reunirse, a citar a sus asociados, sacaron comunicados,
organizaron marchas de protesta, por fin se unieron y empezaron
a trabajar en equipo. Llamaron a las asociaciones de mujeres,
a los llamados usuarios o mejor afectados o contagiados por
esa terrible enfermedad llamada Ley 100, buscaron algunos
políticos que no estuvieran muy contaminados por ella
y consultaron a sectores de la academia que todavía
no estuvieran muy comprometidos por sus efectos adversos.
Hoy todos estos colombianos esperan que los hijos de la Ley
100 y quienes la manejan como MINSALUD, secretarias de salud
municipales y direcciones seccionales de salud, también
despierten y busquen curas y medidas de contingencia para
evitar más filas de espera eternas en IPS, más
muertes de mujeres gestantes y niños por causas evitables,
más desesperanza para un pueblo que no aguanta más
corrupción, más guerra, más politiquería
ni más desidia de los responsables de la salud de los
colombianos.
El final de este cuento todavía no se conoce. Quisiera
que tuviera un final feliz. Sólo espero que los responsables
de este desastre no tengan muy afectado el cerebro y menos
el corazón por este mal, y por fin decidan parar esta
catástrofe que los deja muy mal parados ante las mujeres
y los niños colombianos, pero mucho peor ante la historia |
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Bioética
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Causa
verdadera sorpresa y verdadera lástima mirar en los sitios
de venta de periódicos y revistas de la ciudad el alto
porcentaje de prensa amarilla, sensacionalista,
patrocinada y editada en instituciones otrora modelos de cumplimiento
de uno de sus deberes primordiales, el de formación de
la conciencia popular en lo justo, en lo ético, en lo
noble en cuanto a comportamiento humano. Infortunadamente la
venta de estos papeluchos sobrepasa en mucho el de la prensa
no amarilla. |
¿Han
pensado los editores, los patrocinadores y aún los anunciadores
el mal que se produce en la sociedad con estas publicaciones?
El asesinato, el robo, la extorsión, etc., descritos
con detalles morbosos, con coloridos atractivos, se hace tan
cotidiano que el común de las gentes no reacciona moralmente
sino que lo tolera cuando no es que la exalta.
Cuántos niños, jóvenes y aún adultos
con una deficiente formación ética y moral buscarán
en el crimen la manera de sentirse parte de una sociedad que
les ofrece muy poco como miembros suyos, que para nada se ocupa
de la dignidad intrínseca de su existencia, que no pocas
veces sólo los explota en los más ruines oficios,
que nunca les brindó posibilidad de educación,
etc., sentirán que al menos en el delito serán
reconocidos, serán personajes, la comunidad
los distinguirá por su nombre, por su fotografía,
por el relato minucioso de su acción, quizás durante
varios días y en varios periódicos. ¿Desde
cuándo la ética del periodista, del comunicador,
es desmoralizar la comunidad en vez de orientarla en la búsqueda
del bien hacer, de la formación de hábitos éticos
de con-vivencia, del progreso moral en el sentido de evitar
toda conducta delictiva? ¿Necesitará la prensa
tradicional que se ganó la estimación y el respeto
de la sociedad por su honestidad y por la defensa del bien entendido
como conducta correcta, respetuosa de la vida y de los bienes
ajenos, esos dineros ganados con la deshonestidad y la siembra
consciente del mal social?
En su defensa podrán objetar que relatan hechos reales
de la vida social y que callarlos es mojigatería, que
su publicación tiene como finalidad educar mostrando
la maldad para que se evite, se le ponga un límite, etc.
Son argumentos inaceptables: en primer lugar, el bien no se
enseña exaltando el mal, describiendo éste con
coloridos que lo hacen atrayente y sin mencionar siquiera el
bien que pretenden revelar; en segundo lugar, la decencia, el
comportamiento honesto, se enseña describiéndolo
como es, con vocablos comprensibles para el común de
las gentes, en forma de que cada quien se sienta atraído,
iluminado, por la presencia de tales ideales por convicción,
no por imposición.
Sí, es tan noble y delicada la función social
del periodismo que no cumplirla exactamente, fielmente, es convertirla
en instrumento de corrupción. |
| NOTA:
Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-Cecolbe-. |
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Maestro, ¿qué es eterno?
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La
reformitis de los sistemas de salud en Colombia. Recuerdo,
pequeño saltamontes, que a mí me tocó
el médico familiar, eso sí era atención.
Después crearon el Seguro Social que lo dañaron
a punta de burocracia, corrupción y politiquería.
Luego lo quebraron para decir que no servía. Después,
el embeleco de la Ley 100 y nos montaron en la vaca-loca con
las EPS, después la ajustaron con la Ley 1122 que no
ha funcionado en lo bueno pero sí en lo malo, y después
Uribe con su emergencia social que gracias a Dios se la tumbaron.
Ahora la Ley 1438 que no la han podido reglamentar y ahí
andan encarretados con la ley ordinaria y la ley estatutaria...
Muchas reformas y poca salud. Como dice Pedro Picapiedra,
¿qué inventarán después?
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