DELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 221 FEBRERO   AÑO 2017    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


Musicoterapia,
la forma más bella de sanación
Hernando Guzmán Paniagua , Periodista - elpulso@sanvicentefundacion.com

Durante miles de años, la música le ha brindado al hombre sanación física y espiritual, equilibrio con el cosmos, placer y regocijo.
2700 años antes de Cristo, los sumerios invocaban a Dumuzi, dios de la medicina y de la música para ahuyentar a los demonios de las pestes. En Egipto, curaban con cantos y respiración rítmica. “La armonía musical otorga equilibrio a las distintas partes del cuerpo”, decía Platón. Emprendía camino la musicoterapia.
En su “Historia de la Musicoterapia”, el profesor Ignacio Calle Albert plantea que las musas griegas sanaban con su canto sagrado, mientras Avicena trataba con música el insomnio, la amnesia, la depresión y la ansiedad, Xenócrates en Grecia aliviaba la neurosis con las notas del órgano; en Roma, curaban lumbagos, fiebres y úlceras con la flauta. La monja y música Hildegard von Bingen, en el siglo XII, cantaba sus canciones e himnos para tratar a los enfermos en la abadía.
“No cura, ayuda”: Alberto Correa
“La palabra musicoterapia está mal entendida. Sería curar con música y realmente no cura, es una terapia de ayuda, el uso dosificado de la música en la reeducación, tratamiento y rehabilitación de pacientes susceptibles de mejorar con terapia musical”, declaró a El Pulso Alberto Correa Cadavid, músico y médico musicoterapista. Él parte de los elementos primarios de la música: melodía, armonía y ritmo y de los secundarios: expresión corporal y trabajo grupal.
Anotó también que sus “cinco grupos de pacientes tienen problemas psiquiátricos, trastornos de aprendizaje, sensorial, algunos son ancianos, y un grupo pertenece a las aplicaciones experimentales de la música”. Por décadas, restauró la comunicación al infante autista con la música como puente, rehabilitó adictos y pacientes agresivos; pacientes con dislalias, dislexias y discalculias volvieron a hablar, leer, escribir, dibujar, sumar y multiplicar. Niños con desarrollo retardado, por falta de oxígeno en el nacimiento, recuperaron los ítems del esquema corporal mediante meloterapia, ritmoterapia y armonoterapia.
El experto también explicó: “Según el principio de ISO, Identidad Sonora de cada ser, cada paciente sintoniza con la música de su estado mental. El excitado, con música excitada, el deprimido, con música afín. Vibrando en consonancia, se pasa de suave a fuerte o viceversa. Cuando me gradué de médico, le decía a un señor a quien se le murió la mamá: distráigase, pasee, baile, el peor consejo, uno deprimido, ¿cómo va a bailar? Pero si pone en su pieza músicas adecuadas, se serena y supera su depresión”.
“En lo sensorial -dijo el maestro- no curamos sordos, sordomudos ni ciegos, pero sí ayudamos a desarrollar su sentido musical 150%. Los ciegos son excelentes músicos, para hablar, el sordo necesita oír; no puede pero sí percibe las olas rítmicas. Una percusionista en Medellín, oía la orquesta por los pies, tocando descalza. La parálisis, sobre todo la infantil, ya muy superada, se trata tocando instrumentos simples como la flauta dulce, acoplada al respirador como se hizo en Argentina. No es oír música, es hacer música”.
“La musicoterapia es la combinación de la
ciencia y el arte, el uso creativo de la música en
un programa preventivo y terapéutico, para desarrollar
cambios positivos y habilidades, modificar conductas
y/o explorar potenciales para la expresión y realización del
individuo, desde la madre gestante y su bebé
hasta el paciente terminal”
Dra. Clara Solórzano Peláez.
“La musicoterapia advirtió- no cura males de los ancianos, pero la danza, la audición y el interpretar música, les da sentido de pertenencia y ganas de vivir. En lo experimental, con un cuarteto tocamos música del Renacimiento y las maternas tenían partos normales en el Hospital de San Vicente de Paúl, en 1966. Luego lo hicimos en Bogotá con primerizas, sin anestesia; hoy se hace en todas partes. El Estudio Polifónico de Medellín que dirijo, aportó mucho. En plena cirugía de corazón abierto, me pusieron música de Juan Sebastián Bach. Dormí. Al despertar, más música y, al otro día, un dúo de violín y acordeón tocó para los pacientes en cuidados intensivos”.
“La música mejora al hombre”
En el pasado, para el escritor y teólogo inglés Thomas Shalter y el traductor italiano Ortensio Landi, la música era lasciva y “veneno que afemina los espíritus”. Colombia en los años 60´s nunca aprobó la musicoterapia, las universidades no investigaban, no se abrían escuelas y sus grandes enemigos, los médicos, negaban su “logicidad”. La Universidad del Cauca cerró la Facultad de Musicoterapia adscrita al Conservatorio y el propio Ministerio de Educación desautorizó un congreso nacional en Bogotá. “La situación en 40 años ha cambiado muchísimo, ya es al menos una terapia alternativa, a mí todavía me mandan pacientes. Di tres conferencias muy bien recibidas en la Academia de Medicina de Medellín. En Estados Unidos 16 universidades investigan, ya es hora de estudiar seriamente, y ser reconocidos por el mundo científico”, dijo el maestro.
Ciencia y arte
“La musicoterapia es la combinación de la ciencia y el arte, el uso creativo de la música en un programa preventivo y terapéutico, para desarrollar cambios positivos y habilidades, modificar conductas y/o explorar potenciales para la expresión y realización del individuo, desde la madre gestante y su bebé hasta el paciente terminal”, declaró a El Pulso la médica y musicoterapeuta Clara Solórzano Peláez.
En sus aulas está el niño que no ha adquirido el habla, el adulto que la perdió por una trombosis cerebral, aquellos que demandan estimulación psicomotriz, quienes sufren alteraciones del desarrollo, niños y jóvenes drogadictos o infractores en plan de rehabilitación y una pléyade de víctimas del estrés y la ansiedad. En lo preventivo, la doctora Solórzano valora así su trabajo: “Es aprender una rutina diaria de música y movimiento, incorporarla a su vida cotidiana y enseñarla a los pacientes. Yo la practico cada día, comprende: música y activación para un drenaje del movimiento y luego música de relajación”.
Su academia Clarasol, de Medellín, se enfoca especialmente en el manejo preventivo del estrés, la ansiedad y otros trastornos psicosomáticos individuales y con grupos. “Una vez refirió- llegó un ejecutivo muy estresado. Hicimos los distintos pasos: drenaje, apertura, estiramiento, automasaje, relajación. Lo cité para la semana próxima. Me miró furioso y me dijo: Doctora, ¿usted cree que con esta pendejada yo me voy a aliviar? Le respondí: Tranquilo, no me pague la consulta. Haga esta rutina una semana, y luego hablamos. Volvió muy puntual, me miró y me dijo: Doctora, ¿usted qué me hizo…?”



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