Aunque se han realizado varios estudios y análisis
sobre la implementación y viabilidad del régimen
subsidiado, aún falta mucho conocimiento sobre sus
efectos reales en cuanto a los propósitos de la reforma,
esto es, facilitar el acceso de la población excluida.
En este sentido se adelantó la investigación
"Condiciones de acceso y sostenibilidad financiera
del régimen subsidiado de salud en Antioquia",
realizada durante el año 2001 y apoyada por la Universidad
de Antioquia y la Dirección Seccional de Salud de
Antioquia. El estudio fue realizado por los investigadores
Jairo Humberto Restrepo Zea, Esperanza Echeverri López,
Johanna Vásquez Velásquez y Sandra Rodríguez
Acosta, con la participación del estudiante de maestría
Juan José Rey Serrano.
¿Qué se quiere saber
sobre el régimen subsidiado?
Con esta investigación se pretendía conocer,
por una parte, las condiciones de acceso de la población
subsidiada en Antioquia, de manera que se hiciera una aproximación
sobre el proceso que sigue esta población para recibir
atención médica, identificando entonces la
eficacia de la estrategia de aseguramiento para remover
barreras y generar facilidades para el acceso, tanto en
términos potenciales como reales. Por otra parte,
se quería analizar la sostenibilidad financiera del
régimen, a partir de elementos relativos al acceso
de la población afiliada y la situación futura
en términos del gasto y la disponibilidad de recursos.
Una hipótesis de la cual se partió, la cual
sirvió de referencia para diseñar la metodología
y orientar la investigación, la misma que fue corroborada,
se refiere a la reducción de la brecha entre el plan
de beneficios que ofrece el régimen subsidiado, expresada
mediante la diferencia entre la unidad de pago por capitación
-UPC- y el gasto en servicios por parte de las Administradoras
del Régimen Subsidiado -ARS-.
Panorama nacional
Desde su informe de 2000, el Consejo Nacional de Seguridad
Social en Salud señaló con preocupación
que el aumento de la cobertura en el régimen subsidiado
presenta serias limitaciones financieras, sin que sea posible
garantizar la universalidad. Pero además de este
aspecto macro que enseña una crisis de sostenibilidad
de la cobertura, varias evidencias y opiniones coinciden
en apuntar el rebosamiento que presenta la UPC, especialmente
por las atenciones de alto costo, de manera que se han perdido
atractivos de rentabilidad y por esto las ARS que tenían
un fin de lucro ya se retiraron.
Se ve entonces que el futuro del régimen está
doblemente comprometido: no es posible afiliar más
población y, además de que el plan obligatorio
de salud subsidiado -POSS- no puede ampliarse, tal vez se
complique su financiamiento a través de la UPC. Ahora
bien, en cuanto a los efectos que ha traído la cobertura
sobre la población subsidiada, si bien se reconocen
sus bondades para permitir el acceso a los servicios, varios
estudios identifican barreras económicas y la desigualdad
en el aseguramiento y la utilización de servicios.
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Cobertura
Partiendo de la evolución que ha tenido la afiliación
desde 1996 hasta el año 2000, se aprecia un incremento
en la cobertura, de 817,820 personas a 1´112,272 entre
uno y otro año. Sin embargo, la tasa de crecimiento
de la afiliación ha disminuido, sobre todo desde 1997,
lo que muestra una tendencia hacia el estancamiento. En términos
de cobertura específica, si bien Antioquia inicialmente
estuvo por encima del promedio nacional, luego de la política
encaminada a nivelar las coberturas departamentales, ahora
se encuentra en un nivel prácticamente igual al del
país, con el 60% de la población -NBI-.
¿De qué ha servido esta cobertura?
Aunque no se posee información que permita diferenciar
la situación de la población subsidiada, antes
y después de recibir el seguro de salud, se tienen
algunas evidencias que muestran las ventajas de esta población
sobre los vinculados o población pobre que no está
afiliada al régimen subsidiado. Es así como,
en primer lugar, a partir de la Encuesta de Calidad de Vida
de 1997 se cuenta con varios datos para Antioquia sobre la
mayor probabilidad que tiene una persona para acceder si pertenece
al régimen subsidiado o es vinculada, de modo que en
el primero, un 35% de la población enferma no acude
a los servicios formales, mientras en el segundo el porcentaje
sube hasta el 57%; además, dentro de las razones para
no acudir a los servicios, en el primer caso la falta de dinero
explica el 47%, y en el segundo el 69%.
En segundo lugar, los casos explorados sobre prestación
de servicios enseñan unas frecuencias de uso diferentes
y, en general, una mayor utilización por parte del
primer grupo de personas, notándose especialmente la
diferencia en su favor en la entrega de medicamentos, odontología
y consulta médica, mientras la población vinculada
registra usos similares o incluso superiores en urgencias
y hospitalizaciones.
Desde la perspectiva cualitativa se plantean cosas similares.
De manera especial, entre la población beneficiaria
existe el convencimiento sobre las bondades de estar afiliado
al régimen subsidiado y su preocupación en torno
de esto se centra en los mecanismos de inclusión, de
modo que además de cuestionar la encuesta del Sisben
y la selección de los beneficiarios, se adopta una
actitud solidaria en relación con quienes no están
incluidos. Por otra parte, se admite que la afiliación
ha beneficiado a la población más pobre, a la
de la zona rural y algunos grupos vulnerables; los costos
de los servicios son menores en comparación con los
de las personas no incluidas y se posee una mayor posibilidad
de acceder a los servicios costosos o especializados.
En términos generales, estos resultados dan cuenta
de la posible efectividad del aseguramiento para lograr el
acceso a los servicios de salud, ya que las facilidades, seguro
y servicios baratos, remueven las barreras impuestas por el
pago de servicios; sin embargo, el seguro no da cuenta de
las facilidades que se dan en términos de la localización
de la fuente regular de servicios, pago por transporte y pago
por medicamentos, siendo estos los que siguen imponiendo costos
a personas ubicadas en zonas rurales dispersas, clasificadas
como NBI y que afirman no acceder a servicios de salud en
el sistema formal por falta de dinero. Es posible inferir
que las horas en las que el servicio está disponible
es otro limitante, no removido por la estrategia de aseguramiento.
Perspectivas financieras
Para analizar las posibilidades de aumentar la cobertura,
a partir de la disponibilidad de recursos en el departamento,
se estimaron varios escenarios para el período 2003-2008.
Se observa que aún en el escenario más optimista
de generación de recursos, se crearían $22,336
millones más que en un escenario de estancamiento de
las fuentes, y en esa situación el mayor logro que
se puede realizar en cobertura es de un 79% de la población
NBI del departamento (ver cuadro). Se comprueban así
las preocupaciones generadas a nivel nacional sobre la sostenibilidad
financiera y el llamado de atención que desde la investigación
"Monitoreo Local de la Reforma al Sector Salud en Antioquia
en 1997" (Restrepo, 1997), donde se afirma principalmente
que el sistema general de seguridad social en salud presenta
una seria restricción de recursos en el largo plazo,
por lo cual no es posible considerar de una manera seria la
posibilidad de aumentar la cobertura.
Conclusiones
La investigación pone de presente los dilemas que enfrenta
el país frente al régimen subsidiado, los cuales
pueden plantearse en términos generales como de permanencia
del régimen o una reforma que le dé un vuelco
grande. Más específicamente, se sugiere adelantar
una discusión y profundización de la investigación
en torno de los siguientes aspectos o dilemas:
¿Cuál puede ser la cobertura en términos
del plan de beneficios? Entre un plan infinito y uno limitado.
¿Cómo financiar este plan? Entre una UPC achicada
que vulnera la calidad y la rentabilidad de los prestadores
y una UPC más amplia que compromete más recursos
públicos.
¿A quiénes cubrir con el seguro o plan de beneficios?
Entre el grupo de los más pobres y el grueso de la
población, los pobres y los no tan pobres.
¿Cómo distribuir la cobertura en el territorio?
Entre la igualdad de coberturas y la disparidad regional y
local.
En cuanto a la visión de los actores, existen elementos
de consenso que permitirían fortalecer el régimen.
En especial, se reconoce la importancia del seguro para garantizar
el acceso de la población pobre, de modo que desde
diferentes perspectivas se valida el aseguramiento como estrategia
de política y se genera una conciencia positiva para
ampliar su cobertura. Sin embargo, también hay diferencias
que ponen en entredicho la estabilidad de la política,
las cuales surgen al momento de preguntar por el funcionamiento
del régimen y su futuro. Así por ejemplo, mientras
los usuarios se apropian cada vez más del derecho a
la salud y reclaman y defienden su afiliación al régimen,
critican la manera como se les niega servicios o se enfrentan
a trabas para realizar los tratamientos; los administradores
o aseguradores juzgan a los usuarios por abusar de la utilización
de los servicios y manifiestan una enorme preocupación
sobre su futuro por falta de rentabilidad y el crecimiento
de las atenciones de alto costo.
La aceptación del régimen subsidiado permite
plantear una tesis sobre legitimidad del régimen subsidiado
que consiste precisamente en el hecho de aceptar la operación
del seguro en cuestiones prácticas y tangibles como
la tenencia del carné de la ARS. Sin embargo, esta
tesis no es una cuestión de carácter absoluto.
Si bien el seguro es una condición necesaria para facilitar
el acceso, no es suficiente y pueden ilustrarse casos de afiliación
al régimen con la existencia de barreras al acceso
potencial y real. Es así como, por una parte, las barreras
económicas y geográficas tienen un peso importante
que impiden el acceso; además, se poseen evidencias
sobre la continuidad dentro del sistema de prestación
de servicios, de modo que aunque la persona pueda llegar a
consulta médica, se dificulta su paso por ejemplo a
consulta especializada o ayudas diagnósticas.
Por último, el acceso real en el régimen subsidiado
enfrenta algunas dificultades sobre las cuales es importante
continuar la indagación, con el fin de evaluar la eficacia
del régimen subsidiado como solución a los problemas
de salud de su población beneficiaria. En la percepción
de los usuarios se destacan: la atención negada por
parte de los prestadores, quienes aducen que aquellos tienen
deudas de atenciones anteriores o tienen su carné vencido;
las barreras económicas impuestas a través de
los copagos y las necesidades de transporte; y trámites
administrativos, necesarios para ascender dentro del sistema
o para retirarse luego de que la atención ha culminado.
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