MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 81   JUNIO DEL AÑO 2005    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co
La inflación es un aumento continuo y generalizado de los precios que puede ocurrir por varias causas, como los cambios en la oferta debidos a un alza en los costos de pro-ducción o a la liberalización y el aumento de los precios de algunos servicios como los arrendamientos después de un largo tiempo de fijación estatal de los mismos. También puede obedecer a razones de demanda, como las situaciones en las que los distintos sectores de la economía planean unos gastos que superan su capacidad de producción, de modo que esta demanda insatisfecha ocasiona un ascenso de los precios. Por último, se tienen las causas monetarias, esto es, las variaciones de la oferta de dinero en la economía, lo que constituye un factor crucial en la determinación de las variaciones de la producción y de los precios.
¿Cómo es la inflación en salud?
La inflación puede ser diferente para varios sectores de la economía, los cuales presentan un comportamiento específico en cuanto a precios se refiere, tanto por su estructura de producción como por su participación en el gasto de las familias. Para el caso de la salud, se tienen algunas evidencias de que la inflación es superior al promedio de la economía, lo cual parece obedecer al hecho de que

en este sector predomina una inflación del lado de la oferta, de manera que ella se origina en gran parte por el alza de los costos de producción de los servicios de salud.
Las presiones inflacionarias en el sector pueden explicarse por varias razones, entre las que se destacan: los cambios en las técnicas médicas, lo cual aumenta los costos en la atención a medida que se incorpora tecnología avanzada; las alianzas estratégicas o colusión entre profesionales y prestadores, principalmente los especialistas y clínicas privadas, implicando limitaciones para el ingreso a la oferta, y la definición de altas tarifas para los consumidores.
El IPC salud en Colombia
El Índice de Precios al Consumidor -IPC- es una medida de la inflación en Colombia que data desde mediados del siglo XX. Sin embargo, tal vez en reconocimiento al mayor peso que adquirió dentro del gasto de los hogares, solamente a partir de 1989 se incluye la salud como uno de los grupos que conforman los bienes y artículos de la canasta que construye el Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE- a partir de las encuestas de ingresos y gastos de los hogares del país. La metodología utilizada entre enero de 1989 y diciembre de 1994, conocida como IPC-60, consideraba que el 3,82% del gasto de los hogares correspondía a salud, cuyo grupo se dividía en dos subgrupos con las siguientes ponderaciones: drogas con 1,65% y servicios profesionales con 2,17%.
Posterior a esta metodología, desde enero de 1999 se cuenta con el denominado IPC-98 (ver Cuadro 1) que también tiene en cuenta el grupo de salud, con una ponderación total de 3,96% y una nueva conformación de tres subgrupos con las siguientes ponderaciones: servicios profesionales con 1,92%, bienes y artículos para la salud con 1,8% y aseguramiento privado con 0,24%. Esta nueva metodología comprende productos que están contemplados en el Plan Obligatorio de Salud POS, aunque hace falta precisar si el IPC es un buen indicador del comportamiento de los precios del POS.
La reforma de 1993: ¿contención de la inflación?
En Colombia se presenta una tendencia inflacionaria en salud, lo cual se expresa en el hecho de que las variaciones del IPC salud son superiores a las variaciones del IPC total, fenómeno que se ha dado para cada uno de los 16 años de los que se posee información sobre el grupo de salud (1989-2004). En la Gráfica 1 se ilustra esta afirmación, notándose la reducción que ha presentado la inflación en la última década, al pasar de niveles superiores al 20% anual a comienzos de la década de 1990, y cercanos incluso al 40% en el caso de salud, hasta niveles inferiores al 10% en la actualidad.
En la Gráfica 1 se observa también, mediante las líneas de tendencia de cada una de las dos series, que la brecha entre las variaciones anuales del IPC salud y el IPC total es decreciente, lo cual indica que pese a seguir siendo inflacionaria, la salud reduce su inflación en comparación con las de otros sectores. Se recuerda entonces que con la adopción de la Ley 100 de 1993 se trazaron objetivos específicos en el campo económico, como la contención de costos por medio de la regulación de precios y la creación de la Unidad de Pago por Capitación -UPC- que controla los pagos a los administradores del seguro de salud y, por ende, la contratación de éstos con los prestadores de los servicios; cabe entonces la pregunta de si aquella reducción de la inflación en salud está asociada al sistema implementado a partir de 1995.
En la Gráfica 2 puede apreciarse el comportamiento diferente para un período previo a la reforma (1989-1994) y uno posterior a ella de igual duración (1999-2004). Por una parte, se nota el descenso de la inflación, tanto a nivel general como para el caso de salud, y es así como la variación acumulada de los precios para los seis años correspondientes al primer período asciende a 419% para salud y a 298% para el promedio de los bienes y artículos del IPC total. En cambio, para los seis años del segundo período, las variaciones son 67% y 46%, respectivamente.
Por otra parte, la Gráfica 2 también permite apreciar la reducción de la brecha entre el IPC salud y el IPC total, al notarse que mientras el acumulado del IPC salud ocupaba el primer lugar en 1994 y guardaba una distancia considerable con el segundo grupo en importancia que era educación, para 2004 el IPC pasó a ocupar el tercer lugar, precedido por los grupos transporte y gastos varios. Para comprender mejor la magnitud de la reducción de la inflación en salud, se observa que mientras en 1994 el IPC salud se encontraba un 30% por encima del IPC total, en 2004 esta relación bajó al 14%.
Conclusión
La inflación en salud, en términos comparativos con lo sucedido para el promedio de los precios de la economía, ha disminuido en la última década de manera coincidente con la puesta en marcha de la Ley 100 de 1993. Esto sugiere que la regulación establecida a partir de dicha ley, en particular la Unidad de Pago per Cápita UPC, ha tenido efectos esperados al facilitar un control de tarifas y promover la competencia entre los prestadores de servicios, quienes contratan con las EPS atendiendo a diversas modalidades de pago en las que el volumen es un factor importante.
Aunque varios análisis e hipótesis han apuntado en esta dirección, aún falta esclarecer algunos aspectos para extraer conclusiones categóricas. Se destaca el cambio de metodología del IPC en 1999, lo que puede incidir sobre la medición de la inflación. Además, es importante tener en cuenta que el conjunto de artículos contenidos en el grupo de salud no se refiere por completo al contenido del Plan Obligatorio de Salud POS, y dentro de ellos existen algunos que no hacen parte del POS, como aseguramiento privado y ciertos artículos de lujo o medicamentos no genéricos.
Sin embargo, a manera de hipótesis se plantea que la menor variación del IPC salud está explicada por el comportamiento de los precios de los artículos que de este índice coinciden con servicios del POS. En especial, se tendrían los servicios ambulatorios como las consultas y los exámenes diagnósticos, de modo que los principales efectos habrían recaído sobre los profesionales de la salud. Falta entonces examinar la relación entre el comportamiento de los precios y la calidad de los servicios.
Cuadro 1. Subgrupos y artículos del grupo
de salud de la canasta de hogares del DANE (IPC 98)
Fuente: Dane .
Gráfica 1: Variación anual del IPC Salud y del IPC Total, 1989 - 2004
Fuente: DANE
Gráfica 2
Las transiciones metodológicas para la medición del IPC son cada 10 años, a raíz de los cambios en las tecnologías y las preferencias de los agentes, y con base en las encuestas de ingresos y gastos de los hogares.
Se comparan los primeros seis años del IPC-60 (antes de la reforma) y los primeros seis años del IPC-98 (después de la reforma), donde se observa que el índice de salud en el primer período creció más de 5 veces respecto a casi dos veces en el segundo periodo. En el análisis de la brecha se ve que en 1994 es más grande que en 2004, por ello manifiesta que ésta tiende a reducirse. Como grupo de gasto, salud en el IPC-60 ocupa el primer lugar y en el IPC-98 el tercero.
Fuente: DANE.
 
 
 







 



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