MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 5    NO 48    SEPTIEMBRE DEL AÑO 2002    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

En esta edición...

Cristina Toro, actriz y escritora

“Algo desconocido me persuade”
Ana C. Ochoa, Periodista, Medellín elpulso@elhospital.org.co
Es el encanto que llega y "asalta... te lame con su carcajada, con su desparpajo, te arrebata la cordura, se instala en tu muralla, hace jabón tus municiones...". Ese encanto "no lo conceden las hadas ni las tonadas del presagio, no es fruto de los augurios ni las premoniciones. Nadie te lo va a regalar". Cristina Toro (Medellín,1960), actriz y escritora, voz que no habíamos sospechado y que amenaza los jardines falsos de la poetadumbre con su gracia de "fiera merodeante". Ahí está, además, con el tono que permite hacer invitaciones prohibidas para que sean aceptadas, invitaciones a vagar por los caminos de su errancia, de sus viajes al "pozo traicionero" de la memoria; o a la ciudad, "taza ennegrecida"; o al pasado, "a eso que fuimos cuando no concebíamos el hastío". Ahí están sus historias y la "percusión de la sangre; su brío de mujer que espera; su cuerpo que participa de la hecatombe de las transformaciones y aquella belleza muy sutil que se cuela en la desgracia". Con sinceridad avanza o resbala, no se exhibe con ademanes preciocistas ni corteja la originalidad con trucos.

Cristina Toro, actriz y escritora, Medellín 1960
Foto Juan Fernando Ospina
Al contrario, nos pone en guardia frente a las letras, "las imprecisas", las que poco dicen del espasmo, del latido. Con mano sin guante ella toma apuntes y casi labra, en formas de justa brevedad, los fragmentos de su ilusión o de su asco. Y siempre la oscilación como movimiento, allí la fuerza, más allá la fragilidad, el miedo y esa manera suya de rastrearse porque está perdida. "Yo, la extraviada, la que perdió el mendrugo de su rastro". "Me busco en el afuera", cuenta Cristina, "invento jolgorios que sacudan el llanto, pero sé muy bien: el fragor es otra manera de languidecer".
Los libros
A veces, tal vez por el azar concurrente del que hablaba Lezama Lima, coincide con aquellos escritores que "dicen su secreto pero callan su misterio" y hay cantos ajenos que la acompañan, como el de Saramago. Ella habla de sus lecturas, de sus hábitos regulares con la poesía, de las voces femeninas que le gustan como la de Alejandra Pizarnik. Tal vez sabe, como ella, que las verdaderas celebraciones ocurren en el cuerpo y en los sueños. Por ese camino se llega a su último libro "La humedad del fuego": "Al borde de la distancia te espero, en un rincón de mi nuca, bajo la sortija de mi pelo, en mis aristas, en mis vértices, en mis caminos sin asfalto..." Tiene cuatro libros publicados por "Ediciones la Pluma del Águila", otro proyecto del Águila Descalza, una sociedad sin ánimo de lucro fundada con el reconocido autor y actor de teatro Carlos Mario Aguirre, cuya obra teatral, extensa y muy interesante, piensan también divulgar. Son muchos los proyectos. Y los libros, y hasta la posible creación de una biblioteca pública, están entre los planes. Y claro, "sería más fácil conseguir un puesto en las Empresas Públicas o algo así: madrugar, saludar al jefe, a la secretaria, al mensajero, esperar la quincena, pagar el arriendo, los clubes, las tarjetas de crédito, ahorrar... dar cuotas iniciales hasta jubilarse un día. Cuidar entonces los achaques, la artritis o el colesterol... pero qué pereza. Además ya me cogió el día".
"Nosotros, los oficiantes de las libertades, los incendiarios del amo, nos sorprendemos de pronto aferrados a esos que fuimos cuando no concebíamos el hastío" Cristina Toro
Cristina nos contó la historia en la antigua Casa de El Águila Descalza, en el Barrio Prado de Medellín. "En los primeros años, Carlos Mario y yo salíamos de la retreta en el parque Bolívar y caminábamos por aquí. Teníamos apenas la plata del pasaje en el bolsillo, pero soñábamos con esta hermosa casa. Bella por fuera, extraña por dentro, imponente en su exterior, con fachada premiada como la más bella de Medellín en 1919, pero pobre en su interior, con su arquitectura casi campesina". Hoy está restaurada y hace parte de un proyecto de recuperación del sector. La casa, que cuenta con un teatro que tiene capacidad para 500 personas, es también sitio nocturno de reunión y no es raro encontrar a Cristina cantando con su voz plena un tango.
Los años dedicados al teatro, los estudios de administración de empresas, la música, el famoso “País Paisa”, la avalancha del público y la crónica social con el presidente Betancur aplaudiendo en primera fila, las 70 noches seguidas de lleno total en el Teatro Metropolitano en 1987, las giras exitosas... todas esas son historias conocidas. Pero mientras eso ocurría, la cronista urbana, la investigadora del teatro, la escritora, hacía su oficio sin ambición ni turbulencia. En1983, el periódico El Mundo publicó parte de su investigación sobre el teatro en la historia de Medellín; luego en 1988, con El Colombiano, un trabajo sobre el mismo tema recibiría el Premio Simón Bolívar. Desde entonces ya se sentía su destreza de narradora con sus historias de esta provincia colonial, en la que el nacimiento de unos gatos deformes alteraban el letargo. En 1994 apareció su primer libro de poemas: "Cosas de mujeres". Según el escritor Juan José Hoyos, "con la lectura de estos poemas bellos y azarosos, uno se convence de que las Amazonas, después de tantos siglos, todavía existen. Y también aman y también sufren." Luego aparecieron: "Telón de fondo" en 1999, "Apuntes de errancia" en el 2000 y "La humedad del fuego" en el 2001, dedicado "al amor, ese misterio". Muchas crónicas de la ciudad permanecen inéditas. Amigos como Víctor Gaviria y Juan Diego Mejía han alentado esos ejercicios que aún no forman una obra, como dice ella. "Falta edad, trabajo". El teatro desplaza otros proyectos, aunque ahora perfila lo que, posiblemente, será su primera novela.
"La red es mi escenario, la maraña mi rumbo de cabellera en desorden", escribe ella. Para Borges es curioso lo que, si corre con fortuna, consigue un escritor: "No la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad". ¿Qué vendrá de Cristina Toro? Decepcionados estarán sin duda los catadores de estrépitos, rebuscamientos aparatosos y bisutería verbal. Desde ya se anuncia la voz llana y fuerte de aquella mujer errante que se baja en silencio de los escenarios y deja ver que en lo suyo habitan con naturalidad el misterio y, tal vez, los ángeles que el arte atrapa en pleno vuelo como creía el maestro Alejandro Obregón. Ella confiesa, y le creemos: "voces lejanas me susurran historias, algo desconocido me persuade.”
Laderas
Para Víctor Gaviria
(Fragmento)

"La ciudad humeante
como una taza ennegrecida
se abandona a la tarde.

La náusea del río se desliza
por su lecho áspero,
se pavonea
como el ciego orgullo
de la prosperidad,
deja su rastro de escombros
a lo largo de la antigua villa.

Atentos, desde su palco,
los habitantes de las laderas
ven pasar el despojo del agua.

Por callejones de lodo
transitan sus sombras


desordenadas en la noche.
Bailan la estridencia del abandono.

Abajo Medellín.
La luz titila en la distancia.
Arriba ellos, miran
sin que nadie lo sepa (...)
Existen sólo para su miedo.
Son los hijos del pánico.
Nacieron huyendo de la muerte.

Tras la premonición
vendrá la certeza.
El aviso de la suerte.

Mientras el barrio llora
un 'pelaíto' menos,
en la acera, al acecho,
nuevos 'pelaos' esperan su turno
para seguir el rastro
de los que ya no son”

Cristina Toro

No me gusta García Márquez
Encontramos una fuerte nota sobre García Márquez aparecida el 22 de julio de 1973, en la revista italiana Tempo, escrita nada más ni nada menos que por el escritor y creador de cine Pier Paolo Pasolini (1922-1975). No es fácil para los escritores convivir con la crítica, sobre todo cuando es hecha por personas reconocidas. Arduo oficio el del escritor.
(Fragmento)
Pier Paolo Pasolini. Península Editores.

"Otro lugar común (al parecer) es considerar que Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez es una obra maestra. Esto me parece sencillamente ridículo. Se trata de la novela de un escenógrafo o de un utilero, escrita con gran vitalidad y profusión del tradicional manierismo barroco latinoamericano, casi para uso de alguna gran casa cinematográfica norteamericana (si todavía existiesen). Los personajes son todos unos mecanismos inventados -en ocasiones con espléndida habilidad- por un guionista: poseen todos los tics demagógicos destinados al éxito espectacular. El autor -mucho más inteligente que sus críticos- parece tenerlo claro: 'Hasta entonces nunca se le había ocurrido -dice en la única ocasión metalinguística de su novela- pensar en la literatura como en el mejor juguete que se hubiese inventado para burlarse de la gente'. Indudablemente García Márquez es un fascinante burlador, tanto es así que todos los bobos han caído en la celada. Pero le faltan las cualidades de la gran mistificación(...), las cualidades que posee, por ejemplo, Borges (o, en medida mucho menor, Tomasi di Lampedusa, si Cien años de Soledad recuerda un poco El gatopardo, también por los equívocos que ha provocado en el pantano del mundo que decreta los éxitos literarios)".

1961 fue la fecha de publicación en Norteamérica de la última novela del Nóbel John Steinbeck, pero sólo ahora aparece en español: "El invierno de mi desazón" (El Aleph, Barcelona). Una radiografía de la inmoralidad mediada por el dinero. Después de ella sólo publicó diarios y libros de viaje.
1frase bastó para que fuera despedido el presidente del famoso Institute of Contemporary Art de Londres, Ivan Massow. Este escribió, y le costó muy caro, que "el arte conceptual es indulgente consigo mismo. Una porquería sin mérito".
2 escritores fueron excluidos de la antología poética que reúne a 100 de los más importantes poetas españoles y latinoamericanos del siglo XX: el colombiano Alvaro Mutis y el uruguayo Mario Benedetti, de quien los antologistas no vacilaron en decir: "Buena parte de su obra no nos interesa". Mutis con el Premio Cervantes sigue fresco..

30 años del suicidio de la escritora argentina Alejandra Pizarnik (1936-1962) -brillante o kitsch según la corte- se cumplen este año con la incógnita de sus diarios, aún enredados en su edición por la salida de la controvertida Esther Tusquets de la Editorial Lumen, en España. Parece que son una bomba.
2 sitios web recomendados. La nueva página de la Editorial Universidad de Antioquia: www.editorialudea.com y, para los amantes de la cultura clásica, www.culturaclásica.com, con opciones didácticas y de actualización sobre nuevos hallazgos e investigaciones acerca del mundo grecorromano.
158 Madison Avenue en Nueva York, es el lugar legendario del arte Pop. Allí quedaba la Factory de Andy Warhol, comprada por el artista en 1980 y habitada por él hasta su muerte en 1987. Fue puesta en venta por un precio superior a 7 millones de dólares. Había sido comprada en el año 80 por US$900.000.
10 importantes tiendas de souvenirs de museo, al estilo de las del MOMA en Nueva York, fueron cerradas por quiebra en los Estados Unidos luego de que el turismo se viniera al piso por los hechos del 11 de septiembre. El concepto creado por la firma K Mart en 1989, tiene réplicas modestas pero novedosas. En Colombia, el Museo Nacional y el Museo de Antioquia hacen malabares para resistir.
4 escritores, entre ellos el hijo de Alvaro Mutis, Santiago Mutis, han editado en el barrio La Soledad, de Bogotá, una maravillosa revista de temas culturales: "Conversaciones desde la Soledad". ¿Naufragará por problemas económicos? "País de gerentes e industriales", decía Fernando González. "En la zona industrial el aire huele a chocolate y es veneno", advierte Santiago Mutis.



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