MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 5    NO 61   OCTUBRE DEL AÑO 2003    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

Comentarios sobre el Informe de
Macroeconomía y Salud

Cristian Felipe Castaño y Edwin Alderid Gutiérrez
Grupo de Economía de la Salud. Centro de Investigaciones Económicas ~ Universidad de Antioquia, Medellín

La salud hace parte del desarrollo económico de un país. Con este punto de partida y esperando también que se puedan “salvar las vidas de millones de personas cada año e impulsar el desarrollo económico en los países más pobres del mundo”, en diciembre de 2001 fue presentado el Informe de la Comisión de Macroeconomía y Salud, encargado por la Organización Mundial de la Salud, intitulado Macroeconomía y salud: Invertir en salud en pro del desarrollo económico.
Elementos de diagnóstico
Algunos de los elementos del Informe apuntan a considerar la relación entre la pobreza y la carga de morbilidad en los países menos adelantados, caracterizando las condiciones inadecuadas en que vive esta población, las cuales se reflejan en la falta de acceso a los servicios básicos sanitarios, la no claridad de información sobre conductas preventivas, y la insuficiente alimentación; además, las limitaciones físicas a las que se enfrentan los pobres, en términos de la no cercanía geográfica entre sus hogares y los centros de salud. Asimismo, cuando se presenta una enfermedad, las familias pobres enfrentan un nivel elevado de gasto, muchas veces superior a sus ingresos, lo cual se convierte en una carga generacional que persiste como una trampa de pobreza.

La globalización brinda enormes beneficios en la salud mundial, en tanto posibilita un mayor acervo de conocimientos entre países, transmisión de tecnología, acercamiento de ideas y de culturas. Sin embargo, ¿cómo hacer para que estos beneficios potenciales lleguen a todos los países, en especial a los más necesitados? Estos países se ven ahogados en enormes problemas sociales, lo que se refleja en conflictos civiles internos, deterioro ambiental, reducción de la calidad de vida y aumento de la problemática de salud, hecho que se demuestra en la propagación del sida en una sola generación.
La salud y el desarrollo
La salud se encuentra entre las capacidades básicas que confieren valor a la vida humana, por lo cual el hecho de contar con buena salud genera riquezas individuales y colectivas, debido a que ella garantiza la productividad laboral y desarrolla capacidades intelectuales, físicas y emocionales, lo que se conoce como capital humano. De manera específica, se considera que las enfermedades evitables producen costos económicos muy elevados, en la medida en que cuando se presentan, disminuyen el número de años de esperanza de vida sana, los ingresos de la sociedad y las perspectivas de crecimiento económico, con pérdidas porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB). En el Informe se hace constar cómo las enfermedades transmisibles, la mortalidad materna y la nutrición deficiente aquejan mucho más a los pobres que a los ricos, pese a que todos los distintos renglones de ingresos se ven afectados, dada la propagación de las infecciones.
El problema de las enfermedades evitables
En los países menos avanzados existe un problema con las enfermedades que pueden ser evitadas, puesto que ellas aumentan la carga de la morbilidad. En las familias pobres el problema se ve latente, por ejemplo: cuando un adulto enferma puede deteriorar la salud de sus hijos, ya sea porque no se tienen los cuidados necesarios o por la reducción de los ingresos familiares; la situación familiar empeora cuando alguno de los niños se ve obligado a abandonar su estudio para trabajar y aportar en su casa. Por si fuera poco, las familias pobres conciben un gran número de hijos con el fin de compensar las defunciones y buscando que alguno de ellos les ayude en su situación económica, lo que conlleva a una pésima inversión en salud y educación por parte de los padres.
Los costos sociales que imponen las enfermedades son muy altos para los países de ingresos bajos. Una elevada carga de morbilidad trae consigo una rotación de la fuerza laboral, a la vez que disminuye rendimientos de las empresas. Muchas de éstas redujeron su participación en África, dada la prevalencia del sida: Se estima que en apenas dos décadas, ha producido 22 millones de defunciones e infectado a 58 millones de personas. La alta carga de morbilidad altera el presupuesto nacional, al igual que el familiar.
En medio de estas consideraciones, la Comisión invita a tener como objetivo mundial las siguientes enfermedades: el VIH/sida, el paludismo, la tuberculosis, las afecciones maternas y perinatales, las causas comunes de mortalidad infantil -como sarampión, tétanos, difteria, infecciones respiratorias agudas y enfermedades diarreicas-, la malnutrición que exacerba estas enfermedades, otras enfermedades prevenibles mediante vacunación y las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco.
Ahora: si se ponen en marcha programas que traten dichas enfermedades y reduzcan la mortalidad, ¿pasaremos al problema de aumento de la población mundial? Para que esto no ocurra y se recorte o elimine el desequilibrio entre las tasas de mortalidad infantil y de natalidad, se requiere una buena gestión pública que encamine los esfuerzos a brindar servicios de planificación familiar, junto con mayor facilidad de acceso a métodos anticonceptivos. Esto permitirá a las familias invertir en salud y educación de sus hijos.
Financiamiento y gasto en salud
Se plantean unas propuestas para incrementar la financiación del gasto en salud para los países de bajos ingresos, de forma tal que se financie la prestación y se asegure el acceso de los pobres en los servicios esenciales. Del lado del gasto privado, se plantea revertir la tendencia de pagos directos en lugar de pagos previos (sistemas de seguro), evitando así pago de productos farmacéuticos de alto costo y unos inadecuados servicios médicos que en su mayoría son prestados por personal poco calificado, situación que deteriora aún más el estado de salud de la población.
Limitaciones no financieras y acceso a medicamentos
Frente a la necesidad de más de 1.000 millones de personas pobres en el mundo de servicios de salud y provisión de medicamentos esenciales, es necesario eliminar las barreras estructurales que impiden el fortalecimiento del personal asistencial, suministro suficiente de fármacos y adecuados sistemas de transporte. Esto podría lograrse a través de un sistema de provisión Cercano al Cliente (CAC), con la participación activa de la comunidad en programas que exijan a sus gobernantes gestiones estratégicas y eficaces para el sector salud; con el uso de licencias para la producción de fármacos genéricos y con las inversiones o donaciones destinadas a programas de investigación y desarrollo -I&D-, teniendo por único objeto el bienestar de la población menos favorecida. El sistema CAC estaría compuesto por centros de salud o instalaciones de menor tamaño -puestos de salud-, o servicios periféricos, contando con una financiación estatal.
De igual forma, como parte del sistema Cercano al Cliente, se recomienda para cada país un programa general de intervenciones esenciales. Éstas serán eficientes técnicamente, le apuntarán a aquellas enfermedades costosas para la sociedad, individuales o colectivas, y sus costos sociales no superarán los beneficios y se enfocarán en las necesidades de los pobres.
El compromiso de la comunidad internacional
Además de las propuestas anteriores, debe considerarse la participación de fundaciones que realizan donaciones a los gobiernos de los países menos adelantados, con el propósito de buscar un remedio a los altos índices de morbilidad y mortalidad, realizando grandes inversiones en investigación y desarrollo, situación favorable tanto a la producción como al acceso de medicamentos básicos. Se trata de que los países de ingresos altos, sectores privados y comerciales y organismos internacionales, movilicen los recursos necesarios para luchar juntos contra las enfermedades, evitables y tratables, que permita construir una comunidad mundial en pos de la salud. Ello será posible con una mayor provisión de bienes públicos mundiales en la esfera de la salud. Se estima que entre 30 y 40 dólares se requieren por persona para garantizar las intervenciones esenciales.
Para solucionar los principales problemas de acceso a la población menos favorecida, el Informe propone hacer un esfuerzo financiero de modo que para el año 2007 se incrementen los fondos destinados a la salud con cargo a los presupuestos nacionales del 1% del total del PIB y del 2% para el 2015, traduciéndose en una reducción de la carga de la enfermedad. Además, ha de considerarse la participación de las entidades no gubernamentales y el programa de donaciones, las cuales se proponen en US$38.000 millones al 2015 y deberán centrarse en programas que den participación a la elaboración de productos farmacéuticos bajo la protección de las patentes y aplicación de licencias en producción de genéricos; también, ha de propenderse la inversión de investigación y desarrollo y en programas Cercano al Cliente, constituyendo así la base de la reducción de la pobreza y el desarrollo económico.
Síntesis del Programa de acciones
para invertir en salud en pro del desarrollo económico
*El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial deberán trabajar con los países receptores para ampliar la cobertura sanitaria y otros programas de reducción de la pobreza en un marco macroeconómico viable.
Fuente: Sachs, Jeffrey, 2001, “Macroeconomía y Salud: invertir en salud en pro del desarrollo económico”, Informe de la Comisión de Macroeconomía y Salud, Ginebra, Organización Mundial de la Salud, http://www.who.int/cmhreport.
 







 



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