MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 7    NO 84  SEPTIEMBRE DEL AÑO 2005    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

La comunicación
social: mucho más que medios

Juan Carlos Arboleda Zapata - elpulso@elhospital.org.co
La comunicación no se puede mirar de manera reduccionista como funcionamiento y estructura de los medios, los que más bien deberían ser considerados como la forma productiva de la información noticiosa. Pero la comunicación también presenta una ambigüedad: puede ser objeto del conocimiento desde la mirada de ciencias como la lingüística, la filosofía, y a la vez como acto académic. La comunicación social hace años ha buscado convertirse en generadora de conocimiento y analista seria de la sociedad: pasar de ser estudiada a ser un actor de aporte teórico a las ciencias sociales.
Arturo Alape
El cadáver insepulto
de la censura de prensa
“Lo que se pretendió crear en los años 60, un sentido solidario por el otro, ya no existe. Entonces tu puedes ser un triunfador, tu puedes ser el triunfador, no importa la competencia, no importa que pases por encima del otro”.
Arturo Alape se define como un escritor y un pintor que para poder caminar sobre la tierra debe pintar y debe escribir, porque solamente a través del arte puede reflexionar y percibir el mundo y decir las cosas que tiene que decir, en este mundo de censuras y autocensuras.
Nació en Cali el 3 de noviembre de 1938, estudió pintura, ha ganado varios concursos nacionales de cuento, y sus textos han sido traducidos al francés, alemán y japonés. Es considerado un narrador claro, vigoroso, ágil y siempre comprometido. Algunos de sus libros son: Las muertes de Tirofijo, El cadáver de los hombres invisibles, El Bogotazo, Julieta o el sueño de las mariposas (1994), Tirofijo: los sueños y las montañas (1994), La hoguera de las Ilusiones (1995).
Alape señala dos características en el manejo actual de la comunicación en el país y el imaginario colectivo que pretenden crear. Las instancias del poder necesitan cada vez más crear procesos de inducción frente a un hecho histórico como el conflicto: dicen que no existe, pero lo contradictorio es que los muertos aparecen; y si no hay conflicto, ¿por qué hay muertos y por qué se sigue hablando de guerra? Coexisten así varios elementos: un sector de la población quisiera que no hubiera conflicto y entonces esas percepciones parten de los deseos y no de las realidades, que es otra manera de recibir información. Se busca desaparecer la existencia del otro, desaparecerlo frente a la opinión, porque si el otro no existe voy ganando la guerra; es un ganar la batalla en los terrenos de la verbalidad, y en los medios hay que decir que el otro no existe: es una cuestión simbólica.
La censura se disfraza en la auto censura y la auto censura se disfraza en una necesidad de la censura.
La otra característica es la imposición a través de los medios del olvido, por parte de quienes desde el poder están escribiendo la historia, porque si bien el olvido es una necesidad humana en el proceso de hacer el duelo, en Colombia se está haciendo por decreto, creando una conciencia de la INDIFERENCIA entre los hechos sociales que ocurren y mi persona, y esto ya es un elemento muy profundo: si al otro lo mataron era porque estaba haciendo algo malo; la indiferencia es una forma de escapar de otras realidades, de las que circundan, y esa indiferencia que se ha creado frente a lo que sucede, es lo que construye la sociedad como información para poder triunfar. Hay que tener un profundo sentido de sí mismo, y esto va creando un individualismo muy contradictorio: tú eres tú, pero si haces parte de un colectivo que está muy cercano a ti como marca, como influencia, y esa individualidad no tiene ninguna relación; ese es el contexto donde nos estamos moviendo, con una historia personal que nada tiene que ver con tu historia social, dándose un quiebre en el ser colombiano con algo fundamental: se tiene una historia individual pero no una historia social ni mucho menos colectiva, y ese desfase se ha creado como un hecho ideológico para demostrar que no hay que mirar atrás, sino mirarse a sí mismo.
 
Juan José Hoyos
Imaginarios de barrio
Yo pertenezco a la galaxia de Gutenberg y me siento muy orgulloso de eso, porque pienso que es el lugar donde se da el debate más tranquilo, más profundo, mas documentado, donde la mentira de hoy no reemplaza a la mentira de ayer y donde se conserva una perspectiva.
Juan José Hoyos llegó al periodismo persiguiendo la literatura, y descubrió en el reportaje una de las más elaboradas y perfectas formas del quehacer literario.
Escritor y periodista egresado de la Universidad de Antioquia, ha trabajado con el periódico El Tiempo, fue director y editor de la Revista Universidad de Antioquia, universidad en la cual también es profesor de la Facultad de Comunicación Social; autor de las novelas Tuyo es mi corazón y El cielo que perdimos; de los libros de reportajes Sentir que es un soplo la vida y El oro y la sangre, y es coautor del libro Janyama. Un aprendiz de jaibaná. Ha realizado las investigaciones: Un pionero del reportaje en Colombia. Francisco de Paula Muñoz, El crimen de Aguacatal, y Periodismo y literatura: el reportaje en Colombia 1870-1970.
Juan José Hoyos considera que se está creando a través de los medios de comunicación un imaginario muy complejo, mediatizado por la publicidad, por la moda y por la necesidad de hacer circular las mercancías y el dinero muy rápidamente. Sin embargo, hay muchos otros imaginarios creados en la convivencia de los barrios, en los centros comerciales, en otros espacios, pero todos permeados por los medios, ante todo por la televisión que junto con la radio forman una opinión como la espuma del mar, que se levanta y cae, queda como resaca en la playa y desaparece; en cambio la prensa, los libros y hoy también Internet con sus posibilidades de que muchas personas se expresen, son los medios que están influyendo a más largo plazo, con más profundidad, y creando entre la gente una conciencia más estable frente a los problemas.
Encuentro hermanados completamente a la literatura y al periodismo, y estoy de acuerdo con los que han dicho que el periodismo, sobre todo el narrativo, cuando se hace bien hecho es una de las formas de la literatura. Lo que pasa es que el periodismo es una literatura que se hace con más afán, con más urgencia, y en donde por supuesto no se puede hacer ficción porque está ahí la realidad inmediata y hay que contarla como es.
Agrega Hoyos, que la prensa se enfrenta hoy a muchos factores adversos para poder cumplir con su papel fundamental de luchar por el bien común, porque la gente conozca la verdad de su entorno, y si bien los comunicadores no son trabajadores sociales, por lo menos deben mostrar como están las cosas para que se traten de solucionar. “Es en el periodista comprometido con la investigación en donde puede estar la clave, no siendo irresponsables y convirtiéndose en idiotas útiles; no se puede ser superficial como proponen en general muchos medios. La realidad está ahí y se puede averiguar”.
 
Gloria Moreno
Unos medios para la paz
En 1997 un puñado de periodistas, solo cinco, vieron una necesidad grande en que la prensa del país respondiera al momento histórico que se tenía con ocasión de la guerra y que cogió a los periodistas colombianos por sorpresa y sin las herramientas excepcionales y necesarias, y crearon “Medios Para la Paz”. Hoy son 82, cuentan con una red de periodistas para capacitación, información de contextos, para la reflexión entre colegas, a la cual acuden 1.700 periodistas conectados a la red por donde circula información con reflexión sobre el oficio en medio de la guerra. Por sus logros, “Medios para la Paz” recibió en Portugal el Premio Brajnovic de Comunicación.
Gloria Moreno es su directora ejecutiva, y pese a las constantes informaciones desde distintas esferas del gobierno, en “Medios Para la Paz” siguen estando convencidos de la existencia en el país de un conflicto armado interno, generalizado, degradado, con bandos, ejército, guerrillas, y paramilitares, con unos actos de guerra concretos y también acciones terroristas, donde las dos cosas coexisten y hay que nombrarlas por su nombre y con precisión, a pesar del intento del gobierno por cambiar los términos “guerra” por “terrorismo” que obedece y tiene implicaciones políticas y van más allá del término que se use, de si es conflicto armado o terrorismo.
El periodista debe ser un instrumento y profesional que estimule el pluralismo, que sea formador público para que la opinión pública colombiana sea cada vez más analítica y pueda intervenir mucho más.
“Medios Para la Paz” ve al comunicador como un instrumento, más que como un factor que sería la prensa; pero ese ser humano, periodista de carne y hueso, tiene que estar cada vez más comprometido con lograr la reconciliación en el país, con ser un instrumento de unión, tolerancia, de entendimiento entre los colombianos y entre los distintos bandos que conforman la guerra, desmontando síndromes como el del enemigo y los estereotipos que se tengan del uno y del otro como consecuencia del conflicto, y comprometido con las víctimas y no con el guerrero.
 
Luis David Obando
Construcción
de ciudad desde la prensa alternativa
Es en el ejercicio de la comunicación por fuera de los medios masivos, en donde probablemente se encuentren las experiencias más enriquecedoras pero menos conocidas por la generalidad de las personas, por falta del andamiaje y la resonancia que produce la gran prensa.
Luis David Obando coordina el área de comunicaciones del Instituto Popular de Cultura en Medellín, es comunicador de la Universidad de Antioquia con master en Hermenéutica de Newport University, profesor universitario, ganador de varios premios nacionales de periodismo, y se ha desempeñado como periodista en Colprensa, Semana, El Colombiano, El País, La Opinión y la agencia EFE; es también coautor de los libros De la Barra a la banda y El turno es para las milicias.
La información es un insumo de conocimiento, no es el conocimiento de la razón ni el conocimiento científico, sino por lo menos el uso y disponibilidad de elementos de juicio para poder interactuar desde una conversación hasta el ejercicio político.
Según Obando, los medios alternativos son una necesidad de comunicación originada en que los medios masivos no alcanzan a reflejar ni a visibilizar las agendas de ciertos sectores de la sociedad, y mientras esos segmentos no se vean reflejados en los medios, la información busca salidas y los conductos suelen ser los medios comunitarios. La construcción de ciudad y de sociedad que realizan los medios alternativos, no se da entonces por la sumatoria en cantidad de medios, ya que la existencia de muchos desaglutina esfuerzos y dispersa intenciones, y particularizar excesivamente los mensajes puede ser contraproducente; lo comunitario es más una metodología para acercarse a los medios masivos, que recoja intereses comunitarios para reconocerse y así darse la búsqueda de una integración de agendas y de metodologías que permita que entre todos se construya una estrategia integral: la ciudad.
En las condiciones actuales del país, agrega Obando, cobra mayor importancia la implementación en la academia de la comunicología como el estudio sobre la comunicación y su aporte en la construcción de sociedad. “Es mirar desde el ejercicio de la comunicación, desde la deconstrucción de los elementos y las categorías que recoge, para llegar posiblemente a una aproximación de construcción de sociedad a partir de conceptos como el de opinión pública; no solamente mediante la información ni mediante el uso de los instrumentos, podemos llegar a pensar y construir desde la comunicación, sociedad, ciudad y país”.
 
Jesús Martín Barbero
La nueva tecnicidad
Jesús Martín Barbero nació en España, pero desde 1963 reside en Colombia. Es uno de los más importantes teóricos de la comunicación en América Latina y el mundo. Doctor en filosofía de la Universidad de Lovaina, hizo un postgrado en antropología y semiótica en París, fundó el Departamento de Comunicación de la
Universidad del Valle , fue presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación, investigador asociado en la Universidad Complutense de Madrid y profesor en la Cátedra UNESCO de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Stanford y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de Méjico. Además, sus libros han alcanzado gran reconocimiento internacional; entre ellos se encuentran: De los medios a las mediaciones, Comunicación masiva, Discurso y poder, Televisión y melodrama, Mapas nocturnos y Pre-textos: conversaciones sobre la comunicación y sus contextos.
Argumenta Barbero, que hay una tendencia muy fuerte y compleja de identificar la comunicación con los medios, sobre todo con la entrada en juego de la convergencia entre computador y comunicación, que ha sacado a los medios de la acción puntual a la acción transversal. “Hoy los medios nos atraviesan y no tenemos relación con ellos cuando queremos puntualmente, prendiendo la radio o la televisión, sino que la información que doy como padre de mi hijo cuando entra al kínder por ejemplo, puede ir a parar al sistema médico, a la policía, a los bancos, a las agencias de publicidad; al meter a mi hijo en el colegio, lo estoy metiendo también dentro de un complejísimo sistema de información por el cual empieza a ser un potencial consumidor y potencial víctima de un montón de cosas; la acción de los medios ha tomado una forma más estructural, menos puntual”.
Señala que los modelos de sociedad tienen mucho que ver con modelos de comunicación: la comunicación ha dejado de ser instrumento para pasar a ser algo estructuralmente conformador de lo que entendemos por sociedad; en realidad, ya no son solo imaginarios de lo local, son imaginarios de lo global, imaginarios de una ciudad que cada vez vive más de espaldas a sus orígenes y sus condiciones locales de funcionamiento, y aunque lo local sigue siendo importante cada vez esta más coloreado y moldeado por imágenes de lo que es una ciudad moderna. “Lo que ha cambiado a los medios es lo que llamo una 'tecnicidad', y no tecnología ni técnicas, porque éstas suelen ser los aparatos o las puras destrezas rutinarias. Cada cultura tiene su sistema técnico, y ese sistema es estructural de esa sociedad; hoy lo que tenemos es un sistema técnico, una estructura que está transformando nuestras maneras de comprender el lazo social y nuestras maneras de vivirlo; lo que hemos entendido por sociedad está sufriendo transformaciones que no son efecto de los medios: son efecto de transformaciones sociales, ligadas a transformaciones tecnológicas, económicas y sociales” .
 



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