MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 273 JUNIO DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388
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El síndrome de intestino corto (SIC), como su nombre lo indica, es la suma de alteraciones anatómicas y funcionales resultado de una reducción crítica del intestino, que se manifiesta con graves alteraciones malabsortivas, nutricionales y metabólicas y se presenta con mayor frecuencia durante el periodo neonatal.
Su incidencia no está bien definida. Estudios realizados en Norte América reportan 25 casos por cada 100.000 nacidos vivos (353.7/100000 Neonatos pretérmino; 3.5/100000 término).
Sus diversas causas pueden ser congénitas o estructurales, asociadas a malformaciones en el tubo digestivo, prematurez, o resecciones quirúrgicas grandes que ocasionan que la longitud que cada niño debe tener no corresponda con su edad gestacional al momento de nacer.
En estos pacientes, la longitud del intestino delgado, que normalmente debe alcanzar aproximadamente 250 cm durante el último trimestre de gestación, puede llegar a medir de 40 a 100 cm, dependiendo de la resección, asociándose a un mayor número de complicaciones y comorbilidades que demandan tratamientos interdisciplinarios complejos y exigen estancias hospitalarias muy prolongadas.
De esa necesidad de múltiples y constantes controles médicos y de procesos que son necesarios para la recuperación de estos pacientes, el Grupo de Rehabilitación Gastrointestinal del Hospital Infantil de San Vicente Fundación, cuenta desde hace seis años con un equipo multidisciplinario de profesionales especializados en cirugía, gastroenterología, nutrición, pediatría, psicología, infectología e intervencionismo, que unen esfuerzos diariamente para lograr la autonomía alimentaria de estos niños.
Mundialmente, las causas más frecuentes de Síndrome de Intestino Corto son la enterocolitis necrosante (35 %), la atresia intestinal (25 %), la gastrosquisis (18 %) y la malrrotación y vólvulos (14 %); sin embargo, en el Grupo de Rehabilitación Gastrointestinal del HUSVF las gastrosquisis representan la mayoría de casos que hoy se tratan en el Hospital. Según la doctora Alejandra Wilches, gastroenteróloga pediatra y una de las líderes del grupo, esta causa se debe a “un defecto congénito en la pared abdominal, quedando un orificio por donde se protruye el intestino”, que hace que estos pacientes sean “más difíciles de manejar porque su proceso de adaptación intestinal es más lento y dispendioso”.
Para cada patología el equipo hace el acompañamiento y las intervenciones que se requieran desde el momento en que el paciente es captado; además de las cirugías que exija cada caso, el apoyo médico es completo e integral; se asiste desde las áreas de intervencionismo y nutrición para garantizar un buen proceso de alimentación a través de nutrición parenteral y se tiene apoyo fundamental del servicio de pediatría debido a que estos pacientes tienen un desarrollo retrasado por la larga estancia hospitalaria.
La permanencia varía dependiendo de la complejidad de cada caso. Hay pacientes que, además de padecer las comorbilidades más comunes como vasos trombosados, malabsorción, infecciones recurrentes asociadas a catéteres centrales, osteopenias y raquitismo, pueden presentar obstrucciones intestinales que obligan a realizar reintervenciones, lo que hace que este tiempo pueda llegar a ser, en algunos casos, de incluso años en hospitalización.
“Es una evolución lenta y todo lo que conlleva social y familiarmente es difícil… Hay familias que se desintegran o se abandonan otros niños”, por esto, el objetivo del equipo prioriza el acompañamiento tanto individual como familiar, para que las familias se sientan apoyadas, “que en cualquier momento nos pueden buscar, que estamos dispuestos a ayudar y a evitar complicaciones”, relata Wilches.
El SIC afecta la calidad de vida de los pacientes a nivel nutricional, digestivo, vascular, hormonal y, por supuesto, emocional y familiar; son niños que requieren de constante supervisión y rehabilitación, las cuales muchas veces se ven retenidas por la mala gestión de algunas EPS que no les aprueban las citas, los exámenes o los medicamentos y se convierten en una obstáculo en el proceso, el cual, según la doctora Wilches, de hacerse de la manera correcta y regular, posibilita un buen nivel de calidad de vida y permite que “estos niños puedan ser unas personas comunes y corrientes en su edad adulta”.
El Grupo de Rehabilitación Gastrointestinal, hace seguimiento a sus pacientes pos hospitalización cada 15 días inicialmente, luego cada mes y después cada tres, seis y doce meses, hasta que hayan alcanzado la totalidad de la autonomía intestinal y sea completamente seguro darles el alta.
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