MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 305 FEBRERO DEL AÑO 2024 ISNN 0124-4388
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Se destaca el crecimiento del gasto público en salud como uno de los principales retos que enfrenta el sistema de salud a nivel mundial. Colombia no escapa a esta realidad, con un aumento del 4,4 % del PIB en 2011 al 5,2 % en 2022, alcanzando su punto más alto en 2020 con un 6,3 %. En este contexto, surge la necesidad imperativa de maximizar la eficiencia de los recursos para generar ahorros y satisfacer las crecientes demandas del sistema de salud.
La evolución de los modelos financieros de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) a lo largo de los años ha sido clave. La implementación de políticas y leyes, como la Ley 100 de 1993 y la Ley 1122 de 2007, busca mejorar la cobertura y eficiencia del sector. Se resalta la función fundamental de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) como intermediarias entre los usuarios y las IPS, contribuyendo a la articulación de servicios para garantizar el acceso efectivo y la calidad en la prestación de los servicios de salud.
En este contexto, diferentes estudios y metodologías han sido aplicados para analizar las IPS en Colombia. Maureen Jennifer Pinzón Martínez, economista y con experiencia en Medición de la eficiencia técnica relativa, a través de la metodología Data Envelopment Analysis (DEA), destacó una eficiencia promedio del 70 % en 203 hospitales públicos de baja complejidad para el año 2003. María Cristina Peñalosa Ramos, mediante la evaluación con DEA, encontró una eficiencia técnica promedio del 65 % en 90 hospitales públicos y privados. En 2014, Antonio José Orozco, economista del Banco de la República, evaluó 336 hospitales públicos, señalando una disminución de la productividad atribuida a la falta de inversión en tecnología. Posteriormente, en 2021, Jesús Alonso Botero halló un promedio de eficiencia del 81 % para 1 364 IPS entre 2017 y 2019.
Es relevante subrayar que la evaluación de la eficiencia en el sector de la salud no se simplifica a la identificación de un único producto, justificando el uso de funciones de distancia. Estas funciones se presentan como una aproximación adecuada para tecnologías de múltiples productos, especialmente cuando la obtención de información de precios es complicada.
Vale destacar que la implementación de políticas y leyes busca mejorar la cobertura y eficiencia, destacando el papel crucial de las EPS en la articulación de servicios. La evaluación constante de la eficiencia, a través de diversas metodologías, refleja el compromiso continuo con la mejora del sistema de salud en Colombia.
La metodología CAMEL, desarrollada por la Reserva Federal de los Estados Unidos, ha sido implementada en Colombia para supervisar el cumplimiento de condiciones financieras y de solvencia por parte de las IPS. La Superintendencia Nacional de Salud (SNS) utiliza esta metodología, conforme establece la Resolución 000372 de 2016, para monitorear el sistema de salud.
En respuesta al Artículo 111 de la Ley 1438 de 2011, la SNS (2016) aplica la metodología CAMEL a las IPS, destacando que las IPS públicas tienen mejores indicadores de capital, mientras que las privadas acumulan mayores cuentas por cobrar. Además, las IPS privadas demuestran mayor eficiencia en su gasto operacional a medida que aumenta la complejidad de los servicios. El análisis detallado incluye indicadores como el retorno sobre activos (ROA), retorno sobre el patrimonio y liquidez, señalando la importancia de monitorear estos aspectos para garantizar la permanencia y calidad en la prestación del servicio de salud.
La evaluación de eficiencia mediante DEA y el seguimiento de indicadores financieros a través de la metodología CAMEL proporcionan herramientas cruciales para comprender y mejorar la gestión de las IPS en Colombia. Estos análisis no solo contribuyen a la eficiencia interna de las instituciones, sino que también respaldan la toma de decisiones a nivel regulatorio para asegurar la sostenibilidad y calidad del sistema de salud en el país.
Al analizar las categorías del CAMEL entre las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) públicas y privadas, se observa que las IPS privadas muestran, en promedio, un mejor rendimiento en cuanto a rentabilidad, mientras que las IPS públicas obtienen la mejor calificación en el indicador de activo. Esta diferencia podría atribuirse al mayor tamaño de las clínicas y hospitales públicos en comparación con las IPS privadas. En cuanto a los demás indicadores, las calificaciones promedio son similares en ambos grupos de IPS. Es importante destacar que la pandemia ha tenido un impacto negativo significativo en la rentabilidad de las IPS, especialmente en las públicas. Sin embargo, las IPS privadas, al operar durante la pandemia, lograron un aumento en su rentabilidad, lo que sugiere una capacidad de adaptación a los efectos adversos de la crisis sanitaria.
Al comparar los resultados del CAMEL con los obtenidos en el ejercicio de eficiencia técnica, se observa una asociación positiva entre la eficiencia y los indicadores de rentabilidad (ROE, ROA y margen EBITDA) y liquidez (razón corriente, endeudamiento). Esto sugiere que las entidades con una mayor solidez financiera y una mejor capacidad para cumplir con sus responsabilidades, tanto internas como externas, gestionan de manera más eficiente sus recursos, reflejándose en niveles superiores de eficiencia. En contraste, se encuentra que las IPS con mayor apalancamiento (porcentaje de activo total respecto al patrimonio), tamaño (activos de la IPS en relación con los activos del sector) y participación de mercado (ingresos de la IPS con respecto al total de ingresos del sector) están negativamente correlacionadas con la eficiencia. Estos resultados indican que las IPS más eficientes no necesariamente son aquellas con los mayores rendimientos a escala.
Se destaca el crecimiento del gasto público en salud como un desafío central que enfrenta el sistema de salud a nivel global, especialmente en Colombia, donde ha experimentado un aumento del 4,4 % del PIB en 2011 al 5,2 % en 2022, alcanzando su punto más alto del 6,3 % en 2020. En este contexto, surge la imperativa necesidad de maximizar la eficiencia de los recursos para generar ahorros y satisfacer las crecientes demandas del sistema de salud.
La evolución de los modelos financieros de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) a lo largo de los años es evidente con la introducción de políticas y leyes, como la Ley 100 de 1993 y la Ley 1122 de 2007, que buscan mejorar la cobertura y eficiencia del sector. Resalta la función clave de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) como intermediarias entre los usuarios y las IPS.
La metodología CAMEL, implementada en Colombia para supervisar las condiciones financieras y de solvencia de las IPS, destaca la importancia de monitorear indicadores financieros como el retorno sobre activos (ROA), retorno sobre el patrimonio y liquidez. Esta metodología, respaldada por la Resolución 000372 de 2016, proporciona herramientas cruciales para comprender y mejorar la gestión de las IPS en Colombia.
Según el Banco de la República de Colombia, la eficiencia y solidez financiera de las IPS se centra en un periodo entre 2017 y 2021, utilizando un enfoque de función de distancia con técnicas de frontera estocástica. La eficiencia técnica promedio encontrada es del 75 %, señalando oportunidades significativas para mejorar el desempeño del sector y contribuir a la sostenibilidad financiera del sistema.
Los resultados del estudio subrayan la existencia de oportunidades significativas para mejorar la eficiencia en las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), ya que la eficiencia técnica promedio se sitúa en el 75 % y ninguna IPS alcanza el 100 % de eficiencia. La heterogeneidad observada en la eficiencia técnica, que fluctúa entre el 11 % y el 96 %, evidencia la diversidad en la gestión de recursos entre estas entidades.
Es crucial destacar la relación positiva identificada entre los indicadores de rentabilidad y liquidez, y las medidas de eficiencia de las IPS. Este hallazgo sugiere que aquellas entidades con una mayor solidez financiera y capacidad para cumplir con sus responsabilidades demuestran una gestión más eficiente de los recursos, alcanzando niveles más altos de eficiencia. Estos resultados adquieren una relevancia especial en el contexto de los desafíos persistentes que enfrenta el sector de la salud y las restricciones fiscales del país.
La comprensión de esta relación entre solidez financiera y eficiencia proporciona una base sólida para la formulación de estrategias y políticas orientadas a mejorar la eficiencia en las IPS. Abordar estas oportunidades de mejora no solo beneficia la gestión interna de las instituciones, sino que también contribuye a la sostenibilidad del sistema de salud en medio de los desafíos económicos y financieros que enfrenta el país.
Es relevante destacar que los resultados derivados de las funciones de distancia se centran en un enfoque de producción y no incorporan posibles disparidades en la calidad de los servicios proporcionados. Asimismo, es necesario tener en cuenta que estos resultados están condicionados por la definición de los productos, los cuales, debido a la limitada disponibilidad de información, no reflejan mejoras en el estado de salud de los pacientes. Por lo tanto, la ineficiencia identificada se atribuye a una gestión inadecuada de los recursos, sin considerar las variaciones en la calidad de los servicios ofrecidos.
Al analizar la relación entre la eficiencia y algunos indicadores de calidad de los servicios de salud, no se observa una correlación positiva entre las variables. Además, no es posible afirmar que un mayor nivel de eficiencia en las entidades perjudique la atención de los pacientes. Esto se debe a que la mayoría de los indicadores abarcan solo un aspecto de la calidad y no contemplan el resultado o la mejora en el estado de salud de los pacientes después de recibir atención médica.
Además, es crucial considerar las posibles disparidades en las economías de escala dentro de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), ya que estas diferencias pueden influir en la utilización eficiente de los recursos del sistema. Una IPS podría ser demasiado pequeña o grande, lo que llevaría a una penalización de productividad debido a no operar en una escala óptima. Esto es esencial para establecer metas realistas de productividad para todas las empresas del sector. La omisión de la consideración de la eficiencia de escala podría resultar en la fijación de metas difíciles de alcanzar para las pequeñas empresas, las cuales podrían enfrentar deseconomías de escala. Esta situación podría generar resultados desfavorables tanto para el mercado como para el regulador.
A pesar de la persistencia de la ineficiencia en algunas IPS, Jesús Botero, economista y docente de la Universidad EAFIT, destaca la heterogeneidad en el desempeño, agrupando a las IPS públicas y privadas según su nivel de eficiencia. Las IPS públicas de nivel 1 muestran los indicadores más bajos, mientras que las de nivel 3 y las privadas presentan niveles más altos. La gran heterogeneidad en el desempeño de las IPS públicas sugiere la necesidad de abordar de manera específica las diferencias entre los niveles de atención.
La necesidad imperativa de maximizar la eficiencia en el sector de salud colombiano se destaca a lo largo de este análisis, enfocándose en el crecimiento del gasto público y la evolución de los modelos financieros de las IPS. La implementación de políticas y leyes, respaldadas por metodologías como CAMEL y la evaluación constante de la eficiencia, demuestran el compromiso continuo con la mejora del sistema de salud en Colombia.
En el complejo escenario financiero de las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) en Colombia, el crecimiento del gasto público en salud se erige como un desafío crucial. La urgencia imperativa de maximizar la eficiencia de los recursos para generar ahorros y satisfacer las crecientes demandas del sistema de salud se vuelve evidente. Esta situación ha llevado a la evolución de los modelos financieros de las IPS a lo largo de los años, marcada por la introducción de políticas y leyes, como la Ley 100 de 1993 y la Ley 1122 de 2007, que buscan mejorar la cobertura y eficiencia del sector.
En medio de estas dificultades financieras, el gremio de IPS ha expresado sus preocupaciones al Ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, resaltando problemas como el flujo de caja, recursos insuficientes, el aumento de la cartera y la morosidad. La Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) ha destacado la necesidad de medidas protectoras para salvaguardar la red hospitalaria ante las liquidaciones en curso y futuras.
El informe presentado por el gremio revela un aumento significativo en la cartera de las IPS y una morosidad preocupante. La ACHC señala prácticas perjudiciales como demoras en autorizaciones por parte de las EPS, disminución en los giros acordados y trámites administrativos que afectan la radicación de facturas. Ante esta crisis, la ACHC propone medidas concretas, incluyendo la aplicación plena de un sistema que garantice giros suficientes y la desinversión de reservas técnicas de las EPS para inyectar liquidez en la red hospitalaria.
En un esfuerzo por mejorar los procedimientos y solventar reclamaciones, la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres) ha girado 1,644 millones de pesos a las IPS. Este respaldo resalta la creciente necesidad de las entidades de salud por mejorar sus procesos de reclamación. Reuniones entre la Adres y representantes de IPS buscan facilitar trámites y establecer una relación más directa, generando mejoras significativas en la capacidad de los procedimientos de reclamación.
En este panorama desafiante, es crucial mantener un enfoque en la eficiencia y buscar soluciones colaborativas para garantizar la sostenibilidad financiera del sector de salud en Colombia.
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