EDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 11    No. 138 MARZO DEL AÑO 2010    ISSN 0124-4388    elpulso@elhospital.org.co

Fundado en Medellín, el 30 de julio de 1998. Director: Julio Ernesto Toro Restrepo. Comite Editorial: Juan Guillermo Maya Salinas, Alba Luz Arroyave, Jairo Humberto Restrepo, Javier Ignacio Muñoz y Gonzalo Medina. Dirección Comercial: Diana Cecilia Arbeláez. Editora: Olga Lucía Muñoz López. Asesoras comerciales: Amparo Abril Rojas y María Eugenia Botero. Web master: Santiago Ospina Gómez


La verdadera
Emergencia Social

Es muy posible que si cada uno de los colombianos hace lo que le corresponde, las dificultades e inconvenientes del diario vivir serían mucho menores; la vida tendría menos sinsabores y los problemas, que se reducirían muchísimo, se solucionarían más fácilmente y de manera menos agria y traumática. Ahora bien, si en nuestro sector, la salud, cada persona hubiera hecho lo que le correspondía hacer, no estaríamos ahora en asunto tan complejo y de tantas implicaciones como lo es la "Emergencia Social".
Todos quieren tomar más de lo que les toca; todos quieren obtener más beneficios que a los que tienen derecho; todos quieren sacar partido y lucrarse, en desmedro, claro está, de los conciudadanos y de los enfermos. El verdadero mensaje de haber tenido que declarar la Emergencia Social por parte del gobierno nacional, es que se hizo mal uso de una masa inmensa de dinero del sector y con ello se puso en riesgo a quien requiere atención y servicios, es decir, a los enfermos.
Hay que rebatir con hechos, la idea, la triste idea de que nadie hace nada bien. Miremos y reflexionemos sobre el alcance que puedan tener nuestras acciones hechas con ligereza o con egoísmo, y pongamos por delante nuestro sentido de solidaridad y nuestro más ajustado concepto de responsabilidad con los demás, y evitemos problemas que pueden costar muchas vidas. Nuestro mal comportamiento en realidad ha puesto en emergencia a toda la sociedad.

 
Un sistema de salud sordo y ciego
No hay peor ciego que el que no quiere ver. El periódico El Pulso desde su fundación hace casi 11 años, cuando empezaba a desplegarse toda la estructura creada por la Ley 100 para el Sistema de Seguridad Social en Salud, ha cumplido con su responsabilidad social de estar dentro y al pie del sistema, como relator y analista crítico de su desenvolvimiento. En todos los frentes, desde el administrativo y financiero, desde la salud pública y las políticas relacionadas con la salud, y desde todos los actores del sistema -el gobierno, aseguradores y prestadores, gremios y asociaciones, instituciones y usuarios-, desde la academia y centros de investigación, desde la voz de autoridades nacionales e internacionales, En la materia, El Pulso ha entregado información valiosa sobre la marcha del sistema, sus problemáticas y sus perspectivas.
Ningún otro medio de comunicación en Colombia ha cumplido tal labor de veeduría pública, de fiscalización y de aporte al debate en el sistema de salud, como El Pulso. Y no es caso de pasar cuenta de cobro por el cumplimiento de esa misión. Pero hoy, a comienzos de la segunda década del siglo XXI y a 16 años de creado el sistema, en unas fechas en que se declara emergencia social para sortear la explosión del sistema de salud, sí es el momento justo para dejar claro que algunos responsables clave del sistema de salud, han tenido oídos sordos a las reiteradas advertencias sobre los aspectos y situaciones que amenazaban el sistema de salud. Al Pulso se le ha tildado de agorero por haber alertado de los cantos de sirena en el sistema; por eso hoy constatamos más con pesadumbre que con alegría, que El Pulso ha estado y está muy sustentado en sus análisis, cuando presagiaba la crisis del sistema.
No es para alegrarse. Pero sí para llamar la atención sobre como un sistema sordo y ciego a un trabajo informativo y formativo, crítico y propositivo como el desarrollado por El Pulso, no fue aprovechado lo suficientemente en todas sus potencialidades, como insumo valioso a la hora de definir y redefinir los desarrollos y la marcha del sistema.
Y ahora, en el calificado por un ex ministro de Salud como el momento más confuso y complicado en la historia del sistema de salud colombiano, desde El Pulso queremos hacer un llamado a la sensatez y la cordura, a la cabeza fría y a la inteligencia, para no caer en el juego de intereses que llevó el sistema al actual punto de quiebre.
Sólo con el debate riguroso y respetuoso, con la aceptación de responsabilidades en el desplome del sistema, con el análisis juicioso de salidas a la crisis, y con el compromiso serio y decidido de todos los actores del sistema, se podrá avanzar en la búsqueda de la mejor salida a la actual encrucijada, la verdadera emergencia en la que está sumida no solo el sistema de salud sino la sociedad colombiana toda. Es la hora de echar mano de las mejores herramientas disponibles, del conocimiento acumulado en más de una década, y sobre todo de la suficiente decisión política, para sacar al sistema de salud de la “tormenta perfecta” en que cayó, y elegir la mejor ruta: enderezarlo a cabalidad, o desmontarlo y empezar de cero.
 
 




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