Ahora que el gobierno hizo eco al llamado de todos los
actores del sistema de salud, de rescatar las acciones de
promoción de la salud y prevención de la enfermedad,
bien vale la pena repasar algunos aspectos de la propuesta
de la Atención Primaria en Salud, adoptada como estrategia
gubernamental para reorientar el Sistema General de Seguridad
Social en Salud, y para fortalecerlo, según se plantea
en la Ley 1438 de 2011.
La Declaración de la Conferencia Internacional sobre
la Atención Primaria de Salud, reunida en AlmaAta
(antigua URSS), en septiembre de 1978, en el punto sexto
definió la Atención Primaria en Salud, como
la asistencia sanitaria esencial basada en métodos
y tecnologías prácticos, científicamente
fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de
todos los individuos y familias de la comunidad mediante
su plena participación y a un coste que la comunidad
y el país puedan soportar, en todas y cada una de
las etapas de su desarrollo con espíritu de auto-responsabilidad
y auto-determinación. La atención primaria
forma parte integrante tanto del sistema nacional de salud,
del que constituye la función central y el núcleo
principal, como del desarrollo social y económico
global de la comunidad. Representa el primer nivel de contacto
de los individuos, la familia y la comunidad con el sistema
nacional de salud, llevando lo más cerca posible
la atención de salud al lugar donde residen y trabajan
las personas, y constituye el primer elemento de un proceso
permanente de asistencia sanitaria.
Según la directora de la Organización Mundial
de la Salud, Margareth Chan, ese enfoque se malinterpretó
erróneamente casi de inmediato, como la prestación
de mala atención a los pobres. También se
consideró que se centraba exclusivamente en el primer
nivel de atención, algunos la calificaron de utópica,
y otros pensaron que era una amenaza para el cuerpo médico.
Pero aunque en un momento determinado de la historia la
atención primaria estuvo constituida por un grupo
de servicios elementales de tercera categoría, para
una población también de tercera categoría,
con el transcurrir del tiempo y la cuidadosa aplicación
de la estrategia, se reconocen sus bondades para fortalecer
la capacidad de la sociedad para reducir las desigualdades
en materia de salud.
Los países que aplicaron la estrategia de Atención
Primaria en Salud han registrado positivos avances; dentro
de ese modelo, el considerable incremento de los programas
de promoción y prevención significó
un factor fundamental. Y en los últimos años,
la Organización Mundial de la Salud, Unicef y el
Banco Mundial, confirman los beneficios y el impacto del
enfoque de la Atención Primaria, demostrando que
es una estrategia efectiva para alcanzar el objetivo de
Salud para todos.
Ahora en Colombia, el propósito es lograr cobertura
universal, mejorar la salud, disminuir la morbilidad, aumentar
la equidad y mejorar enormemente la eficacia del sistema,
con la aplicación formal de la estrategia de Atención
Primaria en Salud. Una propuesta es fortalecer la aplicación
de programas de salud familiar, que demostraron eficiencia
en los países en que se ha aplicado, como Canadá,
Brasil, Cuba, Costa Rica, entre otros. A ello debe agregarse
la accesibilidad a medicamentos, medios de diagnóstico
y recuperación de la salud, en acciones integrales
e integradas de prevención, curación y rehabilitación.
Sin salud no hay desarrollo económico
y sin desarrollo económico no puede invertirse en
programas sociales prioritarios para los habitantes de una
nación. Por eso hay confianza en que la estrategia
de Atención Primaria en Salud aplicada conscientemente
dentro de los parámetros y consideraciones incluidos
en los últimos años, quizá pueda romper
las barreras de inequidad en la atención y avanzar
en el propósito de cobertura universal. Pero que
no sea una atención elemental y básica, ni
una atención primaria mínima
ni vigente
sólo de vez en cuando...
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