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2% para salud pública y 98%
para atender la enfermedad
Jaime
Alberto Peláez Quintero Especialista en economía de la salud
- elpulso@elhospital.org.co
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Pese
a la ingente cantidad de recursos para la salud aforados por
la vía de la fiscalidad y parafiscalidad en 2012, con
una cifra récord inicial de $46.2 billones, tanto del
Presupuesto General de la Nación ($25.5 billones) como
del Fosyga ($20.7 billones), sólo se destinaron directamente
para la salud pública del país $300.000 millones
para promoción de la salud y prevención de la
enfermedad por vía fiscal (equivalentes al 1.18%), y
$517.000 millones (2.5% del Fosyga), para un total de $817.000
millones.
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Es
decir: para salud pública sólo el 1.77% del total
del presupuesto para la salud. O lo que es lo mismo: el 98.23%
es para atender la enfermedad (esto teóricamente, pues
en la práctica es un porcentaje absolutamente menor).
De ese monto inicial de $817.000 millones, al aplicársele
el porcentaje de intermediación del 35.2%, el valor efectivo
es de apenas $530.000 millones, lo que se traduce en un valor
per cápita nacional de 6 dólares para la vigencia
de 2012, según estas dos fuentes de financiamiento. Con
ello es muy poco lo que efectivamente se pueda hacer por los
entes territoriales en materia de salud pública, y bien
pudiera explicar parte de la problemática que actualmente
padecen algunas ciudades con la aparición e incidencia
de nuevos casos o rebrotes de patologías de salud pública
ya erradicadas o de muy baja notificación. |
Como efecto directo de este modelo en
salud invertido -donde se asignan más recursos
para la enfermedad que para prevenirla,-
no es raro que reaparezcan enfermedades
supuestamente controladas.
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Como
efecto directo de este modelo en salud invertido -donde se asignan
más recursos para la enfermedad que para prevenir la
enfermedad y promocionar la salud, haciéndolo altamente
ineficiente y antieconómico, además de insostenible
a futuro -, no es raro que reaparezcan enfermedades como tosferina,
rubéola, sarampión, tuberculosis y otras, supuestamente
controladas y casi erradicadas, que tienen alarmadas a las comunidades.
Los resultados del desempeño en salud pública
son el reflejo de las fases por las que transitó tristemente
la responsabilidad de quienes ejecutan y operan la política
pública de salud en Colombia, primero el sector público
antes y al inicio de la Ley 100/93, posteriormente las aseguradoras,
y luego fueron retomadas estas funciones con asignación
de recursos por las secretarías de salud territoriales.
Hoy estamos pagando los vacíos y tiempos de transición,
a más de los pocos recursos disponibles, pues en el caso
de los biológicos para la vacunación contra la
tosferina, solo es
posible aplicársele a los menores de 5 años, siendo
mayor de esa edad la población expuesta y que por múltiples
razones no tiene acceso a dichos biológicos.
Cuando ya transcurrieron 18 años del cambio del modelo
de salud en el país, es necesario retomar el debate de
la cantidad óptima de recursos que deben asignarse para
la salud pública, que haga más costo-efectivo
el modelo, y que ello se traduzca en un mejoramiento de los
indicadores sanitarios respecto de estándares internacionales
de IDH (Índice de Desarrollo Humano). Nuestro puesto
79 con un IDH de 0.689 y de Salud de 0.807, demuestra que países
con menores fondos públicos y privados, logran mayores
impactos en la salud de sus poblaciones. |
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