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La ingenuidad es el peor pecado", advertía
el filósofo alemán Friedrich Nietzsche y estas
palabras llegan a la memoria analizando la última convención
colectiva firmada por los trabajadores con el Instituto de
los Seguro Sociales (ISS) para la vigencia 2001-2004, en la
cual en vez de mejorar sus condiciones laborales y superar
mediante convenios las normas establecidos por Ley, se hacen
pactos que congelan hasta por diez años derechos adquiridos
como: retroactividad en las cesantías, incrementos
adicionales sobre el salario, auxilios oftalmológicos,
auxilios para guarderías y los recursos destinados
para estos fines.
Se añade que por cinco años se congelan los
aportes de la empresa al Fondo Especial de Préstamos
de Vivienda, mientras se da un plazo de 10 años para
solucionar el problema estructural de la contratación
civil en el Seguro, uno de los más graves, y se estipula
la liquidación de las cesantías de todos los
trabajadores hasta el 2001, ordenándose que el procedimiento
se repita en cada año siguiente
(Ver
puntos clave del Acuerdo Integral y la CCT: ISS-Trabajadores-Gobierno
Elementos para una interpretación)
No deja de sorprender que en puntos claves como salarios,
retroactividad, cesantías y auxilios para vivienda
y salud, un sindicato pacte en contra y no a favor de los
intereses de quienes representan, cerca de 35.000 trabajadores,
entre ellos: médicos, enfermeras, auxiliares y personal
administrativo, quienes prestan sus servicios los 365 días
del año y las 24 horas del día a una población
de cinco millones de afiliados, con sus respectivas familias
(cerca de 12 millones de personas); a dos millones y medio
de pensionados y a un millón y medio de usuarios en
riesgos profesionales.
Claro, que ser sindicalista en Colombia no es una labor fácil,
como bien lo reconoce el ministro de Trabajo Angelino Garzón,
quien recuerda que en estos pocos meses del 2002 han sido
asesinados 26 sindicalistas, en el 2001 fueron asesinados
48 y 112 en el 2000, mientras centenares han sido amenazados.
Esta situación lo llevó a Ginebra, Suiza, el
pasado mes de marzo, a defender las libertades sindicales
ante OIT, aunque el ministro es consciente que de ordenarse
la sanción moral que implica la presencia de la Comisión
de Encuesta que piden los sindicalistas para Colombia, esto
crearía serias dificultades para el comercio con otras
Naciones.
La pregunta es entonces: ¿En quién radica la
ingenuidad? ¿En el Sindicato, en los trabajadores que
eligieron a sus representantes, en las directivas del ISS
o en el Gobierno Nacional? La respuesta no es fácil
y cada sector tendrá sus explicaciones, más
o menos convincentes, mientras que un analista con amplia
experiencia sindical - quien solicitó omitir su nombre-
aseguró que "el daño ya está hecho".
Glorias y derrotas
Con anterioridad, influyentes medios de comunicación
avalaron los mensajes del Gobierno y del presidente del Seguro
sobre la eminente muerte del ISS, porque además de
sus tradicionales problemas de evasión y elusión
(falsa clasificación para el pago) en los aportes y
corrupción administrativa que lo han tenido al borde
del colapso tenía, además, que sobrellevar unas
pesadas prebendas laborales y una carga pensional que era
incapaz de soportar.
Tras la firma de la convención, el 31 de octubre de
2001, todos respiraron tranquilos porque el ISS estaba salvado,
al menos por diez años, y el Gobierno y la presidencia
del Seguro elogiaron sin reparos los "sacrificios"
hechos por el Sindicato y sus trabajadores para que la Institución
siguiera viva en beneficio de sus millones de afiliados.
La prensa habló entonces de "históricos
acuerdos" y hasta de co-gobierno, aunque hubo cierta
queja porque se mantuvieron y nacieron algunos beneficios
laborales. Los trabajadores sacrificaron $120.000 millones
anuales de sus prestaciones y salarios con la agravante de
hacerlo bajo el criterio de "congelación"
por diez años y bajo la obligatoriedad de la Ley que
cobija su convención colectiva 2001-2004, añadiendo
a todo esto un evidente "temor reverencial hacia el patrono",
en términos jurídicos, porque se infundió
sin tregua el inminente exterminio del ISS.
Esto llevó a los trabajadores a pensar en el desempleo
un mal ampliamente difundido y que se convirtió en
la pesadilla del 20% de los trabajadores colombianos y en
la vivencia de la informalidad del otro 41% de la población
económicamente activa (15 millones de personas), según
estudios de la Universidad Nacional, lo que resulta más
amenazante aún cuando se está en un país
cuya pobreza agobia al 68% de sus habitantes, según
Planeación Nacional.
Así que en esta negociación, la realidad unida
a la presión de los medios tuvo su efecto. En su libro
"Psicología de la Propaganda y de los pueblos,
los grandes problemas sociales de nuestra época"
bien lo señala Pierre Crazzi: "es difícil
en materia social, como en lo demás, deshacerse de
conceptos sobre los cuales se apoyan los prejuicios, pero
el hombre no ve que cada paso que da lo hunde más en
el círculo cuya salida se hace cada vez más
imposible".
No en vano el destacado colaborador del Gobierno Pastrana
y ahora presidente del Seguro, Guillermo Fino Serrano, en
su mensaje de fin de año que tituló "¡Celebremos
nuestro triunfo", les manifestó a los trabajadores,
a quienes se dirigió como "apreciados amigos",
que "no quiero ni pensar cómo estaría por
esta misma época si el camino escogido hubiese sido
la liquidación. No tendría ánimos para
celebraciones y me sentiría avergonzado de fracasar
en la tarea para la que me designaron".
Y agrega: "tenemos suficientes motivos para sonreír
y vamos a hacerlo sin límites", los invita a ser
infranqueables frente a las dificultades y los felicita por
ser " los artífices de la salvación del
Seguro" y por haber confiado en el sindicato, en el ministro
de Trabajo, el Presidente de la República y su persona.
El mensaje se produjo cuando muchos de esos 35.000 trabajadores
que hicieron posibles tantas labores sociales y la sonrisa
sin límites de Fino Serrano, tendrían que empezar
a elaborar el duelo y a resignarse a la pérdida de
$120.000 millones anuales de sus salarios y prestaciones sociales,
mientras tenían el consuelo de haber realizado más
de 30 millones de actividades médicas, 600.000 cirugías,
atendido más 100.000 partos y efectuado 25 millones
de exámenes de laboratorio en las 300 clínicas
de la entidad.
Sin embargo, le avalan a Fino Serrano y al Sindicato que no
dejaron dividir el ISS en varias empresas, que lograra pactar
el levantamiento de la sanción en salud y que esté
cumpliendo el acuerdo de pagos con clínicas y hospitales
que prestaron sus servicios al Seguro y que tuvieron la deferencia
de apoyar al ISS, no cobrándole intereses de mora y
suspendiendo los cobros judiciales.
Se han cancelado así más de $430.000 millones
de los 884 contratos firmados con los hospitales, un 80% de
la meta. Juan Carlos Giraldo Valencia, director general de
la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas,
reconoce que el proceso se está llevando a cabo, pero
no se está haciendo con la suficiente claridad con
respecto a la facturación, porque las IPS no saben
si les están pagando nuevos o viejos servicios y el
mismo Seguro Social no identifica los radicados correspondientes
sobre los conceptos que se pagan. Ahí, salta a la palestra
de nuevo, el problema de la informática en el ISS.
Los trabajadores también le abonan a Fino sus buenas
relaciones con Pastrana, lo que mejora las posibilidades de
éxito en la negociación, la capacidad para relacionarse
con los trabajadores del ISS y trabajar en equipo con ellos,
su diligencia en la puesta en marcha del Plan Estratégico,
especialmente en el mejoramiento de servicio al usuario, la
lucha anticorrupción y evasión, y la implementación
de herramientas para lograr entre todos la vinculación
de 250.000 a un millón de afiliados, promoviendo la
vinculación desde campesinos hasta colombianos en el
exterior y brindándole estímulos a los empleados
del ISS para que lleven nuevos usuarios y cambien con su buen
comportamiento la imagen del Seguro.
La viga en el ojo
.
Lo que no se divulgó con el énfasis que ameritaba
y la batalla que no se dio en términos obligantes y
jurídicos con el Gobierno, fue la cancelación
de la deuda histórica que el Estado tiene con el Seguro
Social, puesto que es ella el factor preponderante que podría
causar el real colapso económico del ISS: $ 42 billones,
según datos del propio ministro Angelino Garzón,
expuestos en una conferencia sobre pensiones a finales del
2001 en Medellín.
Así que resulta increíble que uno de los afectados
por la deuda, los trabajadores, tengan que sacar de su propio
pecunio, léase derechos adquiridos, $120.000 millones
anuales, para que un deudor de $42 billones no les acabe con
sus puestos de trabajo, deje sin atención a millones
de usuarios y extermine su patrimonio y el de toda la Nación.
A cambio del Acuerdo Integral, que expertos economistas como
Iván Restrepo Lince, calificaron de un "chantaje
para los trabajadores" porque a su juicio o renunciaban
a sus prebendas o no habría dinero para el Seguro,
el Gobierno se ofrece a entregarle $1 billón en dos
cuotas de $500.000 millones al ISS, pero bajo la modalidad
de "crédito", con la salvedad que puede condonarse
si el Seguro cumple todo lo pactado en el Acuerdo Integral
y en la Convención Colectiva de Trabajo que afectó
los intereses sindicales.
Esa demanda de pago y esa denuncia sobre quien es realmente
el culpable de la crisis o muerte del Seguro, la han hecho
desde 1967 hasta la fecha los presidentes y trabajadores del
ISS, pero el Gobierno en el Acuerdo Integral que firmó
con el ISS y Sintraseguridad Social, el 31 de octubre de 2001,
aún pide que le digan qué debe, para ver si
hay lugar al "reconocimiento de la deuda". Sumado
a todo ello hay un agravante de última hora: el cambio
de Presidente y en consecuencia, la potestad que éste
tiene para continuar o no con los pactos establecidos.
¿Palabras de caballeros?
Es cierto que la información actualizada, computarizada
y sistematizada no es un fuerte del ISS, sino uno de sus más
graves problemas, como bien lo reconoció el director
de la Cámara de Salud de la Andi e integrante del Consejo
Nacional de Seguridad Social en Salud (CNSSS), Francisco de
Paula Gómez, en entrevista concedida a Olga Lucía
Muñoz de El Pulso, pero ante los ojos de los tradicionales
sindicalistas del ISS, el hecho de que el Gobierno no se comprometa
con fechas y montos de pago es el signo evidente de que no
cancelará su deuda histórica.
Lo más grave, dicen, es no poderle exigir jurídicamente
esos pagos al Gobierno Nacional, porque no hay compromisos
puntuales en tal sentido en el marco de la Convención
Colectiva de Trabajo (CCT), que los obligue legalmente a cancelar
la deuda que tiene el Gobierno con el ISS por conceptos como:
salud, riesgos profesionales, pensiones, cuotas-partes, manejo
de reservas, mesada adicional, acciones del BCH y bonos pensionales
tipo B. Sólo se acordó crear una comisión,
y a ellos, la experiencia les ha enseñado que "la
mejor forma para no resolver un problema, es nombrar una comisión".
Para Francisco de Paula Gómez, director de la Cámara
de Salud de la Andi, el Acuerdo Integral no depende de los
empresarios y por lo tanto no sabría decir exactamente
qué será lo que va a suceder, sobre si el Gobierno
reconocerá o no su deuda histórica al Seguro,
pero afirma: "Uno esperaría que sí, porque
está como tal firmado en el Acuerdo" y se supone
que "el Gobierno, de todas maneras, tendrá que
tratar de hacer los movimientos y los esfuerzos del caso para
lograr que el ISS no se hunda, porque el Seguro Social es
una institución muy importante para el país,
de manera que al Estado le toca hacer las gestiones necesarias",
así como la ha hecho con la banca.
El problema radica para Gómez en "si las instituciones
son viables o no en el tiempo. De nada sirve que el Estado
salga a salvar una institución, si no le corrige las
fallas estructurales que tiene, ese es el gran problema. Entonces
una institución puede volverse un gran agujero negro,
en el cual todo el dinero que el Estado o los particulares
le entreguen, se lo traga".
Desangrado, pero en pie
Desde la famosa "Revolución en Marcha" que
movió como nunca las masas populares del liberalismo
en 1930, comenzó a gestarse bajo el primer gobierno
de Alfonso López Pumarejo, considerado por muchos como
el político más brillante del siglo, la idea
de organizar la asistencia pública, garantizando la
protección del Gobierno a los sindicatos y el reconocimiento
del derecho a la huelga.
El investigador Alvaro Tirado Mejía, en un artículo
que publicó en la Revista Credencial Historia, explica
que "el legado de López Pumarejo es la opción
liberal con contenido social: es posible transformar la sociedad
y al mismo tiempo mantener la estructura democrática.
La democracia política y social no sólo son
compatibles, sino que están íntimamente relacionadas;
no puede haber democracia sin participación popular
y sin bienestar para la población, y éste no
puede existir sin libertad política".
El ideal liberal tenía como base el modelo implantado
por Bismark en Alemania en 1883 de los seguros sociales obligatorios,
pero sólo logró concretarse en Colombia durante
la administración conservadora de Mariano Ospina Pérez,
cuando se fundó el ISS, el 26 de diciembre de 1946,
recibiendo aportes tripartitos: empresarios- Estado- trabajadores.
Sin embargo, sólo los empresarios y los trabajadores
mantienen un histórico flujo de recursos que le ha
permitido subsistir al ISS, pero esos millones en aportes
mensuales fueron aprovechados por los gobiernos de turno,
que aún sabiéndose deudores del Seguro, no tuvieron
reparos en tomarlo como "caja menor" del Estado
y usaron esos aportes para realizar otro tipo de funciones
e inversiones que no tenían nada que ver con la seguridad
social ni con el desarrollo del ISS.
Queda entonces en evidencia, que a pesar del desangre económico
a que lo sometió el propio Estado, el Seguro ha sido
fuerte por el fiel sostén financiero de los empresarios
y trabajadores colombianos, que lo han reconocido siempre
como un bien público y un patrimonio de la Nación,
y este a su vez les ha demostrado que a pesar de sufrir los
efectos de una terrible corrupción administrativa que
lo ha colocado como la segunda entidad del país más
golpeada por este mal, luego del Congreso, se mantiene firme
y aún tiene reservas por $7 billones para hacerle frente
a la crisis.
Presidentes del ISS como Carlos Wolff Isaza (1996-1998) y
Jaime Arias(1998-2001) así lo reconocieron. Wolff decía
que negar la deuda histórica del Estado con el ISS
era una "terrible arbitrariedad" y eso que entonces
se calculaba en $30 billones y, por ende, era enfático
en afirmar que el Seguro no estaba en crisis, sino las finanzas
de la Nación, aunque esta le había hecho una
emboscada para acabarlo, quitándole sus afiliados.
Reconocía Wolff que había problemas en la prestación
del servicio de salud del ISS, pero éstos eran los
mismos que afectaban al resto del sector en el país
y más al Seguro, porque sólo en ese rubro de
la salud, el Estado le debía $4 billones al ISS, mientras
que en pensiones contaba con una reserva de $7 billones y
en riesgos profesionales el Seguro es la entidad más
sólida, de mayor experiencia y credibilidad en el mercado.
A esta apreciación se suma el informe de la OIT, recogida
en el libro "La reforma de la salud y la seguridad Social
en Colombia, el desastre de un modelo económico",
escrito por Herman Redondo Gómez y Fernando Guzmán
Mora, en uno de cuyos apartes se afirma que el ISS destina
el 80% de su gasto a la atención en salud, aunque un
20% de los beneficiarios reciben el servicio sin tener derecho
al mismo por falta de pago; además, atiende el 80%
de los casos de enfermedades de alto costo del país
y ofrece un plan de salud más costoso que el POS, ofreciendo
tecnología de punta de alta calidad a la cual tienen
acceso personas muy pobres de la sociedad, puesto que el 80%
de los transplantes de corazón, médula ósea,
hígado, pulmones y tratamientos como hemodiálisis
y hasta remisiones al exterior, son realizadas por el ISS.
Con todo y sus problemas en consulta externa, cirugías
programadas y tutelas (8.000 al año), la gente sabe
que si la enfermedad es delicada o grave, el mejor servicio
lo presta el ISS. Sin embargo, en la atención primaria
en salud se notan hoy los esfuerzos del personal por mejorar
el servicio, hasta el punto que las tutelas han bajado, especialmente
en Antioquia (300 mensuales) donde más instauraban.
Mas por menos en el ISS
Los problemas que todos los sectores reconocen en el ISS,
también hacen mella en sus finanzas; aunque se sabe
que aporta más por cada afiliado en el sector salud,
también es un hecho que su falla estructural en sistemas
mantiene en la incertidumbre de las cifras a todos los analistas.
Nadie sabe con total precisión el número de
afiliados, el monto por evasión y elusión de
aportes ni los embates de la corrupción (se calculan
$191.000 millones en los últimos tres años)
Por esta razón en el libro citado, se afirma: "hacemos
salvedad que el número total de afiliados en salud
es incierto; lo real es que la cifra máxima declarada
por el ISS (1998) para efectos de compensación, es
de 7.8 millones de afiliados. Si la tesis del anterior presidente
del Seguro Social, Carlos Wolff, sobre los doce millones de
afiliados es cierta, el ISS estaría regalando al sistema
2.2 millones de UPC, cifra que supera los $500.000 millones,
con lo que la crisis en salud del Instituto no existiría".
La OIT también afirmó que el Seguro era viable
financieramente en materia de pensiones ($61.1 billones, según
Minhacienda) y asegura que la presencia del Estado en los
servicios de seguridad social es la forma ideal para regular
el mercado y evitar los desbordamientos de precios al consumidor
en el sector privado.
Jaime Arias Ramírez, quién impulsó la
Ley 100 junto a Alvaro Uribe Vélez, el hoy candidato
presidencial, reconoció años después,
cuando le tocó presidir el ISS, que "el único
cambio -en la seguridad social- ha sido el traslado de los
afiliados del sector público hacia empresas privadas".
Así se lo confesó a la Revista Diners antes
de entregar su cargo en junio del 2001, tras admitir que el
ISS fue la entidad pública más afectada con
la Ley 100 y que hoy esa entidad no la manejaba ni Bill Gates.
Explicó entonces que en los últimos 7 años,
el Seguro perdió 1.5 millones de afiliados, que le
debía a los acreedores $447.000 millones, que las pérdidas
llegaban a $1.68 billones y que el endeudamiento era del 155.35%,
gastándose en salud más del doble de lo que
recibía en pago (el 90% de las clínicas daban
pérdida y por cada peso recibido en salud gastaba $1.25)
Admitió que la Ley 100/93 no amplió la cobertura,
pero si propició que se emitieran más de 300
decretos reglamentarios que el Seguro no podía cumplir,
y aunque se destinó el 11.5% del PIB a la seguridad
social en Colombia, esto sólo "encareció
la atención", pues asegura: "Todo el dinero
se enreda en el sistema sostenido por el exceso de normatividad",
y esa suma de $20.7 billones, "corre el riesgo de no
llegar nunca a los hospitales".
El ISS no estaba así preparado para la competencia
con el sector privado, y Arias Ramírez asegura que
la crisis de la salud pública tiene hoy tres aristas
delicadas: "ineficiencia, exceso de burocracia e irresponsabilidad
en el manejo presupuestal".
Jaime Arias Ramírez, sostiene que el Estado usó
al ISS como "una gallinita de los huevos de oro",
a la cual le sacó $25 billones, pero que ahora "lo
que no pagó la Nación en 50 años va a
tener que sacarlo, como por arte de magia, en el año
2006, cuando se agotarán las reservas pensionales del
Seguro, que sólo son de $6 billones".
Para Arias Ramírez, la crisis financiera del ISS tiene
como base: el régimen laboral que permite a los trabajadores
ganar "500 días de salarios al año",
la evasión de los contribuyentes (30%), la tecnología
obsoleta que no lo deja rendir ni competir y el anquilosamiento
de la "cultura institucional" de establecimiento
público.
Eso sin tener en cuenta que el mercadeo corría a cargo
de 20 personas, mientras el sector privado movía 6.000,
y que con la sanción de la Supersalud se perdieron
$700.000 millones y afiliados en dos negocios que no tenían
nada qué ver con la sanción, como lo eran pensiones
y riesgos profesionales. Según Arias, de los $6 billones
que tiene el ISS de presupuesto, el 80% va a obligaciones
laborales y el 20% a gastos operativos. Sin embargo, le hizo
una propuesta al Gobierno para que le pagara su deuda al seguro,
mediante abonos anuales de $3.5 billones, hasta cancelar su
deuda en diez años.
Mas la crisis fue tal en la institución, que el presidente
Pastrana le ofreció a los trabajadores que presentaran
una terna, para elegir entre ellos al sucesor de Arias en
el Seguro, pero los trabajadores se negaron porque trabajar
sin garantías de recursos económicos, implicaba
quemarse en el cargo. Ellos se preguntaban: si a los propios
amigos de la administración Pastrana les es difícil
lograr que el Gobierno le pague al ISS su histórica
deuda, ¿cómo lo sería para un sindicalista
o un amigo de los trabajadores del Seguro?
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