MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 3    NO 43   ABRIL DEL AÑO 2002    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

Los acuerdos Gobierno-ISS-Trabajadores

Un pacto con hilos extranjeros Omaira Arbeláez Echeverri Periodista, Medellín

"Estamos en un punto de la historia, lleno de promesas y de peligros"
Bill Clinton 50 Asamblea Anual del FMI y el BM

La ingenuidad es el peor pecado", advertía el filósofo alemán Friedrich Nietzsche y estas palabras llegan a la memoria analizando la última convención colectiva firmada por los trabajadores con el Instituto de los Seguro Sociales (ISS) para la vigencia 2001-2004, en la cual en vez de mejorar sus condiciones laborales y superar mediante convenios las normas establecidos por Ley, se hacen pactos que congelan hasta por diez años derechos adquiridos como: retroactividad en las cesantías, incrementos adicionales sobre el salario, auxilios oftalmológicos, auxilios para guarderías y los recursos destinados para estos fines.
Se añade que por cinco años se congelan los aportes de la empresa al Fondo Especial de Préstamos de Vivienda, mientras se da un plazo de 10 años para solucionar el problema estructural de la contratación civil en el Seguro, uno de los más graves, y se estipula la liquidación de las cesantías de todos los trabajadores hasta el 2001, ordenándose que el procedimiento se repita en cada año siguiente (Ver puntos clave del Acuerdo Integral y la CCT: ISS-Trabajadores-Gobierno Elementos para una interpretación)
No deja de sorprender que en puntos claves como salarios, retroactividad, cesantías y auxilios para vivienda y salud, un sindicato pacte en contra y no a favor de los intereses de quienes representan, cerca de 35.000 trabajadores, entre ellos: médicos, enfermeras, auxiliares y personal administrativo, quienes prestan sus servicios los 365 días del año y las 24 horas del día a una población de cinco millones de afiliados, con sus respectivas familias (cerca de 12 millones de personas); a dos millones y medio de pensionados y a un millón y medio de usuarios en riesgos profesionales.
Claro, que ser sindicalista en Colombia no es una labor fácil, como bien lo reconoce el ministro de Trabajo Angelino Garzón, quien recuerda que en estos pocos meses del 2002 han sido asesinados 26 sindicalistas, en el 2001 fueron asesinados 48 y 112 en el 2000, mientras centenares han sido amenazados. Esta situación lo llevó a Ginebra, Suiza, el pasado mes de marzo, a defender las libertades sindicales ante OIT, aunque el ministro es consciente que de ordenarse la sanción moral que implica la presencia de la Comisión de Encuesta que piden los sindicalistas para Colombia, esto crearía serias dificultades para el comercio con otras Naciones.
La pregunta es entonces: ¿En quién radica la ingenuidad? ¿En el Sindicato, en los trabajadores que eligieron a sus representantes, en las directivas del ISS o en el Gobierno Nacional? La respuesta no es fácil y cada sector tendrá sus explicaciones, más o menos convincentes, mientras que un analista con amplia experiencia sindical - quien solicitó omitir su nombre- aseguró que "el daño ya está hecho".
Glorias y derrotas
Con anterioridad, influyentes medios de comunicación avalaron los mensajes del Gobierno y del presidente del Seguro sobre la eminente muerte del ISS, porque además de sus tradicionales problemas de evasión y elusión (falsa clasificación para el pago) en los aportes y corrupción administrativa que lo han tenido al borde del colapso tenía, además, que sobrellevar unas pesadas prebendas laborales y una carga pensional que era incapaz de soportar.
Tras la firma de la convención, el 31 de octubre de 2001, todos respiraron tranquilos porque el ISS estaba salvado, al menos por diez años, y el Gobierno y la presidencia del Seguro elogiaron sin reparos los "sacrificios" hechos por el Sindicato y sus trabajadores para que la Institución siguiera viva en beneficio de sus millones de afiliados.
La prensa habló entonces de "históricos acuerdos" y hasta de co-gobierno, aunque hubo cierta queja porque se mantuvieron y nacieron algunos beneficios laborales. Los trabajadores sacrificaron $120.000 millones anuales de sus prestaciones y salarios con la agravante de hacerlo bajo el criterio de "congelación" por diez años y bajo la obligatoriedad de la Ley que cobija su convención colectiva 2001-2004, añadiendo a todo esto un evidente "temor reverencial hacia el patrono", en términos jurídicos, porque se infundió sin tregua el inminente exterminio del ISS.
Esto llevó a los trabajadores a pensar en el desempleo… un mal ampliamente difundido y que se convirtió en la pesadilla del 20% de los trabajadores colombianos y en la vivencia de la informalidad del otro 41% de la población económicamente activa (15 millones de personas), según estudios de la Universidad Nacional, lo que resulta más amenazante aún cuando se está en un país cuya pobreza agobia al 68% de sus habitantes, según Planeación Nacional.
Así que en esta negociación, la realidad unida a la presión de los medios tuvo su efecto. En su libro "Psicología de la Propaganda y de los pueblos, los grandes problemas sociales de nuestra época" bien lo señala Pierre Crazzi: "es difícil en materia social, como en lo demás, deshacerse de conceptos sobre los cuales se apoyan los prejuicios, pero el hombre no ve que cada paso que da lo hunde más en el círculo cuya salida se hace cada vez más imposible".
No en vano el destacado colaborador del Gobierno Pastrana y ahora presidente del Seguro, Guillermo Fino Serrano, en su mensaje de fin de año que tituló "¡Celebremos nuestro triunfo", les manifestó a los trabajadores, a quienes se dirigió como "apreciados amigos", que "no quiero ni pensar cómo estaría por esta misma época si el camino escogido hubiese sido la liquidación. No tendría ánimos para celebraciones y me sentiría avergonzado de fracasar en la tarea para la que me designaron".
Y agrega: "tenemos suficientes motivos para sonreír y vamos a hacerlo sin límites", los invita a ser infranqueables frente a las dificultades y los felicita por ser " los artífices de la salvación del Seguro" y por haber confiado en el sindicato, en el ministro de Trabajo, el Presidente de la República y su persona.
El mensaje se produjo cuando muchos de esos 35.000 trabajadores que hicieron posibles tantas labores sociales y la sonrisa sin límites de Fino Serrano, tendrían que empezar a elaborar el duelo y a resignarse a la pérdida de $120.000 millones anuales de sus salarios y prestaciones sociales, mientras tenían el consuelo de haber realizado más de 30 millones de actividades médicas, 600.000 cirugías, atendido más 100.000 partos y efectuado 25 millones de exámenes de laboratorio en las 300 clínicas de la entidad.
Sin embargo, le avalan a Fino Serrano y al Sindicato que no dejaron dividir el ISS en varias empresas, que lograra pactar el levantamiento de la sanción en salud y que esté cumpliendo el acuerdo de pagos con clínicas y hospitales que prestaron sus servicios al Seguro y que tuvieron la deferencia de apoyar al ISS, no cobrándole intereses de mora y suspendiendo los cobros judiciales.
Se han cancelado así más de $430.000 millones de los 884 contratos firmados con los hospitales, un 80% de la meta. Juan Carlos Giraldo Valencia, director general de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, reconoce que el proceso se está llevando a cabo, pero no se está haciendo con la suficiente claridad con respecto a la facturación, porque las IPS no saben si les están pagando nuevos o viejos servicios y el mismo Seguro Social no identifica los radicados correspondientes sobre los conceptos que se pagan. Ahí, salta a la palestra de nuevo, el problema de la informática en el ISS.
Los trabajadores también le abonan a Fino sus buenas relaciones con Pastrana, lo que mejora las posibilidades de éxito en la negociación, la capacidad para relacionarse con los trabajadores del ISS y trabajar en equipo con ellos, su diligencia en la puesta en marcha del Plan Estratégico, especialmente en el mejoramiento de servicio al usuario, la lucha anticorrupción y evasión, y la implementación de herramientas para lograr entre todos la vinculación de 250.000 a un millón de afiliados, promoviendo la vinculación desde campesinos hasta colombianos en el exterior y brindándole estímulos a los empleados del ISS para que lleven nuevos usuarios y cambien con su buen comportamiento la imagen del Seguro.
La viga en el ojo….
Lo que no se divulgó con el énfasis que ameritaba y la batalla que no se dio en términos obligantes y jurídicos con el Gobierno, fue la cancelación de la deuda histórica que el Estado tiene con el Seguro Social, puesto que es ella el factor preponderante que podría causar el real colapso económico del ISS: $ 42 billones, según datos del propio ministro Angelino Garzón, expuestos en una conferencia sobre pensiones a finales del 2001 en Medellín.
Así que resulta increíble que uno de los afectados por la deuda, los trabajadores, tengan que sacar de su propio pecunio, léase derechos adquiridos, $120.000 millones anuales, para que un deudor de $42 billones no les acabe con sus puestos de trabajo, deje sin atención a millones de usuarios y extermine su patrimonio y el de toda la Nación.
A cambio del Acuerdo Integral, que expertos economistas como Iván Restrepo Lince, calificaron de un "chantaje para los trabajadores" porque a su juicio o renunciaban a sus prebendas o no habría dinero para el Seguro, el Gobierno se ofrece a entregarle $1 billón en dos cuotas de $500.000 millones al ISS, pero bajo la modalidad de "crédito", con la salvedad que puede condonarse si el Seguro cumple todo lo pactado en el Acuerdo Integral y en la Convención Colectiva de Trabajo que afectó los intereses sindicales.
Esa demanda de pago y esa denuncia sobre quien es realmente el culpable de la crisis o muerte del Seguro, la han hecho desde 1967 hasta la fecha los presidentes y trabajadores del ISS, pero el Gobierno en el Acuerdo Integral que firmó con el ISS y Sintraseguridad Social, el 31 de octubre de 2001, aún pide que le digan qué debe, para ver si hay lugar al "reconocimiento de la deuda". Sumado a todo ello hay un agravante de última hora: el cambio de Presidente y en consecuencia, la potestad que éste tiene para continuar o no con los pactos establecidos.
¿Palabras de caballeros?
Es cierto que la información actualizada, computarizada y sistematizada no es un fuerte del ISS, sino uno de sus más graves problemas, como bien lo reconoció el director de la Cámara de Salud de la Andi e integrante del Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud (CNSSS), Francisco de Paula Gómez, en entrevista concedida a Olga Lucía Muñoz de El Pulso, pero ante los ojos de los tradicionales sindicalistas del ISS, el hecho de que el Gobierno no se comprometa con fechas y montos de pago es el signo evidente de que no cancelará su deuda histórica.
Lo más grave, dicen, es no poderle exigir jurídicamente esos pagos al Gobierno Nacional, porque no hay compromisos puntuales en tal sentido en el marco de la Convención Colectiva de Trabajo (CCT), que los obligue legalmente a cancelar la deuda que tiene el Gobierno con el ISS por conceptos como: salud, riesgos profesionales, pensiones, cuotas-partes, manejo de reservas, mesada adicional, acciones del BCH y bonos pensionales tipo B. Sólo se acordó crear una comisión, y a ellos, la experiencia les ha enseñado que "la mejor forma para no resolver un problema, es nombrar una comisión".
Para Francisco de Paula Gómez, director de la Cámara de Salud de la Andi, el Acuerdo Integral no depende de los empresarios y por lo tanto no sabría decir exactamente qué será lo que va a suceder, sobre si el Gobierno reconocerá o no su deuda histórica al Seguro, pero afirma: "Uno esperaría que sí, porque está como tal firmado en el Acuerdo" y se supone que "el Gobierno, de todas maneras, tendrá que tratar de hacer los movimientos y los esfuerzos del caso para lograr que el ISS no se hunda, porque el Seguro Social es una institución muy importante para el país, de manera que al Estado le toca hacer las gestiones necesarias", así como la ha hecho con la banca.
El problema radica para Gómez en "si las instituciones son viables o no en el tiempo. De nada sirve que el Estado salga a salvar una institución, si no le corrige las fallas estructurales que tiene, ese es el gran problema. Entonces una institución puede volverse un gran agujero negro, en el cual todo el dinero que el Estado o los particulares le entreguen, se lo traga".
Desangrado, pero en pie
Desde la famosa "Revolución en Marcha" que movió como nunca las masas populares del liberalismo en 1930, comenzó a gestarse bajo el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo, considerado por muchos como el político más brillante del siglo, la idea de organizar la asistencia pública, garantizando la protección del Gobierno a los sindicatos y el reconocimiento del derecho a la huelga.
El investigador Alvaro Tirado Mejía, en un artículo que publicó en la Revista Credencial Historia, explica que "el legado de López Pumarejo es la opción liberal con contenido social: es posible transformar la sociedad y al mismo tiempo mantener la estructura democrática. La democracia política y social no sólo son compatibles, sino que están íntimamente relacionadas; no puede haber democracia sin participación popular y sin bienestar para la población, y éste no puede existir sin libertad política".
El ideal liberal tenía como base el modelo implantado por Bismark en Alemania en 1883 de los seguros sociales obligatorios, pero sólo logró concretarse en Colombia durante la administración conservadora de Mariano Ospina Pérez, cuando se fundó el ISS, el 26 de diciembre de 1946, recibiendo aportes tripartitos: empresarios- Estado- trabajadores. Sin embargo, sólo los empresarios y los trabajadores mantienen un histórico flujo de recursos que le ha permitido subsistir al ISS, pero esos millones en aportes mensuales fueron aprovechados por los gobiernos de turno, que aún sabiéndose deudores del Seguro, no tuvieron reparos en tomarlo como "caja menor" del Estado y usaron esos aportes para realizar otro tipo de funciones e inversiones que no tenían nada que ver con la seguridad social ni con el desarrollo del ISS.
Queda entonces en evidencia, que a pesar del desangre económico a que lo sometió el propio Estado, el Seguro ha sido fuerte por el fiel sostén financiero de los empresarios y trabajadores colombianos, que lo han reconocido siempre como un bien público y un patrimonio de la Nación, y este a su vez les ha demostrado que a pesar de sufrir los efectos de una terrible corrupción administrativa que lo ha colocado como la segunda entidad del país más golpeada por este mal, luego del Congreso, se mantiene firme y aún tiene reservas por $7 billones para hacerle frente a la crisis.
Presidentes del ISS como Carlos Wolff Isaza (1996-1998) y Jaime Arias(1998-2001) así lo reconocieron. Wolff decía que negar la deuda histórica del Estado con el ISS era una "terrible arbitrariedad" y eso que entonces se calculaba en $30 billones y, por ende, era enfático en afirmar que el Seguro no estaba en crisis, sino las finanzas de la Nación, aunque esta le había hecho una emboscada para acabarlo, quitándole sus afiliados.
Reconocía Wolff que había problemas en la prestación del servicio de salud del ISS, pero éstos eran los mismos que afectaban al resto del sector en el país y más al Seguro, porque sólo en ese rubro de la salud, el Estado le debía $4 billones al ISS, mientras que en pensiones contaba con una reserva de $7 billones y en riesgos profesionales el Seguro es la entidad más sólida, de mayor experiencia y credibilidad en el mercado.
A esta apreciación se suma el informe de la OIT, recogida en el libro "La reforma de la salud y la seguridad Social en Colombia, el desastre de un modelo económico", escrito por Herman Redondo Gómez y Fernando Guzmán Mora, en uno de cuyos apartes se afirma que el ISS destina el 80% de su gasto a la atención en salud, aunque un 20% de los beneficiarios reciben el servicio sin tener derecho al mismo por falta de pago; además, atiende el 80% de los casos de enfermedades de alto costo del país y ofrece un plan de salud más costoso que el POS, ofreciendo tecnología de punta de alta calidad a la cual tienen acceso personas muy pobres de la sociedad, puesto que el 80% de los transplantes de corazón, médula ósea, hígado, pulmones y tratamientos como hemodiálisis y hasta remisiones al exterior, son realizadas por el ISS.
Con todo y sus problemas en consulta externa, cirugías programadas y tutelas (8.000 al año), la gente sabe que si la enfermedad es delicada o grave, el mejor servicio lo presta el ISS. Sin embargo, en la atención primaria en salud se notan hoy los esfuerzos del personal por mejorar el servicio, hasta el punto que las tutelas han bajado, especialmente en Antioquia (300 mensuales) donde más instauraban.
Mas por menos en el ISS
Los problemas que todos los sectores reconocen en el ISS, también hacen mella en sus finanzas; aunque se sabe que aporta más por cada afiliado en el sector salud, también es un hecho que su falla estructural en sistemas mantiene en la incertidumbre de las cifras a todos los analistas. Nadie sabe con total precisión el número de afiliados, el monto por evasión y elusión de aportes ni los embates de la corrupción (se calculan $191.000 millones en los últimos tres años)
Por esta razón en el libro citado, se afirma: "hacemos salvedad que el número total de afiliados en salud es incierto; lo real es que la cifra máxima declarada por el ISS (1998) para efectos de compensación, es de 7.8 millones de afiliados. Si la tesis del anterior presidente del Seguro Social, Carlos Wolff, sobre los doce millones de afiliados es cierta, el ISS estaría regalando al sistema 2.2 millones de UPC, cifra que supera los $500.000 millones, con lo que la crisis en salud del Instituto no existiría".
La OIT también afirmó que el Seguro era viable financieramente en materia de pensiones ($61.1 billones, según Minhacienda) y asegura que la presencia del Estado en los servicios de seguridad social es la forma ideal para regular el mercado y evitar los desbordamientos de precios al consumidor en el sector privado.
Jaime Arias Ramírez, quién impulsó la Ley 100 junto a Alvaro Uribe Vélez, el hoy candidato presidencial, reconoció años después, cuando le tocó presidir el ISS, que "el único cambio -en la seguridad social- ha sido el traslado de los afiliados del sector público hacia empresas privadas". Así se lo confesó a la Revista Diners antes de entregar su cargo en junio del 2001, tras admitir que el ISS fue la entidad pública más afectada con la Ley 100 y que hoy esa entidad no la manejaba ni Bill Gates.
Explicó entonces que en los últimos 7 años, el Seguro perdió 1.5 millones de afiliados, que le debía a los acreedores $447.000 millones, que las pérdidas llegaban a $1.68 billones y que el endeudamiento era del 155.35%, gastándose en salud más del doble de lo que recibía en pago (el 90% de las clínicas daban pérdida y por cada peso recibido en salud gastaba $1.25)
Admitió que la Ley 100/93 no amplió la cobertura, pero si propició que se emitieran más de 300 decretos reglamentarios que el Seguro no podía cumplir, y aunque se destinó el 11.5% del PIB a la seguridad social en Colombia, esto sólo "encareció la atención", pues asegura: "Todo el dinero se enreda en el sistema sostenido por el exceso de normatividad", y esa suma de $20.7 billones, "corre el riesgo de no llegar nunca a los hospitales".
El ISS no estaba así preparado para la competencia con el sector privado, y Arias Ramírez asegura que la crisis de la salud pública tiene hoy tres aristas delicadas: "ineficiencia, exceso de burocracia e irresponsabilidad en el manejo presupuestal".
Jaime Arias Ramírez, sostiene que el Estado usó al ISS como "una gallinita de los huevos de oro", a la cual le sacó $25 billones, pero que ahora "lo que no pagó la Nación en 50 años va a tener que sacarlo, como por arte de magia, en el año 2006, cuando se agotarán las reservas pensionales del Seguro, que sólo son de $6 billones".
Para Arias Ramírez, la crisis financiera del ISS tiene como base: el régimen laboral que permite a los trabajadores ganar "500 días de salarios al año", la evasión de los contribuyentes (30%), la tecnología obsoleta que no lo deja rendir ni competir y el anquilosamiento de la "cultura institucional" de establecimiento público.
Eso sin tener en cuenta que el mercadeo corría a cargo de 20 personas, mientras el sector privado movía 6.000, y que con la sanción de la Supersalud se perdieron $700.000 millones y afiliados en dos negocios que no tenían nada qué ver con la sanción, como lo eran pensiones y riesgos profesionales. Según Arias, de los $6 billones que tiene el ISS de presupuesto, el 80% va a obligaciones laborales y el 20% a gastos operativos. Sin embargo, le hizo una propuesta al Gobierno para que le pagara su deuda al seguro, mediante abonos anuales de $3.5 billones, hasta cancelar su deuda en diez años.
Mas la crisis fue tal en la institución, que el presidente Pastrana le ofreció a los trabajadores que presentaran una terna, para elegir entre ellos al sucesor de Arias en el Seguro, pero los trabajadores se negaron porque trabajar sin garantías de recursos económicos, implicaba quemarse en el cargo. Ellos se preguntaban: si a los propios amigos de la administración Pastrana les es difícil lograr que el Gobierno le pague al ISS su histórica deuda, ¿cómo lo sería para un sindicalista o un amigo de los trabajadores del Seguro?

 
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