El sector salud siempre ha sido mirado desde lo económico
por encima del hombro, y por qué no decirlo, algo
así como una carga para la economía; esta
visión no es sólo desde la perspectiva empresarial,
pues no es precisamente agrado lo que se siente cuando deben
hacerse los pagos de primas de seguros para cubrir estas
contingencias.
Los hospitales siempre se miraron como una obra de
caridad o como una opción de trabajo para los
profesionales de las disciplinas de la salud, pero pocas
veces como empresas, aún por quienes como accionistas
tienen inversiones en el sector.
Solo con el advenimiento de la ley de seguridad social,
se detectó que ofrecer servicios de salud podía
ser una inversión económicamente rentable,
al punto que los conglomerados económicos miraron
al sector como una posibilidad interesante desde la perspectiva
de Administradores de Planes de Beneficios, y poco a poco,
incursionando en la prestación directa de los servicios.
Mientras esto sucedía, el sector prestador cada día
aumentaba su cartera, pues aquellos responsables del pago
siempre han encontrado una forma para dilatar el cumplimiento
de sus obligaciones con el trámite de las glosas.
No se puede negar que se han expedido normas para minimizar
esta anomalía, pero como siempre, ¿quién
le pone el cascabel al gato? ¿Cuánto se demoran
los órganos de control para definir una queja? Y
mientras tanto, las deudas crecen y con ellas la crisis
de los hospitales, pues no tienen el recurso para cumplir
con sus trabajadores y proveedores, pero si se les impone
la obligación de atender los enfermos.
Ahora se habla de sanear la cartera, otro dechado de buenas
intenciones, puesto que para nadie es interesante una cartera
donde el deudor presenta mora en los pagos y argumenta razones
para justificarlas con base en sus propios argumentos.
Esta mora en los pagos es sin lugar a dudas una de las principales
causas de la crisis hospitalaria, por lo que la reestructuración
de los hospitales, a partir de la intervención en
las plantas de cargos y asignaciones, es tanto como buscar
el ahogado aguas arriba, puesto que una empresa que entrega
su producción a cambio de nada, está obviamente
condenada a desaparecer.
El sistema ha estado suficientemente reglamentado y no es
suficiente desde nuestra perspectiva más reglamentación;
se hace indispensable que se generen los mecanismos para
hacer cumplir la legislación vigente de manera ágil
y oportuna, de tal manera que los prestadores puedan cumplir
a cabalidad con sus obligaciones para con los trabajadores,
los proveedores y los pacientes, todo dentro de una sana
administración donde el servicio a la comunidad sea
la razón de ser.
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