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“Hoy se marca un hito muy importante, hoy Covax hace su primera entrega en el hemisferio occidental y el primer país en recibirla es Colombia. Agradecemos el trabajo conjunto, combinado y articulado con la OPS, la OMS, la Alianza de Vacunas Gavi”, fueron las palabras del presidente Iván Duque en el evento organizado para recibir la llegada de las vacunas al país.
En esa misma celebración Iván Duque afirmó que el país le había apostado al multilateralismo, y que la primera entrega realizada en Colombia era la demostración de que Covax funcionaba. El país espera recibir a través de este mecanismo alrededor de 20 millones de dosis durante lo que resta de 2021.
Sin embargo, y a pesar de la contundencia de las afirmaciones, para muchos especialistas en el tema no queda claro cuál es la posición de Colombia frente a la colaboración internacional que debe primar para el manejo de la vacuna como alternativa para enfrentar la pandemia por Covid-19, y las últimas semanas han agudizado las dudas.
En reunión realizada el 25 de febrero de Prosur, Foro para el Progreso de América del Sur, el presidente Duque hizo un llamado para que los países productores de vacunas facilitaran su suministro de acuerdo con los contratos, y no impongan restricciones en la exportación. Pero el mandatario, que ejerce la presidencia pro tempore del foro, fue más allá al solicitar que se debe compartir información sobre buenas prácticas y experiencias de los países en la pandemia y hacer énfasis “en que las vacunas son un bien público global”, entre otras razones para “mitigar los estragos que dejó en el año 2020 la pandemia del covid-19”.
La contradicción surgió casi inmediatamente cuando el primero de marzo, solo cuatro días después, Colombia endureció su posición en la Organización Mundial del Comercio y pasó de tener una postura neutral, a oponerse a la liberación de las patentes de las vacunas contra la Covid argumentando la necesidad de mayores estudios.
Y es que en el marco de la OMC 110 países, principalmente pobres, pero también la India y Suráfrica, vienen solicitando que la propiedad intelectual sobre las vacunas se considere un tema de interés público mundial, y en la más reciente reunión, la postura de Colombia terminó por obstaculizar el trámite de la iniciativa. Esta posición resulta por lo menos contradictoria a lo declarado por el presidente Duque en Prosur, donde él mismo realizó un llamado para un acceso equitativo a la vacuna: “hagamos un énfasis muy claro en que las vacunas son un bien público global” fuero sus palabras, pero al impedir la liberación de los derechos de propiedad intelectual de la vacuna, se corta la posibilidad para que países con capacidad tecnológica del tercer mundo la puedan desarrollar.
La posición de Colombia en la OMC fue cuestionada por Claudia Vargas, directora de la fundación Ifarma, quien señaló que esta vez Colombia ya no guardó silencio, que era la posición con la que venía en estas discusiones desde finales del 2020, sino que se sumó a los países que solicitan que se estudie más a fondo el tema para poder tomar decisiones. “Es urgente que se apruebe la iniciativa para controlar la pandemia, entre más se espere para liberar los derechos de propiedad intelectual y permitir una producción más amplia a nivel mundial y garantizar un acceso oportuno, más vidas se van a perder”.
Por su parte Carolina Gómez, del Centro de pensamiento de medicamentos de la Universidad Nacional, indicó que pronunciarse diciendo que se tienen preocupaciones, que hay que estudiar más, o discutir más, o buscar otras alternativas, equivale a bloquear el consenso para lograr la liberación de las patentes y por ende una producción más amplia y equitativa para todo el mundo. “Es triste que Colombia no se alinea con la mayoría de los países donde están los más necesitados, y en cambio se hace del lado de los países que ya tienen resuelto el tema de las vacunas”.
Pero donde suena más paradójico el manejo de las vacunas por parte de Colombia es en la invitación realizada por el mismo presidente Duque a los laboratorios farmacéuticos nacionales para que se unieran y la produjera, estrategia que resulta inútil si no existe una liberación de las patentes.
Y es que como una especie de mea culpa a nombre del estado, el mandatario recordó que el país dejó de producir vacunas desde los años 90, declaración hecha el pasado 19 de febrero cuando invitó a las farmacéuticas y laboratorios colombianos para desarrollar y producir la vacuna contra el coronavirus, según él para que todos los sectores aporten para derrotar la pandemia.
En el programa televisivo Prevención y Acción, el presidente Duque afirmó que las farmacéuticas nacionales tendrían la posibilidad de asociarse, lo que permitiría que Colombia alcance soberanía en términos de salud pública, en tiempos de covid-19. “Estamos viendo cómo una pandemia despierta al mundo y nos damos cuenta de que tener la posibilidad de producir vacunas no es un tema de análisis de competitividad, sino casi que una necesidad de soberanía en términos de salud pública”, señaló el mandatario.
Ante la propuesta José Luis Méndez presidente de la Asociación de industrias farmacéuticas, Asinfar, salió de inmediato a los medios de comunicación para aceptar el reto, e hizo las precisiones sobre los requerimientos que se tendrían: ”estamos complacidos con la invitación porque desde antes de la pandemia se le ha pedido al gobierno fortalecer la industria de fabricación local de medicamentos, y eso incluye las vacunas. El país cuenta con 91 plantas para la producción de medicamentos, de las cuales unas diez se dedican a productos inyectables o estériles, y ellos están dispuestos a adecuar las plantas para producir al menos una parte de las vacunas en Colombia. Estamos en capacidad de iniciar esa conversación”, y agregó: “para producir las vacunas se necesitan tres cosas, estabilidad jurídica, o sea una plataforma de normas que permitan avanzar en el desarrollo de este tipo de proyectos; un estímulo a la inversión, y lo tercero es un compromiso de las autoridades regulatorias frente a lo que está diciendo”. Y es acá donde el manejo de las patentes jugaría un papel fundamental.
Más allá de unas algunas reuniones individuales sobre el tema, el dirigente indicó que no se ha avanzado, y más porque el tema debe ser de manejo colectivo. En lo que si fue claro es que la coyuntura de la pandemia y la invitación presidencial podrían ser un punto de partida para “retomar la capacidad perdida de ser soberanos en la producción de vacunas, nos autoabastecíamos, el INS las producía y eso se perdió, ahora puede ser el momento para hablar de centros de investigación, cambiar plantas de producción, y no solo para el Covid, sino también para otras enfermedades como el cáncer, así como han avanzado argentina, Brasil, entre otros países.
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