MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 277 OCTUBRE DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388
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La segunda década del siglo XXI quedará marcada en su inicio por una pandemia que entre otras cosas nos enseñó la fragilidad de los humanos como especie, y de nuestras sociedades como estructuras de convivencia. Tal vez como coincidencia, hace exactamente un siglo la gripe española había azotado al planeta de forma incluso más grave que el actual coronavirus Sars-Cov2. Las lecciones de 1918 o no se aprendieron o se olvidaron muy pronto quizás debido al ego inflado que como especie hemos adoptado al ver el desarrollo tecnológico alcanzado, inimaginable hace 100 años.
Colombia, 19 meses después del primer caso reportado oficialmente de COVID-19, atraviesa por una aparente tranquilidad gracias a la disminución en las cifras de contagios, muertes y recuperación de la capacidad hospitalaria, sensación que en el comportamiento de los ciudadanos de a pie, deja de ser aparente para manifestarse plena, son contadas las excepciones en las que se encuentran personas con tapabocas, o guardando cierta distancia social; el país volvió a la normalidad a pesar de la posibilidad de un cuarto pico, de las nuevas variantes, o de que la vacunación no haya llegado a un 35 por ciento de la población, en otras palabras, todo cambió para que todo siguiera igual.
Quien no puede regresar a las condiciones prepandemia es el sector salud, y este final de 2021 tenemos la gran oportunidad para aprovechar la calma y plasmar entre todos, en lo que será el Plan Nacional de Salud Pública 2021-2031, los aprendizajes que deja el COVID-19 y que se deben sumar a las tareas pendientes para cubrir las necesidades sanitarias de los colombianos.
Entendiendo que el PDSP es un proyecto de estado que involucrará en su ejecución a tres periodos de gobierno, lo primero es lograr que el diagnostico sea el más veraz y cercano a la realidad de las comunidades. La crisis sanitaria nos mostró las brechas territoriales en temas como la infraestructura hospitalaria, suficiencia del talento humano, capacidad de gobernanza de los entes territoriales y la poca soberanía sanitaria del país en temas como la producción de medicamentos, vacunas e insumos tecnológicos.
Si bien es muy posible que en 2022 se presente al Congreso de la República un nuevo proyecto de reforma al Sistema General de Seguridad Social en Salud, las metas de este serán el marco general, porque el día a día de las personas se ubica la mayoría de las veces en una cotidianidad que se plantea en y desde los territorios, y unas necesidades puntuales que en Colombia muestran todos los matices debido a las diferencias culturales, geográficas, sociales, demográficas y epidemiológicas, de ahí que una buena elaboración del PDSP debe obedecer a un desarrollo desde el micro territorio, sea la vereda, el corregimiento o el municipio, y escalar progresivamente a la subregión, la provincia, el departamento y la nación.
Hay que entender que si bien le correspondió al gobierno del presidente Iván Duque la formulación, serán otras administraciones las que lo ejecutarán y en esa medida el nuevo PDSP debe tener un centro técnico que responda a las realidades de un país biodiverso donde se deben tener en cuenta particularidades tan importantes como los determinantes sociales de la salud, pero además, y en este oportunidad más que nunca, fenómenos ya innegables como la crisis climática, que así como el COVID-19 nos afectará a todos como especie.
La salud, se ha dicho muchas veces, ya no se puede entender como ausencia de enfermedad, concepto reduccionista que debe eliminarse. La salud es un estado de bienestar tanto físico como mental, y es obligación indelegable del estado buscar que sus asociados lo alcancen de manera gradual y sin distinciones, y por eso un plan de salud pública debe propender por lograrlo de manera articulada con todos los sectores que inciden en esa meta.
El año 2022 estará marcado en Colombia por la disputa por la presidencia de la república y temas tan de fondo para el diario vivir de los cuidados puede salirse del foco en medio de la contienda electoral, y por eso debe ser una tarea de todos no permitir que el nuevo PDSP quede incompleto o mal elaborado porque nos auto condenaríamos a una década perdida.
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