MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 277 OCTUBRE DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com icono facebook icono twitter icono twitter

Resultados financieros en 2021: el déjà vu de las EPS

Por: Jaime Alberto Peláez Quintero, especialista en economía de la salud, UPB.
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Los resultados financieros de 36 EPS en el país con corte a junio 30 de 2021, según informe de la Superintendencia Nacional Salud, permiten advertir la modificación en el comportamiento de estas aseguradoras.

En diciembre de 2020 (nueve meses después del inicio de la pandemia), estas EPS registraban excedentes por $585.137 millones, y para el corte de junio de 2020 estos ya ascendían a $810.061 millones, gracias a las restricciones de utilización de los servicios de salud diferentes a Covid-19.

Sin embargo, para junio de 2021, con unos ingresos operacionales por $31.3 billones, una variación de $2.3 billones, e incremento de 8.03 %, y unos costos de producción de $30 billones, un aumento de $3.4 billones que representa un incremento relativo del 12.58 %.

De la diferencia entre ingresos operacionales y costos de producción, las EPS en Colombia en el primer semestre de 2021, arrojan una utilidad bruta de $1.2 billones, es decir, se cubrieron los costos aun con mayores incrementos que los del 2020.

Del resultado en la diferencia entre ingresos menos los costos, denominado Utilidad bruta ($1.2 billones), se restó el valor registrado de gastos operacionales de $1.6 billones, con lo cual se obtuvo un resultado operativo de -$354.987 millones, muy contrario a lo obtenido en junio de 2020 que fue de $374.045 millones. En otras palabras, la UPC no cubrió simultáneamente costos y gastos para permitir excedentes técnicos.

El aumento en nivel de ingresos contrasta con los incrementos en los costos de producción de servicios de salud, pese a la disminución en gastos administrativos, una relación que destruye valor y desequilibra abiertamente el arreglo institucional.

La ecuación contable ofrece una lectura interesante al mostrar una recomposición en la estructura ordinaria, habida cuenta la disminución en activos de $356.233 millones (-1.53 %), soportada en la mayor recuperación de las cuentas por cobrar, en especial con ocasión del acuerdo de punto final, donde pese al recaudo de un valor significativo, las expectativas continúan siendo mayores por parte de los prestadores que esperan una dinámica más fluida.

Un ejercicio de mejor pronóstico se presentó con la disminución de los pasivos en $823.797 millones, o lo que es lo mismo, una disminución del 3.20 %. Es decir que, las EPS pudieron disminuir su operación corriente en ordenaciones, dada la contracción de ordenación y correlativamente de facturación de los prestadores, lo que permitió disminuir cartera con los prestadores, la cual hoy supera los $44.4 billones.

El resultado negativo del ejercicio económico de 2021 implicó una afectación directa del valor del patrimonio en esa misma proporción. No obstante, en 2020, el patrimonio continúa siendo negativo de -$2.4 billones, y se disminuye levemente -lo que se lee como una relativa disminución en el riesgo financiero con mejoría en 2021 para consolidarse en -$1.9 billones, que de todas maneras es un indicador preocupante para el sistema de salud en general, por las implicaciones que tiene en el cálculo y revelación de los indicadores de capacidad financiera y de solvencia.

Endeudamiento: pérdida de capacidad en gobernanza y autonomía

Como parte del análisis financiero, se tiene un endeudamiento del 108.48 %, que significa una alta participación de los acreedores, toda vez el alto compromiso de los activos que se ven ampliamente superados en 8.48 %. Las deudas, en especial concentradas en los prestadores, genera un riesgo materializado del nivel de endeudamiento de las organizaciones es su agregado general.

En cuanto a la rentabilidad esperada (ROA), siendo este indicador un referente incidental que permite dar cuenta del desempeño de la gestión gerencial, y donde se espera obtener mayor utilidad, se observó como en 2021 el indicador se situó en -1.55 %, mientras que en 2020 fue positivo de 1.60 %. Este desempeño negativo, es la expresión del resultado operativo negativo de -$354.987 millones en 2021, pese a una disminución del 1.53 % en el valor de los activos, que contrasta con el muy buen resultado de 2020.

En relación con la siniestralidad, se encuentra que como efecto directo de la pandemia, se produjeron variaciones del gasto médico, con disminuciones en 2020 y aumentos en 2021, más no de logros significativos en eficiencias de los modelos de gestión, puesto que las mejoras en el proceso de inmunización generaron activación de los servicios de salud en las demás unidades funcionales, con efectos colaterales asociados.

Mientras que, en 2021 por cada $100 de ingreso operacional (UPC más otros ingresos operacionales), el costo médico representó el 96.12 %, en 2020 esta participación se había reducido a 92.23 %, es decir, 3.89 % puntos porcentuales menos.

El gasto administrativo en 2021 fue de 5.01 %, (menor peso, debido a menor valor 16.32 %, pero también a un mayor aumento de los ingresos que fue 8.03 %), aun así, en 2020 fue de 6.47 %.

Sumada la siniestralidad y el gasto operacional (UPC y otros operacionales), se tiene que por cada $100 de ingresos operaciones, ambos conceptos representaron $101.14 en 2021 y en 2020 de $98.71, es decir que solo en 2020 se alcanzó a cubrir ambos conceptos de financiación, no así en 2021 que ha sido la constante en años anteriores.

Al cierre de 30 de junio de 2021, de un total de 36 EPS que consolidaron información, 15 (el 41.67 %) registraron utilidades por valor de $366.644 millones, en el resto (58.33 %), sus ejercicios económicos y financieros fueron negativos, para un valor total de pérdida contable de $203.548 millones.

Como un déjà vu, así se pueden observar los resultados financieros comparativos a junio 30 de 2020-2021, como quiera que a pesar de un resultado positivo de $810.061 a junio 30 de 2020, dado el impacto por la pandemia que restringió la prestación de servicios en el primer trimestre de 2020, y que se mantuvo en el tercer trimestre de 2020, la situación progresivamente se modificó gracias a la apertura gradual de la accesibilidad presencial a las clínicas y hospitales para atenciones diferentes al COVID-19, con lo que se vuelve a resultados negativos de desempeño económico.

Fortalecido el proceso de inmunización y con ello reactivada la economía, paradójicamente, los resultados financieros de EPS, vuelven gradualmente a registrar pérdidas, pero seguramente no se volverá en el corto plazo a los abultados resultados negativos que superaban los $2 billones por año, toda vez que los recursos por Presupuestos Máximos contribuyen como una fuente real y de alto impacto, además de la reducción de costos atribuibles a la virtualidad, interoperabilidad, y nuevos esquemas de contratación y modalidades de pago a partir del aprestamiento de rutas integrales de atención en salud.

Pero, es claramente visible que la UPC debe ajustarse a las nuevas dinámicas sectoriales, estructuración de modelos de gestión en salud, al tiempo que las EPS con resultados positivos deberán estar soportadas en claras evidencias científicas, técnicas y de modelación, por lo que es urgente sensibilizar al resto del sector de las formas como generar resultados positivos en sus estados financieros, para evitar que la salud continúe siendo un sector heterogéneo, disímil, insostenible y desequilibrado financieramente.


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