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El programa de retinoblastoma del Hospital Infantil, hecho de puro corazón

Juan Felipe Velasco es un niño de Bogotá; su mamá es ciega, su papá también. Hace más de tres años llegó al Hospital Infantil por una recurrencia en el tumor. Ahora, está sano. No tiene una visión perfecta, pero ve. No se salvó solo su visión, sino la de toda su familia.

Por: Yéssica Tuberquia Agudelo
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El programa de quimioterapia intraarterial para salvamento de ojo y retinoblastoma del Hospital Infantil San Vicente Fundación lleva en funcionamiento desde agosto del 2011. Desde esta fecha hasta el momento, se han aplicado más de 500 terapias con muy buenos resultados y con un bajo nivel de complicaciones. Gracias a este programa, Colombia hace parte de los 45 países en el mundo que manejan quimioterapia intraarterial.

Cuenta la doctora María Elena González Alviar, coordinadora del programa de retinoblastoma, el compromiso del Hospital San Vicente Fundación Medellín en la construcción de este programa: el doctor Julio Ernesto Toro, quien en ese tiempo dirigía el Hospital, “nos dijo: Este programa lo sacamos adelante como sea. Lo que haya que tener aquí y lo que se necesite, se consigue. Él nos mandó a Estados Unidos para capacitarnos y traer los equipos personalmente”. Así, el Hospital consiguió la primera cámara retinal del país, la cual es necesaria para tratar a los niños con este cáncer.

“El programa está hecho del corazón de todos los especialistas que han trabajado aquí. No ha sido fácil sacarlo adelante, pero ellos, porque creen en él, lo han hecho”, afirma Óscar Darío Castrillón, coordinador administrativo del Hospital Infantil. Gracias a esto, más de 100 niños han sido tratados y no solo de Antioquia: han llegado de La Guajira, Pasto, los Llanos Orientales, Bogotá y todo el Occidente de Colombia, también de Ecuador, Panamá y Venezuela.

Quimioterapia intraarterial e intravítrea

A diferencia de la quimioterapia tradicional, intravenosa, la cual circula por todo el organismo, la quimioterapia intraarterial se aplica directamente en la arteria oftálmica. De esta manera, los efectos colaterales son mucho menores: a los niños no se les bajan tanto las defensas, no requieren hospitalización, no se les implanta un catéter y no se les cae el pelo. La doctora González explica que “la toxicidad del medicamento es menor al aplicarse en cantidades muchísimo menores. Y, además, es más efectiva, porque se dirige el medicamento directamente al ojo”.

De igual forma, para tratar el cáncer ocular pediátrico, el Hospital Infantil también empezó a utilizar en el 2013 la quimioterapia intravítrea, convirtiéndose en el primer centro médico del país en aplicarla. En este caso, se inyectan dosis menores de quimioterapia en el humor vítreo; la doctora González aclara: “El tumor se origina en la retina, pero empiezan a dar unas siembras dentro del ojo, en el humor vítreo. Esas siembras son difíciles de tratar con quimioterapia sistémica e, incluso, intraarterial. Entonces, inyectar directamente el medicamento en el vítreo nos ayuda a controlarlas”. Así, los índices del salvamento del ojo en los niños han mejorado.

Los resultados de las terapias fueron publicados en la revista indexada Ocular Oncology and pathology, la más importante a nivel mundial en oncología ocular. El artículo trata de los 100 primeros ojos tratados en el Hospital con quimioterapia intraarterial e intravítrea: “La idea era poder mostrar a nivel mundial qué se está haciendo en los países como Colombia, que están en vía de desarrollo o países de medianos ingresos. El fin era motivar a otros países, organizar un buen programa para lograr unos resultados muy satisfactorios”, manifiesta la doctora González.

Una mano de ayuda

El equipo que conforma el programa de retinoblastoma comprende desde los oftalmólogos hasta las directivas del Hospital, donde se evidencia el trabajo de genética, radioterapia, hematooncología pediátrica, intervencionismo y trabajo social. Ana Milena Betancur, directora del Hospital Infantil, resalta el compromiso del talento humano: “Son profesionales que ponen de su tiempo, de su dedicación; publican, se capacitan, y brindan de la forma más humana toda la atención a estos niños”.

En el caso de trabajo social, son los que acompañan a los niños y a los padres todos los días que hay quimioterapia intraarterial: “ellos hablan con las familias, les preguntan cómo va el niño, cómo van sus tratamientos, qué dificultades tienen, les ayudan con las órdenes, están pendientes de que no se nos atrasen los niños”, agrega la doctora González.

De igual forma, como los niños llegan de todas partes de Colombia, muchas familias no pueden costear sus alojamientos, tiquetes, prótesis de ojos en caso de extracción y estudios genéticos. Por eso, el Hospital creó un fondo para niños con retinoblastoma, que recibe aportes nacionales e internacionales, donde los principales donantes han sido los mismos padres.

El Hospital Infantil sigue trabajando para salvarle, primero, la vida a estos niños y, segundo, sus ojos. La doctora González expresa: “Son niños que todos los días nos enseñan, por ejemplo, de fortaleza, de superación”.


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