MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 239 AGOSTO DEL AÑO 2018 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com

El abuso de las abreviaturas

Por: Sigifredo Ospina O. MD Microbiólogo Epidemiólogo
elpulso@sanvicentefundacion.com

E n un artículo, publicado en Medscape bajo la autoría de Matías A. Lowey, y titulado “Las abreviaciones en medicina pueden ser un DDC (Dolor de cabeza)”, se hace referencia a un tema que para el caso de Colombia está legislado, pero que garantizar su cumplimiento se ha vuelto un verdadero “Dolor de cabeza”.

Según un estudio realizado por el doctor Martín Díaz Maffini analizando 1450 notas de evolución clínica encontró que el 76% tenían al menos una abreviatura, con un promedio de 6,8 por texto escrito y un máximo de 86. Otro estudio realizado por Luigi Brunetti, casi 5% de los errores de medicación son atribuidos al uso de abreviaturas.

Se plantea que las abreviaturas sólo son adecuadamente interpretadas en la mitad de los casos por médicos de la misma especialidad, y que ese porcentaje disminuye si son leídas por otro especialista, y entonces, ¿qué esperar cuando son leídas por profesionales de otras disciplinas como enfermería, nutrición, bacteriología, entre otras, que están menos familiarizadas con la terminología?

En estudio realizado por el doctor Carlos Velasco-Benítez, en Colombia, al revisar 200 historias clínicas de niños hospitalizados identificaron 293 siglas y abreviaturas escritas en 5.759 oportunidades, con un promedio de 28,8 por historia. Las diez más frecuentemente encontradas fueron: FC (frecuencia cardiaca), FR (frecuencia respiratoria), T (temperatura), OP (origen y procedencia), AP (análisis y plan), SNC (sistema nervioso central), TA (tensión arterial), TBC (tuberculosis), RX (radiografía) y EA (enfermedad actual). Por otro lado aparecen las abreviaturas “inventadas”, es decir aquellas que solo su autor sabe que significan.

Por su parte el equipo de trabajo del doctor Francisco Soto-Arnáez, revisó 78 historias en un hospital español y encontraron que el 100% de las historias presentaba abreviaturas, con un promedio de 38,95 (mínimo 4 y máximo 85), siendo la más común HTA, seguida de AP.

Este fenómeno ocurre también en la literatura científica, donde tal vez es más común el uso de las abreviaturas “inventadas”, muchas veces sin su interpretación, lo que aun teniéndola, dificulta la lectura por la dificultad para retenerlas.

Múltiples esfuerzos se siguen haciendo por organismos internacionales y Ministerios de Salud para evitar el uso de abreviaturas, siglas o sus equivalentes, incluso apoyados en la legislación, con poco éxito en la mayoría de los casos. Lo más reciente es aprovechar la tecnología digital, para que cuando el médico escriba una sigla le sugiera su interpretación y coloque en nombre completo. Algunas instituciones han definido listados de abreviaturas peligrosas y prohibir su uso.

No cabe duda que el uso de abreviaturas puede conllevar al error y atentar contra la seguridad del paciente. IRA es: ¿infección respiratoria aguda? ¿Insuficiencia renal aguda? O ¿la rabia que nos genera la falta de adherencia a una norma tan elemental?

Fuente: Medscape en español, publicación on line, 24 de julio de 2018.


Dirección Comercial

Diana Cecilia Arbeláez Gómez

Tel: (4) 516 74 43

Tel: (4) 516 74 43

Asesora Comercial

María Eugenia Botero

Tel: (4) 313 25 23, Medellín