MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 10    No. 121  OCTUBRE DEL AÑO 2008    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


Por normas confusas, desconocimiento y falta de vigilancia
Palos de ciego del gobierno en
manejo de residuos hospitalarios
Verónica Echeverry Alvarán Periodista - elpulso@elhospital.org.co
La escena dantesca de un grupo de niños correteando sobre bolsas de suero, removiendo sondas y mangueras de venoclisis para armar caucheras, pitillos y sopletes de burbujas en un barrio al sur de Barranquilla el pasado 22 de julio, así como las sucesivas apariciones de residuos hospitalarios en calles y lotes baldíos de diferentes ciudades, y el hallazgo de chatarrerías dedicadas al reciclaje y comercio de residuos hospitalarios en Ibagué, Medellín y Bogotá, siguen causando revuelo entre el gobierno y la ciudadanía.

La cadena regular para la correcta eliminación de residuos peligrosos requiere una “responsabilidad compartida” entre todos los actores responsables: generador, gestor autorizado, comunidad, autoridades competentes. En el proceso, alguien está fallando.

Los primeros casos se reportaron en Barranquilla y Buenaventura en julio; continuaron en Montería, Huila, Bucaramanga, Boyacá, Bogotá, Ibagué, Dosquebradas, Ibagué, Atlántico y Cartagena en agosto; y en lo corrido de septiembre, en Bogotá, Medellín, Cúcuta y Santo Domingo -Antioquia-.
La alarma llevó incluso a que la Mesa de Trabajo Interinstitucional conformada por la Dirección Seccional de Salud de Antioquia, la Secretaría de Salud y el Área Metropolitana de Medellín, anunciaran el pasado 8 de septiembre como medida preventiva, que “las bolsas de suero, líneas de conexión como venoclisis, catéteres, las mangueras de procedimientos clínicos y quirúrgicos, las jeringas y frascos de vidrio con restos de medicamentos se consideran no reciclables, por lo que deberán entrar a la cadena de residuos hospitalarios peligrosos y las unidades productivas no podrán comercializarlos”.
Aunque la medida parte de una preocupación legítima -preservación de la salud pública-, desconoce los esfuerzos hechos en el país para avanzar en el tema de reciclaje, y contradice las definiciones de aprovechamiento y cultura de “la no basura”, manifiestas en la normatividad matriz para la Gestión integral de residuos hospitalarios y similares (decreto 2676 de 2000 y resolución 1164 de 2002).
Dejar de reciclar lo reciclable, implica más basura y menos vida útil para los rellenos sanitarios, mayor explotación de recursos naturales, más emisiones de gases por incineración, desperdicio de materia prima de bajo costo para fabricar nuevos productos útiles y gran desempleo, entre otros efectos nefastos.
Álvaro Londoño, especialista en salud ocupacional, controvirtió la medida: “Hay que regular a los operadores de servicios de reciclaje y definir estándares, pero prohibir una práctica que si se hace con responsabilidad tiene más beneficio que riesgo, es contraproducente, especialmente porque gran parte de los residuos hospitalarios es aprovechable. Aunque la norma no reguló algunos aspectos relacionados con aprovechamiento de residuos, y en ese sentido es ineficaz, no se puede ir al extremo de eliminar tal aprovechamiento. Eso es tan absurdo como decir que todo residuo que sale de un hospital es peligroso”.
Aquí vale recordar que según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, sólo 30% de los residuos hospitalarios son peligrosos. La misma OMS indica que la extracción de residuos hospitalarios de rellenos sanitarios o botaderos para su posterior reutilización y venta puede traer problemas ambientales y de salud pública; pero cuando el material se obtiene de centros hospitalarios que hacen correcta separación en la fuente de sus residuos, el reciclaje es posible, seguro y beneficioso. Prueba de ello es el trabajo de recolección, reciclaje y comercialización de desechos hospitalarios que la Corporación Corpaul ha efectuado durante 35 años.
Luis Fernando Hoyos, Jefe de gestión ambiental de Corpaul, aclara: “La mayoría de los residuos hospitalarios se puede reprocesar y utilizar como materia prima para hacer nuevos productos, incluso las jeringas, bolsas de suero, mangueras de venoclisis, siempre y cuando no hayan entrado en contacto con fluidos, secreciones del cuerpo humano u otras sustancias peligrosas; sirven mucho para fabricar bolsas transparentes, mangueras para gas, escobas, recogedores, juguetes y hasta suelas de zapatos”
El meollo del asunto es la pregunta por el quién y el cómo controlar que los residuos hospitalarios que se aprovechen en reciclaje, provengan de instituciones de salud que hagan adecuada gestión integral de sus residuos, y no de rellenos sanitarios o botaderos.
¿Qué pasó en Barranquilla?
Según la empresa ASEI Ltda. (dedicada al transporte, incineración y disposición final de residuos hospitalarios peligrosos), para entender el incidente de Barranquilla hay que remontarse al pasado mes de enero, cuando por mantenimiento preventivo de un horno incinerador, activó su plan de contingencia y solicitó autorización al Área Metropolitana para transportar 8.500 kilogramos de residuos hospitalarios hasta la planta de tratamiento de residuos de la empresa ASEAR en Galapa, Atlántico. Área Metropolitana verificó que la empresa Asear tuviera licencia ambiental y autorizó a ASEI el transporte de los residuos.
Hay que anotar que las empresas de tratamiento de residuos hospitalarios tienen dos métodos válidos para hacerlo: la incineración y la desactivación de alta eficiencia. Con el primero, los residuos se reducen a cenizas, y con el segundo, aunque conservan sus atributos físico-químicos, la carga patógena o infecciosa que contenían, desaparece. Reducidos a cenizas o desactivados, los residuos peligrosos pueden disponerse en celdas especiales dentro de los rellenos sanitarios.
La firma ASEAR incineró parte de los residuos y desactivó otra parte, quitándoles su carácter de peligrosos, porque fueron tratados; luego llevó los residuos al relleno sanitario. Pero en febrero, cuando solicitó permiso a la Sociedad de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Barranquilla -administradora del relleno sanitario El Henequén-, para depositar nuevamente residuos, la interventora de la Sociedad negó la solicitud, como medida preventiva, puesto que en las celdas de operación del relleno laboran recicladores que manipulan y están en permanente contacto con las basuras. ASEAR opta entonces por la incineración de los residuos. Por ello, se presume que los residuos fueron recolectados y luego abandonados por recicladores que laboran en los rellenos, pero lo que no se aclaró a la ciudadanía, era que se trataba de residuos ya desactivados, no peligrosos.
Sobre estos hechos, el médico Londoño cuestiona el vacío normativo y el escaso control que ejercen las autoridades competentes en los rellenos: “La existencia de empresas especializadas en recuperación y aprovechamiento de materiales debe ser regulada. La ruptura de la custodia de residuos en los rellenos sanitarios y en los botaderos, acarrea la presencia de personas que subsisten recuperando residuos en estos sitios. ¿Y qué recuperan? Papel, cartón, chatarra, y fundamentalmente, plásticos, porque hay plásticos como el PVC, que tienen muy buen precio en el mercado y que sirven para manufacturar mangueras botas, delantales y suelas. Y si bien los residuos sometidos a desactivación de alta eficiencia, pierden su carga patógena, esto no los hace reciclables, y el principio de precaución nos dice que deben ser tratados como residuos ordinarios, de manera que se debe evitar su extracción, y una forma de hacerlo es implementando celdas especiales restringidas en los rellenos a las cuales no accedan los recicladores cosa que no se ha hecho y que las autoridades competentes no vigilan ni controlan”.
Hoyos de Corpaul complementa esta consideración: “Es muy fácil sacar una norma y no poner quién vigile. Eso es un problema, porque se ve que falta vigilancia, que falta exigirle a la gente que cumpla, porque así como hay empresas que cumplen con la norma y son organizadas, honestas y éticas en el manejo de estos residuos, hay otras que no lo son”.
¿Prestación de servicios asistenciales o gestión externa y disposición de residuos?
El hallazgo de residuos hospitalarios fuera de lugar, suscitó toda clase de reacciones en el gobierno: una de ellas fue señalar a las clínicas, hospitales y demás generadores de desechos médicos, como responsables de la vigilancia y disposición final de los mismos.
El doctor Londoño afirma que de esta forma se confunde la función de los generadores en el Sistema de gestión integral de residuos hospitalarios y similares: “Los hospitales serios contratan con
empresas serias, legalmente constituidas y habilitadas por la autoridad ambiental para prestar el servicio de recolección, transporte y disposición final de los residuos; y a través de las actas y certificados que dichas empresas expiden, se verifica el cumplimiento de su labor. Un hospital no puede ponerse a perseguir el camión recolector mientras se desplaza de un sitio A hasta un sitio B, y le entrega los residuos al operador del horno; y tampoco puede ponerse a vigilar que el operador del horno recupere las cenizas, las estabilice y las disponga en un relleno sanitario. Las empresas que se contratan deben cumplir con las obligaciones que la norma les confiere, y por el principio de buena fe, se presume que lo hagan”. Y agregó: “La responsabilidad del generador es llegar hasta el momento en que entrega el manejo, la custodia y la disposición final de sus residuos a una empresa cuyo servicio es la recolección, transporte y disposición final de los mismos, porque el objeto social del hospital es la prestación de servicios asistenciales, y no la gestión y disposición final de residuos”.
La posición gubernamental es distinta; tanto el ministro de Protección Social, Diego Palacio, como la viceministra de Ambiente, Claudia Mora, entre otros funcionarios y parlamentarios, se refirieron al tema de la responsabilidad sobre la disposición final de los residuos hospitalarios en términos semejantes a los referidos por Adriana Estrada, Coordinadora del grupo de salud ambiental del Ministerio de la Protección Social: “El generador debe ser solidariamente responsable de sus residuos desde que están en la IPS hasta su disposición final (...) La norma es muy clara: los generadores tienen que responder por todo el proceso, el hecho de contratar empresas de aseo especializadas y autorizadas por la correspondiente autoridad ambiental no significa que su responsabilidad termine una vez que le entregan los residuos a dichas empresas”.
No obstante, la normatividad diferencia entre la gestión interna (segregación, movimiento interno, almacenamiento intermedio y/o central, y desactivación de residuos infecciosos) y la gestión externa (recolección, transporte, aprovechamiento, tratamiento y/o disposición final) de los residuos hospitalarios. Y establece, que de la primera son responsables los generadores, y de la segunda, las empresas prestadoras del servicio de aseo especial.
Como un paso para dirimir la controversia, el pasado 18 de septiembre las comisiones séptimas de Senado y Cámara abordaron el tema de residuos hospitalarios en un debate, liderado por los senadores Jorge Eliécer Ballesteros y Gloria Inés Ramírez. Voceros de los ministerios de Protección Social, Ambiente y Transporte, la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y Agrarios, la Contraloría General de la República y la Secretaría de Salud de Bogotá, reconocieron que “la profusa y atomizada normatividad vigente, contribuye a la evasión de la co-responsabilidad interinstitucional en el proceso de autorización, vigilancia y control en la ejecución de los servicios de recolección, tratamiento, transporte y disposición final adecuada de los residuos peligrosos y no peligrosos que producen diariamente hospitales, clínicas, droguerías y demás centros de atención en salud”.
Como resultado, se decidió constituir una comisión accidental que estudie la normatividad existente sobre manejo, transporte y disposición final de residuos hospitalarios y similares, para establecer así la pertinencia de la expedición de una Ley Marco, o en su defecto, la modificación y/o reglamentación de la normativa existente, subrayando que es necesario establecer unos instrumentos claros y precisos en materia de vigilancia, control y sanción.
Además se acogió la propuesta de realizar un diagnóstico ocupacional de quienes hacen parte de la cadena de manejo de residuos hospitalarios, empezando por personal médico, de aseo, vigilancia, recolección, tratamiento, transporte y reciclaje, a fin de establecer indicadores de riesgo que permitan al gobierno adoptar medidas de prevención, protección y aseguramiento. También se solicitó a los ministros citados, la elaboración urgente de un plan de educación y capacitación para todos los trabajadores involucrados en el proceso de tratamiento y disposición final de esos residuos, para prevenir accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y contaminación de los espacios de trabajo.
También se busca establecer que la Superintendencia de Servicios Públicos sea la encargada de vigilar las empresas en el manejo interno de los desechos. Y se adelantan capacitaciones regionales a Secretarías de Salud y autoridades ambientales sobre sus competencias frente a las actividades de control y vigilancia.
Juzgar si es pertinente o no modificar la norma es una tarea que ya echó a rodar. No obstante, vuelve el agua al molino: la norma no puede quedarse como ornato, eso es para las flores. La norma es un ejercicio práctico, debe cumplirse, pero también debe haber un brazo operativo suficiente que vigile y exija su cumplimiento.
El doctor Londoño subraya: “La norma legal debe facilitar los medios... El gobierno nacional tiene que ser consciente de que tiene que apoyar y contribuir a la solución de la gestión integral de residuos no sólo en las ciudades sino en los municipios que están en la mitad de la nada y que tienen dificultades para manejar estos residuos” .
 
Otros artículos...
Avanza construcción del nuevo Hospital San Vicente de Paúl en Rionegro
Programa “Acogen” - Atención de consulta urgente para niños y niñas
Nuevo equipo de Hemodinamia en El Hospital
Cadena de distribución de insumos hospitalarios cuenta con un eslabón muy firme - DISTRIMEDICAL LTDA. Certificación al respeto
La Corte uno, Recertificación cero
Por normas confusas, desconocimiento y falta de vigilancia - Palos de ciego del gobierno en manejo de residuos hospitalarios
Niños y niñas al borde del suicidio
Legislación sobre medicamentos biológicos: paso a la dimensión desconocida
FDA publica reporte de medicamentos de riesgo potencial
El Vigía - Pediculosis capitis: problema globalizado
Colombia ratificará Convención de Derechos de personas en situación de discapacidad
Según OMS - Malaria afecta casi a 250 millones de personas en el mundo
Falleció Sandra Ceballos, defensora de los derechos de enfermos de cáncer
“República Banana”
Platinum Superior - Consultorios
 

 



Arriba

[ Editorial | Debate | Opinión | Monitoreo | Generales | Columna Jurídica | Cultural | Breves ]

COPYRIGHT © 2001 Periódico El PULSO
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular
. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved