Para Francisco Rossi, director del Instituto para la Investigación
de Medicamentos en los Sistemas de Salud (Ifarma), la crisis
de los medicamentos es una mezcla explosiva de nuestro aseguramiento,
la explosión de tutelas y recobros, y los compromisos
del TLC: El aseguramiento fue concebido con la lista
de medicamentos que incluía los del POS, las mejores
alternativas terapéuticas escogidas por expertos, que
se ha ido actualizando; y no gusta, sobre todo a la industria
farmacéutica que introduce productos novedosos, pues
su criterio siempre será que se usen los medicamentos
nuevos, ojalá los más caros, a los cuales se
les invierte más publicidad, congresos, regalos a los
médicos y se genera una presión para que la
gente prefiera utilizar productos excluidos de la lista.
Anotó: El mecanismo de la tutela permitió
un crecimiento absurdo. Yo era director de Vigilancia y Control
del Ministerio en 2003, 2004, cuando el costo de medicamentos
No-POS llegaba a $40.000 millones, y nos parecía un
tope inconcebible. La emergencia social se declaró
cuando íbamos por $1.2 ó $1.4 billones, ante
los cuales $40.000 millones eran las monedas. Sin duda, hubo
actitud negligente del regulador (ministerios de la Protección
Social y de Comercio Exterior), con cierta responsabilidad,
y en general del gobierno, y sobre todo de los actores del
sistema: las EPS, porque facturaban un precio y podían
ponerle un sobreprecio, las IPS que podían comprar
un medicamento a $100 para cobrarlo a $200, los médicos
recibían todo tipo de ventajas y hasta los pacientes
y los jueces, todo el mundo ganaba, menos los cotizantes,
que al final pagamos ese 'carrusel de corrupción',
sin un fundamento legal claro. Otra vertiente tiene mucho
que ver con el Tratado de Libre Comercio, pacto que se firmó
pero no está escrito en alguna parte, no se hizo público,
pero sí fue una de las peticiones de la industria farmacéutica
multinacional en el TLC: libertad de precios y protección
de la propiedad intelectual con un régimen de control
de precios que pierde eficacia; ambas cosas las consiguió,
especialmente con la Circular 04/06 que decretó libertad
de precios en Colombia.
Rossi elogió el régimen mixto de antes: Con
la emergencia social, el gobierno hizo confesión pública
de que 'metió la pata' con la liberación de
precios y tenía que ejercer controles a la intermediación
y a los precios finales de los medicamentos, sobre todo los
de monopolio o con muy pocos oferentes. Ahora vemos un gobierno
tratando de frenar ese crecimiento absurdo, más por
la ruta de controlar los precios, que con un control serio
a las prescripciones y recobros vía No-POS. En esto,
este gobierno no quiso meter la mano y le dejó el problema
al gobierno entrante, que le tocará resolverlo de emergencia,
y a mediano y largo plazo, verá qué hacer con
la crisis general del sistema de salud.
Concluyó: La gran pasión de la industria
farmacéutica es el monopolio, razón de vivir
y de su enorme rentabilidad: No sabemos qué parte del
gasto en salud se va para las grandes empresas farmacéuticas,
pero es muy grande y sin justificación económica
importante. Un paso en la dirección apropiada es regresar
a modalidades de control de precios. Sin control de las prescripciones
por fuera del POS, se reducirá la factura pero no es
lo que necesita un sistema para equilibrar sus finanzas. Es
útil acudir a un promedio de los precios de referencia
de los países vecinos para lograr una reducción
significativa.
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