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Medicina
y Espiritualidad
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Cada vez existe una
mayor preocupación por la adquisición de competencias
y habilidades nuevas. Se habla de mejoramiento continuo en distintos
ambientes académicos, se emplean grandes recursos económicos
en seminarios de inteligencia emocional y la búsqueda
de la salud mediante de la promoción de estilos de vida
saludables. |
El factor común
de esta tendencia, es el deseo de acrecentar y fortalecer el
cuerpo, las emociones y tener un valor agregado desde lo intelectual.
Sin embargo, parece perseguirse menos el desarrollo espiritual
- o por lo menos, no de forma consciente-.
Stephen Covey en su libro "El Octavo Hábito: de
la efectividad a la grandeza", tiene un interesante capítulo
a propósito de las múltiples inteligencias. Menciona
una inteligencia física, que es la que rige el funcionamiento
del organismo; son todas las leyes fisiológicas de nuestro
organismo que funcionan de forma independiente a nuestra conciencia
(la digestión o la respiración, por ejemplo).
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Luego, existe una inteligencia
mental, que es la que confiere capacidad de análisis
de los problemas cotidianos, así como el lenguaje y otras
funciones cognitivas (pertenecientes a la corteza cerebral).
Además, una inteligencia emocional (muy afamada y buscada),
que tiene que ver con aspectos de las relaciones interpersonales;
finalmente, una inteligencia espiritual.
Pero, ¿qué es la inteligencia espiritual? se considera
que es la orientadora de las otras tres inteligencias y representa,
por tanto, nuestra voluntad de sentido y conexión con
el infinito. Además, nos ayuda a distinguir los principios
que regirán nuestra vida; en otras palabras: la inteligencia
espiritual define nuestros criterios vitales más importantes
(valores, propósito, sentido).
Una interesante pregunta que da cuenta de nuestro grado de inteligencia
espiritual, tiene que ver con la muerte: ¿qué
cosas nos gustaría que recordara la gente de nosotros?
¿cuál será nuestro legado para las futuras
generaciones? ¿cuál es la huella inmanente que
queremos dejar en la humanidad?; las anteriores preguntas le
apuntan a la trascendencia y su búsqueda intencional
a través de nuestros actos y acciones se relaciona muy
estrechamente con la inteligencia espiritual.
Otra definición de inteligencia espiritual acuñada
por Covey es "el sentido moral interior de lo que es bueno
y lo que es malo, el impulso hacia el sentido y la aportación...
fuerza que guía la visión y la disciplina".
Eso quiere decir que la inteligencia espiritual está
estrechamente interrelacionada con la ética; pero, más
allá de ello, tiene que ver con la conciencia: la capacidad
que tenemos para que nuestras actuaciones estén guiadas
por principios, sabiendo cuándo estamos o no orientados
hacia ellos.
Debemos procurar cultivar nuestra inteligencia espiritual, a
la par de los otros tipos de inteligencia. Así como nos
trazamos planes y actividades de desarrollo físico, mental
y emocional, también podemos invertir tiempo en nuestro
desarrollo espiritual. Algunas estrategias que podríamos
emplear, son: la reflexión cotidiana de nuestras propias
acciones, el decidir acerca de qué principios y valores
orientarán nuestra vida, convertir nuestro trabajo en
un servicio, apartar un tiempo del día para meditar y
conectarnos con nuestro propio ser en soledad. |
Referencias:
Covey, S. (2005). El octavo hábito: de la efectividad
a la grandeza. Editorial Paidos, Barcelona, España, 470pp.(Spanish
version of The 8 th habit: From effectiveness to greatness,
Free Press, New York). |
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