Antecedentes históricos de los dilemas bioéticos en cirugía
Abraham Chams Anturi, Director Unidad Funcional Materno Infantil de San Vicente Fundación. - elpulso@sanvicentefundacion.com
Los dilemas bioéticos datan de tiempos inmemoriales. Existen tablillas en barro escritas en sumerio y acadio antiguo provenientes de la antigua Mesopotamia que hacen referencia a toma de decisiones quirúrgicas y de una forma especial a sus consecuencias médico-legales. Ya en el código de Hammurabi se menciona: “Si un cirujano ve que a un enfermo no puede sanar, no debería tocarle puesto que debería morir con este hombre”, “Ojo por ojo, diente por diente”.
En el año 3500 AC en el antiguo Egipto existían dos escuelas, la mágico-religiosa y la quirúrgica. Los cirujanos eran considerados despreciables pues era indigno curar llagas y drenar abscesos. Los cirujanos griegos eran esclavos al servicio de un hombre libre que normalmente era un médico formado en la clásica medicina hipocrática. Por tratarse de esclavos no existían dilemas éticos, ya que para los antiguos dichos dilemas eran propios de hombres libres, formados en el conocimiento y responsables de sus actos, por esta razón los cirujanos (esclavos), mujeres y niños no eran considerados ciudadanos.
En la mitología greco-romana el centauro Quirón representaba las artes quirúrgicas, (Quirox: trabajo con las manos), este personaje mitad hombre y mitad bestia (caballo) llevaba una herida mortal en el costado y solo encontraba alivio al sanar a los enfermos, su herida era producida por su lucha interna entre lo humano y lo bestial; el triunfo de lo humano se daba en su capacidad de salir de sí mismo en ayuda de los demás.
En Persia los cirujanos practican sobre extranjeros, estos no eran considerados seres humanos y por esta razón desaparecían los dilemas morales. Según cuenta el clérigo Teófanes, en el año 756, a los médicos árabes se les entregó un hereje cristiano para que practicaran una disección. Por su parte los teólogos cristianos se esmeran por comprobar desde la filosofía porque razón los musulmanes no son personas y justificar de esta forma la guerra santa de las Cruzadas.
Durante la edad media se mantiene en occidente el pensamiento mágico-religioso de tentación – trasgresión – enfermedad – muerte, y solo en las abadías y en el mundo árabe sobreviven los planteamientos de la época dorada de los griegos.
En Europa hacia 1088, se concede a los barberos la calidad de “maestros y cónsules del arte de la cirugía”, y específicamente en Paris, en 1300 y en la escuela de Salerno se publica: “Sutura de los cuatro maestros”, un libro de técnica quirúrgica en muchos casos experimental. En 1376 la Universidad de medicina de Montpellier prohíbe a sus doctores el ejercicio de la cirugía y enseñanza quirúrgica, se considera que abrir un cuerpo humano es un grave delito contra la ley natural y la santidad del creador. Pensamiento que se extiende por todo el continente.
No es sino hasta principios del renacimiento con Ambrosio Paré y con Leonardo da Vinci cuando se redescubre la anatomía en el arte y en la disección de cadáveres sanos y enfermos, se postulan correcciones de dichas alteraciones. Posteriormente se desvirtúa la humanidad de los condenados a muerte, quienes eran utilizados in vivo y sin anestesia, para el entrenamiento quirúrgico de procedimientos posteriormente realizados a la realeza y aristocracia.
Durante la conquista los españoles y los ingleses, referentes morales de la época, desconocen la humanidad de los nativos americanos. Y posteriormente se populariza: “La doble moral Victoriana”, en honor a la reina Victoria, defensora de la fe y de las buenas costumbres.
Las grandes guerras del siglo XX no son la excepción, la concepción nazista de una raza superior, busca también justificar los abusos humanos contra el pueblo judío y la expansión territorial de Alemania a toda Europa. Durante el juicio de Núremberg, los médicos Nazis argumentaban que solo seguían órdenes y que además de todas maneras esos prisioneros iban a morir.
“Al entrar en el campo de Auschwitz se nos quitaban todos los documentos y objetos personales…, …a las autoridades lo único que les importaba eran los números de los prisioneros, yo era el 119.104; muchas veces estos números se tatuaban en la piel y además había que llevarlos cosidos en la ropa…, …no había tiempo para consideraciones morales o éticas, ni tampoco el deseo de hacerlas.”
“Los médicos que habían en nuestro grupo fuimos los primeros en aprender que los libros de textos mienten…, …muchas sorpresas hay de lo que son capaces de soportar nuestros cuerpos…, … una vida con sentido es capaz de sobrevivir en circunstancias al límite.” Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido.
En todos los anteriores ejemplos podemos observar que los dilemas bioéticos desaparecen al negarle la humanidad o la dignidad humana a un pueblo, ya sea por su sexo, edad, religión, condición socio-económica, o por ser condenados, pecadores, o enfermos.
En la actualidad utilizamos argumentos científicos y legales para negarles la dignidad humana a los embriones, fetos, pacientes con enfermedades terminales, enfermos psiquiátricos, ancianos, etc. Lavamos nuestra conciencia y legitimamos nuestro acto médico y experimental despojando a los indefensos de su humanidad, callamos los gritos con estadísticas, ideologías, corrientes de pensamiento y con un marco legal descontextualizado. Sangre inocente que clama justicia.
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