Una vida de entrega a los demás
Redacción El Pulso - elpulso@sanvicentefundacion.com
En Colombia, el nombre de Juan Mendoza Vega pasara a la historia como el de uno de los humanistas más prominentes, y su hoja de vida como una de más brillantes. Nacido en Chinácota, Norte de Santander, el 15 de febrero de 1933, obtuvo el título en medicina y cirugía en la Universidad Nacional de Colombia, con especialización en Neurocirugía. Fue profesor emérito y catedrático de la Facultad de Medicina del Colegio Nuestra Señora del Rosario, institución a la que estuvo vinculado desde 1969, reconocido internacionalmente como bioeticista, también incursionó con pleno éxito en el periodismo, área de la cual también fue un maestro, fundó y dirigió la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente.
Sus 84 años de vida, que se cortaron el pasado 7 de octubre, le dieron el tiempo suficiente para fundar el Instituto Colombiano de estudios Bioéticos, ser presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía, de la Academia Nacional de Medicina, y de la Federación Mundial de Asociaciones pro Derecho a Morir Dignamente, dirigir durante muchos años el Instituto Neurológico de Colombia, escribió más de 80 artículos científicos en temas tan diversos como la bioética, la comunicación en la medicina y periodismo científico. Dentro de sus libros se destacan “Lecciones de Historia de la Medicina”, “Hacia una medicina más humana”, “Cuarenta años de periodismo médico” y “Segunda bitácora”.
Pero más allá de distinciones y títulos, el doctor Mendoza representó la dignidad de un hombre entregado a servir. Su sonrisa particular acompañaba una mirada reflexiva, tranquila, e indagadora, enmarcada en la figura de un completo caballero, al que muchos calificaban de un verdadero dandi vigente en el siglo XXI.
Su amigo, y también figura icónica de la medicina colombiana en los últimos 50 años, el ex rector de la Universidad Nacional y médico José Felix Restrepo, definió así a Mendoza en el prólogo del libro Cuento hasta ochenta: “Juan Mendoza Vega es un intelectual puro, un académico de verdad (...) Siempre interesado en la ética”.
En su vida defendió la dignidad humana por sobre cualquier otra consideración, lo que lo condujo a gestar la Fundación Derecho a Morir Dignamente, causa de la cual fue promotor sin importar los problemas que le ocasionaron sus planteamientos; para él había que defender el derecho de los enfermos terminales a disponer libre y legalmente el momento de morir pacíficamente, evitando las consecuencias dolorosas de la enfermedad y promoviendo la libertad de elegir cómo partir.
Aunque pocos lo sepan, el doctor Mendoza fue antes reportero que médico. En su libro Cuarenta años de periodismo médico, relata que hace 60 años un veinteañero subía las estrechas escaleras de caracol de la redacción de El Espectador con la firme convicción de convertirse en reportero. Acababa de perder una beca para estudiar medicina por apoyar el movimiento estudiantil de 1954, y donde se escapó de una muerte prematura cuando retrocedió unos metros a buscar algo y oyó los disparos que mataron a dos de sus compañeros. Si bien al graduarse de neurocirujano en la Universidad Nacional abandonaría la reportería, nunca dejó la labor periodística desde su “Columna médica” y que circuló durante 40 años. Esta entrega lo llevó a ser presidente de la Asociación Colombiana de Periodistas Científicos.
Desde la presidencia de la Academia Nacional de Medicina, dijo así en una entrevista a El Tiempo: “La salud ha sido tratada como mercancía (...). Nosotros hemos propuesto que el sistema de la salud se centre en la persona. Que prime el concepto de salud, no de enfermedad”. Esta postura se ratifica en su visión de la medicina: “Profesión rara y singular (…) Quien entra en ella antepone los intereses de los demás a los suyos propios, hasta llegar, si fuere el caso, a poner su vida en peligro para cuidar las ajenas. Y singular como lo es el empeño de educar a la gente para que no crea en supercherías ni magias”.
|