MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 74  NOVIEMBRE DEL AÑO 2004    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

En esta edición...

La academia frente al libro sobre Andrés Escobar

El cuento más corto del mundo

El Remolino

La academia frente al libro sobre Andrés Escobar

“El victimario sintetiza la historia del país”

María Teresa Uribe de Hincapié y Julio González Zapata y sus hallazgos sociales y políticos al respecto.
Gonzalo Medina Pérez Periodista y profesor Facultad de Comunicaciones - Universidad de Antioquia - elpulso@elhospital.org.co

“De las cosas menos importantes, el fútbol es la más importante", dijo Arrigo Sachi, director técnico italiano, al referirse al impacto que ha tenido en el mundo uno de los deportes más significativos de los últimos siglos.
Cada vez son más amplias las relaciones que se establecen a partir del fútbol, con todo y el antecedente de prevención creado por quienes desde la ideología encontraban en esta actividad una forma de idiotizar o alienar a la población: fútbol y ciudad, fútbol y cultura, fútbol y política, fútbol y nación, fútbol y literatura. Por ende, resulta lógico que aumente el tipo de profesionales interesados en abordar el fenómeno y tratar de producir pensamiento al respecto.
Lo que ocurrió en el Mundial de Estados Unidos y, en especial, lo que vino luego como tragedia nacional, es abordado en el libro "Andrés Escobar: La sonrisa que partió de madrugada".
Al igual que muchos países del mundo, Colombia no ha sido indiferente a la influencia de un deporte como el fútbol, entre otras cosas porque está sirviendo para hacer presencia en un panorama mundial gobernado por el poder económico de los Estados Unidos y Gran Bretaña, al lado del creciente deterioro político de las Naciones Unidas.
Internamente, y en ciertas coyunturas políticas y sociales, el fútbol ha jugado un papel de aglutinante de diversos sectores y clases, sobre todo teniendo en cuenta la presencia precaria del concepto de nación en nuestro país, entendiendo por tal la actuación de las "comunidades imaginadas". Podemos afirmar que la década de los años noventas fue la que mejor representó ese papel integrador del fútbol, cuando Colombia regresa a un mundial, después de 28 años de ausencia; cuando irrumpe una propuesta futbolística inspirada en el ser y el sentir de las distintas regiones, desde la Costa Atlántica hasta la zona Andina, pasando por el Pacífico; cuando existe un equipo como el Atlético Nacional, que además de haber ganado, por primera vez para Colombia, la Copa Libertadores de América, era la base del combinado tricolor.
La Selección se preparó de nuevo para un mundial, esta vez para el de Estados Unidos- 94. Luego de clasificar con lujo de detalles, incluyendo la goleada a Argentina, vino una serie de triunfos en partidos amistosos con otras selecciones y con clubes. El equipo de Maturana no perdía compromisos, y a juicio de algunos comentaristas se trataba de un cuadro invencible que jugaba "un fútbol extragaláctico".
Lo que ocurrió en el Mundial de Estados Unidos y, en especial, lo que vino luego como tragedia nacional, es abordado en el libro "Andrés Escobar: La sonrisa que partió de madrugada", publicación que vio la luz en julio del presente año, cuando se conmemoró el décimo aniversario de la muerte violenta de quien cometió un autogol en el partido contra el anfitrión del campeonato.
Auspiciado por la editorial Le Monde Diplomatique, sede Colombia, el libro escrito por el periodista y profesor de la Universidad de Antioquia, Gonzalo Medina Pérez, recoge las vidas de Andrés y de su victimario para contar, al mismo tiempo, pasajes de la historia regional y nacional.
Cuando se cuenta la vida de Andrés, se narra la faceta de una Colombia urbana mediante el desarrollo comercial e industrial de una ciudad como Medellín, la misma que llegó a ser líder a nivel nacional en el florecimiento y consolidación de una clase empresarial, a la par de una clase obrera. En ese contexto, la familia Escobar Saldarriaga es la exponente del sector medio de la sociedad antioqueña, sustentado en las labores típicas de un empleado bancario como era don Darío Escobar, padre de Andrés.
Era la Medellín todavía tranquila, que como programa se recorría de noche caminando por la Avenida La Playa hasta llegar al tradicional Teatro Junín. Era la misma ciudad con el Bosque de La Independencia hoy Jardín Botánico como otro centro de diversión, en especial con la presentación de orquestas a un lado del lago y con los árboles refrescando las noches de fines de semana.
Pero antes de llegar a la urbanización, Colombia debió enfrentar no solo el énfasis rural de su economía y de sus modelos culturales, sino la violencia política aupada por los partidos tradicionales. Inspirados en referentes premodernos y en nombre de la defensa de las tradiciones católicas, el Conservatismo le declaraba la guerra al Liberalismo, el cual la aceptaba conformando guerrillas y enfrentando las instituciones creadas con base en la Constitución de 1886. Surgen baluartes conservadores, apoyados por los famosos "pájaros", en áreas como el Norte del Valle. Es el caso de municipios como Tulúa, con León María Lozano "El Cóndor"-; Sevilla y El Dovio, entre otros, en cuyas jurisdicciones actuaban "Lamparilla" y compañía. En esta última población se instaló la familia de Humberto Muñoz Castro, buscando un mejor porvenir.
Una vez más el destino, o eso que llaman fatalidad, aquello que inevitablemente ha de suceder, comienza a forjar el encuentro entre dos personas, de generaciones distintas, de orígenes diversos con todo y esa mediación de la cultura antioqueña-. Para que ello ocurriera, pasaron años, experiencias significativas en ambos, pero sin que nada pudiera siquiera vislumbrar la coincidencia de Andrés y de Humberto en un día y hora y, sobre todo, con las consecuencias que todos ya conocemos.

El trabajo realizado por el periodista Medina Pérez, propició que dos académicos se reunieran para compartir algunas reflexiones con base en las pistas que el libro aporta. María Teresa Uribe de Hincapié, profesora del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, y Julio González Zapata, docente en el área penal de la Facultad de Derecho del Alma Máter, formularon al respecto distintos planteamientos. En el caso de la profesora Uribe, por ejemplo, ella destacó un elemento de discusión y es cómo el libro, a partir de un evento especial, muestra cómo los hechos no se inscriben en la relación causa efecto: "El hecho aparece como parte de una turbulencia. En ésta, la relación causa - efecto desaparece. El capítulo del victimario sintetiza la historia del país".
La profesora María Teresa Uribe también cuestiona la actitud de algunos medios de comunicación, "porque crearon el clima para la pasión total. Las palabras, las metáforas, también se convierten en armas de guerra".
La investigadora se refiere a la historia recreada del victimario de Andrés Escobar Saldarriaga, quien le contó al autor del libro cómo en su familia, antes y después de ocurrido el crimen del futbolista, sucedieron muertes violentas: desde la de un hermano suyo hasta la de su padre, un año después del asesinato de Andrés, pasando por la de un hijo de 17 años, meses antes de dicho acontecimiento.
La profesora María Teresa Uribe también cuestiona la actitud de algunos medios de comunicación, "porque crearon el clima para la pasión total. Las palabras, las metáforas, también se convierten en armas de guerra". Y añade que para tratar de explicar los desarrollos de muchas de estas situaciones asociadas con los conflictos y con sus desenlaces violentos, es necesario reconocer que existen periodistas noticiosos que tienden a reproducir la versión militar; es decir, no son periodistas capaces de digerir un contenido y un lenguaje y presentarlos ambos luego del tratamiento que corresponde a un profesional que fue formado para informar con un lenguaje distinto al militar.
Por su parte, el profesor González Zapata resalta la actitud del periodista que aparece en la historia como personaje, cuando al acercarse a quien privó de la vida a Andrés, le promete que "seré capaz de acallar mi rabia".
El análisis que hace el profesor González, al examinar la estructura del libro, organizado a partir del formato de vidas paralelas, lo lleva a señalar que trascendiendo el caso específico ocurrido, es pertinente preguntarse, con fines de aprendizaje político, "¿quién es la víctima y quién es el victimario?" Y su interrogante lo refuerza con la afirmación según la cual se está manejando una visión de una sociedad profundamente culpabilizada: "¿Será que hoy estamos manejando una visión en la que de un lado están los mesías y del otro los monstruos, los que merecen desaparecer?"
El profesor González Zapata reconoce que en nuestro medio las diferencias han engendrado odios porque hemos vivido envueltos en una violencia intestina: "Y por desgracia, estamos inmaduros en materia de verdad, justicia y reparación".
Por otra parte, el penalista expresa que en su concepto el capítulo más triste es el del juicio, porque dejó muchas insatisfacciones entre familiares de uno y de otro lado. A este respecto es conveniente precisar que desde el momento en que ocurrió el crimen, se presentaron situaciones no muy claras que luego incidieron en el rumbo de la investigación. Por ejemplo, que toda una fiscal no hubiera puesto el caso en conocimiento de las autoridades, porque su hija y el novio de ésta hacían parte del grupo que durante la tarde y la noche estuvo burlándose de Andrés Escobar. O de igual manera, que un testigo importante en el desenlace trágico, como era la persona que acompañaba a Andrés en el instante de los disparos, prácticamente no apareciera durante las pesquisas correspondientes.
Y como era de esperarse, en la conversación con los presentes apareció un tema que cobra vigencia en Colombia ahora que trata de avanzar un proceso de paz con los grupos paramilitares: la verdad, la justicia y la reparación.
Al respecto, el profesor González Zapata reconoce que en nuestro medio las diferencias han engendrado odios porque hemos vivido envueltos en una violencia intestina: "Y por desgracia, estamos inmaduros en materia de verdad, justicia y reparación".
Una conclusión clara de esta conversación abierta con María Teresa Uribe y con Julio González Zapata, es que el deporte en general, y el fútbol en particular, hacen parte de las relaciones temáticas que una sociedad como la nuestra está abordando siempre, bien sea para darle a esta actividad el lugar que se merece como práctica civilizatoria o para dramatizarla y ponerla al servicio de los dispositivos propios de la guerra. No hay más alternativas.
 
Ocioso lector
El cuento más corto del mundo

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"
Hasta ahora, este microrrelato del guatemalteco Augusto Monterroso era supuestamente el cuento más corto de la historia de la literatura. Pero una admiradora suya, Ana María Shua (Buenos Aires, 1951), especialista del novedoso y controvertido género, asegura que ganó por media palabra:

"Huyamos. Los cazadores de letras están ac"
Y explica: "Cazaron la letra 'a', las últimas letras".
¿Quién iba a pensar que en una simple reseña de la página cultural de un periódico sectorial cabrían dos cuentos? Pues anotemos el tercero (tal vez también un récord), consignado en una apasionante recopilación hecha por los también argentinos Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (Antología de la Literatura Fantástica, Editorial Suramericana, 1965). Se trata de "Un creyente", de la colección Memorabilia (1923) de George Loring Frost (Inglaterra):
"Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío uno de ellos dijo:
- Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?
- Yo no respondió el otro . ¿Y usted?
- Yo sí dijo el primero, y desapareció"

El cuento breve tanto como el fantástico, sub-géneros distintos por demás, tienen en la actualidad más acogida que los grandes relatos, tal vez debido a que encajan más en la escasez de ocio de nuestros tiempos y en la necesidad de acción (en oposición a la narración introspectiva) derivada de la cultura audiovisual e interactiva.
Pero si se trata de buena literatura, vale. Para recomendar muy especialmente esta magnífica antología, y como para concitar la curiosidad, hay dos cuentos de interesante suspenso allí: "Enoch Soames" (1897) del escritor y caricaturista londinense Max Beerbohm y "El Cuento más Hermoso del Mundo" (1893) del genial indo-británico Rudyard Kipling. Porque, claro, piezas como "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" del mismo Borges no necesitan recomendación. Y por supuesto habrá otros relatos mejores para los distintos tipos de lectores...

El premio Nóbel de Literatura sigue demostrando ser impredecible y ha recaído de nuevo en un autor relativamente poco conocido, la austríaca Elfriede Jelinek, de 57 años, décima mujer en ser galardonada con el premio, conocida por ser combativa, opuesta a la violencia sexual y la hipocresía social y, sobre todo, feminista radical.

Gran polvareda desató en Europa la casi nula seguridad con que se conservaba una de las versiones del cuadro "El Grito" del máximo expresionista noruego, Edvard Munch (1863-1944), un tesoro para la humanidad, que hace poco fue robada por segunda vez en escasos diez años. Hace unos 80 años, cuando sustrajeron el más célebre cuadro del mundo, la Mona Lisa de Da Vinci del Louvre, los vecinos de París inventaron una broma que bien podría aplicarse para este caso: "Voy al museo, ¿quieres que te traiga algo?".

Reino Unido celebra el primer centenario del gran escritor Graham Greene (1904-1991), cuya obra nace de una profunda fascinación, de raíz católica, por su vida agitada en que se destacaban la depresión, el alcohol, la promiscuidad sexual, pero por sobre todo, un afán ilimitado de aventuras que lo llevaron a conocer grandes personajes, a hacerse activista de izquierda y a convertirse en un viajero impenitente del mundo, en buena parte por tierras latinoamericanas.



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