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En
esta edición... |
Cada vez
son más amplias las relaciones que se establecen a partir
del fútbol, con todo y el antecedente de prevención
creado por quienes desde la ideología encontraban en
esta actividad una forma de idiotizar o alienar a la población:
fútbol y ciudad, fútbol y cultura, fútbol
y política, fútbol y nación, fútbol
y literatura. Por ende, resulta lógico que aumente el
tipo de profesionales interesados en abordar el fenómeno
y tratar de producir pensamiento al respecto. |
Lo que ocurrió en el Mundial de Estados
Unidos y, en especial, lo que vino luego como tragedia nacional,
es abordado en el libro "Andrés Escobar: La sonrisa
que partió de madrugada".
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Al
igual que muchos países del mundo, Colombia no ha sido
indiferente a la influencia de un deporte como el fútbol,
entre otras cosas porque está sirviendo para hacer presencia
en un panorama mundial gobernado por el poder económico
de los Estados Unidos y Gran Bretaña, al lado del creciente
deterioro político de las Naciones Unidas.
Internamente, y en ciertas coyunturas políticas y sociales,
el fútbol ha jugado un papel de aglutinante de diversos
sectores y clases, sobre todo teniendo en cuenta la presencia
precaria del concepto de nación en nuestro país,
entendiendo por tal la actuación de las "comunidades
imaginadas". Podemos afirmar que la década de los
años noventas fue la que mejor representó ese
papel integrador del fútbol, cuando Colombia regresa
a un mundial, después de 28 años de ausencia;
cuando irrumpe una propuesta futbolística inspirada en
el ser y el sentir de las distintas regiones, desde la Costa
Atlántica hasta la zona Andina, pasando por el Pacífico;
cuando existe un equipo como el Atlético Nacional, que
además de haber ganado, por primera vez para Colombia,
la Copa Libertadores de América, era la base del combinado
tricolor.
La Selección se preparó de nuevo para un mundial,
esta vez para el de Estados Unidos- 94. Luego de clasificar
con lujo de detalles, incluyendo la goleada a Argentina, vino
una serie de triunfos en partidos amistosos con otras selecciones
y con clubes. El equipo de Maturana no perdía compromisos,
y a juicio de algunos comentaristas se trataba de un cuadro
invencible que jugaba "un fútbol extragaláctico".
Lo que ocurrió en el Mundial de Estados Unidos y, en
especial, lo que vino luego como tragedia nacional, es abordado
en el libro "Andrés Escobar: La sonrisa que partió
de madrugada", publicación que vio la luz en julio
del presente año, cuando se conmemoró el décimo
aniversario de la muerte violenta de quien cometió un
autogol en el partido contra el anfitrión del campeonato.
Auspiciado por la editorial Le Monde Diplomatique, sede Colombia,
el libro escrito por el periodista y profesor de la Universidad
de Antioquia, Gonzalo Medina Pérez, recoge las vidas
de Andrés y de su victimario para contar, al mismo tiempo,
pasajes de la historia regional y nacional.
Cuando se cuenta la vida de Andrés, se narra la faceta
de una Colombia urbana mediante el desarrollo comercial e industrial
de una ciudad como Medellín, la misma que llegó
a ser líder a nivel nacional en el florecimiento y consolidación
de una clase empresarial, a la par de una clase obrera. En ese
contexto, la familia Escobar Saldarriaga es la exponente del
sector medio de la sociedad antioqueña, sustentado en
las labores típicas de un empleado bancario como era
don Darío Escobar, padre de Andrés.
Era la Medellín todavía tranquila, que como programa
se recorría de noche caminando por la Avenida La Playa
hasta llegar al tradicional Teatro Junín. Era la misma
ciudad con el Bosque de La Independencia hoy Jardín Botánico
como otro centro de diversión, en especial con la presentación
de orquestas a un lado del lago y con los árboles refrescando
las noches de fines de semana. |
Pero antes de llegar a la urbanización, Colombia debió
enfrentar no solo el énfasis rural de su economía
y de sus modelos culturales, sino la violencia política
aupada por los partidos tradicionales. Inspirados en referentes
premodernos y en nombre de la defensa de las tradiciones católicas,
el Conservatismo le declaraba la guerra al Liberalismo, el cual
la aceptaba conformando guerrillas y enfrentando las instituciones
creadas con base en la Constitución de 1886. Surgen baluartes
conservadores, apoyados por los famosos "pájaros",
en áreas como el Norte del Valle. Es el caso de municipios
como Tulúa, con León María Lozano "El
Cóndor"-; Sevilla y El Dovio, entre otros, en cuyas
jurisdicciones actuaban "Lamparilla" y compañía.
En esta última población se instaló la
familia de Humberto Muñoz Castro, buscando un mejor porvenir.
Una vez más el destino, o eso que llaman fatalidad, aquello
que inevitablemente ha de suceder, comienza a forjar el encuentro
entre dos personas, de generaciones distintas, de orígenes
diversos con todo y esa mediación de la cultura antioqueña-.
Para que ello ocurriera, pasaron años, experiencias significativas
en ambos, pero sin que nada pudiera siquiera vislumbrar la coincidencia
de Andrés y de Humberto en un día y hora y, sobre
todo, con las consecuencias que todos ya conocemos.

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El
trabajo realizado por el periodista Medina Pérez, propició
que dos académicos se reunieran para compartir algunas
reflexiones con base en las pistas que el libro aporta. María
Teresa Uribe de Hincapié, profesora del Instituto de
Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, y
Julio González Zapata, docente en el área penal
de la Facultad de Derecho del Alma Máter, formularon
al respecto distintos planteamientos. En el caso de la profesora
Uribe, por ejemplo, ella destacó un elemento de discusión
y es cómo el libro, a partir de un evento especial, muestra
cómo los hechos no se inscriben en la relación
causa efecto: "El hecho aparece como parte de una turbulencia.
En ésta, la relación causa - efecto desaparece.
El capítulo del victimario sintetiza la historia del
país". |
La profesora María Teresa Uribe también
cuestiona la actitud de algunos medios de comunicación,
"porque crearon el clima para la pasión total.
Las palabras, las metáforas, también se convierten
en armas de guerra".
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La investigadora se refiere a la historia recreada del victimario
de Andrés Escobar Saldarriaga, quien le contó
al autor del libro cómo en su familia, antes y después
de ocurrido el crimen del futbolista, sucedieron muertes violentas:
desde la de un hermano suyo hasta la de su padre, un año
después del asesinato de Andrés, pasando por la
de un hijo de 17 años, meses antes de dicho acontecimiento.
La profesora María Teresa Uribe también cuestiona
la actitud de algunos medios de comunicación, "porque
crearon el clima para la pasión total. Las palabras,
las metáforas, también se convierten en armas
de guerra". Y añade que para tratar de explicar
los desarrollos de muchas de estas situaciones asociadas con
los conflictos y con sus desenlaces violentos, es necesario
reconocer que existen periodistas noticiosos que tienden a reproducir
la versión militar; es decir, no son periodistas capaces
de digerir un contenido y un lenguaje y presentarlos ambos luego
del tratamiento que corresponde a un profesional que fue formado
para informar con un lenguaje distinto al militar.
Por su parte, el profesor González Zapata resalta la
actitud del periodista que aparece en la historia como personaje,
cuando al acercarse a quien privó de la vida a Andrés,
le promete que "seré capaz de acallar mi rabia".
El análisis que hace el profesor González, al
examinar la estructura del libro, organizado a partir del formato
de vidas paralelas, lo lleva a señalar que trascendiendo
el caso específico ocurrido, es pertinente preguntarse,
con fines de aprendizaje político, "¿quién
es la víctima y quién es el victimario?"
Y su interrogante lo refuerza con la afirmación según
la cual se está manejando una visión de una sociedad
profundamente culpabilizada: "¿Será que hoy
estamos manejando una visión en la que de un lado están
los mesías y del otro los monstruos, los que merecen
desaparecer?" |
El profesor González Zapata reconoce
que en nuestro medio las diferencias han engendrado odios
porque hemos vivido envueltos en una violencia intestina:
"Y por desgracia, estamos inmaduros en materia de verdad,
justicia y reparación".
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Por otra parte, el penalista expresa
que en su concepto el capítulo más triste es el
del juicio, porque dejó muchas insatisfacciones entre
familiares de uno y de otro lado. A este respecto es conveniente
precisar que desde el momento en que ocurrió el crimen,
se presentaron situaciones no muy claras que luego incidieron
en el rumbo de la investigación. Por ejemplo, que toda
una fiscal no hubiera puesto el caso en conocimiento de las
autoridades, porque su hija y el novio de ésta hacían
parte del grupo que durante la tarde y la noche estuvo burlándose
de Andrés Escobar. O de igual manera, que un testigo
importante en el desenlace trágico, como era la persona
que acompañaba a Andrés en el instante de los
disparos, prácticamente no apareciera durante las pesquisas
correspondientes.
Y como era de esperarse, en la conversación con los presentes
apareció un tema que cobra vigencia en Colombia ahora
que trata de avanzar un proceso de paz con los grupos paramilitares:
la verdad, la justicia y la reparación.
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Al respecto, el profesor
González Zapata reconoce que en nuestro medio las diferencias
han engendrado odios porque hemos vivido envueltos en una violencia
intestina: "Y por desgracia, estamos inmaduros en materia
de verdad, justicia y reparación".
Una conclusión clara de esta conversación abierta
con María Teresa Uribe y con Julio González Zapata,
es que el deporte en general, y el fútbol en particular,
hacen parte de las relaciones temáticas que una sociedad
como la nuestra está abordando siempre, bien sea para
darle a esta actividad el lugar que se merece como práctica
civilizatoria o para dramatizarla y ponerla al servicio de los
dispositivos propios de la guerra. No hay más alternativas. |
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Ocioso
lector |
El
cuento más corto del mundo |

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Cuando
despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"
Hasta ahora, este microrrelato del guatemalteco Augusto Monterroso
era supuestamente el cuento más corto de la historia
de la literatura. Pero una admiradora suya, Ana María
Shua (Buenos Aires, 1951), especialista del novedoso y controvertido
género, asegura que ganó por media palabra:
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"Huyamos. Los cazadores de
letras están ac"
Y explica: "Cazaron la letra 'a', las últimas
letras".
¿Quién iba a pensar que en una simple reseña
de la página cultural de un periódico sectorial
cabrían dos cuentos? Pues anotemos el tercero (tal
vez también un récord), consignado en una
apasionante recopilación hecha por los también
argentinos Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina
Ocampo (Antología de la Literatura Fantástica,
Editorial Suramericana, 1965). Se trata de "Un creyente",
de la colección Memorabilia (1923) de George Loring
Frost (Inglaterra):
"Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran
en los oscuros corredores de una galería de cuadros.
Con un ligero escalofrío uno de ellos dijo:
- Este lugar es siniestro.
¿Usted cree en fantasmas?
- Yo no respondió el otro . ¿Y usted?
- Yo sí dijo el primero, y desapareció"
El cuento breve tanto como el fantástico, sub-géneros
distintos por demás, tienen en la actualidad más
acogida que los grandes relatos, tal vez debido a que encajan
más en la escasez de ocio de nuestros tiempos y en
la necesidad de acción (en oposición a la
narración introspectiva) derivada de la cultura audiovisual
e interactiva.
Pero si se trata de buena literatura, vale. Para recomendar
muy especialmente esta magnífica antología,
y como para concitar la curiosidad, hay dos cuentos de interesante
suspenso allí: "Enoch Soames" (1897) del
escritor y caricaturista londinense Max Beerbohm y "El
Cuento más Hermoso del Mundo" (1893) del genial
indo-británico Rudyard Kipling. Porque, claro, piezas
como "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" del mismo
Borges no necesitan recomendación. Y por supuesto
habrá otros relatos mejores para los distintos tipos
de lectores...
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El premio
Nóbel de Literatura sigue demostrando ser impredecible
y ha recaído de nuevo en un autor relativamente poco
conocido, la austríaca Elfriede Jelinek, de 57 años,
décima mujer en ser galardonada con el premio, conocida
por ser combativa, opuesta a la violencia sexual y la hipocresía
social y, sobre todo, feminista radical.

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Gran
polvareda desató en Europa la casi nula seguridad con
que se conservaba una de las versiones del cuadro "El Grito"
del máximo expresionista noruego, Edvard Munch (1863-1944),
un tesoro para la humanidad, que hace poco fue robada por segunda
vez en escasos diez años. Hace unos 80 años, cuando
sustrajeron el más célebre cuadro del mundo, la
Mona Lisa de Da Vinci del Louvre, los vecinos de París
inventaron una broma que bien podría aplicarse para este
caso: "Voy al museo, ¿quieres que te traiga algo?". |
Reino
Unido celebra el primer centenario del gran escritor Graham
Greene (1904-1991), cuya obra nace de una profunda fascinación,
de raíz católica, por su vida agitada en que
se destacaban la depresión, el alcohol, la promiscuidad
sexual, pero por sobre todo, un afán ilimitado de
aventuras que lo llevaron a conocer grandes personajes,
a hacerse activista de izquierda y a convertirse en un viajero
impenitente del mundo, en buena parte por tierras latinoamericanas.
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