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Medir efectos del cambio climático en la salud: Tarea de Colombia en la nueva normalidad

Por: Redacción EL PULSO
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Si algo deberá cambiar en los sistemas de salud luego de la pandemia por Covid-19, es la capacidad para prevenir las afectaciones generales en la salud de la población como efecto de fenómenos previsibles relacionados con la naturaleza. Y en el caso de los problemas de salud ocasionados por el cambio climático, ningún mandatario o gobierno podrán aducir que no se tenía información suficiente para tomar las medidas necesarias.

En el verano de 2019 el saldo de muertes en Francia por una ola de calor fue de 1.435 personas, según estimaciones del Ministerio francés de Sanidad, y aunque la cantidad de por sí ya es alta, fue diez veces menor a la registrada en agosto de 2003, cuando murieron 15.000 personas. La disminución a pesar de que las temperaturas fueron mayores en 2019 obedece a lo que debe ser un paso inicial para otras naciones, se tomaron extremas medidas preventivas luego de aprender la lección del 2003.

Analizar las cifras europeas del impacto climático en la salud es la referencia más acertada que pueden tener las autoridades sanitarias de casi todo el mundo debido a la dificultad de tener un conteo riguroso, ya que la mayoría de países no han llevado un registro central sobre este problema. Sin embargo existen estudios que afirman que el saldo final en toda Europa como consecuencia de ola de calor de 2003 llegó a los 70.000 muertos, cifra plausible si se tiene en cuenta que el The Earth Policy Institute (EPI), y sólo contando registros ocho países europeos, señala que las muertes ascendieron a 35.000.

La Organización Mundial de la Salud, OMS, ha señalado de manera insistente que el cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud; el aire limpio, agua potable, los alimentos suficientes y seguros, y una vivienda adecuada, son condiciones que inciden directamente en la calidad de vida y en la salud, pero además las afectaciones por el calor excesivo, según prevé la misma OMS, entre 2030 y 2050 el cambio climático causará unas 250.000 defunciones adicionales cada año ocasionadas por la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico, y además estima que el costo directo para los sistemas de salud ( excluyendo los relacionados con los determinantes como la agricultura, el agua y el saneamiento) estará entre los 2.000 y 4.000 millones de dólares de aquí a 2030.

Este panorama, afirma la OMS, se agudizará en las regiones con malas infraestructuras sanitarias, en su mayoría los países en desarrollo, donde las capacidades para prepararse y responder al calentamiento es menor, a menos que reciban ayuda.

A pesar de las posturas que afirman que el aumento de la temperatura es un fenómeno natural, la mayoría de los estudios coinciden en que en “los últimos 50 años, la actividad humana y en particular el consumo de combustibles fósiles, ha liberado cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernadero suficientes para retener más calor en las capas inferiores de la atmósfera y alterar el clima mundial” afirma un informe de la OMS sobre el tema, y agrega: “en los últimos 130 años el mundo se ha calentado aproximadamente 0,85 ºC. Durante los últimos 30 años cada década ha sido más cálida que cualquier década precedente desde 1850”, y si bien el aumento parecería poco significativo, esta es una opinión de legos, ya que los especialistas consideran que un aumento de 1,5 ºC podría destruir la mayoría de los ecosistemas como se conocen hasta ahora.

Ahora bien, las afectaciones sobre la salud generadas por el aumento del clima no solo se reflejan en las condiciones ambientales y sociales, también tienen un efecto directo sobre los individuos. Las temperaturas extremas del aire se relacionan directamente con defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada, que además se agravan por el aumento en los niveles de ozono y otros contaminantes del aire. Las enfermedades transmitidas por el agua o por vectores como insectos, caracoles y otros animales, debido a los cambios del clima se extienden a nuevas zonas geográficas e incluso a otras temporadas del año, como se ha demostrado en China con la esquistosomiasis, o con el paludismo, que depende mucho del clima y es transmitido por mosquitos del género anopheles, en Colombia y otros países tropicales se ha detectado lo mismo con los mosquitos aedes, vector del dengue.

El caso Colombia

La medición real de los efectos en la salud del cambio climático sólo puede hacerse de forma aproximada, sin embargo la OMS ha señalado luego de algunas evaluaciones que para el periodo entre 2030 y 2050 por esta causa se producirán anualmente unas 250.000 muertes adicionales, 38.000 por exposición de personas ancianas al calor; 48.000 por diarrea; 60.000 por paludismo; y 95.000 por desnutrición infantil.

En Colombia las mediciones y análisis están muy lejos de proporcionar información contundente, de ahí la importancia que cobra el informe publicado por el Grupo de Economía de la Salud – GES – de la Universidad de Antioquia que aborda el estudio del impacto del cambio climático en las tasas de natalidad, mortalidad y mortalidad infantil de la población colombiana, elaborado por Laura Ramírez Gómez, con la asesoría del profesor Carlos Felipe Gaviria.

En el informe se analiza el efecto que tiene estar expuesto a más días calurosos y olas de calor, sobre las tasas de natalidad y mortalidad de Colombia en el período 2015-2017. Para este propósito se consideraron modelos de panel de datos con efectos fijos, con resultados en salud como variable dependiente y como variables independientes una de las variables ambientales proxy de cambio climático, a saber: días calurosos, ola de calor de dos días y ola de calor de tres días, el efecto fijo de tiempo mensual y variables socioeconómicas.

Señala el informe: “Con respecto al impacto del cambio climático sobre la tasa de natalidad de la población se observa, como lo sugiere la literatura, que el incremento en el número de días calurosos y olas de calor nueve meses antes trae como consecuencia una disminución en la tasa de natalidad. En este caso, el incremento de un día caluroso nueve meses antes representa una disminución de 1,3% en la tasa de natalidad en Colombia, con una significancia estadística del 99%”. Y agrega: “Si se analizan los resultados con las otras variables ambientales se evidencia que el incremento en una ola de calor de dos y tres días nueve meses atrás disminuye la tasa de natalidad en 0,6% y 0,4%, respectivamente. Sin embargo, la significancia estadística de los coeficientes es al 90%, por lo que se podría afirmar que hay mayor confiabilidad en los análisis realizados con la proxy de temperatura denominada días calurosos”.

Con respecto a la mortalidad, el informe indica: “se evidencia que el incremento en número de días calurosos al mes no tiene un efecto estadísticamente significativo sobre la tasa de mortalidad. Sin embargo, cuando el análisis se realiza con respecto al número de olas de calor parece haber una clara relación causal. Si se analizan los resultados contemporáneos, un incremento en una ola de calor de dos o tres días al mes aumenta en 0,4% la tasa de mortalidad… Este resultado se mantiene si se analiza la tasa de mortalidad teniendo en cuenta las variables ambientales un mes y dos meses atrás, pero en estos casos la tasa de mortalidad se incrementa en 0,3%”.

A manera de conclusión el informe plantea: “surge un interrogante relacionado con el costo de este incremento en términos de años perdidos por muerte prematura (APMP)”, y muestra como la cifra llega a los 24 los APMP en promedio para los municipios de análisis en 2015 – 2017, siendo Mitú, Riohacha, Puerto Inírida, Quibdó y Puerto Carreño, los municipios con el mayor indicador, lo que coincide con sus actuales condiciones de desigualdad en salud, y necesidades básicas insatisfechas (NBI).

A menos de diez años del 2030, fecha señalada por la OMS como crucial, es el momento para comenzar a pensar en iniciativas desde el estado que eviten que el país se vea sorprendido por una nueva catástrofe sanitaria, todos estábamos advertidos.


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