MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 317 FEBRERO DEL AÑO 2025 ISNN 0124-4388
El cáncer es una enfermedad que se origina de la proliferación de células anormales que se dividen sin control e invaden diferentes tejidos y órganos que pueden llevar a la muerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad entre los niños y los adolescentes a nivel mundial: cada año se diagnostica cáncer aproximadamente 400.000 niños de entre 0 y 19 años.
El Día Mundial de la lucha contra el Cáncer Infantil fue establecido en 2002 por la Organización Internacional de Cáncer Infantil (CCI, por sus siglas en inglés), con el objetivo de sensibilizar sobre la prevención y el diagnóstico oportuno. Según la Cuenta de Alto Costo, en América Latina y el Caribe, se estima que al menos 29.000 menores de edad de 18 años son afectados por esta enfermedad anualmente.
El médico Juan Camilo Villada Valencia, líder clínico del servicio de oncohematología y trasplante de médula ósea pediátrica del Hospital Infantil San Vicente Fundación, afirma que en los niños las leucemias agudas son la forma más común de cáncer o neoplasia maligna, siendo la leucemia linfoide la más frecuente, seguida por la leucemia mieloide aguda. La segunda causa son un grupo de tumores del sistema nervioso central y la tercera, los linfomas, que son cánceres que se derivan de los ganglios y de los vasos linfáticos.
La principal diferencia entre el cáncer infantil y el cáncer en adultos es la influencia de la exposición ambiental. En la gran mayoría de los niños, no hay causas asociadas, ni bases genéticas definidas, los tumores pediátricos ocurren generalmente en una población sana, mientras que en los adultos, malos hábitos como el tabaquismo o una dieta rica en grasa y factores hormonales predisponen a un mayor riesgo.
La brecha económica agrava la situación: en los países de ingresos altos, más del 80 % de los niños afectados de cáncer se curan, pero en muchos países de ingresos medianos y bajos, esta condición social es un factor de riesgo para la no respuesta oportuna al tratamiento oncológico o incluso para recaída.
Las estrategias para mejorar las cifras de mortalidad o para tener éxito en el tratamiento están estrechamente relacionadas con una detección temprana.
Villada Valencia, señala que «en el Hospital, el diagnóstico se realiza en un promedio de una semana. Incluso en pacientes con leucemias el diagnóstico e inicio del tratamiento puede tomar solo 2 o 3 días. Una vez confirmado el diagnóstico se procede a determinar la extensión de la enfermedad clasificando el tumor y definiendo un tratamiento acorde a esta clasificación. Determinada la estadificación, se procede a la clasificación de la enfermedad según el grado de extensión y la agresividad histológica del tumor, para luego definir un tratamiento lo más personalizado posible. Las terapias utilizadas están basadas en protocolos internacionales dirigidos por estudios aleatorizados previos que comprueban la eficacia en el tratamiento de un cáncer».
Añade que si bien la quimioterapia puede tener una actividad biológica y antitumoral muy efectiva, puede generar efectos secundarios sobre órganos, tejidos y células sanas de alto recambio, considerándose medicamentos de alta toxicidad. Además, debilitan el sistema inmune, lo que podría aumentar el riesgo de infecciones en los niños bajo tratamiento. El uso de terapia biológica, permite utilizar medicamentos con alta especificidad contra las células tumorales reduciendo los eventos adversos.
En pro de mejorar la calidad de vida y mitigar los efectos adversos, el Hospital cuenta con el centro de oncohematología pediátrica más grande de la ciudad, donde los niños con cáncer reciben el tratamiento integral y el soporte necesario para su cura. Con el fin de optimizar la oportunidad en la terapia, la institución brinda un apoyo especial para que las aseguradoras agilicen la autorización de los medicamentos antineoplásicos y se ha esforzado para incluir medicamentos de alto costo y otros biológicos como parte de nuevas tecnologías para obtener mejores desenlaces clínicos.
Villada destacó que el Hospital Infantil ya forma parte de las redes hospitalarias disponibles del país para participar en ensayos clínicos, los cuales son estudios altamente rigurosos que requieren un equipo altamente capacitado y articulado entre médicos y personal administrativo.
Algunos niños con cáncer en progresión o recaída, requieren un trasplante de médula ósea para lograr la cura. Es por eso que el hospital desde julio del 2024, inició el programa de trasplante de médula ósea pediátrico, a la fecha con muy buenos resultados, ofreciendo todo el tratamiento oncológico necesario para estos pacientes.
El cáncer infantil no solo afecta al paciente desde el punto de vista orgánico sino que también impacta su bienestar emocional y el de sus familias. Esta enfermedad implica cambios en las rutinas diarias y reduce el tiempo que los niños dedican a actividades como la educación, el juego y el esparcimiento, lo que, a largo plazo, puede convertirse en mayores desigualdades y en dificultades económicas, de acuerdo con la OPS. Las familias se movilizan en torno al paciente y son pieza fundamental en el acompañamiento constante que requiere el niño, tanto en el cuidado físico como emocional, esto también altera las dinámicas del día a día de la red de cuidadores.
El área de Trabajo Social del Hospital Infantil brinda un apoyo integral a los pacientes y familias que presentan condiciones vulnerables.
Las áreas de Psicología y Psiquiatría se enfocan en el acompañamiento a adolescentes que se enfrentan a un diagnóstico difícil y que requieren un apoyo especial durante varias fases del tratamiento.
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