MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 10    No. 110  NOVIEMBRE DEL AÑO 2007    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Candidatos de aquí y de allá son abanderados de prometer y pocas veces cumplir. Hace ya más de tres décadas se inició un proceso en donde la cobertura en salud se visualizaba como el gran logro. A estas alturas, en muchos lugares del mundo los monopolios tienen la capacidad de dictaminar cómo y cuándo se ofrecen servicios en salud. Esta es sólo una de las razones para que, más que en cantidad, se logre la meta en la calidad de atención en toda la población.
En un país como Estados Unidos, donde la gloria y el sueño se ven afectados por las contradictorias decisiones de unos cuantos, los políticos tienen en su agenda un tema prioritario llamado Plan de Salud; para los candidatos demócratas éste es un caballito de batalla dentro de su propia contienda electoral. Desde ya, los demócratas resaltan su enfoque en la atención y acceso a salud basado en programas públicos. Los republicanos por su parte, están más inclinados a crear cuentas de ahorros en salud y ofrecer oportunidades en el “mercado al ciudadano afiliado”, que ellos definen como consumidor.
Imagínese toda la población de nuestro país sin ningún aseguramiento o plan de salud, pues esto es lo que se vive hoy en Estados Unidos: 47 millones de personas están sin seguro médico. Es una realidad difícil de creer, pero si no se toma en serio, quizás en un mínimo de 2 años sobrepase las 50 millones de personas.
Para entrar en el tema presidencial, miremos como tres de los más representativos candidatos demócratas han hecho de la reforma en salud una prioridad en su campaña. Entre ellos, las similitudes no son casuales, pues el plan prioritario incluye acceso a salud de toda la población en esta nación, que sin lugar a dudas siempre espera ser ejemplo en muchos aspectos para el resto del mundo.
Los tres candidatos que lideran las elecciones y sus propuestas
De los 11 candidatos demócratas, 3 como senadores lideran las encuestas, y en ellos enfocaremos este análisis. Una de sus prioridades es que todos los ciudadanos tengan cobertura en salud, incluyendo a la población infantil.
La senadora Hillary Clinton buscará lo que bajo la administración de su esposo no se logró, cuando se planteó una reforma en salud considerada drástica en 1994, y que buscaba un sistema universal de salud. El plan sucumbió por las presiones de la industria de seguros médicos. Después de esta experiencia, Hillary sabrá utilizar todo su poder e inteligencia política para llevarlo a cabo bajo el nombre de Plan Americano de Opciones en Salud (The American Health Choices Plan). Al hacerlo público en septiembre pasado, dio su primer paso al dejarle claro al ciudadano que si está satisfecho, podrá continuar con los servicios de salud que tiene, pero también aclaró a aquellos que no están conformes o que no tienen ningún plan de salud, que bajo su mandato será una realidad la cobertura, calidad e igualdad
para todos los ciudadanos dentro del sistema de salud. Se plantea en su programa crear un fondo de US$3 billones anuales para que hospitales y médicos inviertan en información tecnológica (IT: information technology). A su vez, los médicos que trabajan en el sistema federal se deberán comprometer a implementar sistemas de información en salud basados en tecnología.
En seguros de salud, se requerirá a todas las compañías ofrecer cobertura a toda la población y crear una entidad donde se califiquen los planes de salud ofrecidos basándose en sus costos administrativos y calidad. También se exigirá a los seguros cubrir servicios de prevención recomendados por el Comité de servicios preventivos de Estados Unidos, y coordinar e iniciar estrategias para un fondo común de atención.
El Plan Clinton supone un ahorro en costos de US$120 billones o US$2.200 por familia, además de promover un tope en las demandas hacia médicos que admitan sus errores y un ofrecimiento de negociación en la conciliación con sus pacientes. El plan permite la importación de medicamentos y la libre competencia entre compañías productoras de medicamentos genéricos, en la búsqueda de promover la reducción de sus costos.
Por su parte, el candidato John Edwards promueve en su programa el uso de la tecnología en toda su extensión, desde la utilización de aparatos portátiles, y sistemas computarizados de pacientes, donde se facilita la efectividad y el uso de recursos para beneficio de la comunidad. Además promueve la utilización de órdenes médicas computarizadas y el uso de sistemas de correo electrónico entre médico y paciente. Al igual que Hillary Clinton, su programa plantea a las aseguradoras ofrecer cobertura a toda la población. El Plan Edwards a su vez, promueve el aporte obligatorio de los empleadores al Plan de salud de sus empleados.
En cuidado preventivo, su estrategia ofrece servicios sin ningún costo o a un costo mínimo, como parte de un fondo común proveniente de los planes de salud. En este mismo rango, incentiva la nutrición y otros aspectos de prevención para la diabetes y otras enfermedades crónicas.
Dentro de los candidatos demócratas con planes coherentes de salud está Barack Obama, quien representa una esperanza más para las minorías, pues su raza y discurso pueden ser sus grandes plataformas para ganar la contienda demócrata y luego lograr la presidencia, así muchos señalen su inexperiencia en estas lides.
Su plan sugiere invertir US$10 billones anuales por 5 años en sistemas de información tecnológica en salud, donde médicos y otros profesionales del sector sean tenidos en cuenta. Como reforma al sistema de aseguradoras en salud, su plan propone investigar y entablar una acción judicial cuando exista un monopolio de los servicios ofrecidos por las aseguradoras. Dentro de su propuesta se requiere que los seguros inviertan cierto porcentaje de sus ganancias en el cuidado de sus afiliados. El plan de Obama retiene el sistema de seguros privados, pero inyectaría un dinero adicional para ampliar su participación; asimismo, crearía una entidad para monitorear a las compañías de seguro de salud. Aquellas personas que no tengan dinero para pagar por el plan recibirían subsidios de acuerdo con sus ingresos, y virtualmente todas las empresas tendrían que compartir el costo de la atención en la salud de sus empleados. El programa de acción en cuidado preventivo incluye que las compañías aseguradoras cubran este tipo de servicios fundamentalmente guiados por la literatura médica basada en la evidencia.
El plan de Obama ahorraría al ciudadano promedio $US 2.500 dólares al año y garantizaría que todo el mundo estuviese cubierto. Este plan, igual que el de Clinton, permite importar medicamentos y la competencia entre compañías de medicamentos genéricos, para reducir sus costos. También prohíbe a compañías de seguros negar participación a personas que tengan o sufran de enfermedades pre-existentes.
Mientras esta guerra continúa, el ciudadano común también está a la espera de la reacción del partido republicano y sus candidatos, para entrar en el debate con sus propuestas dentro del sistema de salud norteamericano. Desde ya se vislumbran propuestas donde se hablará más del dinero ahorrado que de la población en sí. Por esto, muy pronto, el candidato de cualquier partido que se acerque más al capital humano, será el más escuchado y posiblemente el nuevo presidente de esta nación.
 
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