En un país como Estados
Unidos, donde la gloria y el sueño se ven afectados por
las contradictorias decisiones de unos cuantos, los políticos
tienen en su agenda un tema prioritario llamado Plan de Salud;
para los candidatos demócratas éste es un caballito
de batalla dentro de su propia contienda electoral. Desde ya,
los demócratas resaltan su enfoque en la atención
y acceso a salud basado en programas públicos. Los republicanos
por su parte, están más inclinados a crear cuentas
de ahorros en salud y ofrecer oportunidades en el mercado
al ciudadano afiliado, que ellos definen como consumidor.
Imagínese toda la población de nuestro país
sin ningún aseguramiento o plan de salud, pues esto es
lo que se vive hoy en Estados Unidos: 47 millones de personas
están sin seguro médico. Es una realidad difícil
de creer, pero si no se toma en serio, quizás en un mínimo
de 2 años sobrepase las 50 millones de personas.
Para entrar en el tema presidencial, miremos como tres de los
más representativos candidatos demócratas han
hecho de la reforma en salud una prioridad en su campaña.
Entre ellos, las similitudes no son casuales, pues el plan prioritario
incluye acceso a salud de toda la población en esta nación,
que sin lugar a dudas siempre espera ser ejemplo en muchos aspectos
para el resto del mundo.
Los tres candidatos que lideran las elecciones y sus propuestas
De los 11 candidatos demócratas, 3 como senadores lideran
las encuestas, y en ellos enfocaremos este análisis.
Una de sus prioridades es que todos los ciudadanos tengan cobertura
en salud, incluyendo a la población infantil.
La senadora Hillary Clinton buscará lo que bajo la administración
de su esposo no se logró, cuando se planteó una
reforma en salud considerada drástica en 1994, y que
buscaba un sistema universal de salud. El plan sucumbió
por las presiones de la industria de seguros médicos.
Después de esta experiencia, Hillary sabrá utilizar
todo su poder e inteligencia política para llevarlo a
cabo bajo el nombre de Plan Americano de Opciones en Salud (The
American Health Choices Plan). Al hacerlo público en
septiembre pasado, dio su primer paso al dejarle claro al ciudadano
que si está satisfecho, podrá continuar con los
servicios de salud que tiene, pero también aclaró
a aquellos que no están conformes o que no tienen ningún
plan de salud, que bajo su mandato será una realidad
la cobertura, calidad e igualdad
para todos los ciudadanos dentro del sistema de salud. Se plantea
en su programa crear un fondo de US$3 billones anuales para
que hospitales y médicos inviertan en información
tecnológica (IT: information technology). A su vez, los
médicos que trabajan en el sistema federal se deberán
comprometer a implementar sistemas de información en
salud basados en tecnología.
En seguros de salud, se requerirá a todas las compañías
ofrecer cobertura a toda la población y crear una entidad
donde se califiquen los planes de salud ofrecidos basándose
en sus costos administrativos y calidad. También se exigirá
a los seguros cubrir servicios de prevención recomendados
por el Comité de servicios preventivos de Estados Unidos,
y coordinar e iniciar estrategias para un fondo común
de atención.
El Plan Clinton supone un ahorro en costos de US$120 billones
o US$2.200 por familia, además de promover un tope en
las demandas hacia médicos que admitan sus errores y
un ofrecimiento de negociación en la conciliación
con sus pacientes. El plan permite la importación de
medicamentos y la libre competencia entre compañías
productoras de medicamentos genéricos, en la búsqueda
de promover la reducción de sus costos.
Por su parte, el candidato John Edwards promueve en su programa
el uso de la tecnología en toda su extensión,
desde la utilización de aparatos portátiles, y
sistemas computarizados de pacientes, donde se facilita la efectividad
y el uso de recursos para beneficio de la comunidad. Además
promueve la utilización de órdenes médicas
computarizadas y el uso de sistemas de correo electrónico
entre médico y paciente. Al igual que Hillary Clinton,
su programa plantea a las aseguradoras ofrecer cobertura a toda
la población. El Plan Edwards a su vez, promueve el aporte
obligatorio de los empleadores al Plan de salud de sus empleados.
En cuidado preventivo, su estrategia ofrece servicios sin ningún
costo o a un costo mínimo, como parte de un fondo común
proveniente de los planes de salud. En este mismo rango, incentiva
la nutrición y otros aspectos de prevención para
la diabetes y otras enfermedades crónicas.
Dentro de los candidatos demócratas con planes coherentes
de salud está Barack Obama, quien representa una esperanza
más para las minorías, pues su raza y discurso
pueden ser sus grandes plataformas para ganar la contienda demócrata
y luego lograr la presidencia, así muchos señalen
su inexperiencia en estas lides.
Su plan sugiere invertir US$10 billones anuales por 5 años
en sistemas de información tecnológica en salud,
donde médicos y otros profesionales del sector sean tenidos
en cuenta. Como reforma al sistema de aseguradoras en salud,
su plan propone investigar y entablar una acción judicial
cuando exista un monopolio de los servicios ofrecidos por las
aseguradoras. Dentro de su propuesta se requiere que los seguros
inviertan cierto porcentaje de sus ganancias en el cuidado de
sus afiliados. El plan de Obama retiene el sistema de seguros
privados, pero inyectaría un dinero adicional para ampliar
su participación; asimismo, crearía una entidad
para monitorear a las compañías de seguro de salud.
Aquellas personas que no tengan dinero para pagar por el plan
recibirían subsidios de acuerdo con sus ingresos, y virtualmente
todas las empresas tendrían que compartir el costo de
la atención en la salud de sus empleados. El programa
de acción en cuidado preventivo incluye que las compañías
aseguradoras cubran este tipo de servicios fundamentalmente
guiados por la literatura médica basada en la evidencia.
El plan de Obama ahorraría al ciudadano promedio $US
2.500 dólares al año y garantizaría que
todo el mundo estuviese cubierto. Este plan, igual que el de
Clinton, permite importar medicamentos y la competencia entre
compañías de medicamentos genéricos, para
reducir sus costos. También prohíbe a compañías
de seguros negar participación a personas que tengan
o sufran de enfermedades pre-existentes.
Mientras esta guerra continúa, el ciudadano común
también está a la espera de la reacción
del partido republicano y sus candidatos, para entrar en el
debate con sus propuestas dentro del sistema de salud norteamericano.
Desde ya se vislumbran propuestas donde se hablará más
del dinero ahorrado que de la población en sí.
Por esto, muy pronto, el candidato de cualquier partido que
se acerque más al capital humano, será el más
escuchado y posiblemente el nuevo presidente de esta nación. |