EDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 12    No. 146 NOVIEMBRE DELO 2010    ISSN 0124-4388    elpulso@elhospital.org.co

Fundado en Medellín, el 30 de julio de 1998. Director: Julio Ernesto Toro Restrepo. Comite Editorial: Juan Guillermo Maya Salinas, Alba Luz Arroyave, Jairo Humberto Restrepo, Javier Ignacio Muñoz y Gonzalo Medina. Dirección Comercial: Diana Cecilia Arbeláez. Editora: Olga Lucía Muñoz López. Asesoras comerciales: Amparo Abril Rojas y María Eugenia Botero. Web master: Santiago Ospina Gómez


Por habilidades,
competencias y posibilidades

Salud es un servicio, y como tal, prestado por personas que se formaron en diversas modalidades para prestar dicho servicio, desde la instrucción superior o técnica indicada. Por ello, por su carácter de servicio, la fuerza de trabajo es un elemento fundamental en la conformación del sistema de salud y el diseño e implementación de modelos de atención.
En Colombia, por recomendación de Harvard a través del Programa de Apoyo a la Reforma (PARS), 4 estudios pusieron de presente la situación y las necesidades del país en materia de recurso humano. A partir de esta información, se dieron pasos con miras a fortalecer tanto la formación como las condiciones de desempeño y el ejercicio en salud. Y consecuentemente con este propósito, el Ministerio de la Protección Social encargó al Cendex de la Javeriana un estudio sobre el balance, las competencias y prospectivas del recurso humano de la salud en Colombia, en el cual se advierte de un déficit de médicos generales y de especialistas en 2011, que se agudizaría en los 5 años siguientes.
El problema no es nuevo: ya en 1968 se hablaba de déficit en Colombia, con 4.3 médicos por 10.000 habitantes, cifra inferior al promedio de Latinoamérica de 5.8 médicos por 10.000 habitantes. En especialidades, por circunstancias de diversa índole, también el país ha padecido de años atrás la escasez de algunos tipos de profesionales (es notorio que en psiquiatras por ejemplo, Colombia en medio de un conflicto social permanente que golpea sin parar la salud mental de sus habitantes, se equipare con un país tan pobre como Haití, con menos de un psiquiatra por cada 100.000 habitantes).
Y para el caso de las enfermeras, en el año 2000 había 5,4 enfermeras por cada 10.000 habitantes, lo que nos ubicaba entre los 15 países que tienen menos de 10 enfermeras por 10.000 habitantes, cuando el promedio en Latinoamérica es de 30; los estándares mundiales hablan de una enfermera por cada 10 ó 12 pacientes, y en Colombia hay instituciones con hasta 25 pacientes por enfermera, lo que incide en disminución de calidad de la atención y aumenta el riesgo de muerte de los pacientes.
A una oferta educativa no planificada, sin inspección, vigilancia y control, se sumó además el deterioro de las condiciones laborales y salariales, lo que contribuyó a la desarticulación entre formación, desempeño y espacios de trabajo, y a un deterioro de su nivel de vida, que no corresponde con sus responsabilidades y el impacto social y en la salud. El ejercicio médico además está afectado por las regulaciones impuestas desde las EPS y el plan de beneficios, y la obligación de cumplir con actividades administrativas que demandan tiempo extra y disminuyen el tiempo de atención al paciente.
Por eso hoy más que nunca, urgen los correctivos a esta problemática. Desde todas las instancias se clama por una política pública laboral y de formación que consulte las necesidades de atención en salud en el país, que posibilite resultados en términos de salud de la población y bienestar del personal de salud que la atiende.
Se insiste además, en la intensificación de la formación, mejor red-distribución del talento humano en salud en el país, formalización del mercado laboral y aumento de la capacidad resolutiva del médico general ante la carga de enfermedad característica del país. Incluso desde instancias como la Defensoría del Pueblo, en su estudio sobre tutelas 2009, se insiste al Ministerio de la Protección Social que junto con el de Educación, adopte una política nacional que regule y garantice el recurso humano en salud en todo el territorio nacional, para garantizar una prestación oportuna y de calidad del servicio de salud.
Ascofame afirma que es la Universidad la entidad que debe solucionar los problemas identificados, conservando criterios de calidad: aumento de cupos bajo criterios que garanticen calidad de la docencia, escenarios de práctica y requerimientos científicos y tecnológicos para adelantar los programas; además, adelantar una redistribución planificada del recurso humano, otorgar incentivos adecuados y definir las competencias profesionales de formación entre los miembros de la comunidad académica y científica-médica, con fines de auto-regulación y auto-control, de auto-gobierno, como corresponde a una profesión, y no como si fuera un oficio u ocupación
Sigue entonces sobre la mesa, la necesidad de un debate nacional con altura, que le permita al país definir con claridad, cuáles son las habilidades, competencias y posibilidades del talento humano en salud en Colombia.

 




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