La constante insatisfacción de los usuarios por la
calidad en el servicio de salud, sumado a sus altos costos
y las dificultades de acceso, ha hecho que países en
los cinco continentes contemplen en menor o mayor medida una
reforma a sus sistemas de salud.La Organización Mundial
de la Salud -OMS-, publicó en 2007 y 2008 amplios informes
sobre la situación de los sistemas de salud en el mundo
y la urgencia de reformarlos con el objetivo de ser más
eficientes ante las necesidades actuales, pues de no hacerlo
podría convertirse en una amenaza para la estabilidad
social. Según el organismo mundial, las características
clave de un buen sistema deben estar encaminadas a mejorar
la salud de la población a la que sirven, defender
a la sociedad frente a lo que pone en peligro su salud, proveer
protección financiera a las personas con salud deteriorada,
garantizar un acceso equitativo y permitir la participación
de los ciudadanos en las decisiones que afecten su salud y
la de su sistema.
Para que esas condiciones se cumplan y al mismo tiempo se
garantice la eficiencia económica del sistema, los
gobiernos han intervenido con modificaciones legislativas.
En la actualidad, países como Estados Unidos, Rusia
y Francia experimentan cambios a sus sistemas de salud para
hacer frente a problemas distintos.
La reforma en Estados Unidos
Estados Unidos, el país que más gasta
en salud, afronta una reforma trascendental e histórica.
A pesar de tener un modelo casi el doble de costoso que el
promedio mundial, ha fallado en proveer a sus ciudadanos de
un sistema de salud eficiente, justo y accesible. Es el único
país industrializado que no ofrece un sistema de salud
universal: 48 millones de estadounidenses no tienen cobertura.
Los altos costos del seguro médico excluyen a personas
de estratos bajos que no pueden pagarlo; al mismo tiempo,
las facturas de los tratamientos son las causantes de la mitad
de las quiebras personales. La falta de énfasis en
la salud preventiva le cuesta al gobierno miles de millones
de dólares cada período.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha tenido que
defender la reforma de las críticas de varios sectores
que a lo largo de los años se han opuesto a los cambios
del modelo sanitario, como las aseguradoras que defienden
sus intereses económicos a través del respaldo
que cuentan entre los congresistas del Capitolio en Washington.
El tema, objetivo de numerosos presidentes, ha sido espinoso
por la cultura estadounidense, donde impera el sentido de
la independencia personal y la intervención del Estado
no se ve con buenos ojos.
La reforma, aprobada por la Cámara de Representantes
el 21 de marzo de este año, amplía la cobertura
a través de un seguro médico obligatorio para
ciudadanos y residentes legales, y excluye alrededor de 15
millones de indocumentados. Prohíbe a las aseguradoras
negar cobertura a pacientes que tengan alguna enfermedad preexistente
o expulsarlo al contraer una patología de larga duración.
Los padres podrían mantener en su cobertura a los hijos
hasta los 26 años. La reforma costaría US$940.000
millones de dólares en los próximos 10 años
y se prevé que hacia 2019 reducirá los gastos
del gobierno federal en $143,000 millones y en US$1.2 billones
para la siguiente década.
Para que entre en vigor la norma sólo hacen falta dos
trámites: que el Senado apruebe los cambios pactados
con la Cámara de Representantes sobre su propia propuesta
y que el presidente Obama firme la ley. Sin embargo, todo
el proceso se completará después de finalizado
el acto democrático del 2 de noviembre, donde se elegirán
435 escaños en la Cámara de Representantes de
los Estados Unidos y los 100 asientos en el Senado.
Rusia adelantará adecuaciones
físicas
Al otro lado del mundo Rusia vive sus propias dificultades.
Durante parte de su período comunista tuvo un excelente
sistema de salud que cubría a gran parte de la población
de manera gratuita. El paso de los años sumado al cambio
de modelo económico hizo que la salud de los rusos
entrara en descomposición. Hoy las tasas de mortalidad
son elevadas. Los hospitales no cuentan con la planta física
y los equipos técnicos adecuados para atender a una
población que envejece. Tampoco abundan los médicos,
pero si aumenta la cifra de quienes no pueden pagar por sus
tratamientos.
Este año el primer ministro ruso, Vladimir Putin, presentó
una propuesta para reestructurar en los próximos 5
años el sistema de salud. Con el objetivo de adecuar
la planta física de los establecimientos sanitarios,
construir nuevos hospitales y modernizar los equipos médicos,
se creará un fondo de reserva especial proveniente
del aumento del 2% de las cotizaciones. Para mejorar la calidad
de los servicios, el proyecto contempla un aumento de los
salarios de los médicos y la optimización en
la entrega de medicamentos y las citas en los equipos de diagnóstico.
Aumentar la tasa de natalidad para que crezca en un futuro
la base de cotizantes y mejorar la esperanza de vida de los
hombres que en la actualidad es menor a la de las mujeres
en 10 años, son los objetivos de fondo que busca conseguir
la reforma rusa de salud.
Francia, modelo en constante revisión
Francia, que posee uno de los mejores sistemas de
salud del mundo, no ha sido ajena a las reformas. El sistema
francés de salud, a través del seguro de enfermedad,
constituye un gran éxito, ya que ofrece un acceso amplio
e igualitario a la atención sanitaria y ha permitido
el desarrollo de un sistema sanitario tecnológicamente
avanzado con una buena calidad de atención sanitaria.
Las preocupaciones de los franceses radican en el alto costo
que les genera mantener el sistema de salud en épocas
de crisis económicas y recortes fiscales, pues acapara
recursos que podrían ir destinados a otras necesidades
sociales. Durante esta última década, Francia
ha adelantado transformaciones constantes para mantener funcionando
de forma eficiente su modelo de cubrimiento en salud.
Los problemas que ha tenido que enfrentar se han vuelto más
específicos y ha modificado el sistema de salud para
mejorar la atención de la enfermedad de Alzheimer,
disminuir la prescripción de medicamentos como analgésicos,
antidepresivos y tranquilizantes, al igual que el precio de
otros medicamentos y dispositivos médicos, y financiar
al cien por ciento la actividad de hospitales públicos
y establecimientos privados sin fines de lucro, con el objetivo
de asignar recursos a los centros más dinámicos.
Sin duda las reformas a los sistemas de salud se han convertido
en una necesidad y una obligación de los gobiernos
en todo el orbe. Cada país enfrenta sus propias dificultades
a la hora de garantizar la salud a sus ciudadanos. Lograr
el equilibrio entre eficiencia, calidad y costo del servicio,
es una tarea que es revisada de forma constante para garantizar
la prestación adecuada de los servicios sanitarios
al mayor número de personas posible.
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