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Cartagena de Indias:
200 años entre la historia
y la leyenda Hernando
Guzmán Paniagua Periodista - elpulso@elhospital.org.co
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Calle de La Mantilla
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Tras dos siglos de historia,
las calles y plazas de Cartagena de Indias siguen narrando
sortilegios, apariciones diabólicas y prodigios, en
una danza ritual de la crónica y la leyenda. Y en contravía
de la historia oficial de pergaminos y cédulas reales,
la comunidad de San Basilio de Palenque custodia la memoria
del primer territorio libre de América.
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Cartagena,
leyenda viviente
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La historia y la mitología
cartageneras marchan juntas. No hay calle ni sitio público
de Cartagena de Indias que no cuente alguna historia o leyenda.
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Dicen que en vísperas
de la terminación de la torre de la iglesia de Santo
Domingo, el Diablo se colgó de ella y la torció.
Al no poder derribarla, se zambulló en un pozo cercano,
clausurado luego por el sabor a azufre que tomaron sus aguas.
En la Calle de Nuestra Señora del Río, El
Maligno estorbaba el paso a los feligreses que iban a misa;
como los fieles se acostumbraron a esas travesuras, el Diablo
bloqueó la vía con enormes rocas que el capellán
apartó invocando a Dios. El Mal huyó en medio
de una horrible carcajada, aleteos y olor a azufre.
La Calle de la Sierpe debe su nombre a una gigantesca serpiente
de ojos fosforescentes que se arrastraba allí agitando
sus cascabeles, hasta que el alcalde Antonio de Viloria
trazó en el aire unas figuras mágicas aprendidas
en la isla de Santo Domingo y la bestia se transformó
en mujer. La hechicería de Viloria nunca fue castigada,
pero sí la bruja, quien pidió perdón
pero fue encarcelada por la Inquisición hasta 1614
y condenada a 200 azotes y destierro.
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El rey de España,
Carlos VI, abrumado por las altísimas cuentas en la construcción
de las murallas, quiso ver desde Europa con un catalejo la dimensión
de la obra. Al no lograrlo, se vino de incógnito a Cartagena
a inspeccionar con varios amigos, todos disfrazados de mujeres.
Nadie pudo identificar a las tales damas que pronto
se fueron y allí donde se alojaron quedó llamándose
Calle de las Damas.
En una casa de la Calle de Quero vivió Miguel Cuero,
quien cambió su apellido por Quero para borrar el apodo
de su madre: Cuero de gato curtido. Cuidando una
cuantiosa herencia, una noche oyó ruidos en su estancia,
y mientras contaba una a una sus piezas de oro, le cayó
encima la tapa del baúl y lo mató. Al tiempo,
hallaron el cadáver del avaro lleno de gusanos. Según
leyendas, a un hombre que pasó de noche fumando frente
a la casa, alguien le pidió lumbre desde el balcón
y luego una mano huesuda le arrebató el cigarro. Y un
antioqueño que se alojó en la mansión,
disparó seis tiros contra el fantasma, dispuesto a desalojarlo,
pero el espanto le devolvió las balas y el paisa terminó
en un manicomio. |
Calle de Quero
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En la Calle de Gastelbondo,
bajo el baluarte de Santo Domingo, salía un mohán
por las noches y no dejaba dormir con su estrépito en
el pozo de una casa, hasta que doña Dolores Pasco de
Vela ofreció a la Virgen fundar un colegio si erradicaba
al espectro; cumplido su deseo, fundó el Colegio del
Carmen en 1840. Dicen que a las doce de la noche siempre pasaba
por la Calle de Nuestra Señora del Carmen un coche de
fuego arrastrado por dos caballos y conducido por un cochero
de ojos chispeantes, que luego se metía en una casona
de la Calle de la Factoría. |
La historia y la mitología
cartageneras
marchan juntas. No hay calle ni sitio público
de Cartagena de Indias que no cuente
alguna historia o leyenda.
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Los vecinos de la
Calle de Ricaurte, así nombrada en honor del Héroe
de San Mateo, la noche que el General Mosquera derrotó
al general Juan José Flórez no pudieron dormir
por ruidos de choques de espadas y rompimiento de copas que
oyeron en una casa. A la mañana siguiente, sus moradores
negaron haber hecho algún bullicio, pero la señora
de la casa dijo haber soñado con una fiesta en casa del
general vencedor. |
Calle Nuestra Señora del Carmen
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La trágica
leyenda de la Calle de La Mantilla, refiere que el gobernador
de Cartagena, Juan Pérez de Guzmán, se enamoró
de María Encarnación, hija de Baltasar Soriano,
empleado de la Real Hacienda en 1658, la pidió en matrimonio
pero nunca se casó, y nombrado gobernador de Puerto Rico,
huyó dejando a María embarazada. La novia burlada
se ahorcó con la mantilla de seda que se ponía
para ir a misa. |
Más reciente
es la historia de la Calle de Tumbamuertos, asociada a la peste
de El Tablón (resfriado fuerte), que asoló
a Cartagena en 1876. Por el mal estado de la vía, al
pasar los vecinos del barrio San Diego para enterrar a sus muertos,
caían con todo y ataúd; desde entonces la calle
se conoció como allá donde tumban los muertos,
fatalidad atribuida a un duende. |
El
Diablo vs. La Virgen
Las leyendas de cultos satánicos van siempre
asociadas a la opresión del negro y al poder de la tenebrosa
Inquisición. Fray Alonso de la Cruz Paredes dijo que
se le apareció María Inmaculada en el Monasterio
de la Candelaria, cerca de Ráquira, sobre un trono de
nubes con arcángeles y serafines, a pedirle le construyera
una iglesia en la montaña más alta que viera al
llegar a la bahía de Cartagena. Al llegar al Cerro de
la Popa con el obispo y un grupo de españoles armados,
encontró un culto orgiástico de indígenas,
mestizos y esclavos negros escapados de sus amos, al diablo
Busiraco, encarnado en un Macho Cabrío llamado Urí,
en un templo oscuro y sin ventanas, como le gusta al Demonio.
Éste acudía sentado en una silla de fuego y bendecía
las joyas de oro que metían en una gran tinaja de agua,
al son de tambores, danzas, licor y tabaco, dice el historiador
Víctor Manuel Patiño. |
Calle de Las Damas
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Sus adoradores lo
besaban en la cola y lo limpiaban con tabaco; Fray Alonso, con
el poder de Dios, arrojó al Cabrón por el despeñadero
rompiéndole los huesos; se supone que lo que arrojó
fue una imagen de oro del Demonio. El Museo Eclesiástico
del convento de La Popa exhibe una talla en madera de la divinidad
satánica. Otros creen que el Salto del Cabrón
fue bautizado así por ser el sitio preferido por los
despechados de amor que se lanzaban al precipicio. Luis Andrea,
líder mulato cimarrón, fue ajusticiado salvajemente
por el culto diabólico. El diablo se vengó lanzando
huracanes en el Caribe, que frenaron por meses la construcción
del templo a la Santísima Virgen. Al fin, Busiraco fue
derrotado.
Pero el derrotado no era el Diablo sino el esclavo negro que
se levantaba contra sus amos, y el victorioso no era Dios ni
la Virgen, sino el poder colonial que se defendía con
la espada y la cruz; 200 años después, el trono
americano cambió de dueños. Su oro corrompe todo,
menos la conciencia histórica del negro afrocolombiano;
su única arma es la memoria cultural y su única
vocación, la libertad. |
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San Basilio de Palenque:
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primer territorio libre de América
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Por
su riqueza cultural y social, la Unesco declaró a la
comunidad de San Basilio de Palenque como Obra Maestra
del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, pero
su acueducto apenas funciona 1 ó 2 horas cada dos o tres
días, sus gentes cargan agua en timbos desde corregimientos
vecinos y la luz eléctrica es deficiente.
Domingo o Benkos Biohó, rey africano secuestrado con
su familia por los tratantes de esclavos, se fuga en Cartagena
en 1600, y con 37 hombres y mujeres esclavos sublevados, conocidos
como cimarrones, funda el palenque. Éstos en la época
colonial eran unas "empalizadas autónomas, ubicadas
en sitios de difícil acceso y con características
inhóspitas". Allí el tambor, además
de ser elemento ritual, servía para avisar cuando venían
los españoles y poder esconderse los negros. Con su lucha,
Benkos Biohó se anticipó varios siglos a todos
los próceres de la independencia americana, lo mismo
que a Luther King, Nelson Mandela y demás líderes
de negritudes. |
Benkos
Biohó, héroe de la libertad
El Rey se fortificó en el Arcabuco y en Ciénaga
de Matuna, al sur de la villa de Tolú, donde venció
en varias batallas a los españoles. Desde el Palenque,
enfrentó las autoridades peninsulares de Cartagena, Tolú,
Mompox y Tenerife, y asaltó sus haciendas. Orientó
la economía de guerra hacia la autosuficiencia, la óptima
alimentación, la agricultura, la cría de ganado
vacuno, la caza y la producción de cera y miel de abejas.
El Rey, terrible con los soldados esclavistas, en su reino era
el padre conciliador que resolvía los conflictos internos,
ayudando hasta a distribuir las escasas mujeres entre el sinnúmero
de hombres. |
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Biohó
fue ahorcado en la plaza pública de Cartagena de Indias
el 16 de marzo de 1621, por orden del gobernador García
Girón, quien lo describió como un negro belicoso
y valiente, que con "sus embustes y encantos se llevaba
tras de sí a todas las naciones de Guinea que había
en esta ciudad".
El escritor con seudónimo Dr. Arcos, narra
una leyenda que conjuga esta odisea bélica con una traición
por amor. Dice que tras el secuestro del rey africano Benkos
Biohó, con su esposa Wiwa y sus hijos, el príncipe
Sando y la princesa Orika de 18 años, su primer amo blanco
es Don Alonso de Campos en Cartagena. Orika se enamora locamente
de su hijo Francisco, pacificador de indios, sus
ojos languidecieron de amor, sus labios se tornaron tristes....
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La
resistencia armada cimarrona se atrinchera tras palizadas con
arcabuces y flechas, el Rey reparte tierras entre los insurrectos
y vence en varios combates a los españoles. En uno de
ellos es herido Francisco de Campos y apresado. La reina Wiwa
y su hija, suplican a Biohó que las deje atenderlo. Crecida
la pasión, una noche la muchacha musita a Don Francisco
de Campos: "Amo mío, eres libre", y él
contesta: "No puedo creerlo, primero está el odio
de tu padre a nuestra raza... Benkos-Biohó no te perdonaría
jamás". Los guerreros cimarrones dan alcance a los
amantes fugitivos; Francisco, herido de un tiro, muere en los
brazos de Orika bajo un árbol frondoso. Sometida la princesa
al ritual de la verdad, el brujo le dice: "Bebe la poción
divina", el efecto del brebaje de habas de calabar dirá
si Orika es culpable o no de traición, en medio de tambores,
cantos y danzas. La joven heredera expira mientras la asamblea
grita: "¡Culpada!, ¡culpada!". |
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La
profesora Moraima Simarra, cantante e instructora de coreografía
en Palenque, expresa: "Aquí a todo le ponemos música:
si estamos pilando, se hace música; cuando se está
trabajando en el campo, se hace música.... Y el
antropólogo Jesús Natividad Pérez, anota
que los funerales ayudan a los muertos a irse y a los
vivos a consolarse. "Las alegres ambulancias",
grupo musical de viejecitas, recrea a las plañideras
en los funerales.
Por eso, San Basilio de Palenque es más que el recuerdo
de una liberación frustrada, un ecosistema cultural vivo
que nutre a diario su memoria histórica con un caudal
de aires musicales que reviven la epopeya afrocolombiana: mapalé,
danza frenética que celebra la libertad; bullerengue,
danza cadenciosa que expresa el tránsito de la vida a
la muerte; lumbalú, Púyala, Son Palenquero, Chalusonga,
Champeta, y otros aires; danzas como Entrompao, Paraíto,
Paseo o Encloche a lo Palenquero. El Festival de Tambores y
Expresiones Culturales valoriza y difunde estos activos.
La lengua palenquera, fusión de elementos lingûísticos
europeos y africanos del grupo Bantú, que en principio
permitió entenderse a cimarrones africanos y criollos
que hablaban lenguas distintas, hoy es rasgo de identidad. Lo
mágico-religioso es un vínculo con la cultura
ancestral y con los dioses africanos. La medicina tradicional
de Palenque conjuga lo somático y lo espiritual en la
afección del cuerpo, usando plantas como verbena, toronjil,
matarratón, yerbabuena, escobilla, orégano, cascarilla,
la capitana, anamú, eucalipto, achiote, guanábana,
almendra, tabaco, árnica, etc., y un complejo ritual
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¿Kómo
ce dise?
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Perdonen
la vaceada
Hablar bien implica, entre
otras cosas, tener un manejo correcto de los verbos. Entre
los terribles barbarismos de uso cotidiano, están los
verbos vaciar, negociar y templar, todos regulares; los irregulares
son los malos hablantes. Empiezo con vaciar: ¿Oyeron
bien? VACIAR, no se dice vacear. Así pues,
que se acabó ese bárbaro yo vaceo el agua,
vacéeme el chocolate en la taza. El problema
es que hay dos corrientes equivocadas, a propósito
de vaciar: una inculta, los que dicen vaceo, vamos a vacear,
y otra supuestamente culta, los que dicen yo vacio.
Pues ambas son incorrectas, no es vaceo ni tampoco
vacio: se dice YO VACÍO, TU VACÍAS,
con tilde en la í, formando un hiato, no un diptongo;
sí, por raro que les suene. Porque el verbo vaciar
se conjuga como enviar, y nadie dice enveo, ni
tampoco envio, sino envío.
Tampoco se dice yo negoceo, sino yo negocio,
porque el verbo negociar se conjuga como anunciar
y nadie dice yo anunceo. Y el verbo templar es
completamente regular: así que no más yo tiemplo
el lazo, tiémplele la rienda al caballo.
Nada: yo templo, tu templas, templé, templaremos, etc.
Y perdonen la vaceada.
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